Capítulo 5 El y Yo

Me llego a la cocina, solo veo una bolsa de pan de sándwich, una bandeja de jamón y otra de queso, junto con un jugo de naranja...¿esto es todo? "Dejaron comida". Moriré de hambre. Tomo la bolsa de pan y saco unos pedazos. ¿Será que le hago a Carlos? Alimentando a mi secuestrador. ¡Vaya! Mejor lo hago, para quedar de buenas. Hago los sandwiches y busco los platos. veo que hay una bandeja ¡Perfecto! coloco los platos y sirvo dos vasos de jugo. Cuando salgo de la cocina con la bandeja veo a Carlos hablando otra vez por el teléfono.

Está agitado ¿que estará pasando? Dejo la bandeja en una de las mesas de la esquina y le hago señas para que vea su plato. Me Agradece con la mirada y asiente a mi dirección. Tomo mi plato y voy al sofá con mi jugo. El cuelga el teléfono furico y recoge su plato y se sienta en una silla al frente de mi. Como tranquilamente y el igual. Sin hablar ambos terminamos y dejo el plato a un lado, la cual hace un ruido un poco sordo, él se da cuenta y se levanta, la recoge y sale con ella en manos, todo esto en silencio y con su sexy mirada encima de mí, lo cual solo causo que moje mis bragas. Gracias, Carlitos. ¿que le habrán dicho en la llamada?

Vuelve a entrar a la sala pero no me mira y se va directo a la habitación de arriba. Ok... y ¿Ahora? Tengo que preguntarle. Quiero saber qué lo alteró tanto. ¿Será algo sobre su papá? Ojalá no sea algo tan malo. ¿O será sobre mi? ¿Mi papá no pagará? ¿Me matará?... ¡Isabela, por dios! ya deja esos pensamientos. Me atrevo a levantarme e ir a ver qué pasó. Subo las escaleras con cuidado y tocó a su puerta. TOC TOC. La puerta se habré y aparece Carlos. Dios, es tan sexy. Decido hablarle, no me quiero morir de la curiosidad.

-Hey - veo que me mira atentamente. Empiezo a detallarlo. Tiene una barba como de dos dias. - ¿Como estás? -digo en un susurro audible.

-Bien. Por cierto, Gracias por la comida.

-De nada, fue un placer.

Su voz es profunda, ronca y sexy. Moreno, alto, como un metro setenta y ocho más o menos, no vi bien sus ojos pero se muestran claros y profundos, y se le de unos 27 años. Creo que me he enamorado, este tipo es un muñeco. Un cuerpo esbelto. La camisa que lleva no ayuda mucho, cuello V y ceñida al cuerpo por lo cual se ve por encima sus abdominales perfectamente marcados. Oh, vamos Isabela, no pienses en eso, inútil.

-¿Te pasó algo? -Digo al ver que me mira esperando a que haga algo

-Isabela, va a venir un compañero. Me lo han asignado. Trate de negarme porque puedo solo. Pero me lo ordenaron.

-Okay, y ¿que tiene de malo?

-Segun, el tiene la fama de mala persona. El si lleva años en esto y no sé que pueda hacerte - Esto último lo dice levantando su mano a la altura de mi rostro, me coloca un mechón de cabello atrás de mi oreja y acaricia un poco mi mejilla. ¡¡¡¡¡Voy a morir!!!!!

-Hey, pero estas tu para protegerme, ¿no?

-Claro, siempre lo haré. Pero recuerda que necesito esto. Por mi padre.

-Si, Lo se. Entiendo a qué te estás refiriendo. Pero, Carlos... No dejes que me hagan daño

-Lo prometo

-Vale, entonces... ¿Donde dormiré?

-Sigueme

Lo sigo instintivamente. Bajamos las escaleras y vamos juntos hasta una de las habitaciones de abajo. Entramos al cuarto y veo una habitación simple con una cama individual con sabanas blancas. Al lado de ella una cómoda. Bien, no está tan mal. Hago el intento de entrar pero como siempre tengo que hacer algo ridículo, me topiezo con no se que y me caigo. Espero el golpe del Suelo pero no llega.

Siento unos brazos fuertes, grandes y esbelto sostenerme por la espalda y la cintura, me aferro a ellos y abro lentamente mis ojos encontrándome con los de Carlos. Lo que causa que me pierda en ellos, duramos así segundos, o minutos, quien sabe. Sus ojos, que bellos sus ojos. Te pierdes fácilmente en ellos, pero no es incómodo, se siente bien, me transmiten tranquilidad y confianza.

Su cara se acerca lentamente a la mía, yo ya no se que hacer, si uno llegara a hablar nuestros labios se rozarían, y no quiero ni imaginar lo que podría pasar si llegan a tener contacto. Uno de sus dedos me acaricia la mejilla, asiendo así que me estremezca...

Luego de varios minutos que parecieron horas teniendo contacto visual con este "Dios Griego, Secuestrador Sexy" Es lo mas raro que he dicho en mi vida, por cierto. Empece a temblar bajo su tacto, aparte de que mis bragas no aguantaban mas liquido y que si pasábamos así mas tiempo no respondería a mis actos, eran muchas las ganas.

Nuestros labios estaban a escasos segundos de tocarse, además, él no ayudaba, ni yo, porque solo sabíamos acercarnos más y más. Los dos lo queríamos, pero gracias al cielo reaccione y lo empuje. Él ni sabia lo que estaba pasando ya que se le veía desconcertado, y con toda la razón.

Eh, l-lo siento. -Dijo tartamudeando.

-N-no, di-digo, gracias, por.. Por no dejarme caer. -Él solo asiente y sale del cuarto dejándome nuevamente sola y sintiendo un extraño vacío desde que nos separamos. Ay no. ¿Que es esto? No se porque me sentí así, digo, es como si estuviese sintiendo algo por él, o no lo se, pero en sus brazos me siento bien, y en ese pequeño momento me sentí en las nubes y luego, no sentí. Lo que sé, es que estuve a punto de besar a uno de mis secuestradores, por placer, porque yo quería. Esto es raro, y me preocupa.

Me adentro en la habitación y me dejó caer en la cama. Las sábanas están limpias y frescas. Lo agradezco. Carlos... Carlos ¿Carlos? Isabela controlate. El está aquí secuestramdote y tú pensando en el. Ash. Mejor voy a dormir

                         

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