Bruce le había dicho que Minnie no era una criada, pero era obvio que eso no le había importado, pues aun así le entregó su taza de té y le pidió que volviera a llenarla. Además de eso, cada palabra que salía de su boca parecía ser extremadamente mordaz. "Eso no es muy diferente de ser una criada, aunque lo más probable es que las criadas se quedarán aquí más tiempo que tú".
Al decir eso, miró a Minnie y le mostró una sonrisa un tanto burlona. "¿No te parece?".
Minnie solo frunció el ceño. Alice estaba actuando como si fuera la señora de la casa y hablaba como si todas las mujeres de Michael estuvieran con él solo si ella se los permitía.
De no ser porque quería saber cómo aquella mujer había estado criando y educando a Bruce, Minnie habría perdido los estribos y la habría destrozado desde el instante que había comenzado a insultarla. Por lo tanto, inmediatamente trató de controlarse, tomó la taza de té y le devolvió la sonrisa. "Creo que tienes razón, tía Alice".
El rostro de Alice se oscureció de inmediato al momento de escucharla llamarla 'Tía Alice'.
Sin embargo, antes de que pudiera decir algo, Minnie ya se había dado la vuelta y se había alejado unos metros. Alice solo se le quedó viendo la espalda, estaba que hervía del coraje. Estaba bastante enojada, pero sabía que no debía ir detrás de ella e insultarla como una mujer sin modales, así que respiró hondo para calmarse.
En realidad, no valía la pena discutir con alguien que no estaría ahí por mucho tiempo.
Ante tal situación, la sonrisa en su rostro volvió a la perfección.
Cuando Minnie regresó con el té Earl Grey que Alice le había pedido, Bruce ya había terminado de jugar una ronda y ahora estaba siendo interrogado por Alice.
"¿Cómo has estado últimamente? ¿Has leído todos los libros que te compré? ¿Escribiste lo que pensabas de cada uno?".
Al escuchar sus preguntas, Bruce se sintió un poco avergonzado. Se cubrió el rostro con sus palmas y dijo: "Todavía no. Esos libros son muy aburridos. No quiero leerlos".
Minnie, quien regresaba a la habitación, presenció la conversación en silencio. Bruce era su hijo biológico y nunca se había comportado tan obediente con ella. Sin embargo, ahora parecía ser un niño bien educado al lado de Alice. En este instante, tuvo que admitir que se sentía como una extraña y la forma en que interactuaban le provocaba celos. Al mismo tiempo, estaba un poco preocupada al ver lo cerca que estaban el uno del otro porque era evidente que Alice era una mala mujer con malas intenciones.
Incapaz de seguir soportando por más tiempo, se acercó y puso el té Earl Grey en la mesa frente a Alice de una manera un tanto brusca, causando un fuerte golpe, que hizo que Alice desviara su atención hacia ella.
De inmediato, Alice enarcó las cejas y levantó la taza. Luego tomó un sorbo y observó a Minnie de arriba abajo como si la estuviera analizando profundamente. Parecía estarse burlando de ella por la rudeza con la que había puesto la taza.
A estas alturas, Minnie estaba prácticamente haciendo todo lo posible para controlar su temperamento.
Miró a Alice con los ojos en blanco, pero esta ya no la estaba viendo para entonces.
Lo imperturbable que parecía la mujer le hacía perder los estribos.
Pero prefirió respirar hondo y sentarse en el sofá con las piernas cruzadas, obviamente con la intención de ver qué tipo de trucos tenía Alice bajo la manga.
Alice sostuvo las manos de Bruce entre las suyas y dijo en voz baja: "No tienes que leerlos si no quieres. Por cierto, te acabo de comprar un teléfono nuevo. ¿No me habías dicho que tu papá no te permitía comprar uno? Bueno, pues ya te lo compré".
En seguida, ayudó a Bruce con la configuración del bloqueo de huellas dactilares y se pusieron a descargar varios juegos para él. "Trata de no pasar mucho tiempo jugándolos, ¿de acuerdo? De lo contrario, tu padre podría venir a reclamarme".
