Tu Amor Me Puede Salvar
img img Tu Amor Me Puede Salvar img Capítulo 6 El invaluable tiempo entre padre e hijo
6
Capítulo 16 Tómalo como recompensa img
Capítulo 17 Vestirse elegante img
Capítulo 18 El banquete img
Capítulo 19 Firma del contrato img
Capítulo 20 Fotografiada en secreto img
Capítulo 21 Enojarse img
Capítulo 22 Desvergonzada img
Capítulo 23 El enojo img
Capítulo 24 Espectadores img
Capítulo 25 La discusión img
Capítulo 26 La venganza img
Capítulo 27 En una velada img
Capítulo 28 Tener una cita img
Capítulo 29 Detener la cooperación img
Capítulo 30 Intercepción img
Capítulo 31 La negociación img
Capítulo 32 Un poco ebria img
Capítulo 33 No lo arruinaste img
Capítulo 34 Genuina felicidad img
Capítulo 35 El accidente automovilístico img
Capítulo 36 Un choque planeado img
Capítulo 37 No fue un accidente img
Capítulo 38 Michael, eres un idiota img
Capítulo 39 La visita de Sam img
Capítulo 40 Salude a toda su familia de mi parte img
Capítulo 41 El escape img
Capítulo 42 Perdiendo el control img
Capítulo 43 Te sorprenderé img
Capítulo 44 ¿Quién era ese hombre img
Capítulo 45 Dudando de su identidad img
Capítulo 46 Escape del hospital img
Capítulo 47 De regreso a casa img
Capítulo 48 Acusaciones img
Capítulo 49 La mirada extraña img
Capítulo 50 Otra prueba img
Capítulo 51 El agente img
Capítulo 52 Conociéndose img
Capítulo 53 Promesa rota img
Capítulo 54 ¿Cómo presentarte img
Capítulo 55 No me causes problemas img
Capítulo 56 La captura del ladrón img
Capítulo 57 Metiéndose en problemas img
Capítulo 58 El accidente en el escenario img
Capítulo 59 Su cuello img
Capítulo 60 Está celoso img
Capítulo 61 Alguien vino a salvarla img
Capítulo 62 La venganza de Michael img
Capítulo 63 Bruce se enfermó img
Capítulo 64 La operación de Bruce img
Capítulo 65 Sacar a la serpiente de su cueva img
Capítulo 66 No dejaré que te salgas con la tuya img
Capítulo 67 Esa perra de Jessica img
Capítulo 68 La persona a la que todos odiaban img
Capítulo 69 Incluso si muero, me llevaré a alguien conmigo img
Capítulo 70 Un raro momento familiar al aire libre img
Capítulo 71 Bruce se escondió en la maleta img
Capítulo 72 El lindo Bruce img
Capítulo 73 La desobediencia de Bruce img
Capítulo 74 Romance en el dormitorio img
Capítulo 75 Conoce bien cuál es tu lugar img
Capítulo 76 Un desayuno muy completo img
Capítulo 77 La pequeña y loca fanática img
Capítulo 78 Me casaré contigo img
Capítulo 79 Resolver el problema indirectamente img
Capítulo 80 Los celos de Michael img
Capítulo 81 ¿No me ayudarás img
Capítulo 82 La transfusión de sangre img
Capítulo 83 Un beso robado img
Capítulo 84 El padre de Anya amenazó a Garrett img
Capítulo 85 No eres mi tipo img
Capítulo 86 Los conflictos img
Capítulo 87 Fue tan cruel de tu parte img
Capítulo 88 Cómo hacer que se rinda img
Capítulo 89 ¿Me estabas mintiendo img
Capítulo 90 Demasiado agotada img
Capítulo 91 En el parque de atracciones img
Capítulo 92 Michael, un hombre que le teme a las alturas img
Capítulo 93 Ella besó a otro hombre img
Capítulo 94 Nadie puede tocar lo que le pertenece a él img
Capítulo 95 La represalia contra Alice img
Capítulo 96 Me he convertido en tu purificador img
Capítulo 97 La gran pelea img
Capítulo 98 Rompió la preciosa botella de vino img
Capítulo 99 La familia Tang img
Capítulo 100 La mejor ladrona entró en acción img
img
  /  2
img

Capítulo 6 El invaluable tiempo entre padre e hijo

A Michael se le ablandó el corazón. Entonces, quitó la mano, dio un paso atrás y esperó a que volviera el guardaespaldas.

Rápidamente éste entró corriendo.

"Señor Michael, alguien se ha encargado de destruir la información de la tarjeta SIM desde alguna parte. Me apena decirle que no pudimos recuperar nada".

Al escuchar el informe del guardaespaldas, Michael volteó a ver a Minnie. "¿Y te atreves a decir que no ocultas nada?".

