Capítulo 3 2. Duu: Carroñas, ¡ATACK!

Las luces de la sala se encienden y mi cuerpo se tensa.

- ¡Mami, te juro que no queríamos matarlo! -chillo desesperada. Me encuentro arrodillada frente al cuerpo inerte de Ahumrah y en este momento me quiero morir.

¡No se mueve!

Mi plan fue darle un susto para que dejara de golpear a mi madre, pero creo que nos pasamos.

Con todo.

Desde los gemelos kazanjí asustando a mi madre, Yazick asustando a Ahumrah, haciéndole creer que se había abierto la lengua en dos, cuando ya la había separado a escondidas de sus padres y la mantenía unida con un cierre.

En cambio, Jamin, Abad, Moha, Zakun y su hermana Zahun me ayudaron a preparar el ambiente, para que luciera tétrico.

Cuando entramos en la cocina los dejé que dispusieran todo para la función, mientras que subía al segundo piso y reproducía una grabación en la que se podía escuchar llantos lastimeros.

Cuando los gemelos subieron a ayudarme, yo me escondí en el baño mientras que Yasub abría la puerta de la habitación de mis padres y en el momento en que la pequeña mierda peluda lo persiguió, Yusay esperó un poco, dejando que mi madre pensara que estaba fuera de peligro y cuando vio que estaba por acostarse de nuevo, termino de abrir la puerta e ingresó a la habitación, y como habíamos quedado, se colocó en la parte baja de la cama.

Me imagino dándome palmadas en la espalda, felicitándome porque al ingresar nuevamente a la cocina, los maquillé y luego abandoné la estancia para dejarlos hacer su trabajo.

En el momento en que Yazick sacó a mi padre de la casa, bajé a la sala y me senté en la mecedora para esperarlo. Pero pasados los minutos, no entraba.

Le pregunté a la mocosa y me dijo que se suponía que tenía que entrar por la puerta principal, pero por alguna razón eso no sucedió.

Tiempo después escuchamos un gran estruendo en el pasillo, así que Yaz se asomó y dijo que tomáramos nuestras posiciones, que Ahumrah había salido de la pared entre el gimnasio y el cuarto de la tía homofóbica.

Resulta que esa pared era una puerta que daba a un cobertizo subterráneo que no tenía ni idea que existía.

Y como quién dice, lo que sucedió después de que Ahumrah apareció, es historia.

Usé un distorsionador de voz que le daba un matiz satánico y Abad surgió tras él sin que se diera cuenta y cuando el anciano se giro para escapar de mí...se topó con él.

Y cuando el chico iluminó su rostro, Ahumrah se paralizó...

O se sorprendió,

O...

¡No sé lo que pasó después!

Solo sé que cuando Abad alumbró su cara, le dejo ver a Ahumrah el maquillaje en su rostro. Y lo cierto es que, con él me esmeré más ya que su aparición sorpresa sería el golpe final.

Se puso lentes de contacto dorados, le dibujé en el rostro estrías y gusanos para que le dieran el efecto de putrefacción y los alrededores de su boca los coloreé para que simularan el tejido rasgado.

En consecuencia, tenemos a los pies de Abad el cuerpo de Ahumrah. El cual... ¡No reacciona!

Intentamos de todo.

Le colocamos motitas de algodón empapadas de alcohol bajo la nariz, pero no se movía.

Le echamos agua helada para que despertara, pero no hubo reacción alguna.

Incluso probé con darle cachetadas, aprovechando a desquitarme todos los años de odio, pero los chicos me apartaron de su cuerpo cuando mis cachetadas se volvían más fuertes por segundo.

- ¡Lo juro! ¡Lo Juro! ¡Lo juro muy juradito! Solo queríamos asustarlo... -alzo la cara y me encuentro con el feo rostro de la hermana del cuerpo tirado en el suelo-...un poquito.

