El Ceo que no quería amar
img img El Ceo que no quería amar img Capítulo 5 Pánico
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Capítulo 6 Número desconocido img
Capítulo 7 Volviendo a caer img
Capítulo 8 Un salto de fe img
Capítulo 9 Número Equivocado img
Capítulo 10 Confiar en ella img
Capítulo 11 El amor entra por el estómago img
Capítulo 12 Acercándome un poco mas a ella img
Capítulo 13 Me gusta tu voz img
Capítulo 14 La chica del sombrero rojo img
Capítulo 15 El primer encuentro img
Capítulo 16 La primera nevada img
Capítulo 17 Otra oportunidad img
Capítulo 18 La sorpresa img
Capítulo 19 Croissants con Quentin img
Capítulo 20 La vie en rose img
Capítulo 21 La memoria y los detalles img
Capítulo 22 Perdonarme img
Capítulo 23 Me gustas img
Capítulo 24 No te dejaré caer img
Capítulo 25 Control img
Capítulo 26 Descontrol img
Capítulo 27 Un poquito de destello img
Capítulo 28 La cabaña img
Capítulo 29 Todo img
Capítulo 30 Sentirnos img
Capítulo 31 Expiación img
Capítulo 32 Me gustas y te quiero img
Capítulo 33 ¿Nos vamos de cita img
Capítulo 34 Me gustas, te quiero y te deseo img
Capítulo 35 Dando el paso img
Capítulo 36 Amanecer img
Capítulo 37 Body Wash img
Capítulo 38 A nuestra manera img
Capítulo 39 Cambio de planes img
Capítulo 40 Navidad improvisada img
Capítulo 41 Nuevos inicios (1) img
Capítulo 42 Nuevos Inicios (2) img
Capítulo 43 Cenicienta img
Capítulo 44 Rompiendo el hechizo img
Capítulo 45 Me gustas tal como eres img
Capítulo 46 Planes img
Capítulo 47 Deseos img
Capítulo 48 Ropa Cara img
Capítulo 49 Eres mi todo img
Capítulo 50 Invitaciones img
Capítulo 51 ¡Tú! img
Capítulo 52 ¿Qué pasa aquí img
Capítulo 53 Amenazas img
Capítulo 54 Confiar img
Capítulo 55 Verdades img
Capítulo 56 Todos reunidos img
Capítulo 57 Un cajón lleno de sorpresas img
Capítulo 58 Dies Irae img
Capítulo 59 Tragédie img
Capítulo 60 Después de la tormenta img
Capítulo 61 C'est toi pour moi, moi pour toi img
Capítulo 62 Segundas oportunidades img
Capítulo 63 Aprendiendo de ella img
Capítulo 64 Buenos días img
Capítulo 65 Perfectamente imperfecta img
Capítulo 66 Recuperando lo tuyo img
Capítulo 67 Peticiones img
Capítulo 68 La cena antes de la boda img
Capítulo 69 Un clavel rojo, un clavel blanco img
Capítulo 70 Felices para siempre img
Capítulo 71 Siempre tuya, siempre mío img
Capítulo 72 El Yate img
Capítulo 73 El baño img
Capítulo 74 Amoureux img
Capítulo 75 Empezando la luna de miel img
Capítulo 76 Descubriendo cosas nuevas img
Capítulo 77 Un poco más sobre él img
Capítulo 78 Regalos img
Capítulo 79 Corfú img
Capítulo 80 Regreso a Madrid img
Capítulo 81 Un nuevo hogar img
Capítulo 82 Un cumpleaños inolvidable img
Capítulo 83 La lista de nombres img
Capítulo 84 *De noble linaje img
Capítulo 85 Destino img
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Capítulo 5 Pánico

Seis de la mañana, suena el despertador. Camino hacia la habitación y lo apago, no sé porqué la sigo programando si siempre me despierto antes de que suene. Me visto con ropa deportiva, bajo al gym hoy tocan pesas. Mientras hago mi rutina escucho las noticias, financieras, internacional y nacionales, llegan los espectáculos, he terminado.

Tomo el móvil y veo los correos, los ordeno por importancia, luego paso al calendario veo lo que tengo que hacer hoy y la leyenda "Comida con los Carter Blossom" es lo único que hay en el calendario, lo demás, ofician. Paso a los mensajes y veo los de Vivianne.

VIVIANNE: Buenos días Señor Valois. El señor Carter Blossom acaba de llamar para posponer la comida de hoy, él y su esposa deben viajar a Nueva York. Programarán a su regreso.