La gente ordinaria no usaría una tarjeta que pudiera ser destruida de esa forma. Además, aquel teléfono Nokia debió haber sido especialmente adaptado para ese tipo de operaciones.

Al escucharlo, Minnie se frotó el cuello y frunció el ceño.

Ante esto, Michael la jaló del cabello y la obligó a mirarlo.

"Jessica Lin, no me importa cuál es la razón por la que estás aquí, pero quiero que en un mes desaparezcas. No quiero que vengas a hacer tus jugarretas aquí".

Al decir eso, le dio unas palmaditas en las mejillas y le sonrió. "¿Te queda claro?".

Al escucharlo, Minnie miró a Michael a los ojos y asintió.

Michael solo resopló y la soltó.

"Vigílenla", les ordenó a los guardaespaldas que estaban en la puerta antes de retirarse.

Michael había sido muy listo, pues había aprendido hace cinco años ser paciente para lograr sus objetivos. Simplemente tenía que esperar y asegurarse de saber qué era lo que aquella mujer estaba haciendo.

Aquella noche, se quedó en casa a cenar, lo cual era bastante extraño. La ama de llaves, Annie Shen, había preparado una comida deliciosa para los tres. Después, dejó los platos sobre la mesa y acompañó a Minnie al comedor. "Señorita Jessica, por aquí, por favor".

Minnie sonrió y eligió el asiento al lado de Michael para sentarse.

"¿Te pedí que te sentaras a la mesa y cenaras con nosotros?", le preguntó él, arqueando una ceja.

"¿Dónde debería comer entonces?". Minnie lo miró con un puchero. "Por favor, no me envíes de regreso a mi habitación y tampoco me hagas comer como si fuera una esposa humillada del siglo pasado. Recuerda que ya no vivimos en una sociedad feudal. Michael, no te pases de la raya, por favor".

De pronto, el corazón de Michael dio un vuelco y los recuerdos del pasado inundaron su mente. Las palabras que su amada mujer le había dicho seguían vivas en su memoria. "Michael, las mujeres casadas en la antigüedad vivían miserablemente. Siempre tenían que complacer a sus mayores. Nadie las respetaba; y mucho menos podían comer en la mesa. Las mujeres eran confinadas en sus habitaciones y obligadas a comer a solas y solo las sobras. De solo pensar en eso me pone triste".

Michael comenzó a pensar en lo que le había dicho. Él le había alborotado el pelo y al mismo tiempo, le había sonreído con dulzura. "No te preocupes, cuando estoy contigo, no dejaré que nadie te haga la vida miserable".

Bruce miró a Michael, quien parecía estar perdido en sus pensamientos. El silencio de su padre lo hacía enfurecer. "Annie te permitió sentarte a la mesa con nosotros solo porque se siente mal por ti. Ella solo cocina para mí y para papá, no para ti. ¡No te creas la importante!". Se le quedó viendo a Minnie.

Esta apretó los dientes y miró a su hijo.

"Hmm... Yo veo mucha comida en la mesa. Me pregunto cómo podrían acabársela si yo no como con ustedes".

El rostro de Bruce se iluminó y esbozó una sonrisa diabólica. "No te preocupes por eso. Los perros se terminarán el resto de la comida. Y sabes que amo a mis dos cachorros".

Al escucharlo, Minnie tiró los palillos y se puso de pie. "¡Está bien, coman entonces! No creo que se los puedan terminar solos".

"Pues espera y observa", replicó el pequeño.

Bruce no podía admitir su derrota; por lo tanto, comenzó a deglutir tanta comida como su pequeño estómago podía soportar.

'La verdad es que no puedo esperar a que mami regrese a casa. Ella le dará una lección a esta mujer'.

El comer en exceso le había provocado un dolor de estómago insoportable. Bruce no pudo dormir aquella noche.

Minnie se despertó al escuchar los implacables gritos que venían de la habitación de Bruce. Sintió que su corazón se le rompía en mil pedazos, no podía ver sufrir a su hijo de esa manera.

Entonces, se dirigió de puntillas a su habitación y abrió la puerta.

"¿Bruce?".

Al parecer, Bruce estaba dando vueltas en la cama. El incesante dolor se volvía insoportable por cada minuto que pasaba. En eso, escuchó una voz débil y tierna que lo llamó. "¡Mamá!", gritó movido por el instinto.

Al oírlo, Minnie lo tomó del brazo y se sentó en la cama a su lado. "Bruce, ¿qué te pasa? ¿Por qué estás llorando?".

Afectado por el dolor, el niño no podía abrir los ojos. Sin duda alguna, el sueño y el dolor se habían apoderado de él. En eso, sintió que unas manos suaves lo sujetaban y quiso deleitarse un poco más del calor que estas emanaban.

"¡Mamá!".

Gritó y comenzó a frotarse el estómago hinchado. "Me duele mucho el estómago".