Bruce asintió con la cabeza.
Al verlos, Minnie frunció los labios con desprecio. Alice era una verdadera hipócrita.
Si no quisiera que jugara, ¿por qué pasar tanto tiempo diciéndole qué juegos eran divertidos y cuáles no?
Alice continuó, "Por cierto, te aviso que me quedaré en el país durante el próximo medio año como mínimo. Si estás aburrido o te preocupa algo, me lo puedes decir, ¿de acuerdo? Cuando eso pase, de inmediato vendré a verte. Además, si sales a alguna parte, recuerda decirme dónde y con quién vas. Todo esto es por tu propia seguridad, ¿me entiendes?".
Bruce asintió, parecía ser muy obedientemente. "Entendido, tía Alice. Gracias por todo".
Cuando escuchó a Bruce llamarla "tía", no pudo evitar recordar el tono sarcástico con el que Minnie la había llamado. La sonrisa en su rostro comenzó a obscurecerse, pero rápidamente recobró el sentido y esbozó otra sonrisa. Después, le tocó la nariz a Bruce con delicadeza y le dijo: "Recuerda que debes estudiar mucho. Somos como la misma familia, así que no necesitas agradecerme".
La sonrisa en el rostro de Bruce era tan amplia que dos hoyuelos se hicieron presentes en sus mejillas.
Sin embargo, Minnie no era tan ingenua como Bruce. Aquella mujer estaba diciendo tonterías. ¿Qué había querido decir con 'es por tu propia seguridad'? Ella solo trataba de saber sobre Michael, ¿no era cierto? ¿Bruce tenía que decirle si había algo que le preocupaba? ¿También debía decirle adónde iba y con quién? ¡Humph! ¿Quién se creía que era esa mujer? Incluso Minnie, que era la madre biológica de Bruce, no le habría pedido que hiciera eso, así que ¿por qué diablos Alice tenía que decirle qué hacer?
Minnie estaba furiosa.
Sin embargo, entre más enojada se sentía, más amplia se hacía su sonrisa. "Oye tía Alice, ¿a qué te dedicas?".
La forma en que Minnie se dirigía a ella casi provocaba que Alice se volviera loca. Estaba bien que el niño la llamara así para mostrar respeto, pero ¿qué quería lograr esa mujer llamándola de esa manera? '¿Insinúa acaso que soy mayor que ella?'. ¡Al pensar en ello, Alice quería arremeter contra ella y destrozarla en ese mismo instante. ¡Esa perra lo hacía todo a propósito para molestarla!
Al escuchar lo que había dicho Minnie y al ver la ira casi indiscutible en la expresión de Alice, Bruce rápidamente agachó la cabeza para ocultar su sonrisa.
'¡Jajaja! ¿Jessica la acaba de llama tía Alice? Realmente sabía cómo hacer enojar a la gente', Bruce pensó y se rio en sus adentros.
Entonces, Alice respiró hondo y esbozó una sonrisa. "Mi familia tiene algunas empresas, pero yo no trabajo en ninguna de ellas. Me gusta estudiar y aprender, por eso sigo siendo una estudiante universitaria. Señorita, tengo curiosidad, ¿en qué te ganas tú la vida?".
A Minnie se le revolvió el estómago. Tenía muchas ganas de borrarle la sonrisa falsa a Alice.
De todos modos, Minnie ya había logrado saber varios puntos importantes de todo lo que Alice había dicho. En primer lugar, la familia de Alice tenía algunas empresas, y su familia debería estar a la par con la familia Lu en cuanto a riqueza, por lo que Minnie era inferior a ella en términos de dinero.
En segundo lugar, al parecer Alice no necesitaba ni quería trabajar. Lo había expresado como si no hubiera forma de que cosas tan comunes como los trabajos le impidieran perseguir su pasión por el estudio. Todo su discurso dejaba ver que se trataba de una dama de la nobleza y que se sentía superior a todos los mortales.