- ¡Ahumrah!-vocifera, intentando despertar a toda la casa cuando ve el cuerpo de su hermano. Luego nos mira con recriminación- ¡¿Qué le hicieron?! -escuchó pasos pesados dirigirse a la sala y me giro hacia los chicos y les digo que escapen por donde entró mi padre. No les dará tiempo a irse por la puerta principal, porque ya venía todo el servicio de seguridad a ver lo que sucedía.

De todas maneras, yo soy la responsable de todo.

Ellos no merecen cargar con la culpa.

Justo cuando ellos salen, mi madre, que viene entrando, es empujada.

Assuan los mira confundida cuando la empujan contra la pared y entra a la sala minutos después.

Sus moretones han sido cubiertos con maquillaje, pero aún así se puede ver la sombra oscura y la hinchazón en su rostro y puedo adivinar que el resto de su cuerpo se encuentra igual.

-Oigan, ¿Qué sucede? ¿Y esos chicos quienes....? -se detiene cuando ve a su cuñada arrodillada frente a Ahumrah. Alza la mirada y la clava en mis ojos, los coloca en rendija y acto seguido niega con la cabeza.

Lucho contra la sonrisa que quiere nacer en mi rostro. Eso sería mi ruina si ella llega a ser testigo de mi regocijo.

Se acerca a mi tía y se arrodilla junto a ella.

-Mami, yo...-intento decir, pero alza una mano.

-Hablaremos sobre esto después-dice con voz fría, sin mirarme-. Ahora piérdete de mi vista antes de que...-alza la vista y me mira con fuego en los ojos para dar más énfasis. Trago saliva-Vete.

Asiento una sola vez y salgo de la sala, justo cuando entran los custodios. Todos me ignoran cuando pasan a mi lado y ven a mi padre tendido en el suelo.

Creo que me excedí con el sustito.

***

Cuando llevan a mi padre al hospital, mi tía espera que todo el mundo se vaya para acercarse a mí.

Estaba en la cocina, con una mano pellizcando mis labios y perdida en mis pensamientos cuando la perra homofóbica entró.

-Más te vale que mi hermano esté bien o si no...

Suspiró fuerteme y ruedo los ojos.

Ya empezamos.

Me yergo frente a ella, sacando pecho y la miró con furia. Tal vez sea un minion , pero tengo carácter. Y no tolerare que la bruja esta venga a amedrentarme.

- ¿O qué? -la interrumpo-. ¿Qué me vas a hacer? -me acercó a ella y la acorralo contra la puerta de la cocina. Tengo que alzar los ojos un poco. La bicha es jodidamente alta, pero carece de masa muscular, lo que solo me basta con un soplido para hacerla caer, como el lobo hizo con la casa de los tres cochinitos. Sin embargo, la vieja no se amilana y se niega a apartar la mirada. - ¿Me vas acusar con mi mami?

La hermana de Ahumrah se aparta de la pared y se endereza, lo que le confiere cierta ventaja sobre mi estatura. Posa las manos sobre mis hombros pero yo me aparto con asco.

No soporto el contacto directo de las personas.

-Si mi hermano se muere, me encargaré personalmente de que tu madre te ponga de patitas en la calle, que no veas ningún céntimo de nuestro dinero y, sobre todo-me mira con superioridad-, que te saquen de esta comunidad como la basura que eres.

Esos son los contras de vivir en una comunidad judía. Ella cree que me importa mucho lo que digan los demás de mí.

Además, ni ella ni Ahumrah saben nada. No son judíos reales, son convertidos. El donador adoptó las costumbres de mis abuela solo para que fuera más creíble que amaba a mi madre. La basura que tengo frente a mí, al saber que mi padre estaba nadando en dinero rápidamente se vino a meter en nuestra vida, arrastrándose como una perra en celo para ver si él le daba las sobras.

Daba asco su comportamiento.

Por otra parte, hice el intento de ignorar sus palabras, pero, mierda, duele. A pesar de que no siento absolutamente nada por esta perra. Pero...duele.

Mucho.

Tal vez tenga razón. A lo mejor sí soy la basura que ella dice que soy.

