-Ankwar-escucho a lo lejos que alguien me llama.
Pero la calidez de mi sabrosa camita me arropa, así que no tengo la menor intención de apartarme de ella.
-Ankwar, hija, despierta-vuelvo a escuchar esa voz llamándome, pero no creo que sea mi mamá. Ello no es tan dulce conmigo- ¡Párate de esa mierda, coño e' tu madre! -grita esta vez más fuerte cuando nota que no tenía intensión de despertarme, para, acto seguido, empujarme con su píe, logrando así que me despertara de golpe.
Ahí está, esa es la Assuan que conozco.
-Cuanta, maldad hay en usted, de veras-susurro, aun medio dormida mientras intento ponerme de píe.
Con el golpe, se me quitó el sueño de coñazo.
Malvada mujer. Le quita la diversión a la vida.
- ¿Qué quieres? -le digo cuando ya estoy de píe, tambaleándome hacía los lados por el sueño.
- ¡¿Cómo?! -inmediatamente tengo a mi madre frente a mí y todo rastro de sueño se esfuma.
Le sonrío con inocencia, apartándome de ella despacio, antes de que vaya a lanzar su golpe de sumo.
-Dime, mami-me alejo todo lo que pueda de ella, siempre bajo la atenta mirada de advertencia que me lanza.
-Anda a bañarte y te vistes para que bajes a comer-demanda con autoridad.
Para ser una mujer judía, es muy empoderada y yo la admiro por eso. Deseo ser como ella cuando crezca.
Mi abuelita hizo muy buen trabajo criando a Assuan.
A modo de burla me aparto un poco la camisa que llevo puesta y me olfateo.
Huelo sabroso. El olor de mi colonia favorita, el talco y la crema que uso, aún se percibe en mi piel.
Mi mami me enseñó a ser una persona muy aseada.
-No huelo tan mal-le digo en broma y mi mamá ríe cortamente, dándome una palmada en el hombro juguetonamente.
¿Cómo y en qué momento llegó hasta aquí?
Además, ¿Qué la tiene tan feliz?
No es que ella sea la amargura en pasta, solo que la mayoría de las veces anda con el ceño fruncido y pareciese que estuviera molesta incluso cuando no lo está.
-Vamos a salir-me dice con alegría y yo frunzo el ceño.
- ¿Te sientes bien? -Me acerco y le toco la frente-no comas tanta azúcar, te hace daño.
Apenas esa frase sale de mi boca, su alegría e esfuma y su rostro vuelve a lucir la mirada antipática de siempre y la cara agria como limón.
Mejor me hubiera quedado callada.
-Muévete-dice, para luego salir de mi habitación.
Inmediatamente me comienzo a sentir mal conmigo misma porque arruiné la felicidad de mi mami.
Con el ánimo por el suelo hago lo que me ordenaron, pero ya la alegría no es la misma así que cuando bajo a comer, ya no tengo ganas de salir.
- ¿Y mi papá? -le pregunto a mi mamá cuando entro a la cocina y me siento en la mesa de desayuno.
Al otro lado está mi mamá preparando algo delicioso y mi estómago ruje, comunicando que está de acuerdo con el menú.
-En la empresa-me informa, poniendo un plato frente a mí.
Mi padre contrató a una gran cantidad de personas para que llevaran a cabo las distintas tareas del hogar, pero pese a que nosotros éramos una familia adinerada, mi mamá prefería hacer las cosas ella misma. Decía que uno nunca sabe qué le podrían echar a la comida.
Así que, he aquí a mi madre realizando comida gourmet.
Cornflake con chele, ¡Sí señor!
Me dedico a degustar mi delicioso desayuno mientras mi mamá se sienta junto a mí, en silencio.
El silencio es cómodo y no me quejo, no soy de muchas palabras y mi madre menos.
Tengo doce años y soy educada en casa, aunque no me quejo, me gustaría ir a la escuela normalmente, tener amigos...o sea, tener la vida de una adolescente común y corriente.
Pero mi padre se niega a que lo sea, dice que eso solo me distrae de mis objetivos. Entiéndase por estos, como mis estudios y mi preparación para ser una buena esposa, amable y complaciente.
