Miro hacia el cielo oscuro. Hoy también parece estar en un momento triste. Llueve mucho y llueve mucho. Aprieto el abrigo contra mi cuerpo y respiro hondo.
"Siempre cauteloso", escucho a Taylor comentar detrás de mí.
Abro el paraguas y es tan pequeño que apenas nos cabe a los dos. Entonces, para no empaparnos, caminamos muy cerca uno del otro. Tan unidos que parecemos la misma pareja de siempre.
Lo admiro tratando de detener un taxi, pero es
casi inútil Todo abarrotado. Con esta lluvia será difícil encontrar uno sin pasajero, pero me sigue gustando este cuidado.
- Debería haber llamado a un Uber.
- Verdad.
"¿Quieres que te lleve?" mi coche es
cerca.
"No," lo niego rápidamente. Yo sé y él sabe que cuando acepte su viaje, será el primer paso para recuperarnos. Entonces llamo a Uber.
Taylor, incluso visiblemente molesto, está de acuerdo con un leve asentimiento.
Volvemos a la oficina, tomo mi
celular dentro de mi bolso y trato de encontrar uno lo más cerca posible, pero todos tienen más de cuarenta minutos.
"Deja de ser terco, acepta mi
monta, estamos mojados y...
- ¿Ya no trabajas hoy?
- Todavía trabajo, pero puedo tomar un poco
minutos para dejarte en casa.
- Todo bien. - Todavía me rindo
que sepas dónde va a terminar esto y lo que significa. A lo mejor Bea tiene razón y estoy sufriendo por nada.
Taylor me mira entre sorprendida y feliz. También sabe que ha logrado muchas victorias hoy y acepta cada derrota con satisfacción.
***
El viaje a mi departamento fue largo y silencioso, como si tuviéramos miedo de pelear en el camino y luego no recaer. Jugueteo con mis manos nerviosamente cuando finalmente entra a mi edificio.
Bajo las escaleras sin decir una palabra, pero lo siento observando cada uno de mis movimientos, siguiéndome de cerca hasta el ascensor. Mi respiración se suspende, sintiendo que es mi primera vez.
Como de camino a casa, entro en mi apartamento sin decir nada, sin siquiera mirar atrás. Quiero perderme en sus brazos y matar mi orgullo junto con mi anhelo por él.
Quiero su boca y su olor de nuevo en mi piel, en mi cama. Quiero oírlo llamarme Sab mañana por la mañana con los ojos todavía cerrados y el mal aliento. Quiero recuperar nuestra complicidad, aunque sea un poco rota.
¿Quieres una toalla? – pregunto, todavía nerviosa con su presencia.
"Más tarde", responde, abrazándome por detrás. Huele mi cuello tirando mi cabello mojado a un lado. "Ahora solo te quiero a ti.