La hija del General
img img La hija del General img Capítulo 4 Primero Muerta
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Capítulo 6 ¡AL FIN LLEGASTE QUERIDA HERMANA! img
Capítulo 7 Mentiras img
Capítulo 8 Guardia baja img
Capítulo 9 VERTERRIANOS img
Capítulo 10 ALAN W. VETERANO RICHMOND img
Capítulo 11 SORPRESA img
Capítulo 12 ESTRATEGIA img
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Capítulo 4 Primero Muerta

-Julia por favor -dijo Armando llamando la atención de su esposa -que van a pensar nuestros invitados...

-Comandante - intervino George con un tono sereno-la Sra. Julia no expreso tal cosa con mala intención.

-¡Por supuesto! -valido Julia de inmediato tras escuchar sus palabras. Aunque no era verdad, su posición frente a la familia debía simular.

-"Tessa que gusto que verte" -Tess abrió grandes los ojos, afortunadamente la repentina aparición de la señora Steverman se llevó la atención de todos los presentes.

-Señora. - dijo Tessa modestamente tomando los bordes de su vestido haciendo una reverencia, lo cual le fue correspondió con un gesto ascendente de cabeza.

-Donato, querido ¿Acaso no he dicho qué me informaras cuando llegaran?

-Lo siento Victoria, acababa de presentar a los invitados.

-Eso veo. -evaluó con un gesto serio.

-Señora, con su permiso me gustaría presentarle a... -dijo Julia con la intención de exhibir a la bella Rachel.

-No te molestes querida, no es necesario. Conozco a la familia como a la palma de mi mano. - aludió Victoria con total indiferencia dándole la espalda. Tessa al oírla contuvo las ganas de soltar una carcajada, al fin alguien la había puesto en su lugar.

Julia torció la quijada disgustada pero tampoco se atrevió a replicar, sabía que una bofetada era lo que menos podía esperar.

La señora Steverman era una mujer digna de respeto, no solo porque su linaje estaba vinculado con la realeza, sino porque en tiempos de guerra se había alistado como enfermera voluntaria para socorrer la vida de sus compatriotas, entre ellos, la de su esposo "El comandante Steverman". La astucia de esa mujer fue reconocida por ingresar al campo de batalla, en medio del fuego cruzado, donde un joven soldado protegió su espalda y la mantuvo con vida. Victoria, nunca revelo la identidad del joven que cuido de ella. Ese soldado, no era otro que el teniente George, un joven que con los años se convirtió en un hombre y se ganó su total admiración.

Como era de esperarse la señora Steverman recibió a sus invitados con total afecto y no fue extraño que a razón de otro rato, la familia fuese presentada en sociedad. Todos sus integrantes estaban en boca de algún miembro, incluida Tessa que no dejaba de ganar reconocimiento.

En tanto Rachel caminaba a gusto entre la multitud y saludaba con aires de grandeza a quienes deseaban conocerla, Tessa no pudo evitar sentirse preocupada. Sentada en una de las mesas principales, advirtió que su virtud podía estar a punto de acabarse.

El mal augurio de Rachel se hizo realidad. Dos de cada tres soldados estaban interesados en interactuar con ella, para su mala suerte todos ellos Garratenienses. Tessa conocía que como gesto de cortesía, antes de entablar una conversación o invitarla a bailar, los soldados le pedirían permiso a su padre. Ninguna de esas dos opciones era una elección para ella, de modo que no dudo en ponerse de pie y perderse entre la multitud.

Después de una semana trabajando en esta nueva propiedad Tessa creía conocer cada rincón, si la buscaban estaba segura de que no sería fácil de hallar. Sin embargo, Tess no tuvo en cuenta un detalle y era que el dueño de la mansión, la conocía aún mejor...

-Mírala nada más, cualquiera diría que es una joven especial - Oyo que se burlaron a sus espaldas. Tess se perfilo de costado y dejo caer la cabeza ignorando el comentario. Para ese entonces el resto de la criadas que se encontraban trabajando la observaban con desprecio y abominación. Entre ellas se preguntaban "¿Por qué Tessa tenía privilegios y ellas no?"

-Es mi impresión o está escondiéndose señorita. - Fue la voz que la saco de sus pensamientos. Tess elevo la mirada y se mostró sorprendida. El Teniente Donato, se había posicionado a su lado con una postura erguida, la cabeza en alto y sus manos por detrás de la espalda. Tessa guardo silencio y el no tardo en pronunciarse.

-Si me lo permite, puedo sugerirle un escondite mejor. Pero claro, algún día deberá devolverme el favor -ella lo miro por encima del hombro con desconfianza -Mi alcoba -insinuó-la que aún se encuentra en remodelación. Le aseguro que nadie la buscara allí.

-Primero muerta Teniente.

