Alfa Iris: Buscando mi otra mitad
img img Alfa Iris: Buscando mi otra mitad img Capítulo 3 I: Experimento
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Capítulo 10 VIII: Un duelo se aproxima img
Capítulo 11 IX: Energía natural (Parte 1) img
Capítulo 12 IX: Energía natural (Parte 2) img
Capítulo 13 X: Híbrido img
Capítulo 14 XI: Un collar proveniente de las afueras (Parte 1) img
Capítulo 15 XI: Un collar prveniente de las afueras (Parte 2) img
Capítulo 16 XII: Un equipo inesperado img
Capítulo 17 XIII: El ataque del equipo inesperado img
Capítulo 18 XIV: Mitad de mi poder img
Capítulo 19 XV: Aliados para el juicio img
Capítulo 20 XVI: Solo es un juicio img
Capítulo 21 XVII: Resultado del juicio img
Capítulo 22 XVIII: Estar entre dos otras mitades img
Capítulo 23 XIX: Una forma de entrar a la universidad del sur img
Capítulo 24 XX: Enlazados como compañeros img
Capítulo 25 XXI: Polos opuestos se atraen img
Capítulo 26 XXII: No es lo mismo llamar al diablo que verlo venir img
Capítulo 27 XXIII: Una mañana normal con los machos img
Capítulo 28 XXIV: Parte de mi padre, parte de su vida img
Capítulo 29 XXV: No me alejaré img
Capítulo 30 XXVI: No puedo ver como asesinan gente inocente img
Capítulo 31 XXVII: Luego de una perdida img
Capítulo 32 XXVIII: Aunque vaya contra la misma Luna img
Capítulo 33 XXIX: Diferentes culturas img
Capítulo 34 XXXI: La híbrida y su acertijo img
Capítulo 35 XXXII: Descansa en paz img
Capítulo 36 XXXIII: Ahora todo hace en parte sentido img
Capítulo 37 XXXIV: Volviendo a mi niñez img
Capítulo 38 XXXV: Casa, recuerdos y libros img
Capítulo 39 XXXVI: El pacto entre el guardian del mar y yo img
Capítulo 40 XXXVII: En el desierto con un mitad vampiro img
Capítulo 41 XXXVIII: Un corazón roto img
Capítulo 42 XXXIX: En la palma de su mano img
Capítulo 43 XL: Aventura de mi cumpleaños 17 (Parte 1) img
Capítulo 44 XLI: Aventura de mi cumpleaños 17 (Parte 2) img
Capítulo 45 XLII: Aventura de mi cumpleaños 17 (Parte 3) img
Capítulo 46 XLIII: Aventura de mi cumpleaños 17 (parte 4) img
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Capítulo 3 I: Experimento

Diez años después:

Doy varias veces con el lápiz sobre el libro de física mientras estudio. Estiro mi cuello y mi espalda por las tantas horas que he estado sentada. Me fijo en el embace donde tengo hecho mi nuevo experimento. Pienso en quien puedo usar mi nuevo experimento, pero en realidad en esta casa tengo más de una persona en la que puedo probar mi hipótesis. Tomo un trozo de carne que tengo en un plato y dejo caer mi mano esperando a que llegue una presa.

A los pocos minutos escucho como la puerta de mi cuarto se abre sin hacer mucho ruido y como alguien olfatea la atmosfera persiguiendo el exquisito olor que emite la carne. Suelto el lápiz y tomo con disimulo mi experimento. Siento como mi presa se acerca a mi mano cada segundo más y más, giro mi silla y ¡pam!

-Ay, Iris. - tomo el brazo de mi hermano menor mientras se queja. -Suéltame que duele. - trata de zafarse de mi fuerte agarre, pero obvio no puede.

-Quieto Peter, solo necesito tu hocico para algo. - suplico pero este forcejea haciendo que caiga de la silla haciendo que lo tome con mis piernas. Aunque este algo herido tiene fuerzas. -Solo... necesito saber si los perros no soportan este olor. - digo luchando con la fuerza de Peter.

Lo dejo inmovilizado y sin pensarlo dos veces le rocío lo que hay dentro de la botella sobre él. Siento el horrible olor y mi hermano empieza a chillar. Suelto a Peter para luego salir corriendo del cuarto que está inundado del horrible olor. Ambos nos dirigimos para diferentes baños. Entro al baño y sin pensarlo dos veces vomito por el olor tan fuerte que he creado. A los minutos me relajo un poco poniendo mi cabeza sobre la tapa del inodoro.

-Maldición, se me ha olvidado que también soy parte perro. - me digo a mi misma, escucho como mi padre, madre y otro hermano se asquean igual.

-¿Qué es ese maldito olor? - cuestiona mi hermano mayor, Zack, desde el primer piso.

-¡Iris, experimentó otra vez conmigo!- contesta Peter desde el baño de al lado lloriqueando haciendo que yo gire mis ojos al escuchar como ellos siguen quejándose.

