Capítulo 6 Sé mi novio

"No te estoy pidiendo que seas mi verdadero novio, de hecho no tenemos que estar en una relación, yo solo quiero que lo finjas. Sé que ya tienes novio, así que no te preocupes porque no romperé tu relación", explicó Mandy. Una parte suya se sentía triste porque Robert no estaría interesado en una mujer como ella ni siquiera si rompiera con su pareja. A juzgar por la voz en el baño y el reflejo a través del cristal, ella asumió que el hombre con el que él estaba debía ser de veras excelente.

"¿Qué? ¿Tengo novio? ¿Quién es él?", cuestionó el empresario al tiempo que enarcaba una ceja. A pesar de que él no podía entender de qué estaba hablando la chica, su tono de afirmación le hizo preguntarse si algún chico estaba enamorado de él.

"El hombre que estaba en el baño de tu habitación. ¿No era tu novio?", susurró ella.

"¿Qué? ¿En el baño? ¿Quién estaba en el baño? ¿De qué estás hablando?". La mesa crujió cuando Jean se inclinó sobre ella, pues aquella declaración la había tomado por sorpresa. No obstante, lo que escuchó a continuación la dejó atónita. Su mirada se desvió involuntariamente hacia el hombre que tenía enfrente, quien al fin había cambiado su expresión, y ella no pudo evitar preguntarse si en serio era homosexual.

"¿Quién te dijo que es mi novio?", cuestionó este sacudiendo la cabeza como si intentara entender lo que esta jovencita le acababa de decir.

"Bueno, ustedes comparten la misma suite en el hotel, y vi que se estaba duchando. ¿No es obvio entonces?", respondió ella encogiéndose de hombros con indiferencia.

Devolviendo el café a la mesa, Robert miró a Mandy a los ojos. "Mira, diré esto por primera y última vez. Él no es mi novio".

"¿Por qué no admites que lo es? ¿Acaso estás obligado a tener una relación con él?". Los pensamientos de la chica enloquecieron de nuevo.

A juzgar por la majestuosa mirada del hombre, ella asumió que este pertenecía a una familia noble. Sin embargo, había abierto un pequeño puesto de parrilla, y aunque era uno de los locales más famosos de la ciudad, parecía poco probable que un tipo rico abriera un pequeño lugar, de modo que ella se preguntó si él había fracasado en su negocio.

¿Acaso su familia lo repudiaba por ser gay? ¿Sería esa la razón por la que se quedaba con su pareja en el hotel? Quizás ese restaurante le pertenecía a su novio y él lo estaba cuidando durante su ausencia.

"¿Este establecimiento le pertenece al hombre que se estaba duchando en tu baño?", preguntó ella con los ojos muy abiertos.

"Sí", replicó él con un asentimiento.

"¡Ah! Tiene sentido ahora. Ya que no quieres ser su novio, ¿por qué no eres el mío?", suplicó la chica inclinando la cabeza hacia un lado.

De pronto sintió pena por Robert. Si no lo hubiera visto con otro hombre en la habitación del hotel, no habría creído que era gay. Entonces decidió salvarlo de su novio y de esa desagradable relación.

La mandíbula de Jean cayó con la conmoción porque su amiga seguía sorprendiéndola, e incluso se preguntó si era que se había enamorado de él. ¿Por qué otra razón le diría eso una y otra vez?

Ella no podía esperar a ver la reacción del desconocido. ¿Este aceptaría a Mandy como su novia o no?

Con una sonrisa dibujándose en los labios de Robert, este sacudió la cabeza y tomó un sorbo de café sin responder a la pregunta.

Dado que él era el único cliente masculino en el lugar, tenía todos los ojos encima.

Además, había manejado el problema que la otra mujer había creado con mucha facilidad, de manera que su encanto y comportamiento impresionaron a todos, incluida Mandy.

"¿Qué dices? ¿Ya tomaste una decisión?". Él se secó los labios al terminar su café, pero todavía no tenía la respuesta a la solicitud de esta señorita.

"¿De verdad quieres que yo sea tu novio?", preguntó con una expresión extraña que Mandy no pudo entender.

Asintiendo, ella ignoró el sentimiento incomprensible que se había asentado en su pecho.

Su corazón palpitaba cada vez que miraba el hermoso rostro del hombre, quien no solo lucía bien, sino que también tenía una actitud increíble. Él sería la pareja perfecta algún día. La chica sentía que presentárselo a su tía pondría fin a todos sus problemas, puesto que ya esta no la obligaría a asistir a citas a ciegas.

Inclinándose más cerca de él, le agarró la mano. "Te haré feliz, créeme", prometió, mirándolo a los ojos.

Eso dejó a Robert sin palabras mientras observaba cada centímetro de su bonito rostro. Mandy pestañeó y se mordió el labio, mirándolo esperanzada. Él nunca había visto a una mujer como ella antes.

No solo lo había besado en su primer encuentro, sino que en este momento estaba expresando su amor por él, y su comportamiento único resultó atraerlo.

Ahora quería saber más sobre ella porque todo aquello le parecía nuevo.

Los amigos de Robert se sorprenderían si lo oyeran confesar que estaba interesado en alguien, pues varias mujeres lo perseguían, pero él no se inmutaba ante ninguna. No obstante, todo era diferente sobre esta y quería pasar más tiempo con ella.

Jean tomó un sorbo de su bebida sin dejar de observar con los ojos muy abiertos la interacción de estos dos, y el inesperado giro de los acontecimientos la hizo sentir incómoda.

Es decir, aunque su amiga se le había declarado sin pensarlo, el sujeto parecía frío y distante. La presencia de este le daba tales escalofríos que no podía entender cómo Mandy lograba mantener la calma.

"¡Créeme, puedo salvarte de tu situación actual!", siguió persuadiéndolo la chica.

Robert dejó escapar un profundo suspiro porque Mandy lo había dejado sin palabras y no podía entender lo que estaba pasando por su mente. Ella había logrado sorprenderlo cada vez que se encontraban.

"Pide lo que quieras, yo invito". Acto seguido él se puso de pie y se dirigió a su oficina.

La chica se quedó con los ojos abiertos de par en par, pensando que él se había ido sin responder a su pregunta, con lo cual la confundió aún más.

"¡Oye! ¿Cómo te vas a ir así?", exclamó Mandy, haciendo que Robert se detuviera al instante y se girara para mirarla.