Capítulo 6 6

ELLA

La peor de las dos es la cara de mamá, no se ve para nada feliz, no sé cuántos días han pasado desde que no vuelvo a casa, supongo que la menos un par, sé que debería estar molesta o preocupada, pero su cara no es de eso, en realidad está petrificada del susto. Su cara se ve llena de incertidumbre y duda, como si no estuviera segura de que yo fuera su hija, como si estuviera viendo una abominación.

No pude deducir más nada de su cara porque al segundo siguiente se desmayó, por fortuna mi padre la estaba sosteniendo de los brazos para que no cayera al piso. Las enfermeras corrieron rápido a ayudarlas y la pusieron encima de una de las camillas. Yo me impaciente al ver lo que pasa, quiero quitarme todos estos cables de encima e ir a verla, pero no me dejan hacerlo.

Mi padre el verme así viene hacia mi corriendo y me abraza para tranquilizarme. Él no tiene esa cara de susto, más bien su cara es de ilusión y esperanza como si la vida le hubiera vuelto a su cuerpo. Me abraza fuerte fuerte y no paraba de llorar. "papá me estás asfixiando", fue entonces cuando me soltó, mientras ponía su mano sobre mis hombros y no paraba de decir: " mi niña, mi dulce niña... eres tú, realmente eres tú". Supongo que es normal que esté contento si tengo algunos días desaparecida, pero su cara es mayor a eso, es como si no me hubiera visto en años o peor aún pensara que estaba muerta.

-No entiendo cómo, pero estás aquí con nosotros otra vez- me abraza fuerte otra vez.

-Gracias padre, sé que estás contento, pero ¿No crees que estás exagerando un poco?

-¿Exagerando dices?, ¿Cómo no voy a reaccionar así, si mi niña, quien pensé que estaba muerta por tanto tiempo ahora está enfrente de mí y puedo abrazarla? Tu madre tampoco lo podía creer cuando nos llamaron, sabes que ella siempre ha sido más suspicaz e incrédula, pero no es que no te ama solo que no sabe cómo lidiar con esos sentimientos. -frota mi mejilla con su pulgar, una caricia suave a su niña.

Una de las enfermeras lo llama porque mi madre ya despertó. "Aguarda aquí mi niña", y va a la camilla de mi madre. Desde lejos veo como habla con ella, quien mueve sus manos como loca o incrédula, luego de unos segundo parece que lo de mi padre dice sirve para calmarla, ahora su cara es diferente, lo que sea que haya dicho ha funcionado para cambiar su actitud. Los dos se levantan y vienen hacia mí lentamente aún con cierta incertidumbre. Ella se acerca más y sus ojos comienzan a gotear para terminar saltando sobre mí con un abrazo incluso más fuerte que el que mi padre me ha dado.

-Lo siento... lo sien, lo siento mucho Kari -continúa llorando al punto que no puede seguir pronunciando palabras.

-Por favor cálmate mamá, ya estoy aquí y no voy a ir a ninguna parte.

Creo que debe tener muchas preguntas y cosas que decir, pero justo ahora no quiere hacerlo, solo me abraza como nunca antes lo ha hecho. Ella y yo siempre peleamos por todo, pero nos queremos, la relación con mi padre es más tranquila, el hombre es un ángel del cielo con su "niña" como suele decirme.

Luego de un buen rato mi madre y padre -que se ha sumado al abrazo familiar- me suelta y me mira con sus ojos llenos de esperanza. "Tengo tanto que preguntarte..." "Seguro que sí señora pero primero tengo que cambiarle el tratamiento"-dice la enfermera que me ha atendido hace un momento. "por favor esperen en los asientos de allá". Luego ellos van a sentarse y darle un poco de espacio.

-Veo que tus padres están preocupados ¿Te escapaste hace mucho tiempo?

-¿Escapar? ¿De que hablas? Yo solo me fui de la casa, para hacer algo que sabía que no aprobarían, pero tenía que hacerlo por dinero...-bajo la cabeza avergonzada por mi decisión imprudente que me ha traído hasta aquí.

-Esta bien Karina, yo también he hecho cosas de las que me avergüenzo por dinero, tengo dos hijos y ser madre te hace hacer cosas atrevidas a veces para protegerlos...

Esta mujer definitivamente es muy transparente, en el bolsillo de su camisa tiene una placa con su nombre "Tina Goodman", es agradable y la primera persona que me ha tratado bien desde que llegué al hospital, yo no soy muy habladora ni extrovertida, diría que soy casi nula en las relaciones humanas, pero está mujer me hace sentir cómoda para conversar.

-Ya pueden venir señores Keaton.

La cara de mis padres es indescriptible, pero para resumir en verdad se ven felices y estupefactos al mismo tiempo. Vienen hacia acá y me abrazan nuevamente. Volteo hacia un lado y allí está el chico con el que desperté en aquel depósito abandonado, me mira con incertidumbre, parece aliviado de verme.

-Hola, que bueno ver qué estás bien

-Hola, si, que bueno que tú también

-¿Quién es él Karina? -dice mi madre.

- Oh, bueno... es una larga historia, pero su nombre es...-me acabo de dar cuenta nunca nos presentamos formalmente- No lo sé, ¿Cuál es tu nombre?

ÉL

¿Mi nombre? No lo sé, no me había detenido a pensar en eso, creo que solo he actuado en automático, por el instinto de supervivencia. En este hospital todos parecen saber quién soy yo, menos yo. Hago una pausa incómoda en medio de su pregunta, tan larga que cualquiera pensaría que soy grosero y no quiero responder. Todos se me quedan viendo, esperando que diga algo, pero soy salvado por el doctor que me ha acompañado hasta la sala.

-¿Es que acaso en verdad no lo sabe señorita? Es el señor Erick Foster, el dueño del hospital.

Karina y su familia agrandan los ojos de la impresión, al resto de personal presente no les impresiona saber esto pues parece que ya lo sabían. Yo mismo me sorprendo de lo que escucho, pero creo que lo mejor es disimularlo, por eso, asiento con la cabeza y sonrió ingenuamente.