Capítulo 4 La isla de eudamon

Que verano más insoportable - exclamó -. No entiendo que le gusta a la gente del verano. Buenas tardes. Y sin decir nada más, se retiro. La mujer miró a su marido, buscando una explicación a su inucitada tolerancia y preguntó - ¿quien es ese hombre? - es quien me salvó la vida en Perú - fue la contundente respuesta del doctor Inchausti.

Cuando el hombrecito paso junto al pequeño hijo de la pareja, que jugaba en el jardín, el niño lo miro y le pregunto - ¿Usted quién es? El hombrecito lo miro, le sonrió y le dijo: - si te diera a conocer mi nombre y te explicará realmente quien soy no lo entenderías. Dire, solamente, que me dicen " TIC TAC". Y se alejó, mientras abría su ridícula sombrilla blanca. El niño casi unieran jurado que lo vio desaparecer Entré las gardenias.

En el instante en el que el minutero del reloj de la mansión comenzaba a girar, a 17,8 kilómetros al noroeste de la mansión, en una estancia que también era propiedad del doctor Inchausti, otro grupo de ancianos prunios, comandados por otro hombrecito de blanco idéntico a " tic tac", ponían en funcionamiento un reloj igual. Y en ese mismo instante,a 17,8 kilómetros al sur de la estancia, en una parroquia en el pequeño pueblo de escalada

            
            

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