-Qué pena por usted señorita. El veterano Richmond acaba de recibir el aval de su padre y viene por usted. - expreso retirándose con elegancia. Tessa echo un vistazo a su alrededor y entro en pánico. Un hombre de las características que había mencionado se aproximaba a ella. Acorralada, se apresuró a seguir los pasos de Donato.

-¿Que camino me sugiere tomar Teniente? - consulto resignada. El, no pudo evitar sonreírse con los ojos, después de todo su sospecha no era equivocada.

-Tome el segundo pasillo lateral al salón, atraviese la sala principal y suba por las escaleras de servicio. La tercera puerta a su derecha es mi nueva alcoba. La puerta no tiene seguro, asegúrese de cerrarla cuando ingrese. - Tess asintió con la cabeza y siguió sus indicaciones al pie de la letra.

Al cabo de unos minutos ingreso a la oscura habitación y cerró con seguro la puerta. La poca luz que ingresaba de la calle le permitió advertir el desorden, más que un área en remodelación parecía un depósito pero no le importo. Soltó un suspiro de alivio, en ese espacio se sintió a salvo. Precavida de no tropezar con nada, camino hasta los pies de una vieja cama y recostó la mitad de su cuerpo. Se froto los brazos ante la ligera brisa que entro por la ventana y tomo prestado un saco que se encontraba tendido sobre ella.

Observando el techo pensó en mantenerse escondida solo por un rato, al menos el tiempo suficiente para que los soldados perdieran el interés por ella. Sin darse cuenta, la suave fragancia masculina que desprendía la prenda acabo por adormecerla. Al cabo de unos minutos Tess se encontraba profundamente dormida.

La mañana siguiente, los primeros rayos de sol iluminaron toda la habitación. Tessa semidormida, se cubrió los ojos con las manos, no sentía deseos de alistarse para el ir al trabajo. De repente un voz extraña, llamo su atención "Que raro que Laura haya llegado y Tessa no".

TESSA NO, repitió en su mente somnolienta. "¡¿Tessa no?!" se cuestionó saltando de un brinco de la cama, dejando caer al piso la chaqueta que la cobijaba.

-Disculpe señorita Gregoria - se escuso el empleado de oficio que llevaba a cabo la remodelación -¿tiene la llave de repuesto de esta habitación? - Tess llevo la mano al pecho aterrorizada, los latidos de su corazón eran tan rápidos que podía sentirlos como si estuviera por darle un ataque.

-Que extraño - dijo la criada forzando el picaporte -hubiera jurado que el amo dejo la puerta abierta...aguarde un momento, iré por ella.

-Si no es molestia la acompaño, olvide algunas herramientas en el piso de abajo.

-Claro que no es molestia. Sígame por favor.

Cuando Tessa entró en razón, como primera medida se descalzó de sus zapatos y se encamino sigilosamente a la puerta. Una vez allí, perfiló la oreja de lado y se aseguró antes de irse que se habían alejado lo suficiente como para salir sin ser sorprendida.

Debía ser cautelosa, Gregoria además de odiarla era una mujer de boca suelta, era un hecho que ante semejante escandalo no dudaría en alcahuetearle a sus compañeras y especialmente a su patrona. Temblorosa se armó de coraje y saco el seguro. Tomo sus zapatos del suelo y abrió la puerta lentamente sin hacer ruido. Sin embargo, todo el esfuerzo que había dedicado fue en vano...Tessa pálido de repente, frente a ella se encontraba el diablo vestido de mujer.

-Sabía que algo andaba mal contigo cuando desapareciste por la noche -expreso Julia entre dientes- ¡Eres una maldita descarada! -exclamo furiosa empujándola por los hombros hacia adentro. Tessa perdió el equilibrio y no pudo evitar caer de espaldas al piso.

-¡¿Con quién has tenido la osadía de utilizar el cuarto de mi hijo?! -cuestiono alterada Julia inspeccionando cada rincón.

-Señora, esto es un malentendido -expreso Tessa poniéndose de pie- ¡déjeme explicarle!

-¡¿Malentendido?! -exclamo tomando la chaqueta que encontró tendida en el suelo -¡¿esto te parece un malentendido?! - le reclamo sacudiendo el saco a dos dedos de su cara.

"¡ZAS!" Bofetada. El rostro de Tess giro bruscamente de lado. El silencio reino en el ambiente escasas centésimas de segundos.

Lejos de intimidarse, Tessa volvió a levantar la cabeza y le ofreció su otra mejilla. Esto terminó siendo demasiado para Julia, que solo pudo reaccionar de una manera; "EXPLOTANDO EN COLERA".

"¡¿Cómo te atreves a desafiarme impertinentemente?!" -exclamo tomando impulso con la palma abierta -¡Maldita criada!

-¡Suficiente! - fue la voz que paralizo a Julia un momento. -No te atrevas a tocarla.

Tess alzo lentamente la mirada. El teniente Donato, el hombre que tanta repulsión le causaba, había impedido que su madre volviera a cachetearla...

            
            

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