En tercer lugar, había afirmado seguir siendo una estudiante universitaria. En otras palabras, ¡estaba insinuando que Minnie no tenía ninguna educación y que sin duda era mayor que ella!
También había un cuarto punto. Minnie sabía su nombre, pero Alice no sabía el de ella, pues se había dirigido a ella simplemente con la palabra 'señorita' sin siquiera preguntarle cuál era su nombre. Era evidente que a Alice no le parecía relevante saber su nombre. ¡Jem! ¡Qué mujer tan alzada!
Minnie estaba avergonzada y al mismo tiempo enojada por el descarado desdén que mostraba Alice hacia ella.
Por lo tanto, puso una sonrisa falsa y dijo con los dientes apretados, "Señorita Alice, solo me dedico a hacer lo que me gusta. Y a pesar de que no podría llegar a ser de la 'nobleza' como tú, al menos soy feliz, ¿no crees?".
El sarcasmo en la palabra "nobleza" era más que claro.
Aunque la sonrisa en el rostro de Alice permaneció, su mirada se volvió cada vez más punzante. Ante esto, miró a Minnie de arriba abajo como si dudara de que tuviera la capacidad de vivir tan libremente como decía.
Minnie casi perdía la cabeza ese día por enésima vez.
Como ambas se odiaban, ninguna de las dos parecía ceder. Cada una esbozaba una sonrisa falsa en el rostro pero continuaban charlando. Los espectadores ajenos a la situación, podrían haber pensado que eran verdaderas amigas. Bruce, en cambio, se dio la vuelta y siguió jugando. Era mejor que no mirara aquella 'pelea de gatas', pues en cualquier momento podría perder el control y se echaría a reír.
Una vez que Alice se fue, Minnie palmeó el cojín que estaba a su lado y dijo: "Bruce, ven aquí por favor".
Al oírla, Bruce levantó la vista de su teléfono, se salió del juego y se sentó junto a Minnie. "¿Qué pasa?".
Minnie le estiró la mano. "¿Podrías mostrarme tu teléfono?".
Bruce resopló y le entregó lo que le pedía. "Te lo prestaré solo porque tu expresión me provoca lástima".
Minnie tomó el teléfono y se puso a revisarlo varias veces. Al parecer, el teléfono estaba bien. No parecía haber errores, ni aplicaciones extrañas, ni nada por el estilo en su interior.
Pero le seguía molestando el aparato. Después de todo, era lo que Alice estaba usando para acercarse a Bruce. Por lo tanto, guardó el teléfono en su bolsillo y le dijo: "Bueno, lo confiscaré. Ni creas que te pasarás jugando con el teléfono todo el día. Ahora, tienes que estudiar".
Luego señalando la PS4 Pro dijo: "¡También te confiscaré eso! ¡No podrás jugar con ella hasta que termines tus tareas de esta semana!".
"¡Oye!".
Bruce pateó el suelo muy enfadado.
"¡La tía Alice me los trajo! No tienes derecho a confiscarlos. ¡Yo quiero jugar!".
Minnie le dio unas palmaditas en la cabeza tratando de apaciguarlo. "No, no puedes seguir haciéndolo. Al menos no hasta que hayas terminado de estudiar y de hacer tu tarea. Ahora escucha; si no terminas de leer esos libros puedes despedirte de tus aparatos".
Bruce quería matarla con la mirada pero no dijo nada. Unos segundos más tarde, se abalanzó sobre ella y comenzó a buscar su teléfono entre su ropa.
Minnie estaba carcajeándose de risa. ¿Cómo podría un niño encontrar algo que ella, una ladrona profesional, había escondido? El pequeño continuó buscando y toqueteando su cuerpo sin éxito.
"Está bien, no me vayan a acusar de que te maltrato. Vamos a establecer unas reglas: Una vez que termines de leer estos libros, te devolveré el teléfono y la PS4 Pro y te permitiré jugar con ellos el fin de semana, ¿de acuerdo?". Minnie trataba de convencerlo.
