Capítulo 3 ¿Que voy a hacer

Ring... Ring... Ring

El sonido de la alarma. Ya empieza mi día. Es temprano. Tengo que ir a la universidad. Me levanto rápido, voy a ducharme y cepillarme. Peino mi cabello y me visto rápido. Bajo a desayunar. Mi padre no está, seguro se quedó en la oficina otra vez. Como cosa rara. Salgo lo más deprisa que puedo. 7:00 am, siempre puntual. No hay nadie cerca. Cruzo la calle y de repente siento que algo o alguien se me acerca por atrás, cuando medio giro mi cabeza a ver quién era una mano tapa mi boca con la otra mano siento que posiciona un arma en mi cabeza. ¿Qué está pasando? Ay dios mío....

- Cierra la boca, niña. Si llegas a moverte te voy a disparar. ¿entendido?- susurra un hombre a mi oído. Yo solo puedo asentir nerviosa con la cabeza. – Bien, ahora camina lentamente y no intentes nada raro. Vamos a mi camioneta, ¡Muévete!

Me empuja fuerte para que empiece a caminar. Yo no sé qué hacer. Solo estoy obedeciendo. Estoy demasiado nerviosa.

- Quédate quieta o tendré que golpearte- Me dice este hombre mientras me coloca una especie de saco negro en la cabeza

- ¿Por qué haces esto? ¿Qué quieres de mí?- Logro al fin decir algo en voz baja

- No hagas preguntas y cállate, ahora voltéate –Me ordena con voz amenazante.

Al voltearme siento que me agarra las manos y me las amarra bruscamente. Duele y me quejo.

- ¿A dónde vamos? ¿Quién eres? – Digo ahora si con voz fuerte y agitada por el miedo

- Deja de hacer preguntas estúpidas o quieres que te cierre la boca de un balazo?- empieza a apuntarme con el arma

- No, por favor. No.-Digo suplicando

- Entonces cállate y entra al auto. Y mucho cuidado con intentar gritar o hacer algo. Solo empeoraras las cosas para ti ¿entendido?

Asiento y entro al auto. Me obliga a costarme en el piso del auto. Siento como cierra la puerta y abre la suya. Empieza conducir. DIoooss ¿Qué está pasando? ¿Por qué a mí? Conduce y conduce. Gira a la Izquierda una sola vez. Empieza a disminuir la velocidad. Escucho una conversación.

- Buen día. ¿Papeles? - ¿papeles? ¡Son Policías!

- Buen día, señor. Tenga

- Están en orden. Pude seguir su camino

- Muchas gracias, señor

No grite. No hice nada. ¿Por qué? Ni idea. Supongo porque tengo miedo. Mucho miedo de que la situación se ponga peor dela que esta. ¡Respira, Isabela! ¡Respira!. Solo estoy inmóvil. Sin saber que hacer o pensar.

- ¿todo bien atrás?- pregunta el tipo en tono serio. ¿Bien? ¿Cómo voy a estar bien? ¡¿estoy siendo secuestrada?!

- Sí, estoy bien. –Digo finalmente muy nerviosa

- Gracias por hacerme la tarea más fácil de lo que pensé. Realmente creía que intentarías hacer algo. Pórtate bien y te recompensare luego – Dice de manera sarcástica

- Por dios, tienes un arma cargada. Tal vez estoy atada de pies y manos y con un saco en la cabeza, pero no soy tonta. No me voy a arriesgar así- estoy cansada y molesta ya de esta situación. Aún tengo miedo pero no seré sumisa.

- Que inteligente, la niña. –Dice en modo de broma- ya casi llegamos. Cállate.

- Ok

Pasan unos minutos y luego el vehículo se detiene. Siento como abre la puerta.

- ¿Puedes levantarte?- tiene que ser una broma

- Estoy atada de pies y manos. ¿Tú que crees, genio?- Digo de manera desafiante

- No me desafíes, niñita. –Me levanta del piso y me ayuda a salir del vehículo. – Camina

- Quítame el saco si quieres que camine o me voy a caer por estar cegada, idiota

- No hagas que empiece a querer usar la cinta adhesiva en tu boca

Me callo y el me empieza a empujar para que camine. Siento como entramos a una casa. El piso cruje al pisarlo. Nos adentramos más hasta que siento como me hace sentarme en una especie de sofá. Me quita el saco. Estamos en una casa decente. Pero llena de polvo. Mucho polvo. Moriré de alergias. Delante de mí está el hombre. Con un pasamontañas. Es alto y fornido. Si veo el arma que está en su pantalón. ¡No entres en pánico, Isabela! Tú puedes dominar la situación.