Porque, de no ser así, mi madre no me rechazaría, ni mi padre me odiara tanto, cuando yo solo he querido que me presten atención. Que me quieran. No que intenten reemplazar su presencia con cosas materiales.

Porque el dinero no compra la felicidad. Cuando tienes de sobra ya su valor pierde sentido al saber que puedes tener todo lo que quieras.

Yo solo quiero una familia.

Una que nunca tendré.

Decido no ir por allí. No quiero mostrarme débil ante esta pequeña sabandija.

Suelto una carcajada que suena falsa hasta para mis oídos, pero me esfuerzo en hacer que se oiga creíble y alzo una ceja en dirección a la mujer frente a mí haciendo una mueca burlona que hace que suelte vapor por las orejas.

Saco la lengua y la paso por mi labio inferior y me reclino en la encimera de la cocina, colocando mí píe izquierdo detrás del derecho, sin apartar la mirada.

- ¿Ah, sí? - cuestiono con guasa. Ella asiente, aunque ya no parece tan segura. Tengo mi famita por los alrededores y no es nada buena-. Quiero que te quede una cosa bien clara, Zhayid-la observo con intensidad, a lo que ella aparta los ojos de vez en cuando, pero vuelve a instalarlos en los míos con rapidez-. Hagas lo que hagas, tú jamás podrás tomar el lugar de mi mamá. Nunca. Así seas la hermana de crianza de mi...de Ahumrah-, me corrijo rápidamente, a penas conteniendo mi ira-. Claro está que eso no te impide comportarte como una puta revoloteando a su alrededor, queriendo apoderarte de algo que NO te pertenece. Ni a ti, ni a él-Hago énfasis en eso ultimo-. Eso era, es y siempre será de mi mamá. Y mientras yo esté aquí y aun así no esté, me encargaré de quitar del camino todo aquel que ose hacerle daño-avanzo hacia ella nuevamente. Con suerte, mis ojos ya se han oscurecido y me confieren un aspecto más amenazante.

Mis manos tiemblas por conectarlas con su rostro, pero sé que si le hago algo, ella va a ir a quejarse con Assuan y el problema será más grave.

Además, se supone que la odio, por eso no tiene que enterarse que velo por ella a escondidas.

-Un ejemplo de eso es lo que acaba de pasar con tu hermano-. Le recuerdo, y ella palidece-.Y si no se muere, yo misma lo mato con mis propias manos. Y lo mismo te pasará a ti, si no dejas de joder mi existencia, y la de mi madre-casi me río al ver el temor en sus ojos, pero ella lucha por ocultarlo.

No lo logra.

Enserio. ¡Me amo!

Tal vez no tenga tamaño y sea un algodón de azúcar por dentro, con altas cantidades de inocencia-algo que tengo que eliminar por completo-, pero tengo la capacidad de infligir temor.

A quién sea.

Menos a mi mami. Esa mujer es el diablo.

Pero aún así la amo.

-Solo te advierto-dice nuevamente, en un intento de recuperar la seguridad que se resquebrajó al momento en que ingresó a la cocina-. Si a mi hermano...

-Y yo te dije lo que va a pasar si sigues con tu mierda-con esa advertencia, salgo de la cocina y me encierro en mi guarida para hundirme en los libros, queriendo alejar mi preocupación.

Podría tomar esto como mi oportunidad para huir, pero quiero asegurarme de que me voy dejando en buenas condiciones a mi madre y que no hay carroñas como Ahumrah y Zhayid a su alrededor.

Quiero marcharme sabiendo que pude alejarlos de ella.

***

Pasaban los días y no había muchas noticias sobre Ahumrah.

Lo poco que sabía era que el hijo de puta no se murió. Por desgracia. Pero tuvo un infarto de intensidad media y si el susto hubiera sido peor, no la hubiera contado.

Sin embargo, Ahumrah quedó sufriendo del corazón y el más mínimo impacto sería decadente. Por lo demás, solo tenía el hombro dislocado por haber abierto la puerta secreta con él y aún lo tenían monitoreado, observando las mejoras que iba presentando.

