Capítulo 4 4

ÉL

Tengo el cuello tenso y adolorido, pero me siento con más energía, cuando abro los ojos me doy cuenta de que me he desmayado y estoy en un lugar nuevo, rápidamente hago un escaneo visual a ver si algo me resulta conocido, me doy cuenta de que estoy en lo que parece ser un hospital, es una habitación lujosa y estoy solo en ella. Todo luce de alta calidad y costoso. Tengo una vía en el brazo y ropa nueva de hospital cubriendo mi cuerpo, pasé de estar en la calle desnudo y descalzo a esta habitación de lujo. Alguien tuvo que vestirme y para eso primero tenía que verme completamente al natural.

Luego de unos minutos un grupo de enfermeras y un doctor entra en la habitación para hacer una revisión, se paran alrededor de mi cama, la enfermera se están riendo entre dientes con picardía al verme, parece como si estuvieran enamoradas de mi, como fan que siente tímidas y felices delante de su ídolo. Miran a la mitad de mi cuerpo y se sonrojan, parece que han visto más de la cuenta, seguro fueron ellas las que me pusieron está ropa nueva, y por lo que veo les gusta lo que vieron y por eso están así.

-Buen día señor, es un honor para nosotros tenerlo aquí nuevamente, permítame decirle que se ve usted mejor que nunca. No se preocupe la situación se ha manejado con el mayor de los cuidados como bien sabemos hacerlo, además puede tener la seguridad de que...

-¿Qué es lo que me ha pasado? -Interrumpo su introducción desesperado por respuestas.

-Bueno ha sufrido una descompensación ayer en la mañana. Todos sus valores estaban por el piso, hemos hecho varias pruebas y conseguimos anomalías en varios sistemas, tenemos que hacer más pruebas, pero concluimos que ha sido el resultado de un esfuerzo físico "extenuante"... -Su voz muestra que está insinuando algo

-¿Cuál esfuerzo "extenuante"? Si lo único que he hecho es intentar sobrevivir y escapar de dónde estaba encerrado. -las enfermeras se ríen nuevamente con picardía ante mi comentario, como si creyeran que les estoy contando una fantasía y que me gusta el dolor.

-Bueno señor... no quiero concluir nada, pero si no lo recuerda seguramente usted y la chica... no se... tuvieron una noche intensa.-Mi cara se pone roja llena de furia y le grito

-¿Cómo se atreve maldito, acaso está insinuando que soy un gigoló o algo así? ¡Fuera, fuera de aquí! -en su cara se ve que experimentó el verdadero temor.

-No no señor, no fue eso lo que quise decir...

-¡Te dije que fuera!-el hombre está lleno de pánico, no sé por qué, pero parece que me ve como alguien de autoridad.

- Vamos chicas rápido, dejémoslo descansar, y una vez más disculpe señor, no fue nuestra intención... volveré más tarde, descanse por los momentos..

Salen despedidos de la habitación como si hubieran escuchado la orden del mismísimo presidente. Esto me extraña, es lógico que reaccionen ante mi grito, pero esto parece algo más, pero ¿Quién soy yo para que me vean así? Desde que desperté no me había detenido a pensar en ello, pero ahora que lo pienso en realidad no lo sé, no puedo recordar ni siquiera mi nombre.

Todo había sido muy rápido y creo que actúe en automático, pero ¿Por qué no puedo recordar quién soy? El doctor y las enfermeras parecen reconocerme, pero los he sacado de la habitación antes de que me lo dijeran. Necesito empezar a darle respuesta a todas estas preguntas, pero primero necesito saber qué pasó con la chica, será mejor que para la próxima controle mis reacciones si quiero averiguar qué es lo que pasa.

Ya tengo más energía que ayer en la mañana, tengo que salir de este lugar y saber qué pasó con la chica. Tengo el brazo conectado a una vía que me pasa el tratamiento, la solución está guindada en un tubo con ruedas así que me puedo mover con ella. El reloj marcaba las 3 de la tarde. Ya no me cuesta caminar como ayer en la mañana, pero lo mejor será tener cuidado porque uno nunca sabe.

Abro la puerta y salgo, hay varios enfermeros y doctores por todo el pasillo, algunos se me quedan mirando y otros me ignoran por completo, otros más hacen una pequeña reverencia al verme pasar y yo lo único que puedo pensar es que no sé nada. Nadie me pone resistencia, quizás porque ninguno de ellos es el doctor que ha entrado hace un momento en mi habitación. Detengo a una de las enfermeras y le pregunto por la chica que estaba conmigo, ella me dice que no lo sabe así que sigo buscando por todo el lugar y preguntándole a varios. Más personas parecen sentirse intimidadas cuando les hablo y a lo lejos se escuchan algunas murmurando sobre mi físico y lo joven que me veo, no lo disimulan, excepto cuando les tiro la mirada fulminante de "dejen de hablar de mi", entonces se callan y se van como cucarachas a esconderse.

Todos se refieren a mi con respecto llamándome señor, ¿Señor? ¿Cómo qué señor? Solo tengo 25 años. Aunque esté "señor" es más como si lo dijeran por mi posición, pero ¿Cuál posición? Así que le pregunto a uno de los doctores.

-Dime, ¿Quién soy para ti? -después de decirlo me doy cuenta de que la pregunta sonó súper extraña, ¿Qué se supone que debe contestar el?, Yo mismo me avergüenzo de lo que digo, el tono en el que lo dije sonó casi como acoso sexual, así que me detengo y repongo- Olvídalo, no es lo que quise decir, -la verdad no sé ni cómo hacer la pregunta, mejor hago otra en la que si estoy claro- Estoy buscando a una chica que estaba conmigo cuando me desmaye es posible que la trajeran a este hospital también.

-Oh sí señor, debe ser la chica que estoy tratando en urgencias, venga conmigo yo lo llevaré.

Creo que me están empezando a gustarme estos tratos, aún no recuerdo ni quién soy, pero al menos esto es un toque refrescante en medio de toda esta locura que estoy viviendo. Este doctor me explica que el camino hasta urgencias es un tanto largo desde el ala VIP dónde estamos, por eso me busca una silla de ruedas para que me desplace hasta allá, le explico que estoy bien, pero el insiste en que aún no estoy recuperado por completo. Bajamos por el ascensor y pasamos por el lobby, allí me doy cuenta de que estamos en el "hospital nacional Foster Buenaventura". Todo es muy lujoso, no recuerdo este lugar, pero no pienso mucho en ello porque después de todo no recuerdo ni mi nombre. Sin embargo, las atenciones que estoy recibiendo me hace pensar que tengo que hacerles creer a ellos que sé exactamente quién soy, al menos por ahora.

Llegamos a la zona de urgencias y allí estaba ella en la cama 9, rodeada de un montón de personas, vestida y casi siendo asfixiada por tantos abrazos.