Minnie le tocó el estómago y se sentía sólido como una roca bajo sus dedos. Aquella noche, el niño había comido más de lo que podía digerir.

Michael tenía un botiquín de primeros auxilios en su habitación, el cual atesoraba todo tipo de medicamentos y ungüentos. Sin embargo, Minnie no quería ir a su habitación a tan altas horas de la noche. Ella prefirió masajear un poco el estómago de Bruce y después salir a comprar medicinas.

Cuando se puso el abrigo para irse, toda la villa se iluminó de pronto. Ante esto, apretó los ojos para acostumbrarse a las cegadoras luces, y volvió a abrirlos. Michael la miraba desde su habitación en la parte de arriba.

"Así que ese es tu plan. Estabas esperando a que todos nos durmiéramos para así poder escabullirte".

Haciendo caso omiso de su comentario, ella tomó su bolso y siguió.

Sin embargo, los guardaespaldas que estaban en la puerta la agarraron de las manos y la detuvieron.

"Señorita Jessica, por favor no nos obligue a lastimarla".

Al verla, Michael bajó las escaleras, se acercó a ella y la agarró por la mandíbula. "¿A dónde te diriges?". Minnie le quitó su mano con un manazo. Su rostro se puso rojo de la rabia.

Entonces, dio un paso hacia atrás y miró al hombre. "Ve a la habitación de tu hijo y míralo tú mismo.

El pobre niño está sufriendo mucho, pero a ti no parece importarte".

"¡Es mi hijo!", le gritó Michael. Lo que él trataba de decirle es que no quería que nadie se entrometiera en su vida.

"Yo solamente iba a comprar unos medicamentos", Minnie le respondió. "Pero ya que veo que no quieres que me vaya, volveré a mi habitación y dormiré. Ahora, ocúpate de tu hijo y no me molestes".

Al decir esto, apartó a Michael y se dio la vuelta para marcharse.

Él, al verla, la agarró de la mano.

"¿Y ahora qué pasa?", le preguntó ella arqueando una ceja.

"Bruce está muy enfermo. ¿No deberías quedarte aquí para cuidarlo?", El corazón de Minnie dio un vuelco. En esos momentos, se preguntaba si Michael había descubierto su verdadera intención. "Michael Lu, ¿qué te pasa?". Ella intentó zafarse de él. "¡Bruce no es mi hijo!".

"Pero puedes ser su niñera y cuidar de él".

Michael la tomó de la mano y la arrastró escaleras arriba. Minnie se esforzaba mucho pero no podía zafarse de él. De repente, ella le pisó el pie mientras se tambaleaba detrás de él.

"¡Michael Lu, no me obligues a subir! Yo quise ayudarle comprándole unos medicamentos, pero no me dejaste hacerlo. ¿Por qué debería cuidar de él ahora?".

Aunque ella estaba enojada, lamentaba haber pronunciado aquellas palabras. En su interior, quería pasar cada momento cuidando de su hijo. Sin embargo, Michael se había pasado de la raya esta vez. Además, no quería que él dudara de sus intenciones.

"¿Ya te olvidaste que aún puedo entregarte a la policía? Entonces, ¿vas a trabajar de niñera o no?", él la amedrentó.

Al escucharlo, ella comenzó a hervir de rabia. "¡Primero, suéltame! ¡Está bien, lo haré! ¡Te juro que lo haré! ¿De acuerdo? ¿Tienes algún antiácido? Necesito darle un medicamento".

Antes de soltarle la mano, él se le quedó mirando. De pronto, Annie entró corriendo al salón al escuchar el revuelto. Al verla, él le pidió a la criada que le llevara medicamentos para poder curar a Bruce.

"No intentes jugarme chueco", Michael le advirtió.

"No tienes que decírmelo todo el tiempo", Minnie lo empujó con la intención de que se golpeara contra la pared. Sin embargo, él no se movió. Antes de tomar la medicina de Annie y entrar en la habitación del niño, ella lo fulminó con la mirada.

"¡Mamá! ¡Mamá!". Los gritos de Bruce se hacían cada vez más fuertes.

Al verlo, el rostro de Minnie se suavizó. Entonces, tomó un vaso de agua tibia y le dio la medicina. Una vez que Bruce la ingirió, ella comenzó a masajear suavemente su estómago.

Al sentirla a su lado, Bruce tomó la mano de Minnie con firmeza y negó con la cabeza. "Mamá, no me dejes. No me abandones".

Minnie se secó suavemente las gotas de sudor de su frente y se inclinó hacia el pequeño.

'No iré a ninguna parte. Pero si me voy, me aseguraré de llevarte conmigo.

Duerme bien, mi bebé. Mamá siempre estará contigo', ella pensó, esperando que el niño pudiera leerle la mente.