Frente a mi padre no lo he dicho, pero yo no deseo ser ni hacer lo que él estipula para mí.
Y pese a que soy una niña, no estoy de acuerdo con sus designios. Ahora, solo tengo que buscar la forma de hacérselo saber.
-No quiero salir, ma-le digo a mi madre, dejando de lado mis pensamientos. Esta deja de comer y coloca la cucharilla dentro del cuenco para luego mirarme con curiosidad.
- ¿Por?
-No sé, se me quitaron las ganas-evado, sin dar mucha explicación.
No me apetece que a mi mamá le dé por hacer de detective en este momento.
Sin embargo, esta me sorprende cuando en vez de reclamarme, se encoje de hombros-: Si usted no quiere salir, no salga. Hágale caso a su presentimiento, no sabemos qué puede pasar si sales.
-Okey-respondo sin ganas, engullendo una cucharada de Cornflake- ¿Y mi niñera?
Pronuncio la palabra con sarcasmo. Ya no soy una niña, ya no es para siga teniendo una.
Assuan suspira profundamente.
-No va a poder venir hoy. Por eso te dije que íbamos a salir-dice, continuando con su desayuno-pero no quieres salir y no te voy a obligar.
Yo seguí comiendo cereal, disimulando lo emocionada que estaba por quedarme sola por primera vez.
-Y tú molesta-dice mi mamá, ocultando una sonrisa.
- ¿Ah? -me giro hacia ella, pero no pude contener mi sonrisa y esta se luce con todo su esplendor.
- ¡Mírate! -Dice, riendo- ¡Te brillan los ojos!
Yo río con fuerza, sintiendo un peso agradable en lo bajo de mi estómago. Es lo más cerca que he estado de tener la mejor relación con mi mamá.
- ¡Assuan! -escucho la desagradable voz de la mejor amiga de mi madre y de inmediato hago una mueca de asco.
No tengo ganas de ver su estirada cara, así que me apresuro a lavar mi plato e irme pitando de allí, antes de que ella entre.
Mi mamá niega con la cabezas y yo alcanzo a subir corriendo las escaleras justo cuando Shanil ingresa a mi casa.
Ahora menos tengo ganas de ir con ella.
Horas más tarde, mi mamá ya se ha ido con su mejor amiga, no sin antes advertirme que no inventara nada extraño.
Así que como toda niña curiosa, me la pasé leyendo libros eróticos y tuve que masturbarme cada vez que me sentía excitada.
No me malentiendan, sé que es muy pronto para que practique esa clase de actos, pero no deseo ser como las demás chicas de mi edad, que apenas su cuerpo comienza a despertar, ya anda buscando macho.
Yo no. Eso no está en mi lista de prioridades. Y a falta de consejos por parte de mis padres, los he conseguido en los libros.
Y para ser sincera, las protagonistas a veces se vuelven estúpidas cuando se enamoran.
Un poco más tarde, mi estómago ruje y me veo en la obligación de bajar a prepararme algo de comer.
-Te quiero yo, y tú a mí, somos una familia feliz-canto en voz baja mientras bajo las escaleras que dan hacia el segundo piso.
Como estoy sola, la casa se encuentra completamente silenciosa y afuera solo se escuchan los pajaritos cantar.
Hubo un tiempo que me daba miedo quedarme sola en una casa tan grande, porque veía muchas sombras o escuchaba que alguien me llamaba cuando no había nadie.
Incluso, tenía que dormir con la luz prendida, porque se escuchaban sonidos extraños en la madrugada y cuando abría los ojos veía que una sombra me estaba observando mientras dormía.
En otras ocasiones, yo sentía que estaba despierta, pero no podía abrir los ojos ni moverme. Ambos brazos los tenía cruzados sobre el pecho y sentía que no estaba sola.
Y por más que me esforzaba por abrir los parpados, estos se volvían a cerrar.
Entonces, mi abuela me aconsejo que evitara tener los brazos cruzados sobre mi pecho y que mientras soñaba, aprendiera a rezar. Así, lo que estuviera perturbándome se iría y me dejaría en paz.
Al pasar el tiempo, aprendí a hacerlo, pero ya no era la paralipsis del sueño, ahora eran pesadillas sangrientas.