Sin embargo, espero que este sustico lo haga escarmentar, o si no, el próximo será peor.

Y tal vez no viva para contarlo.

La puerta de entrada se abre y entran Zhayid y Assuan.

Puedo ver que sus moretones han ido desapareciendo, dejando unas que otras manchitas como evidencia del maltrato de Ahumrah.

Ruedo los ojos dramáticamente y me dispongo abandonar el lugar, pero mi madre me detiene.

- ¿A dónde crees que vas?¬-cuestiona, mirándome con desapego y moviendo el píe de arriba abajo con los brazos cruzados.

-No es tu problema-respondo de mala gana y comienzo a subir las escaleras, pero un silbido en el aire hace que me paralice. Me giro con el ceño fruncido y noto que Assuan ya no lleva el zapato derecho, luego miro a los escalones y advierto el arma contundente cuyo objetivo era fulminar mi cerebro.

Ya veo.

Ahora que Ahumrah no está, se convierte en la patrona.

Miro hacia ella y al zapato reiteradamente, mientras parpadeo con rapidez.

Hora de la actuación.

- ¡Qué demonios, Assuan! ¿Te pica el culo o te lo rascas con marihuana? -cuestiono con sarcasmo.

Debería ir preparando mi hueco.

Esta es una muerte segura.

-Vuelve a hablarme así y ya verás-al parecer, mis ojos brillan porque Assuan adivina rápidamente mis intenciones-. No tientes tu suerte, Ankwar Eloah D' Barrie Shamkaro.

Una mueca de disgusto surca mi rostro al escuchar mi nombre completo.

Mmhh. Assuan. ¿Tú quieres golpear mi culo rebelde?

Sonrío en su dirección y me reclino hacía adelante, dejando mi culo en pompa.

A ver si puedes hacerlo.

Zhayid jadea ante mi actitud y Assuan achica los ojos, lo que me indica que ha aceptado el desafío.

Comienzo a hacer movimientos insinuantes mientras me doy palmadas, provocándola.

-Ven, pues-la reto. Enserio, tengo que dejar de incitarla. Ella golpea muy fuerte-. ¿No quieres golpearme? -continúo mi movimiento de trasero¬.

Cometo el error de apartar la vista para situarla en las escaleras y para cuando dirijo mis ojos a Assuan, ya no está.

Mi corazón se dispara en mi pecho y el sudor empieza a nacer en mi espalda baja y frente. Me enderezo y miro hacia los lados, pero solo está Zhayid. La miró a ella, porque tal vez sabe dónde se metió y me lo dirá observando el lugar de su escondite. Pero se niega a mirarme.

Cavilo mis opciones y la verdad...no tengo muchas.

Si subo las escaleras, corro el riego de poner mis dientes como los de un caballo.

Si huyo por la pared secreta, me ensuciaré.

Si corro a la cocina para salir al patio, mi mamá me atrapará. Eso si llego a salir primero de la sala.

Así que me quedo.

Trago saliva y me voy acercado, bajo los escalones y rodeo el sofá que divide la sala en dos, mientras echo un vistazo a los lados, por si sale mi mamá. Cuando Zhayid nota mi presencia sonríe con burla, aún sin mirarme, pero no sé da cuenta que me dice dónde está Assuan cuando mira de reojo la puerta de la cocina. Lo que sí me toma por sorpresa es que saliera de ella como si se hallara en una guerra medieval, sujetando una correa de cuero en la mano y gritando como luchadora de zumo.

Pego un grito cuando entra y abalanza la correa en mi dirección pero la esquivo por los pelos, aunque no soy lo suficiente rápida como para evitar que la cosa rose mi brazo y deje la zona escociendo.

- ¡Ay! ¡Eso duele! -me quejo, lo que me gana otro correazo, que esta vez alcanza mi pierna izquierda mientras huyo de su alcance. - ¡Assuan, basta ya!

- ¡Mamá! -Me grita-. ¡Soy tu mamá Ankwar!

