-¿Puede explicar qué estaba pasando? -interrogó el oficial mientras me ayudaba a subir la cremallera del vestido.
Anastasia se aprovecharía de la situación y haría que ese sinvergüenza recibiera una amonestación.
-¡Estaba durmiendo en casa y este señor me sacó por la fuerza a la calle! Sus intenciones no eran claras. ¡Parecía que me quería hacer daño! -Jhon Anderson no decía nada, aunque quisiera alegar.
-Ambos tendrán que acompañarnos al destacamento de la policía. Tomaremos sus declaraciones y el juez procederá a establecer una sentencia. La señorita fue encontrada de una forma en la que se atentaba contra su dignidad. El auto será remolcado por una grúa hasta el parqueadero del destacamento.
Anastasia se ató la hebilla de los zapatos y se subió al coche de la policía, se sentó al lado de Uriana y cruzó las piernas.
-¡Necesito llamar a mi abogado! -pidió Uriana al oficial y este le concedió el derecho marcándole desde su celular.
Lo citó de inmediato en la estación de policía y Anastasia por dentro disfrutaba por estarle fregando la vida.
Nadie habló durante todo el camino, al llegar a la estación Anastasia tropezó con un escombro y aunque Uriana llevaba las manos en la espalda amarradas con un precinto de seguridad lo bloqueó con su cuerpo para evitar que se golpeará.
-¡Gracias! -exclamó Anastasia recuperando su postura.
-Uriana, ¿qué pasó? ¿Por qué mi cliente está esposado? -interrogó directamente el abogado al oficial de la policía.
-Fue capturado en una situación sospechosa con la señorita aquí presente. -El abogado escuchó con incredulidad y le preguntó a Uriana.
-¿Qué estaban haciendo? -Uriana blanqueó los ojos y le respondió
-¡Nada! Solo la saqué a la fuerza de la casa y ella decidió vengarse de mí. ¡Pero le aseguro que no le hice nada! -Maximiliano sabía que Uriana no mentía, ese era el único requisito que le pedía para poder defenderlo de la mejor forma.
-¿Quiere decir que todo fue planeado por esa astuta mujer? -interrogó de nuevo-. Bueno no te preocupes qué de aquí nos vamos en menos de veinte minutos. He traído refuerzos.
Apenas Anastasia ingreso a la sala donde estaba el juez se percató que hasta el Espíritu Santo había bajado para defender a ese hombre.
Sin embargo, tomó aire y se dirigió al lugar donde el oficial le indicó.
Uriana puso una sonrisa victoriosa al ver al Juez. Se debían algunos favores y era evidente que de allí saldría ileso, aunque no pudiese demostrarlo no le había hecho nada a esa mujer.
No le había puesto un dedo encima, excepto que la había sacado de la cama... no siquiera podría alegar que había ingresado de forma ilegal en la mansión, estaba a su nombre y podía hacer lo que quisiera.
Cuando empezó el interrogatorio Anastasia no se ocupó en ocultar lo que había hecho, aceptó que lo había hecho para vengarse de Uriana.
El juez tomó la situación como una burla a la autoridad y ordenó que Anastasia debía pasar veinticuatro horas detenida.
-Sí, enciérreme señor Juez. -Puso sus manos al frente del oficial para que la esposara y la trasladara a la celda.
-¡Pagaré la fianza! Ella debe asistir a un evento importante esta noche. Señor juez, sé que usted sabrá entenderme... hoy anunciamos nuestro compromiso con la familia. -El juez lo felicitó y acepto que la fianza fuese pagada.
Anastasia resoplaba completamente enfadada, ni siquiera tenía claro que él le hubiese dicho que anunciarían su compromiso.
Uriana le ofreció el brazo con una sonrisa de triunfo.
-¡Tenga la bondad, futura esposa! -Anastasia le pasó una mirada de arriba abajo y rechazó la oferta caminando en dirección a la salida con prisa.
Uriana se reía a carcajadas y repetía
-¡Nadie puede conmigo! ¡Nadie!
El abogado estaba esperándolos en el auto, se había adelantado a buscarlo mientras Uriana pagaba el monto de la fianza, que le había salido por un ojo de la cara.
-¡Sube al auto sin hacer alguna escena! -ordenó y a Anastasia no le quedó más que obedecer.
Se subió al auto también y se sentó a su lado, paso una mano por los hombros de la chica y la atrajo hacia él para besarle la cabeza.
-¡Hoy te portaste muy mal! Además, me debes el dinero de la fianza... pienso cobrártelo peso a peso. Ya encontraré la forma. Maximiliano detente en el próximo salón de belleza, esta cenicienta necesita un retoque. -De nuevo la ira se apoderó de Anastasia.
-¡Eres un... estúpido! -tenía muchas maldiciones apuntadas en su diccionario, pero prefirió guardarlas para después.
-¡No estoy tan seguro! Ya aprenderás que mis palabras son ley. En la fiesta te comportarás como una dama o...
Anastasia lo retó porque no tenía miedo
-O ¿Qué? ¿Volverás a amenazarme con hacerle daño a mi padre? ¡Qué bajo de tu parte que tengas que recurrir a amenazas para conseguir lo que quieres!
Anastasia sabía que podía retarlo desde el momento que accedió a pagar la fianza. Si se hubiese querido vengar la hubiese dejado presa, pero él la necesitaba para alimentar su ego y demostrar que siempre tendría la última palabra.
El auto se detuvo en un salón de belleza y allí pidió que la maquillaran y le arreglaran el cabello, a Maximiliano le encargó encontrarle un nuevo vestido porque la quería despampanante y que se robara toda la atención del lugar.
El estilista se lució, no tuvo que esforzarse mucho porque Anastasia tenía una magia que encantaba a cualquiera. Quedó como toda una reina, los comentarios y las miradas no se hicieron esperar al momento de verlos ingresar al evento, todos empezaron a aplaudir de la emoción. ¡Por fin se casaría el soltero más cotizado del lugar!