Capítulo 10 Quedémonos aquí y veamos

"¿Qué está sucediendo? ¿Pasa algo malo?", consultó Noah, emergiendo de una oscura esquina detrás de Robert. Sus ojos preocupados siguieron a Mandy mientras ella se dirigía con decisión hacia otra mesa.

Volteándose un poco hacia el asistente para mostrarle una leve sonrisa, el otro también mantuvo sus ojos en la chica. "Nada de qué preocuparse. Quedémonos aquí y veamos el espectáculo".

Por su parte, Mandy fue directamente hacia donde estaba sentada la mujer, quien mantenía una conversación jactanciosa con sus compañeras.

"No tienen idea de lo glamoroso que era...", decía, completamente inconsciente de que la chica se le acercó por detrás. Esta le dio un codazo a la silla de la elocuente mentirosa y soltó un jadeo teatral, fingiendo que había sido accidental. Enojada, la otra se dio la vuelta ante la grosera interrupción y miró hacia arriba para encontrarse con una desconocida que sostenía una copa de vino y hacía una mueca de disculpa fingida detrás de ella.

"Eh, Andy. ¿La conoces?", cuestionó una de sus amigas al sentir la tensión en el aire.

Mirando el rostro de Andy, Mandy fingió sorpresa. "¡Oh, eres tú! ¿Me recuerdas? Nos conocimos anoche en el puesto de parrilla", exclamó con una sonrisa falsa, colocando su mano delicadamente sobre su pecho.

La ofendida comenzó a preocuparse un poco porque ninguna de sus acompañantes había presenciado lo ocurrido la noche anterior, y lo último que necesitaba era que esta recién llegada les diera algún detalle.

"¿De qué hablas? ¿Quién diablos eres tú?", exigió entonces con irritación. Mandy se sintió satisfecha no bien esta comenzó a perder su engreimiento.

"Oh, ¿no recuerdas? ¡No tuve la oportunidad de agradecerte lo que hiciste ayer! Conseguí algunos tragos con el guapo gerente por eso. Qué bueno que me topé contigo hoy", dijo la chica con un inocente movimiento de pestañas al tiempo que agitaba de manera casual en su copa.

Andy la miró con cautela. "No sé de qué estás hablando. Debes estarme confundiendo", se burló, tratando de darle la espalda.

Dado que algo así estaba esperando Mandy, se burló juguetonamente. "Oh, no seas tan modesta. ¡Sé que fuiste tú! Si no hubieras incriminado al mesero anoche, ¿por qué aparecería el gerente en el local?".

Dicho eso, le devolvió la mirada con frialdad cuando la mujer se dio la vuelta con la cara enrojecida y la vio como si quisiera que cerrara la boca.

"Ay, lo siento. ¿Me equivoqué al pensar eso? Mi amiga y yo pensamos que había sido una movida inteligente", agregó Mandy sonriente mientras que el rostro de la otra se ponía peor debido a la frustración.

"Creímos que lo habías hecho de buena voluntad, pero por tu reacción ahora, supongo que nos equivocamos. Si no era para que llamaran al encargado, ¿significa que nada más le estabas poniendo las cosas difíciles a ese pobre empleado?", cuestionó para enseguida chasquear la lengua y sacudir la cabeza con fingida incredulidad.

Todas en la mesa se habían quedado en un silencio mortal al escuchar la conversación. Andy estaba furiosa, ya que ella había tenido el control total de la situación hasta que apareció esta perra.

Su rostro estaba empezando a ponerse morado y apretó los dientes, mirando fijamente a Mandy.

"¡Cállate!", siseó. ¿Cómo se atrevía esa a avergonzarla frente a sus amigas? ¡Ella la pondría en su puesto!

