Durante exactamente 117 años, 9 meses, 11 días y 17 horas. Una vez terminado el trabajo, el hombrecito salió al jardín trasero de la mansión, donde el doctor Inchausti mostraba a su joven mujer y a su pequeño hijo los árboles que había echo plantar. Hombrecito de blanco interumpió la charla del doctor y su mujer con su acostumbrada irreverencia. - no se va a romper; pero si se llegará a romper, que no va a ocurrir,
claro; pero si llegara a ocurrir, en la improbable eventualidad de que se rompiera
, Aunque le repito que es casi imposible que suceda, no llame a ninguno relojero para que meta sus manos. Nosotros vamos a venir a arreglarlo. ¿Esta claro? - esta claro respondió el doctor, conteniendo la irritación que le provocaba ese trato impertinente. - y cuide lo bien - advirtió el hombrecito mientras se servía un vaso de limonada, sin que se lo unieran ofrecido no como se cuida un reloj cualquiera. Tampoco como se cuida un mueble. Mucho menos como se cuida un objeto. Cuide lo como se cuida un ser querido - indico con precisión y se bebió de un trago la limonada - que bien me vino.