-Solo siguió mi órdenes. -objeto prestando atención al rostro de Tessa. Los dedos de Julia aun continuaban marcados en el lado derecho de su mejilla. Donato disgustado, se lamentó en ambos sentidos con la cabeza.
-¡Pero Donato! -alego Julia cogiendo del suelo la chaqueta que había aventado en el rostro de la criada -¡Esta descarada paso la noche con otro hombre en esta habitación!
-En verdad no reconoces el uniforme de tu propio hijo mujer - espeto quitándole la chaqueta de las manos.
-¡Pero Donato! -porfió sin darse por vencida.
-¡Calla! No deseo escucharte. -Julia observo a su hijo decepcionada, se giró sobre sus pies y se retiró rabiosa sin decir una palabra.
-Es mejor que me vaya- dijo Tess tan pronto Julia se largó.
-¿A dónde cree que va señorita? -expreso Donato anteponiéndose en su camino. -Creo que no es necesario recordarle que se encuentra en horario de trabajo.
Tessa se paralizó con sus palabras y fue aún peor cuando percibió el revés de su mano recorrer lentamente su mejilla. Tess abrió los ojos con desconcierto, templo con el contacto de sus dedos. -Tranquila, no le hare daño -susurro. Ella al escucharlo temió lo peor, ¿Acaso pretendía aprovecharse de la situación? Pensó.
-Tome asiento, enseguida regreso. -le ordeno sin decir más, dándole la espalda y encaminándose para la puerta.
Tess obedeció y lo siguió con la mirada recelosa. -"Es un Beltrán" -se dijo así misma comparándolo con su madre -"No es digno de confiar" -musito, secándose la sudoración de las manos en su vestido. No obstante, el miedo se apodero de ella y no conforme con averiguar sus futuras intenciones, se puso de pie y se retiró de la propiedad.
Una vez fuera, recorrió las primeras cuadras con la sensación de que estaba siendo perseguida, de modo que camino rápido y no se detuvo hasta llegar a la esquina de un café. Allí, descanso un momento en un banco intentando recuperar el aire que le faltaba.
Maldijo el nombre de Donato en silencio, desde lo más profundo de su corazón odiaba como la hacía sentir.
-Se tardo mucho señorita. -dijo el Teniente sorprendiéndola por la espalda.
-¡Oh por dios! -expreso Tess llevando la mano al pecho, no podía creer que ese hombre estuviera allí. -¿Qué hace aquí?
-Es una mujer testadura Tessa Martínez -dijo colocando en sus manos un paño con hielo que pidió prestado en el café. Tess lo observo absorta -Su mejilla -le indico llevando un dedo al mismo ángulo de su cara -Esta hinchada. No le vendría mal un poco de hielo.
-¿Acaso le preocupa Teniente? -delibero Tessa colocándose reaciamente la almohadilla en la cara. Aunque no deseaba darle el gusto, el ardor en su mejilla fue más poderoso que su orgullo.
-Creo que es contraproducente que su familia la encuentre así.
-Agradézcaselo a su madre. No estaríamos discutiendo esto si no fuera por ella. -objeto Tess con el ceño fruncido.
-Le presento mis disculpas señorita, créame, no volverá a repetirse.
-Claro que no volverá a repetirse Teniente - le aseguro con convicción regresándole de manera suspicaz el paño. -Renuncio- espeto de pie tomando los bordes de su vestido y emprendiendo la marcha. Donato se sonrió de su mal temperamento, no estaba acostumbrado a que una mujer lo mirase con tanto desprecio, mucho menos que le hablase de esa manera. Sin dudarlo se incorporó y marcho detrás ella.
-Señorita -Tess lo miro por el rabillo del ojo y continúo caminando, no tenía intenciones de detenerse a escucharlo -¡Señorita! -insistió Donato casi pisándole los talones.
-No te voltees Tessa -se dijo así misma con prisa.
-Aguarde por favor -expreso Donato tomándola por el brazo. Tessa se dio la vuelta desencajada ¿Cómo tenía el descaro de volver a tocarla?
-Si no me suelta Teniente, le aseguro que...
-¿Qué? -refuto con un tono de voz sarcástico -¿Va a gritar? ¿pedir socorro? Lo siento, pero no está en posición de desobedecerme. Observe a su alrededor -le indico con un corto movimiento de cabeza. Tess echo un vistazo, las personas que transitaban en la calle se les habían quedado mirando. -¿A quién cree que van a creerle cuando haga un escándalo? ¿a usted o a mí? Sin ánimo de ofenderla, mi buen nombre es intachable en cada rincón de Genar.
-¿Qué es lo que quiere?
-Solo deseo acompañarla y hablar con usted-dijo soltándola.
-¿Solo eso? -consulto Tess desconfiada. El asintió.
-Si, solo eso.
-Bien. Usted gana Teniente ¿Qué desea saber? -inquirió a regañadientes siguiendo su camino.
-Seré directo con usted ¿Cuál es su problema conmigo?
-¿Todavía lo pregunta?
- Responda -le ordeno.
- No me caen en gracia las personas como usted.
-¿Qué quiere decir? -Tess resoplo. No quería entrar en detalles, mucho menos explicarle que su madre había muerto en manos de una persona de su clase.
-Solo no es de mi agrado Teniente. -se limitó a decir.
-Tiene que haber un por qué. Explíquese. - su insistencia comenzó a irritarla y sin darse cuenta de un momento a otro soltó desde sus entrañas:
- "Es Garrateniense"
-Usted quiere decir que no soy de su agradado solo por ser Garrateniense ¿Qué hay de malo con eso?
-Esa pregunta debería hacérsela a los cuidados Arteganos.
-Se lo estoy preguntando a usted señorita.
-Todos los de su clase son iguales -alego con convicción- Arrogantes, impertinentes, altaneros y soberbios. No hacen más desprestigiarnos y tratarnos como si fuéramos sus enemigos...
-De acuerdo- evaluó -eso explica porque se lavó las manos con jabón el día que me conoció. - Tessa se tambaleo al escucharlo ¿Cómo lo había notado? se preguntó.
-Le propongo algo. -expreso con seriedad posicionándose en su camino-Concédame un mes y le demostrare que no soy esa clase de persona que cree que soy. A cambio, aceptare su renuncia.
-No hay nada que pueda impedirme que renuncie.
-Si lo hay señorita. Hoy me cobrare el favor de anoche. Está en deuda conmigo y no está en posición de negarse. -sentencio.