1.
El comienzo.
- ¿Prometes recordar todo esto?
-Te lo prometo. -Dice para luego darme un beso.
Me encuentro en la oscuridad de mi habitación, llorando en silencio mientras miro todos esos recuerdos pasar por mi cabeza como si fuese una película, era imposible evitarlo, porque a estas horas de la madrugada mi mente me recordaba lo feliz que fui mientras Yanni estuvo conmigo y que tanto mis planes a futuro con él como mi inocencia había desaparecido para siempre y que por más que lo intentase yo no volvería a ser la misma.
Aunque había pasado mucho tiempo de los momentos mágicos que había tenido al lado de ese chico que me hizo sentir millones de emociones lo seguía recordando todo demasiado bien, y es que no todos los días conoces a una persona que te haga sentir que vuelas por los cielos, lastimosamente llegue tan alto que cuando la gravedad regresó la caída fue dolorosa. Aún nos podía ver en esa pequeña pero brillante ciudad, caminando por sus frías pero no deshabitadas calles, tomados de la mano mientras que en algún modo de código secreto presionó su mano tres veces para decir "Te quiero" él también hizo lo mismo para luego mirarme con una sonrisa.
Por un momento fui esa pequeña chica que usó sus nikes rojas, las cuales me quedaban un poco grandes, pero eso no me importaba porque me sentía cómoda.
Por primera vez me sentí en casa.
Mientras caminaba hacia la cafetería donde me encontraría con Yanni pensaba en las cosas que podían salir mal ¿Y si no llega? ¿Y si mi físico no le atrae? ¿Y si piensa que no soy interesante? Intentaba no ser pesimista y en realidad había estado evitando esos pensamientos negativos desde el momento que decidimos que nos íbamos a conocer en persona, pero ahora estando en el momento era imposible bloquear esas inseguridades.
Quedó de pie frente a dicho lugar donde de la nada Yanni apareció, sin darme tiempo para calmar mis nervios o tomar respiración, me miraba detenidamente con una sonrisa tan brillante como el sol, sus ojos verdes se veían más claros de lo que ya eran cuando éstos daban con la luz; era un hermoso espectáculo para mi vista.
Intento verse segura de mi misma, no quería ser tímida como solía serlo casi todo el tiempo porque no quería que eso lo arruinara todo por ser reservada.
Su ropa era informal, no me molestaba pero... ¿no iríamos primero a una cafetería? Él llevaba una camisa un poco holgada con unos short, además de unas nikes rojas que por cierto eran increíbles. No me molestaba en lo absoluto, me fascinaban los cambios de planes. Él me mira de pies a cabeza como si me estuviera inspeccionando, luego solo centra su mirada en la mía y sonríe, así igualmente recibiendo una cálida sonrisa de mi parte. No podía explicar las emociones que sentía en ese momento, después de semanas, y semanas hablando a través de una pantalla al fin lo veía.
Jalo mis tirantes así llamando la atención.
-Perdón por mi atuendo, pensé que primero iríamos a tomar un café.
-Iremos a un lago que queda por aquí. -Sonríe. -Te ves bien, me gusta tu ropa.
Seguramente me ruborice, fueron palabras sinceras o al menos así se sintieron.
Llevé mi mirada hacia mis zapatillas negras al no poder sostener más la mirada, era imposible cuando él me observaba como si fuera algo brillante que llamaba por completo su atención. Era raro pero me sentía como una pequeña niña a su lado; tímida y ruborizada con cada palabra bonita que dejaba salir sin esfuerzo, decía lo que sentía y eso era algo lindo de lo que parecía caracterizarlo. Después de caminar en silencio por unos minutos, acompañados del ruido de las personas que nos rodeaban, él se detiene así que hago lo mismo para llevar mi mirada hacia él con un poco de confusión.
¡Dios! Estaba siendo reservada, no lo quería ser,
pero no sabía que podía decir.
Yanni me comenta que a pesar de ser francés podía entender el idioma español, lo había estado practicando desde hace un par de años atrás, así que si se me dificulta comunicarme con él, en el idioma principal con el que nos habíamos estado hablando que era el inglés, podía hablar en español pero no tan rápido debido que aún no era un máster en la lengua.
Nuestro destino principal era un lago que quedaba un poco distante de toda la multitud, nunca visité ese lugar pero al parecer el chico francés había estado ahí mucho antes. Antes de ir a ese sitio Yanni me llevó a un supermercado donde iría a comprar un pan, río como un niño cuando dijo algo como -Soy francés, por eso me gusta el pan- cuando estábamos por cruzar la puerta para entrar un señor más alto que nosotros dos sostuvo la puerta por nosotros pero le dijimos que entrará primero así que lo hizo diciendo un amable «Gracias» luego Yanni fue el que sostuvo la puerta para que yo entrará, quizás él no lo sabía pero había sido lindo de su parte.
Quedamos de pie frente a un estante que contenía una variedad de pan, él intentaba escoger aquel que se viera más fresco, hablaba sobre la calidad que se veía a simple vista aún cuando para mí todos eran iguales, yo nada más estaba ahí a su lado, solo disfrutando de su compañía.
Después de comprar el pan fuimos a otro local a buscar mermelada de piña para acompañar el pan, él me preguntó si la marca de la mermelada que sostenía en sus manos era buena, solamente asentí para luego aclarar su duda al asegurarle que el sabor le iba a gustar. Él dudó por un momento pero luego accedió a llevársela. Podía ver como todos nos miraban como si se sintieran felices por nosotros, ellos sabían que estábamos pasando un buen momento, y la chica a la cual le pregunté por él pasillo en el que se encontraba dicho producto mencionado con anterioridad, podía ver en mí lo feliz que estaba al lado de él.
