Capítulo 3 Arrastrando

Arrastrando

Volvió a California con el corazón aún mas roto que antes. Su amada Valentina ya no sería suya. La había perdido..

Su tardanza fue la razón. Se había equivocado otra vez..

¿Adónde fuiste Ed? -- le pregunto su hermana.

¡Eso no importa! -- le respondió y dándole la espalda entró a su cuarto y cerró la puerta con seguro. Asegurándose de que nadie lo molestara..

Señor.. ayúdame.. ¡esto duele mucho! - las lágrimas del joven muchacho se confundian con el agua de la ducha, no quería que nadie lo escuchara llorar..

Amaba a Valentina y sabía que la había perdido. Y eso superaba sus fuerzas..

Una promesa de niños vino a sus recuerdos causándole un dolor indescriptible..

Cuando yo sea grande Valentina me voy a casar contigo y voy a construir una casa muy grande para los dos..

-- A sus cinco años, la pelirroja de trenzas ya le había robado el corazón..

Amigos, porque sus padres no entenderían que a sus cinco años ya se habían prometido casarse..

Le dió un beso en la mejilla y ella se había sonrojado y sus ojos verdes tan bonitos lo habían hecho besarlos..

Me gustan mucho tus ojos Valentina - le decía muy a menudo. Amigos, rodeados de amigos, que no veían nada extraño. Ciegos, que no veían su fidelidad mutua. Nadie en la vida de la linda pelirroja y nadie en la vida de él..

Cuando llegaron sus quince años y su fiesta de cumpleaños estaba llena de risas él y ella salieron al jardín y en un arrebato él le robó un beso. Un beso que ella le correspondió, un beso que dió inició a un noviazgo secreto..

Cuantas veces se iban solos a caminar solo para besarse sin que nadie los viera. Fueron dos años y un poco más saliendo de forma disimulada para verse. Él siempre le pedía un momento a solas para abrazarla y decirle que la quería..

Le robaba besos o la abrazaba de forma disimulada aún ante sus amigos y ninguno intuyó nunca que cuando la tomaba de la mano, era el hombre, no el amigo, que la separaba para él y no le gustaba que otro estuviera cerca de ella..

Que se moría de celos cada vez que la veía reirse con el del piano en la iglesia. Que le desagradaba..

Era un hombre bueno, pero temia que él se la quitara. Valentina era muy bonita y veía a otros mirarla y eso lo ponía celoso..

Algo que a Valentina le divertía y hacía que algunas veces le dijera al oído: ¡Te quiero Edmund!

Había perdido a la mujer que él siempre quiso. Por prometerle algo, que después dudo en cumplir..

Era verdad que era muy joven. Pero también era cierto que su corazón desde muy niño tenía como dueña a Valentina Lasiter..

La mujer que fue a buscar y no encontró. Y aún peor no volvería en tres años.. la había herido profundamente, y por eso ella se había ido..

Sus padres se enteraron de que él había vuelto y molestos al imaginar dónde habia ido, se disponían a dejarle en claro su error..

Se había ido de la universidad y faltado a sus clases para viajar a buscarla y había regresado y se había encerrado en su cuarto..

Esperaron que saliera, pero Edmund no salió a cenar. Esperaron hablar con él en el desayuno y él se había marchado a la universidad..

Sus padres se sintieron satisfechos al saber que había vuelto y que lo había hecho solo..

Pensaban que la olvidaría y que encontraría el amor en otra chica muy pronto..

Pero su hijo no venía a su casa, se quedaba con un amigo o en la universidad. Hablaba lo mínimo con ellos y no respondía las llamadas de sus antiguos amigos..

Edmund Miller quería olvidarlo todo..