Al oír aquello me giro bruscamente hacia ella, sin importarme que pueda golpearme con es cosa en cualquier momento y la miro con furia.

-Sí, Assuan. Eres mi mamá-ella ladea la cabeza al no comprender muy bien lo que intento decir-. Pero hasta ahora no has cumplido muy bien tu papel.

Assuan no cabe en sí del asombro y abre la boca para comenzar a despotricar, pero Zhayid interviene.

-Assuan, querida-pasa a mi lado, sin mirarme y se posiciona al lado de mi mamá, colocando ambas manos en sus hombros-. Acuérdate de lo que hablamos-le dice. Yo la miro con furia y ella me devuelve la mirada con una mueca de superioridad.

-Tienes razón-Assuan asiente y toma un profundo suspiro, luego me mira. Otra vez la máscara de frialdad cubriendo su rostro-. Tenemos que hablar.

- ¿No lo estamos haciendo ya?

Assuan me ignora y me indica con las manos que me siente, pero me mantengo con los brazos cruzados sobre mi escaso pecho y no me muevo.

Teniendo en cuenta que analizar cada rincón de la sala es mucho más interesante que hablar con la mujer que me dio la vida, me esmero en mi tarea como si se me fuese la vida en ello.

Al ingresar a la casa, automáticamente puedes observar la sala de estar y al mirar hacia la derecha puedes encontrar la cocina frente a ella. El salón se encuentra dividido por un gran sofá blanco y en la parte delantera se localiza un estante que contiene el televisor pantalla plana de último modelo y en las repisas a su lado están las cornetas y el estéreo.

En la esquina superior de la sala se encuentra una ventana que da hacia el portón de entrada de la propiedad D' Barrie y frente a ella está la mecedora antigua que pertenecía a mi abuelita.

Casi se me escapa una sonrisa al recordar esa vez que fui a la casa de La abuela Dumblums y desde que vi aquella mecedora me enamoré de ella y no paré de rogarle hasta que me la cedió. Desde entonces, me pertenece.

El balancín se encuentra acompañado de una pequeña mesita con base redonda, donde hay una lámpara sin bombillo.

Más allá, al final de la sala, en la pared de la izquierda, se sitúa una mini biblioteca con libros de investigación. Bajo ella, hay un banquillo acolchado sin espaldar y pegado al techo se localiza una lámpara de aceite, mientras que en la pared del fondo está la ventana que enfoca el patio trasero.

-Ankwar.

Assuan no alza la voz, lo que significa que más vale que haga caso si no quiero que termine lo que empezó, así que me siento en contra de mi voluntad.

- ¿Estás consiente de la gravedad del asunto, verdad? -no espera que responda y continúa: -He estado hablando con tu tía y...-hace una pausa y yo aprovecho para fulminar a la perra con la mirada. Que si las miradas mataran ella ya estaría sentada en una silla con un rollo de alambre con púas rodeando su torso, al mismo tiempo que me dedico a arrancar su piel trocito a trocito para luego echarla en una trituradora y luego dársela de comer como carne de hamburguesa.

Assuan suelta un suspiro cansado, como si la sola idea de decir en voz alta la decisión tomada, la agotara mentalmente-. Zhayid y yo...creemos que debería enviarte a la academia de la Sra. Mohamed a modo de castigo.

Todo color abandona mi rostro y no me importa que Zhayid se esté regodeando de mí. No puedo permitir que Assuan me envié allí. Si ella se deshace de mí, Ahumrah y su hermana acabaran con ella, sin contar que mis probabilidades de escapen serían nulas.

La academia de Madame Mohamed se ubica en el Reino Unido y se hizo famosa desde que se conoció la habilidad de esta memorable señora de domar a las hijas rebeldes de figuras públicas y convertirlas en dóciles criaturitas que se comportan de manera correcta, no refutan ante las demandas de sus mayores y son las candidatas perfectas para ser floreros.

Solo un lindo adorno de su marido, sumiso y desprovisto de personalidad.

