Se supone que su padre, claramente, le dijo que no estaba de acuerdo con su regreso porque quería que se quedará más tiempo en el extranjero, pero, ¿por qué no iba a querer regresar a su mansión para descansar?
Había cosas qué no entendía, al único que podía exigirle una explicación estaba en un avión viajando al extranjero para ser internado "supuestamente" en la mejor clínica de rehabilitación del mundo.
Después de que el odioso hombre la obligara a firmar y se llevarán al señor White, Anastasia, fue a la cocina e interrogó con dureza a Malena y a Francia, quienes no tuvieron más opción que confesarle algunas verdades.
Se enteró de que la adicción del Señor White había iniciado luego de la muerte de su madre, aunque a ella la habían mantenido alejada de la desgraciada enfermedad con la que luchó, la muerte fue imposible de ocultársele.
Entonces recordó que después del entierro de su madre durante varios días le hizo pataletas, reclamos y súplicas al Señor White para que no la enviara al extranjero, pero nada de eso sirvió. Para ese entonces jamás llegó a verlo ebrio.
Sin embargo, había pasado mucho tiempo y las cosas habían cambiado extremadamente, ahora todo el prestigioso imperio que su padre había construido con esfuerzo solo quedaba en las viejas fotos y en la memoria.
Estaba pensando en alguna forma de escapar de ese contrato que todavía no había tenido la voluntad para leer, pero que desgraciadamente había consentido firmar.
Aunque, no todo estaba perdido, si tenía suerte, nadie se fijaría por ahora que había firmado con un "vete a la mierda" en inglés. Y eso podría darle una interesante ventaja.
Tenía que conseguir dinero para devolver lo que ese hombre había pagado... aunque estaba en desventaja; no le quisieron informar específicamente donde quedaría internado el Señor White. Solo le adelantaron que muy pronto tendría noticias.
Unas horas más tarde, Anastasia se levantó con un impresionante dolor de cabeza. Llegó hasta la cocina y pidió beber un zumo de limón.
-¿Qué objetos de valor hay en esta casa que se puedan vender? No quería deshacerme de la colección de autos, pero si los remato a un buen precio conseguiré pagar una parte de la deuda con Uriana. -Anastasia esperaba que las empleadas pudieran brindarle alguna luz.
-Señorita, esa colección de autos también le pertenecen a Uriana. En esta casa no queda una mosca que no haya sido comprada por ese ser. -El vaso que llevaba en sus manos lo dejó caer y se estalló en el piso.
Sintió que su cabeza estaba siendo agujereada y su cuerpo se desvanecía. Francia la sostuvo y le dio un poco de aire con una tapa plástica.
-Díganme una cosa ¿De dónde sacaba papá el dinero que me enviaba sagradamente cada mes? -Anastasia tuvo un horrible presentimiento.
-El señor Uriana acordó darle a tu padre cada mes lo que necesitabas. Incluso envía víveres y se asegura de pagar los servicios de la propiedad. -Las cosas eran peor de lo que Anastasia se había imaginado.
Descubrir que la familia White estaba en la ruina total, le produjo taquicardias.
-¿Cómo puede llegar una persona a ser tan miserable? Ahora comprendo la tristeza de papá. Se aprovechó para robarle su fortuna, probablemente a cambio de pequeños préstamos. -Anastasia tenía su rostro inexpresivo, pero los goterones de lágrimas dejaban ver la batalla que estaba teniendo en su mente.
-En el condado todo el mundo lo respeta y nadie se atreve a burlarlo... conoce mucha gente irritante y sabe cómo sacar provecho de eso. -Malena intentaba advertirle de nuevo para que se mantuviera distanciada de Uriana, ella no estaba enterada del contrato que había firmado.
-¡Me tiene en sus manos! Pero las cosas pueden cambiar de la noche a la mañana, me vengaré de la peor forma que encuentre, recuperaré nuestras propiedades, así tenga que matarlo con mis propias manos.
Anastasia empezaba a alimentar en el pecho un odio infinito, le haría pagar las humillaciones a las que había sometido a su familia, no tenía claro como había sucedido todo, pero lo iba a descubrir.
Por ahora solo le quedaba fingir ser una mujer sumisa y obediente. Era bueno quedarse con el enemigo cerca.
Se retiró a su habitación para tomarse una pasta para la terrible jaqueca que no la dejaba pensar.
-¿Puedo pasar? -preguntó Malena detrás de la puerta llevando una enorme caja en sus manos.
-Sí, adelante. -La empleada ingresó, cruzó por la habitación y le explicó
-El patrón te acaba de enviar esta caja, el joven que la trajo insistió que, apenas revise su contenido, llamé al señor Uriana. -Anastasia le pidió que la abriera, aunque sentía mucha curiosidad por saber que era, no quería hacerlo ella misma.
-¿Ropa? Pero es un vestido muy elegante. Buen gusto si tiene la porquería esa -mencionó la empleada riéndose con mucha gracia.
-¡No me gusta porque trae su sello! Nunca aceptaré con gusto nada que tenga que ver con ese ser. ¿Podrías llamarlo por mí y agradecerle? Le dices que no estoy de humor para perder mi tiempo con nadie. -Anastasia era terca y orgullosa.
La empleada hizo lo que ella le pidió, pero luego regresó con el teléfono en su mano tapando la bocina.
-¡Exige hablar personalmente contigo! Mencionó que si leíste el documento debes saber de lo que está hablando. -Anastasia torció los ojos, pero tomó el teléfono y resopló
-¿En qué le puedo ser útil? -dijo intentando hablar con naturalidad.
-A las ocho, en punto te quiero en la puerta de tu casa, mi chófer pasará por ti para asistir a un evento de uno de mis mejores amigos, aspiro presentarte formalmente como mi novia. ¡Más te vale que te esfuerces y luzcas hermosa! -dicho esto, Uriana colgó la llamada porque era un hombre al que no le importaban las opiniones de los demás.
-¡Bastardo infeliz! Pero todo lo que sube algún día tiene que bajar -dijo Anastasia y luego tuvo que explicarle a Malena sobre el contrato que había firmado.