-¡Iris! ¿Qué te he dicho de los experimentos con tu hermano? También tu eres una loba y de la manada central. - dice mi madre.

-Otra vez con lo mismo. - le contesto pero en voz baja para que no me escuche.

Suspiro y tiro de la cadena del inodoro mientras me levanto del suelo. Siento como mi estómago vuelve a su estado normal poco a poco. Paso por mi cuarto que todavía se puede sentir el olor y lo cierro de cantazo.

-Bueno, sé que es un olor sensible para los anímales que tengan un olfato muy desarrollado. - digo acertando parte de mi hipótesis. Voy al otro baño encontrándome a mi hermanito tirado en el suelo. -Oye, ya levántate. - lo empujo con mi pie para ver que sigue vivo. -Eres un lobo de la manada central no tienes por qué estar así. - digo recibiendo un chillido de su parte. Suspiro tomándolo de la camisa y lo arrastro hacia fuera del baño. -Te dejo mi carne, ya deja de ser dramático. - al decir eso este rápido reacciona y corre hacia el primer piso donde queda la cocina.

-¡La carne de Iris es mía! - grita este bajando las escaleras lleno de energía.

Sonrió al ver que ya no cojea de su pierna, valió la pena vomitar un poco. Es tan único mi hermano menor. Camino siguiendo los pasos de mi hermano, al llegar a la cocina observo a mi familia reunida en la mesa. Peter toma la carne de mi plato y empieza a comer sin problemas. Me siento en la silla sintiendo la mirada seria de mi madre sobre mí. Como un poco de la comida que ya está servida y al seguir sintiendo su mirada dejo el tenedor en la mesa.

-¿Qué? - pregunto mirándola a los ojos y esta se encoje de hombros.

-Nada... - contesta haciendo que imite su acto, encogerme de hombros, y no le sigo dando importancia a su actitud.

-Ok. - digo y sigo comiendo haciendo que choque sus dedos contra la mesa frustrada por no conseguir que le haga caso.

-Ay Iris ¿cuándo serás como tus primas? - pregunta. Sí, ya veía venir esto. -Ya se la pasan patrullando por el territorio y se están alistado para encontrar a su otta mitad. - se queja haciendo que yo gire los ojos. -Puedes luchar tan siquiera por ser alfa.

-Seré alfa... - contesto tragando lo que he comido y ella rápidamente se alegra. -Pero no quiero ningún macho que me domine, no quiero ser un perro sarnoso como ellos. - mi madre abre la boca para hablar. -Y excluyó a las viejas sabias de la manada. Demasiado chismosas son, apuesto que por eso sacas este tema. - esta gira los ojos esperando a que termine de hablar. -Además, nunca me convertiré en loba.

Observo como esta mira la mesa pensando en lo que he dicho. Creo que gane este duelo en si vuelvo a ser parte de la manada o no. Desde lo que sucedió con mi bisabuela me aleje totalmente de la manada.

-Ok... - me atraganto con la comida al escuchar eso de su parte. -Pero tienes que ir a entrenar. - toso varias veces, nunca pensé que estuviera de acuerdo. - Ah y hoy vendrán una de tus viejas sabias a visitarnos, espero que te comportes. - escucho como mis hermanos se ríen haciendo que los mire mal.

-¡¿De qué se ríen?! - cuestiono enojada haciendo que estos se callen.

Mi madre come feliz mientras mi padre aguanta la risa por la situación que acaba de presenciar. En lo que me he metido... estoy jodida. Al terminar de comer subo a mi cuarto con un paño en mi nariz para no sentir el fuerte olor de mi experimento.

-Que horrible, todavía apesta. - digo y me pongo a aromatizar mi cuarto. Mientras limpio me llega una idea bastante buena logrando que sonría con un poco de malicia. -Para el próximo uso esencia de vampiro, tal vez sea menos irritante el olor. - me tiro a la cama para seguir repasando de la materias.

Estoy en el cuarto año de la escuela superior de mi pueblo, lejos de mi familia canina. Todavía recuerdo cómo reaccionó mi madre cuando le dije que quería cambiarme de escuela. Claro no lo aceptó a la primera, así que convencí a mi padre de que me cambiara antes de decirle a mi madre. Casi se divorcian por esa situación, tengo que admitir que gracias a que son almas gemelas no sucedió lo del divorcio.

Siento como un olor de alfa se acerca a mi hogar, pero viene con alguien más...

-Iris baja amor, llegaron tus tías favoritas. - me llama mi madre, como le gusta molestarme.

-¿Tías? Eso suena a plural, con razón me llegan otros olores. - me digo a mi misma levantándome con toda la paciencia posible.

Antes de salir del cuarto tomo mi experimento por si las moscas. Camino hacia las escaleras llenando mis pulmones de aire y diciéndome a mí misma "no pierdas los estribos, Iris." Mientras camino hacia las escaleras observo como una loba blanca camina por el patio de mi casa. Esta trata de mirar por la ventana de mi cuarto para ver si estoy.