Es una escuela para educar adolescentes rebeldes y se caracteriza por convertirlas en señoritas, instruirles cómo actuar de manera correcta, inculcarles disciplina y adiestrarlas para convertirse en buenas esposas.

Y eso es precisamente lo que no quiero ser. Porque, diablos, yo debería haber nacido macho. O sea, me comporto como un varón y pienso como hombre, aunque no puedo negar que de vez en cuando actuó como una fresita y me da por verme femenina. Y si me voy al Reino Unido todo lo que he luchado por ser, se esfumaría en un santiamén.

- ¡Mamá! -chilló como una niña malcriada.

Tal vez lo sea.

- ¿Ahora si soy tu mamá? -Cuestiona con molestia-. ¿Ahora si me llamas "mamá" porque sabes que metiste la pata hasta el fondo, verdad?

- Solo era una bromita, no es para tanto- le resto importancia.

Zhayid me mira con furia y mi mamá parece que se contiene para no golpearme.

- ¡¿Una broma?! -Dice la cuñada de mi madre,

apartándose de la pared para acercarse peligrosamente a mi rostro-. ¡Pues, gracias a tú bromita mi hermanito está en el hospital luchando por su vida!

-Uy, sí, cuidado se muere.

- ¡Mira, pedazo de...!

- ¡Basta! - Interviene Assuan, apartando a Zhayid y la señala con un dedo-Zhayid, comportare, no te pongas a su nivel, ¡Por Hashim!, eres una vieja delante de ella-. La cara de Zhayid es un poema. Lástima que no tengo una cámara para capturar el momento. -Además, la madre de Ankwar soy yo, y la ÚNICA que tiene el derecho de regañarla, de gritarle y sobre todo, de pegarle, ¡soy yo! -La mira con furia y a Zhayid no le agrada ser tratada de esa manera-. Y si vuelves a hablarle como le hablaste, vas a conocer quién es Assuan Shamkaro-advierte y se gira a mí. Mi sonrisa de borra en un santiamén pero mis ojos no ocultan mi diversión. - ¡Y tú!

- ¿Yo?

- Te vas a ir a esa academia, pero antes te disculpas con tu padre-dictamina.

No puedo evitarlo y una ronca carcajada sale desde lo más profundo de mi ser y me encuentro riendo como desquiciada. Cuando me detengo, lagrimas ruedan por mi rostro, Zhayid está morada por la rabia y Assuan cruza los brazos sobre sus pechos mientras me mira con frialdad.

-Lo que puedo es terminar de matarlo.

Mi madre cierra los ojos y los aprieta fuertemente, tomando largas y profundas respiraciones, cuando los vuelve a abrir brillan con cólera.

-Cambié de opinión, no esperarás a que tu padre llegue para irte-comienzo a sonreír con alegría pero Assuan lo arruina-Te vas hoy-. Abro los ojos con sorpresa y Zhayid sonríe como el gato Chessire- No. Te. Soporto.

Yo nunca ruego. A nadie. Pido las cosas por favor. Pero situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas.

Me arrodillo a los pies de mi mami y le abrazo las piernas. Ella lucha por apartarse, pero la aprieto más fuerte.

- ¡Por favor! ¡Por favor! ¡Por favor! -le ruego y alzo la mirada. Assuan me mira desde arriba con reprobación. -No quiero ir. Mami, por favor, no me envíes allí-ella abre la boca para interrumpirme pero me adelanto-Te lo juro, te lo juro, a partir de ahora me portaré bien, ayudaré en la casa y no me pondré a discutir con Zhayid, la trataré como si estuviera loca-oigo el jadeo de la mujer en cuestión y mi mamá lucha por mantenerse seria-. Pero, por favor, no me obligues a convertirme en una señorita respetable que se limita a ser la marioneta de alguien-la miro, transmitiéndole todos mis miedos, permitiéndole ver la vulnerabilidad en mis ojos.

-Es que no es eso Ankwar-se aparta y yo la dejo ir. Vuelvo a sentarme en el sillón y la miro con arrepentimiento. Fingido, por supuesto-No es que me ayudes o que te portes bien. Estamos hablando de tu padre, el que te dio la vida y... ¡Casi lo matas!