No obstante, antes de que pudiera decirle algo, la chica continuó. "Supongo que de igual manera debería agradecerte porque una vez que te fuiste abatida anoche, el gerente nos invitó a todas las demás a beber. Eso no habría sido posible sin tus esfuerzos, ¡así que salud!", exclamó levantando su vaso juguetonamente hacia la mujer y luego tomó un sorbo. La visión de Andy estaba empezando a oscurecerse mientras miraba a la sonriente chica, pues estaba a punto de hacerla pedazos.

Durante todo ese tiempo Robert se entretuvo con el procedimiento, observando desde la distancia cómo el rostro de la mentirosa se había puesto pálido y después rojo hasta llegar a morado. Se rio entre dientes y tomó su copa, tomando un lento sorbo mientras continuaba mirando a las mujeres con una profunda sensación de satisfacción.

"La señorita Mandy es en serio impresionante, ¿eh?", soltó Noah riendo entre dientes y sacudiendo la cabeza. Le parecía increíble la forma en la que ella había derrotado a esa mujer en unos minutos con tan solo unas pocas palabras.

De pronto Andy miró fijamente a la chica a los ojos y empezó a ponerse de pie dado que ya había tenido suficiente de la disimulada ridiculización.

Pero sin darle oportunidad de emitir palabra, Mandy se le adelantó. "Estoy segura de que también recuerdas que la cámara de seguridad captó todo, así que supongo que te portarás lo mejor que puedas con ellos a partir de ahora si no quieres que eso salga a la luz".

Ante su dulce sonrisa, la mujer tembló de furia y de la nada sintió que su amiga comenzaba a tirar de su brazo, suplicándole que mantuviera la calma. El detalle era que ya no podía importarle menos.

"¡¿Quién demonios eres y de qué diablos estás hablando?!", estalló.

Entonces la chica acompañó un profundo suspiro con una mirada de lástima porque no esperaba que la mentirosa fuera tan descarada.

Acto seguido echó un vistazo a donde estaba sentado Robert para luego voltearse de nuevo hacia la otra, y con una sonrisa lenta y perezosa, abrió la boca para hablar.

"Mandy, ¿terminaste?", consultó desde detrás de ella una voz que sonaba aburrida.

Al girar, la chica vio al hombre acercarse, y aunque tenía una figura fría y distante, se sumaba a su carisma. No era de extrañar que aquel hombre lo eligiera como su novio.

Qué lástima que un prospecto así solo estuviera interesado en personas de su mismo género.

De veras era una injusta desgracia.

De todos modos ella mantenía obstinadamente la esperanza de que él cambiara de orientación algún día, y juró en secreto convertir eso en su misión.

Tan pronto como volteó de nuevo a mirar a Andy, vio que se había congelado de horror al ver a Robert.

Por su parte, este miraba a la mujer con una expresión indiferente.

"Me alegra verla aquí, señorita Andy. En cuanto a las imágenes de anoche de la cámara de seguridad, se las enviaremos, puesto que es su reputación la que está en juego y no queremos causar ningún problema a nuestros clientes", le dijo con frialdad.

Quedando sin palabras, esta se dejó caer de vuelta en su asiento.

Apenas salieron del bar, Mandy estalló en carcajadas, agarrándose la barriga y apoyándose de la pared.

"¿Viste su cara? ¡Fue muy gracioso!". Ella detestaba mucho a las personas vanidosas como Andy, por lo cual se alegraba verlas recibir su merecido.

Después se enderezó con un suspiro de felicidad, estiró los brazos por encima de ella y arqueó la espalda con elegancia al tiempo que estiraba el cuello y cerraba los ojos con satisfacción.

El corazón de Robert se aceleró al mirarla en silencio.

Esa chica de verdad era muy hermosa con su rostro pequeño, rasgos delicados y esa dulce belleza oriental de ojos tan profundos que cualquiera podría ahogarse en ellos.

Cabe destacar que su ardiente personalidad la hacía fascinantemente impredecible.

El hombre estaba perdido y era incapaz de dejar de mirarla.