Diario de un guía blanco
img img Diario de un guía blanco img Capítulo 4 Una triste despedida
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Capítulo 6 Las puertas de la segunda vida img
Capítulo 7 Mi primer protegido img
Capítulo 8 Uniendo lazos img
Capítulo 9 De regreso al cielo img
Capítulo 10 Enemigos img
Capítulo 11 Como en el Ajedrez, aprende a mover tus puedas para ganar img
Capítulo 12 Un cordero perdido img
Capítulo 13 Enfrentando al enemigo img
Capítulo 14 Abuelos img
Capítulo 15 De regreso al juego img
Capítulo 16 No lo hagas Leah img
Capítulo 17 Un amigo para Leah img
Capítulo 18 Cena con los nonos img
Capítulo 19 Kung fu img
Capítulo 20 Quién esté libre de pecado que arroje la primera piedra img
Capítulo 21 ¡ Hola hermano! img
Capítulo 22 Giró inesperado img
Capítulo 23 ¡No dejaré que pasé img
Capítulo 24 CONSECUENCIAS img
Capítulo 25 DEGRADACIÓN img
Capítulo 26 Mélodi img
Capítulo 27 Hermanas separadas img
Capítulo 28 Realidad img
Capítulo 29 ¡HOLA¡ ME LLAMO LEO img
Capítulo 30 Guardaespaldas img
Capítulo 31 Un enemigo en casa img
Capítulo 32 Como un sueño img
Capítulo 33 Manifiesto img
Capítulo 34 Reencuentro img
Capítulo 35 Historia de amor img
Capítulo 36 Cielo en guerra img
Capítulo 37 Aetos el arcángel guerrero img
Capítulo 38 El final de una historia y el comienzo img
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Capítulo 4 Una triste despedida

Cuando desperté una luz blanca cegó mis ojos, cuando se pudieron adaptar me vi rodeado de personas de capas blancas con capuchas y otras de color dorado, sus facciones eran perfectas, hombres y mujeres tan apuestos, que seguramente todos ganarían algún concurso de belleza

-Leo, bienvenido seas, hemos visto lo que has hecho y..

- ¿Quiénes son ustedes y donde estoy?

--Estas muerto leo y este lugar es el cielo

- eso no puede ser verdad yo... yo...

- salvaste la vida de muchos de tus compañeros de combate, esa granada hubiera matado a todos los que se encontraban abajo - lo decía con tal tranquilidad y con tanto amor, aquella persona con vestimenta dorada, que de cierto modo me hacía sentir orgulloso y especial

-si de verdad estoy muerto y este lugar es el cielo ¿Por qué ustedes no tienen alas?

- los arcángeles son los que tienen alas, pero ellos se encuentran cuidando a las personas en la segunda vida- Aunque me sentía confundido aquella persona me transmitía un aura de paz y tranquilidad como si nada malo fuera a pasar- nosotros no tenemos alas por qué tenemos poderes inimaginables somos ángeles ancestrales, Ángeles creados desde el inicio de los tiempos, nosotros fuimos testigos de la creación del universo, la tierra y la vida que habita en ella, nos llaman LOS ANCESTROS, estamos cargo de la vida en el la tierra.

- ya, ¿Dijo segunda vida?, Si hay segunda vida ¿Por qué yo no estoy haya?

- que bueno que hiciste esa pregunta Leo, por tus acciones nobles y desinteresadas al salvar las vidas de tantas personas queremos ofrecerte ser un guía blanco

-¿ Guía blanco?, ¿Será como una especie de ángel de la guarda?

- no Leo, un ángel de la guarda es un ángel que cuida y proteja a una persona desde que nace hasta que muere, un guía blanco es un ángel protector, ayuda a las personas en momentos difíciles- me miró fijamente, puso la mano en mi hombro diciendo- pero luego hablaremos de el trabajo que aras, creo que será conveniente que bajes a despedirte de tu familia, el ángel Daniel te acompañará, por qué después ya no podrás volver a verla.

Esas palabras me rompieron el corazón, seguía sin creer mi muerte, no es que muriera a diario o que supiera mucho de muertes, pero en aquel lugar viéndome entero, aún con mi uniforme militar, no me sentía muerto, siempre pensé que cuando una persona moría sabía que estaba muerto por qué veías tu cuerpo en el piso y te volvías un fantasma eterno.

-Leo ¿Nos vamos?

Esa voz me saco de mis pensamientos, el ángel Daniel me extendió la mano, pensaba que al llegar a casa mi madre me miraría y me diría ¡Hey, es una broma! Y todo volvería a la normalidad, iría a apadrinar a la hija de John, regresaría al colegio militar, tal vez encontraría por fin a mi chica especial, me casaría con ella, tendría hijos, los vería crecer y moriría feliz en mi cama.

-Leo ¿ Listo o no?

-Si claro – tome su mano rogando al cielo que lo que estaba pensando fuera cierto

Cómo si cambiarán de escenario, en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos en el cuarto de mi madre; en ese momento sentí como si me hubieran vaciado una cubeta de agua fría supe que el hecho de que estaba muerto fue real, mi madre dormía en la cama vestida de negro con una foto mía abrazando, me rompió el corazón

- Leo, tienes que tocar su cabeza para poder entrar en su sueños y despedirte de ella

- ¿ Y cómo saldré de su sueño?

-Solo cierras los ojos y volverás a estar a fuera así lo hice, toque su cabeza y como si una fuerza me absorbiera entre a sus sueños, mi madre estaba ahí llorando frente a un ataúd con una fotografía con mi rostro

-¿madre?

-¡Leo! Mi niño hermoso- corrió a abrazarme- no sabes que horrible pesadilla tuve, soñé que me decían que habías muerto en combate.

- mama, no fue un sueño, en realidad he muerto, solo vine a despedirme

- no mi vida, no me digas eso, se supone que tú eras quien tendría que enterrarme a mi, no al revés.

- mamá, prométeme que aras lo que habíamos hablado, que buscaras una persona quien esté a tu lado y te haga feliz, porfavor, me iré en paz si la promesa sale de tus labios

- si mi niño lo que quieras, te prometo todo lo que quieras, pero no te vayas, quédate conmigo. - mami te prometo, no se cómo, pero prometo venir a verte siempre, no olvides que te amo y no olvides cumplir tu promesa

- leo mi vida...- cerré mis hijos para poder salir, no podía seguir ni un minuto más con ella, el corazón se me desgarraba por dentro, fue la cosa más difícil en toda mi vida, despedirme de las personas que amaba, que no volvería a ver jamás, la despedida con los abuelos fue igual de dolorosa, hacer saber al abuelo Andreu que lo que me pasó no fue culpa suya, que era mi destino y que pronto nos veríamos, con el corazón roto y los sentimiento a flor de piel di una íntima mirada a la que fue mi casa, a la que fue mi familia, tome la mano de Daniel y le dije que estaba listo para volver, aunque dentro de mi sabía que nunca estaría listo para desprenderme de mi familia.

            
            

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