Era un nuevo comienzo, y se sentía bien.
Caminando hacia el lago Yanni me comenta a los lugares antes que había ido antes de quedarse por unos meses en esta antigua ciudad; donde la economía dependía de las personas internacionales que llegaban por el turismo que este lugar les podía ofrecer. Él hablaba con cariño de esta zona, asegurando que la única razón por la cual se quedaría dos meses aquí es porque se enamoró del país. Guarda silencio por un momento para luego preguntarme a qué me dedicaba, empiezo hablando de una parte pequeña de mi vida donde le digo que estudiaba geología en la universidad que quedaba en la capital, él muestra sorpresa para luego decir -Genial-
Capturaba cada cosa que nos rodeaban, sin intención de hacerlo, supongo que mi cerebro iba a guardar este momento como algo que me llenaría de felicidad un tiempo más adelante... La brisa era fresca, miraba con rapidez el lugar donde se posicionaba sol, que aunque era brillante no era ardiente.
Lo pequeña que me sentía a su lado, pero sobre todo, capturaba cada expresión facial de Yanni, como reía, como sonreía, como entrecerraba sus ojos verdes cuando el sol los iluminaba, sabía que lo iba a recordar todo porque en este momento me sentía feliz.
Estábamos ahí, de pie frente a un lago que parecía haber sido creado por algún pintor reconocido debido a que, era un maravilloso paisaje. Yanni sacó de su mochila una toalla azul para luego extenderla en el suelo, claramente él venía más preparado que mi persona. Yo solamente había traído una botella de refresco que había comprado minutos antes en el supermercado, además de mi celular que estaba a punto de descargarse.
Hice a levantarme para acercarme al lago, pero caí al suelo por culpa de mis rodillas que dejaron de funcionar inesperadamente, mis manos me salvaron de que mi rostro impactará contra el suelo pero mis manos habían quedado cubiertas de polvo.
Yanni sacó una botella con agua de su mochila.
-Junta tus manos. -Me pide el francés amablemente, con una sonrisa que iluminaba su rostro. Sin hacerlo esperar lo hago. Él empieza a humedecer mis manos con el agua para que queden limpias otra vez, seguido acto se quita su camisa para secarlas. -Listo, bebé.
Mis mejillas se debieron de poner rojas en el momento que una sonrisa que era imposible evitar se formará en mi rostro.
- ¿Me llamaste bebé?
-Si... -Dice él alargando la palabra. - ¿Por qué?
Entrecierra sus ojos mirándome con seriedad.
-No por nada. -Hago una pausa. -Está bien, es lindo.
Cuando creía que él no podía hacer algo lindo por mí, coloca su gorra blanca de la marca en mi cabeza para así cubrir mi rostro del sol.
De regreso al infierno.
21:22
Me encuentro sentada frente a la ventana de mi habitación siendo acompañada con un vacío dentro de mí mientras miraba imaginariamente todas las promesas rotas en el frío suelo, me dolía como él parecía no recordar nada de lo que pasó esa noche -Prometo Recordarlo para toda la vida, Summer- No podía llorar más porque de tanta lluvia había llegado la sequía, y con la sequía todo iba muriendo. Todas las piezas intentaban unirse pero cuando estaban por encajar perfectamente unas partes resultaban no coincidir y el proceso volvía.
Esos recuerdos pasaban como un bucle en mi cabeza, porque había guardado cada hasta lo más insignificante: su sonrisa, las fotografías mientras estábamos sentados en la cama ebrios. Creí que era algo que iba a contar en alguna reunión familiar con él a mi lado, todo iba bien hasta un punto que creí en un futuro con todas mis fuerzas y me aferre a ello, ahora me culpo de eso, porque no pude detenerme una vez que mis emociones se fueron de 0 a 100 kilómetros por hora.
Yanni ahora se encontraba fuera de la ciudad con una chica que era seis años más grande que mí, la presume en sus estados de instagram y parece pasarla bien. Yo fui un secreto, y solo podía preguntarme ¿Por qué?
Ahora solo me ahogaba en un mar de desilusión, donde las olas de tristeza intensamente me golpeaban cada vez más fuerte.
No estaba ni cerca de sentirme bien. El dolor en mi pecho era real. Todo ese me había marcado profundamente porque había entregado todo de mí para que fuese perfecto pero es difícil alcanzar la perfección. Mi corazón había terminado quebrado en miles de piezas que intentaban volver a su lugar pero no puedes terminar de armar un puzzle cuando pierdes partes, quedará un espacio vacío y no se verá bien.
Yanni se mostraba lo suficientemente feliz como para recordarme a mí 9 en el dolor que me pudo causar al sacarme de las vías sin previo aviso. Dudaba que ahora él estando visitando lugares con esa nueva chica pensara al menos por un minuto en todo el tema que nos unía. Solo esperaba una disculpa que probablemente nunca iba a llegar porque se había desentendido de todo, dejándome la responsabilidad a mí de todo lo que nos llevó a un final.
Juro nunca olvidar el tiempo que pasamos juntos, que siempre lo recordaría.
Ahora se ve indiferente al tema, como si nunca hubiese sucedido, pero yo no...
Yo lo recuerdo todo.