De pronto, un peso se apoderó del pecho de Michael al ver la dulce interacción de Minnie con su hijo.

Bruce comenzó a calmarse gradualmente a medida que la medicina empezó a surtir efecto y se fue quedando dormido tranquilamente.

Al ver que Bruce había dejado de llorar, Michael sintió el impulso de alejarla.

"Oye, tampoco tengo la intención de quedarme aquí", le dijo ella e intentó retirar la mano de Bruce. "Mamá, no te vayas. No te vayas", el niño comenzó a llorar tan pronto como sintió que ella se alejaba.

Ante tal escena, el corazón de Minnie se derritió en un instante. "Mira, no quisiera quedarme, Pero tu hijo no quiere que me vaya. ¿Qué es lo que debería hacer?", le dijo deliberadamente y suspiró con impotencia.

Michael vio a su hijo aferrado a Minnie como si su vida dependiera de ello. "Está bien, puedes quedarte con él.

Pero no quiero que uses tus trucos con mi hijo", le advirtió antes de salir de la habitación, furioso.

Minnie puso los ojos en blanco y le hizo una mueca, pero al ver que Michael se detuvo en la puerta, giró la cabeza hacia otro lado para no ser descubierta.

Unos segundos después, continuó masajeando el estómago de Bruce como si nada hubiera pasado.

Ella se alegró de que el estómago de Bruce hubiera vuelto a la normalidad. Las partes rígidas ya se habían aflojado.

Ya que su atención estaba completamente puesta su hijo, no notó la mirada curiosa de Michael antes de que finalmente se retirara.

Después de unos minutos, las luces de la villa se apagaron una tras otra, y cuando la obscuridad la invadió, el corazón de Minnie se le subió a la garganta. Entonces, cargó suavemente a Bruce y lo recolocó en la cama.

"Bruce, por favor, sé un buen chico. Yo me quedaré aquí contigo", le dijo ella y comenzó a abrazarlo y a acariciar sus mejillas.

De pronto, Bruce soltó la mano de Minnie poco a poco, como si la hubiera oído.

"Qué buen chico eres, mi hermoso bebé".

Ella se inclinó hacia adelante y lo besó en la frente.

Unos instantes más tarde, Minnie se quedó profundamente dormida abrazando a Bruce.

Mientras tanto, Michael miraba con un semblante sombrío todo lo que sucedía en aquella habitación desde el monitor que yacía frente a él; no podía entender a aquella mujer.

A la mañana siguiente, Minnie se despertó, pues algo duro la empujaba por la espalda.

"¡Hey! Yo no te di permiso para dormir en mi cama. ¡Anda, sal de aquí!". Bruce comenzó a quejarse mientras luchaba por soltarse de su abrazo.

Aún aturdida, los ojos de Minnie se abrieron mientras miraba al chico. Su rostro se iluminó y esbozó una exuberante sonrisa. Al verlo, abrazó a Bruce aún con más fuerza y le besó la parte superior de la cabeza. "Sé un buen chico, Bruce".

Al escucharla, la mente de Bruce se quedó en blanco

y se tocó la cabeza donde perduraba la calidez del beso de Minnie.

Su mandíbula cayó pues estaba en estado de shock, pero pronto volvió a sus cinco sentidos.

"¡Ay! ¡Qué estúpida eres! ¿Cómo te atreves a besarme?".

Ella ya estaba cansada de discutir con el niño. Entonces, solo sonrió y le revolvió el pelo. "¿Por qué eres tan grosero como tu padre? Si sigues así, jamás encontrarás novia cuando seas mayor".

Al decir eso, ella se sentó y comenzó a estirarse. "Anda, levántate. No te quedes en la cama una vez despierto", le instó.

"Yo puedo hacer lo que me plazca. Tú no me digas lo que debo hacer".

Bruce la fulminó con la mirada y jaló la colcha hacia su cuerpo.

Al verlo, ella negó con la cabeza y sonrió. "Está bien, si no te levantas...".

Al decir eso, ella le dio una palmada en el culo y comenzó a reírse. "... esto es lo que haré".

"¡Oye!".

Bruce se sentó, la miró y frunció el ceño. "¿Qué haces? ¿Cómo te atreves a pegarme?".

"Ya estás completamente despierto. ¡Ahora, levántate!".

"¡Dios mío, está bien!". Bruce comenzó a frotarse el culo. "Eres una mujer mala y muy mandona". Trataba de mirarla lleno de ira, pero no pudo reprimir la sonrisa que se estaba abriendo paso dentro de él.

Al mirarlo, ella sonrió y le pellizcó la mejilla.

"¡Eres un niño adorable, Bruce!".

El chico le quitó la mano de un manazo. "¡Eso lo sé! No tienes por qué decírmelo".

De inmediato, el niño se puso los zapatos y corrió al baño.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022