-¿Así que piensa ir a la escuela este sábado? - escucho como pregunta mi tía abuela, una de las sabias de las manadas.

-Así es. - contesta mi madre feliz, pero con un poco de miedo ante la presencia de la alfa.

Aprieto mi puño, odio que todos le tengan un tipo de miedo. Sé que tiene que sentirse orgullosa ante esa decisión, pero no debe de contestar con ese miedo. Siento como algo de mi empieza a encenderse haciendo que me recuerde que debo de controlarme.

-Hola tías. - saludo media sosa y pongo mi experimento en una mesita.

-Escuché que quieres entrenar Iris. Eso sí es una sorpresa, desde que Anastasia es alfa no haz entrenado. - habla nuevamente la misma sabia.

-Sí que lo es, espero que el sábado pueda iniciar. - acuerda otra de las sabias.

"Ahora sé que casi todas las sabias han venido a mi casa." Las viejas sabias son hermanas de la alfa de la manada central, Anastasia. Cada manada tiene sus viejas sabias, la mayoría de las veces son familiares de los alfas. A diferencia de los demás licántropos estos no se convierten en lobos por su decisión por lo tanto envejecen como un humano normal. Dicen que por saber tantos secretos de la manada no pueden tener hijos o pareja. Deben de rechazar a su alma gemela si es que tienen una.

-Espero que seas una gran loba Iris, es una gran responsabilidad. - comenta la alfa, Anastasia. -Nunca te he visto convertida, aunque no creo que puedas... - siento como ya empieza a jugar con mi paciencia. -Espero que sigas las reglas de la manada. -sus ojos intimidantes, según ella, me miran desafiantes.

Es la loba que menos soporto, la que se cree que va por encima de todos y la que a veces aparece en mis pesadillas. Aprieto mis manos formando puños al verla como si nada, pero debo ignorar lo que siento. Miro el reloj, ya que siento que han pasado horas y ni tan siquiera han pasado cinco minutos.

-Ya lo veremos en sábado. - contesto.

Ambas nos miramos desafiantes y sonriendo de lado, sino estuvieran todos aquí creo que nos caeríamos encima. Observo como mi prima asoma su cabeza por la ventana. Su pelaje uniforme de color blanco brilla ante la luz del día, esta me mira y sus ojos negros le brillan.

-Iris hija ve y búscanos algo de beber. - manda la muy descarada de mi alfa.

-Sí, alfa. - contesto mordiendo mi lengua, no soporto que me mande.

Mientas le doy la espalda escucho como gruñe, no nos soportamos. Voy la cocina, sirvo dos vaso de agua normal y al otro le hecho sal. "Espero que se seque y..." sigo hablando en mi mente mientras llevo el vaso hacia mi tía. Le doy el vaso de agua con sal a mi alfa, veo como mis hermanos se convierten y juegan con mi prima Killa afuera. Ignoro lo que hacen, no me interesa ese mundo anormal. Escucho como mi alfa tose y mira raro el vaso de agua haciendo que sonría aguantando las ganas de reír.

-Bueno Iris sé que no vas a ser gran cosa pero quiero decirte que el entrenamiento es arduo. - comenta Anastasia siguiendo con el tema de la escuela licántropo. -Y qué... - sigue hablando como cotorra por media hora.

Ignoro a mi alfa sentándome en un sillón libre mirando la pared pensando en las clases y exámenes que me esperan. Espero que este año sea tranquilo y que siga con mis excelentes calificaciones. "Debo de seguir estudiando, no estando aquí escuchando estupideces de anormales." Sin dar aviso me levanto y subo a mi cuarto.

-¡Oye te estoy hablando! - dice mi alfa levantándose enojada y media peluda.

Mi madre se levanta de su asiento gruñendo, camina hasta delante de mí en forma de protección. Observo como todos estan rígidos, me sorprende ver que el sentido salvaje de mi madre todavía me proteja. Mi padre se acerca a la sala para ver qué sucede, cosa que no es buena noticia ya que el no es bien visto ante la alfa o las viejas sabias.

-No me interesa lo que estás hablando. - comento seria, la alfa gruñe enojada y corre hacia donde mí.

Tomo el frasco de mi gran experimento y la alzo. Mi alfa la mira sin saber que debe hacer, ella le teme a lo que puedo hacer con solo moverla un poco. Mi madre camina hacia atrás y mi padre se va sabiendo lo que puede causar este olor. Sonrió y roció un poco en la sala. Mi madre se tapa la nariz rápido y todos se asquean incluyendo a mi victima principal, Anastasia.

-Bueno sí que sirve esto en forma de ataque. - digo feliz escuchando como mi alfa aguanta las ganas de vomitar. -Me largo a estudiar.

Me giro sin decir más sonriendo. Antes de subir las escaleras observo como mi padre pasa por el pasillo. Este me mira y me guiña el ojo junto a una sonrisa, pude leer sus labios diciendo "Bien hecho." Sonrió de oreja a oreja y subo la escalera llena de energía. Ya he ganado el primer punto de hoy contra la alfa.

            
            

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