―Seguro debe ser por su hijo, es una pesadilla.― Murmuro.

VIVIANNE: ¿Latte o Espresso?

VIVIANNE: La junta con los socios se programó para mañana a las 9:00 am ¿lo cambio en su agenda?

―De pronto mi día cambió por completo, me molesta un poco.― Digo en voz alta mientras entro a mi piso y las luces se encienden.

QUENTIN VALOIS Dile a los Carter Blossom que los veo en Nueva York, me urge cerrar ese contrato, que te digan día y fecha y ahí estaré, programa el avión, espresso ya no deberías preguntar eso y dile a los socios que es hoy a las 4:00 pm o nada, no tengo tiempo para regalarles.

Contesto rápido, aviento el móvil a la cama, me desvisto entro a la ducha. El chorro de agua caliente quema mi piel, no me importa, me gusta sentir el mismo calor de el infierno en el que estoy viviendo mientras me enjabono. Aguanto lo más que puedo hasta que siento el dolor de cabeza y la quemazón en mi piel, cuando sé que es suficiente salgo de ahí, me envuelvo la toalla en la cintura voy al espejo y me arreglo la barba.

―Soy un idiota.― Vuelvo a murmurar y esta vez me quedo pesando frente al espejo―¿Yo insistí?

Termino de arreglarme, voy al armario y saco un traje negro, lo pongo sobre la cama tomo el móvil y vuelvo a leer el mensaje que dejé pendiente ayer.

NÚMERO DESCONOCIDO: Y ahora ¿Quién es el que insiste?

―Deja de jugar el adolescente.― Me regaño.― Ni siquiera sabes quién es.― Borro el mensaje y vuelvo a poner el móvil sobre la cama, me visto, me echo loción, tomo mi cartera, mi móvil y salgo de la habitación. Me encuentro a Nora de frente.

―Buenos días Señor Valois.

―Buenos días, te pido que me hagas una pequeña maleta con dos cambios y la dejes lista al lado de la puerta, viajaré a Nueva York.

―Sí señor Valois.― Contesta y sin decir nada más se va a hacer sus deberes.

Bajo al lobby y en seguida mi chofer abre la puerta de la camioneta.― Buenos días, señor.

―Buenos días, a la oficina. ― Sé que todos los días le digo lo mismo pero me gusta tener Constancia y me subo para seguir viendo los correos en mi móvil.

Unos momentos después, bajo en frente de mi edificio y sin decir ni una palabra entro. Subo solo en el elevador y llego al último piso donde al abrirse las puertas de éste Vivianne me espera con un el espresso en las manos y un croissant.

―Quédate el croissant, no sé porque insistes en traerme uno siempre.

―Porque quiero que desayune señor, un espresso en ayunas le pasará factura pronto.

―A ti no te importa si me pasa factura o no... no vuelvas a traerlo.― Expreso en un tono de amargura.

Ella sonríe y tira el croissant a la basura.― La junta con los socios se pudo cambiar a las dos de la tarde ¿está bien?

―Da igual, con que sea hoy.― Le comento y entro a mi oficina, me tomo de un sorbo el café y tiro el vaso. Me siento y prendo el ordenador, Vivianne sigue de pie frente a mi.― Continúa.

―Es que ya no tiene nada más en su agenda.

―¿Cómo?

―Pues, ya no tiene nada más en su agenda, básicamente era todo.

De pronto un ataque de ansiedad empieza en mi, pero me controlo. Soy el CEO De una gran empresa no puedo dejar que mis empleados me vean cayendo el pánico.

―Vete, si te necesito te llamo.―Le digo y ella se da la vuelta y sale del lugar

Me pongo de pie inmediatamente y me desato el nudo de la corbata, me volteo hacia los ventanales, recargo mi mano sobre uno mientras trato de respirar. Mi rutina se ha salido de control, necesito una rutina para sobrellevar el día.

―Respira, respira, respira.― Me repito mientras siento que pierdo el control. Cierro los ojos y el accidente vuelve a pasar por mi mente, Nadine, mis hijos, la nieve, todo vuelve y yo sólo quiero tirarme al suelo y llorar. ― Vamos Quentin, vamos, vamos vamos ¡Contrólate carajo! ― Grito y recargo mi otra mano sobre el ventanal para aferrarme al vidrio resbaladizo.