Para esto, Bruce la miró, resopló un poco, se bajó de su regazo y volvió corriendo a su habitación.
Se había ido sin llevarse nada.
Una vez que desapareció del salón, Minnie finalmente sacó el teléfono y se echó a reír.
"¿Tarea? ¿Cuál es el punto de hacer este tipo de tareas tan infantiles e innecesarias?". Bruce, que había vuelto a su habitación en la parte de arriba, sacó la tarea que le había puesto su maestra del jardín de niños. "Aa, Bb, Cc, Dd". Debía copiar esas letras veinte veces cada una. Además de eso, también tenía que resolver preguntas de matemáticas sobre sumas y restas de una cifra, y debía hacer su propio separador a base de hojas.
Pero, sin pensarlo dos veces, tiró los libros de ejercicios de lenguaje y matemáticas a la basura, sacó una llave y abrió con cuidado el pequeño cajón de su escritorio, dejando al descubierto un diario azul de dibujos animados que había dentro.
"Miércoles; el día de hoy estuvo soleado.
Como de costumbre, la tía Alice vino a tratar de sobornarme con un nuevo teléfono celular. ¡Es sorprendente cómo sigue usando el mismo truco una y otra vez sabiendo que no funcionará! ¡Se ha vuelto algo aburrido! Sin embargo, ahora hay una nueva mujer en la casa. Fue de compras conmigo, me reprendió e incluso se atrevió a confiscarme el teléfono. ¡Eso me pareció muy interesante!
Mi amiga me dijo que una mamá era cálida pero también un poco fastidiosa. Supongo que a eso se refería".
Era simplemente el diario de un niño pequeño, pero el vocabulario utilizado era bastante extenso. En sus escritos, no había el menor rastro de un niño insolente y tonto que solo sabía comer, jugar y hacer fechorías. ¡Era evidente que se trataba de un niño genio!
De pronto, un destello sombrío atravesó los radiantes ojos de Bruce. Después, echó un vistazo al manual de artes y oficios, lo agarró y bajó las escaleras con él en mano.
"¿Un separador a base de hojas?", le preguntó Minnie.
"¡Así es! Se me hace muy aburrido. Hay muchos separadores bonitos en la librería, pero la maestra nos dijo que hiciéramos uno nosotros mismos", se quejó Bruce con desprecio. Aunque se seguía quejando, no le quitaba la vista de encima a Minnie, quien estaba absorta en la lectura del manual; intentaba no perderse ningún cambio en su expresión.
Minnie le dijo amablemente: "Comprar uno ya hecho es sin duda más práctico, pero el hecho de que tú hagas tu propio separador lo volverá más especial, ¿no crees?
Piénsalo bien. Durante el proceso, puedes apreciar el contorno, las venas, el color y el tamaño de las hojas. Incluso puedes ver claramente las marcas que tiene cada una y adivinar cómo es que crecen. ¿No te parece más interesante?
Además, puedes definir personalmente el estilo y la forma de tu marcador. Cuando estés buscando las hojas, es posible que encuentres muchas que te parecerán únicas. ¿No crees que eso te hará sentir bien? ¡Este tipo de felicidad es algo que el dinero sin duda no puede comprar!".
"Está bien, creo que lo que dices tiene sentido. ¡Lo haré!".
"¡Ese es mi pequeño!". Al decir eso, Minnie frotó el cabello de Bruce con cariño, pero él se agachó para evitar sus caricias.
"¡Andando! ¡Vayamos a buscarte unas bonitas hojas!". Minnie gritó y salió corriendo con Bruce a sus espaldas. No miró hacia atrás cuando salió, pero pudo oír a Bruce correr tras de ella y eso la hizo sonreír.
En los últimos dos días, había aprendido mucho sobre la personalidad de Bruce. Bruce tenía una lengua muy afilada pero un corazón bastante blando. El ser estricto y autoritario con él era algo que no funcionaba. Sin embargo, el explicarle las cosas correctamente y preguntarle amablemente parecía funcionar la mayoría de las veces.