- ¿Ahora si puedo hacer pregunta?

- Está bien, si te callas un rato y me dejas en paz

- ¿Dónde estamos?

- ¿Cómo por qué crees que te respondería eso?

- Está bien. ¿Qué quieres de mí?

- ¿de ti? Nada, quiero algo de tu padre

- ¿De mi padre? ¿y qué quieres de ese sujeto?

- ¿no te das cuenta? Estas secuestrada.

- ¿en serio? Yo pensaba que me estabas llevando a una fiesta sorpresa- bromeo. ¿Por qué los nervios me juegan mal?- claro que sé que estoy secuestrada, genio. Solo quiero saber que quieres obtener de mi padre.

- Dinero, obvio. Le pediré dinero a tu padre por tu rescate.

- ¿con que eso quieres? – no puedo evitar soltar una risita.- ¿y que harás si no paga?

- Te matare –me rio

- Entonces hazlo de una vez. Mi padre nunca pagara rescate por mi

- Claro que lo hará. No le pediré mucho. Eso no es nada para ustedes.

- Así le fueras a pedir un Euro por mi rescate nunca lo pagaría. Yo a él no le importó ¿sabes? Me odia.

- No seas tonta, es tu padre. Aunque no entiendo cómo es que el gran diseñador de moda Sebastián Javier de Montalve no tenga ni un solo guarda espalda para su hija.

- Pueda que sea mi padre, pero él me odia. Deberías de matarme de una vez y ya. Perderás tu tiempo y le harías un favor a él. Nunca pagara. Es más, cuando me mates le tomas una foto a mi cadáver, ¿ok? Se la mandas a mi padre para que la imprima, la mande a enmarcar y la cuelgue a la pared como recordatorio de que por fin sus problemas se arreglaron del todo-Digo de modo serio. Al mirarlo a los ojos noto que me mira como un poco triste de repente pero rápidamente cambia la mirada a una más fría y dura- ¿Cuándo llamaras a mi padre? Me encantaría escuchar lo feliz que se pondrá.

- Llamare más tarde. Deja de decir tonterías. Es tu padre. A demás, el dinero le sobra. Pagará y te podrás ir.

- Tú te empeñas en perder tu tiempo. ¿Por qué mejor no me matas y me entierras de una vez? Eso sí, quiero una tumba bien hecha. Ponle esfuerzo – Rio. Sé que ya estoy hablando de más.

- ¿no le tienes miedo a morir? Digo, hablas de la muerte y de tu entierro como si fuera de lo más normal.

- Todos vamos a morir al final y ser enterrados. Es algo normal. A demás, si no muero en tus manos, moriré de toda forma. No me preocupa la idea. Es más, no quiero morir llorando o con miedo. La muerte es solo el comienzo de algo mas

- ¿Cómo es posible que tengas esa clase de pensamiento? De paso, estas sonriendo en un momento así. Estas secuestrada por un completo extraño. Que podría torturarte o hasta algo peor, matarte o mutilarte y tu estas sonriendo.

- La vida es mejor con una sonrisa

- ¡Genial!, secuestre a una loca

Dijo eso de forma irónica, pero sé que por sus ojos, sonrió. Pero no puedo verlo completamente por el pasa montaña

- Oye, las manos empiezan a dolerme. Me amarraste muy fuerte. ¿Podrías aflojarme los nudos?- digo suplicando, en verdad duelen mucho.

- No. ¿crees que soy tonto?

- Pues... insistes en perder el tiempo con mi padre. Así que...- me burlo un poco

- Ya, cállate. No te soporto mas

- ¿yo te dije que me secuestraras? No

- De verdad que eres insoportable – Sale de la habitación y me deja sola en la sala. ¿y ahora?

¿Qué voy a hacer?

            
            

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