Allí fue que me di cuenta que podía ver el futuro a través de mis sueños.
-Con un fuerte abrazo y un beso te diré...-detuve mi canto cuando estaba llegando al cuarto donde dormían mis padres y sin poder evitarlo una espléndida sonrisa se extendió por mi cara al saber que mi papi había llegado.
Salí corriendo y me detuve frente a la puerta.
-Bendición, pa...-me detuve abruptamente apenas abrí la puerta un poco más. No estaba solo-pi...
Al ver aquello, mi sonrisa se borró automáticamente de mi rostro y un peso muerte se instaló en mi estómago.
- ¿A qué hora la estúpida de tu esposa con tu hija? - pregunta mi tía Zhayid a mi padre.
¿Por qué se refiere a mi mamá de esa forma si ella adora a su cuñada?
Se encuentra semi recostada en la cama, apoyándose solamente de sus brazos y con la cabeza echada hacia atrás para poder ver el rostro de mi padre. Su cabello cae suelto a lo largo de su espalda y rozaba sus manos.
-No sé. Confío que el mandado que le encargué hacer las demore lo suficiente-, alcanzo a escuchar que mi padre le susurra al oído repartiendo besos por toda su clavícula, haciéndola reír.
De inmediato una ola de nauseas me invade y me dan ganas de entrar y reclamarle. O sea, por lo que estoy entendiendo él había planeado esto y piensa que no estoy aquí.
No sé qué le dijo a mi mamá para que ella estuviera tan feliz, pero...
Lo odio.
¡Se supone que eran hermanos!
Zhayid vestía un liguero de encaje y un brasier del mismo material. No llevaba bragas.
Recorrí con la mirada la habitación y las encontré enrolladas en la alfombra, blanca como la nieve, que estaba en el centro de esta.
Sabía por los libros que había leído qué era lo que tía zhayid vestía y por lo que tenía entendido, la mujer lo usaba solo cuando un hombre le resultaba realmente atractivo. Muy pocas veces lo usaban porque querían sentirse bien en su misma piel.
-Me gustaría que llegara en este preciso momento y nos viera...-ronroneó, mientras mi padre seguía repartiendo besos a lo largo de su cuello y hombros, al mismo tiempo que alzaba su pierda izquierda y la recorría con lentitud-que viera que yo sí te doy lo que ella no...-gimió cuando esa mano que acariciaba su pierna llego a su pecho y comenzó a mover en círculos su pezón.
¡Es mentira! Ella es la que se estaba metiendo en el medio. ¡¿Ella estaba destruyendo mi familia?!
Mis ojos se llenaron de lágrimas al comprender, no del todo, lo que estaba sucediendo. Había leído suficientes escenas como esta, para saber que mi padre estaba siendo infiel.
No puedo creerlo.
¿Qué necesidad tenía mi padre de hacer aquello? Mi madre lo atendía, le demostraba que lo amaba, trataba que nunca le faltara nada...
Vuelvo a la realidad cuando una arcada arrasa por completo mis entrañas al ver como mi padre sube la mano con la que toca el seno de mi tía y la lleva a su cuello, donde aprieta un poco y la hace gemir.
No quiero seguir viendo esto...
Me limpio las lágrimas con rabia y me dispongo a cerrar la puerta, pero al tomar nuevamente la perilla y atraerla hacia mí, la puerta rechinó, haciendo que mi padre se congele en su sitio y mi tía Zhayid se enderece del susto, viéndose tan pálida como un papel.
Me encuentro tan furiosa, tan dolida que, el hecho de haber presenciado esa escena entre ambos, despierta algo en mí y sin detenerme a pensar en lo que hacía, vuelvo a abrir la puerta, lo suficiente para que ambos me vean.
Sí, hijo de puta. Yo lo vi todo.
Me sentí muy bien al ver como ambos palidecían aún más como si hubieran visto a la mismísima muerte.
Y antes de cerrar nuevamente la puerta, los miro a ambos con odio y cierro la puerta con fuerza, no sin antes ver a mi padre soltando a Zhayid y pasarse una mano por el rostro, maldiciendo en todos los sentidos.
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Coñazo: Golpe.