Poco a poco se va pasando, tiemblo como un niño asustado pero logro sentarme de nuevo y recargarme sobre la silla. La imagen de mi esposa y mis hijos aparece.

― Buenos días mi amor... hoy es otro día de mierda.― Le hablo y después acaricio a mis niños con las manos sudorosas de lo que acaba de pasar.

Tomo un sorbo de agua y cuando sé que todo pasó me pongo a trabajar. Veo los resúmenes, las anotaciones, los cambios y reviso los correos ya clasificados, los contesto y cuándo me doy cuenta es hora de ir a la junta directiva. Me pongo de pie, tomo mi móvil y me dirijo hacia allá, al llegar sólo veo a Vivianne y a uno de los asistentes de abajo coqueteando en la entrada.

―¡Señor Valois!― Expresa alarmada.― Se ve pálido... ¿se siente bien?

―Sólo dile al chofer que se prepare para salir cuando termine esto ¿Quieres? Hoy me iré temprano a mi piso.

―Sí señor.

Ella se va, entro a la sala y me siento en el lugar de siempre. Abro la carpeta con la orden de la junta y luego saco mi móvil, voy hacia los mensajes borrados y leo.

NÚMERO DESCONOCIDO: Y ahora ¿Quién es el que insiste?

Me quedo viendo a la pantalla como si estuviera hipnotizado y con precaución comienzo a mover mis dedos.

QUENTIN VALOIS : Buenas tardes, si quieres ya no insisto.

Pero no presiono el botón de enviar―¡Qué idiota! ― Murmuro y dejo sin enviar el mensaje.

Todos mis socios entran y guardo el móvil en la bolsa adentro de mi saco y me dedico a lo mío, a mis cuarenta años no tengo tiempo de mensajitos como si estuviera en el bachiller, ni cuando estudiaba lo hice.

Termina todo, me levanto sin decir más, escucho que mis socios murmuran atrás de mí. Lo sé, he cambiado y me creen loco y amargado, no me importa, desde hace cuatro años no presto atención. Vivianne se acerca.

―Hasta mañana Señor Valois cualquier cosa me quedo al pendiente.

―Eso espero, no permitas más cambios.― Hablo y me subo a la camioneta para regresar a mi piso, algo muy raro porque no suelo hacerlo tan temprano, pero no quiero tener otro ataque de ansiedad en mi oficina y que todos los noten.

Entro al edificio, veo a Nora que corre a su habitación tan solo me ve entrar y cuando cierro la puerta de mi habitación me aflojo de nuevo la corbata y comienzo a respirar agitado. La ansiedad llega, y esta vez me puedo dejar llevar porque no tengo a nadie alrededor. Mi cuerpo tiembla, mis manos sudan, ciento que el corazón se me sale del pecho y esta vez siento que si voy a morir, por lo que me tiro sobre la alfombra y dejo que todo fluya.

―Voy Nadine, ya voy.― Murmuro mientras mi brazo izquierdo se entume.― Un poco más, un poco más... ― cierro los ojos para sentir todo.

Quiero sentir, hace mucho que no siento nada, quiero sentir algo, dolor, angustia, algo... quiero sentir algo. Abro los ojos y mi habitación está a obscuras, me levanto, el pánico se fue y yo me quedé dormido. Tengo la boca seca, la camisa empapada de sudor y el estómago revuelto. Me pongo de pie para cambiarme e ir a la cocina por agua.

Veo el montón de correspondencia y papeles que hay sobre la mesa de la sala. Vivianne ya estuvo aquí y como todas las tardes hizo su trabajo. Es buena, la aprecio, debería ser mejor jefe, pero no lo soy.

Me sirvo un vaso con agua, me siento en la sala y prendo la televisión en las noticias para que haga ruido. Tomo el primer sobre, lo abro y lo leo, hago lo mismo con el segundo hasta que llego al tercero y me pongo de pie por un vaso con whisky. Sí lo sé, alcohol y los ataques de pánico no van juntos, pero no me interesa, lo necesito.

Regreso hacia el sofá tomo el cuarto sobre y de pronto veo mi móvil, lo levanto y voy hacia el mensaje y lo leo en voz alta.

QUENTIN VALOIS: Buenas tardes, si quieres ya no insisto.

Suspiro. Lo vuelvo a dejar. Tomo otro sorbo veo el sobre lo dejo y vuelvo al móvil. Borro el mensaje y sintiéndome como un idiota escribo.

QUENTIN VALOIS: ¿Hola?

                         

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