- ¡Qué' jeso! -soy tan cara'e tabla que tengo la desfachatez de hacerme la vistima -. Yo no hice nada -argumento con inocencia y tanto Zhayid como Assuan me miran con incredulidad.

- ¿¡QUE NO HICISTE NADA!? - prorrumpen al mismo tiempo.

-Nop.

- ¿Entonces por qué está tu padre en el hospital? -Sr. Donador de esperma a cualquiera que lo pregunte.

- ¿Por qué se asustó? - alzo ambas manos y adopto una mueca de obviedad para acompañar mi testimonio.

- ¿Y por qué se asustó? -inquiere Assuan siguiéndome el juego esperando que caiga redondita en su trampa.

Estoy a solo un segundo de reírme en sus caras al ver sus expresiones, pero eso no sería correcto. No cuando tengo a Assuan a un palmo de mí.

- ¿Por qué es marico? -devuelvo con diversión.

- ¡Ankwar Eloha D' Barrie...!

-De la forma más amable que pueda, te pido por favor que dejes de decir mi maldito nombre completo -la interrumpo con frialdad -. A nadie le interesa si me llamo Petronila, Petrica o Doña Cuquita .

Assuan ignora por completo mi comentario y dice:

- ¡Sabes perfectamente que eres la culpable de que tu padre esté ingresado en el hospital!

-No hay prueba patente que demuestre los hechos -comento con indiferencia mientras estudios mis uñas.

- ¡Claro que sí! -interviene Zhayid, adoptando el papel de la discordia -. Tú me dijiste que habías sido tú y amenazaste con hacerme lo mismo si seguía...

Alzo la cabeza lentamente, luciendo una sonrisa lobuna mientras fijo mi atención en Zhayid, quien es tan estúpida que casi coloca sus cartas sobre la mesa de un solo golpe.

- ¿Si seguías haciendo qué? -inquiere mi madre, con una mirada desconfiada en su rostro.

-Sí, Zhayid -la insto a proseguir, consiguiendo que Assuan se sienta intrigada - ¿Si seguías haciendo qué cosa? -la vuelvo a incitar -. Dile a mi mami lo que planeabas hacer con su bebita-comento con malicia, siendo testigo de cómo la película iba tomando forma en la cabeza de Assuan y sus engranajes comenzaban a trabajar.

-Yo...eh...uh... -la mujer en cuestión, al verse arrinconada comienza a balbucear con nerviosismo, pero luego se recompone y adopta una postura más segura. Eso no es bueno-. Assuan, cuñadita, ¿Por qué no le preguntas a tu hija cual será su siguiente movimiento -y así, con ese maldito comentario, la atención de mi progenitora se vuelve hacia mí.

-Maldita perra -susurro lo suficientemente bajo para que ninguna lo escuche -No me mires a mí. Ella fue la incitadora -me defiendo como puedo mientras la perra de Zhayid se regodea.

- Eso no importa ahora - le resta importancia a lo que digo. ¿Ven que todo lo que suceda conmigo le importa una reverenda mierda? -. ¿En que estabas pensando, Ankwar? ¡Casi lo matas! -clama Assuan y yo ruedo los ojos.

¿Ahora entienden por qué no puedo irme antes de que ellos desaparezcan de su vida? Para ambos es fácil convertirla en su marioneta y lo peor es, ¡que ella ni se da cuenta!

Zhayid y Ahumrah mueven los hilos y le dicen "actúa como estúpida" y Assuan solo va y lo hace.

-Pero... -ni siquiera me deja hablar, con eso lo digo todo.

- ¡No, Ankwar! -exclama-. ¿Qué viene ahora? ¿Qué te declares abiertamente lesbiana?

-Eso sería el colmo-interviene Zhayid con una sonrisa maliciosa.

Y yo, en vez de ofenderme sonrío mentalmente.

Ya sé cuál va a ser mi próxima travesura.

            
            

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