Capítulo 9 ¿Qué no es esa tu exnovia gorda

Entre esas mujeres se encontraba una en especial, quien a pesar de estar colgada de un hombre apuesto, su mirada ardía de envidia.

-¿Qué no es esa tu exnovia gorda? - susurró la mujer al odio de su acompañante.

El hombre no dudó en prestarle más atención a la pareja protagonista de la pista.

-Lia, por supuesto que no. Ella jamás se vestiría así, no tiene ningún sentido del gusto. Además dudo que alguien como ese importante CEO se fijara en alguien como Lia tal vez solo es alguien que se le parece - le respondió a su novia, dejando de ver a la pareja, aun así, una punzada de celos se instaló en su pecho al ver el parecido de esa mujer con su exnovia.

Lia no era consciente de nada de lo que sucedía a su alrededor, ese era el poder que Evan tenía, hacer que todo desapareciera y nada más que él se convirtiera en el centro de su acompañante.

Ella podía sentir como el agarre de Evan alrededor de su cuerpo se estrechaba cada vez más, haciendo que solo deseara que la música jamás dejara de sonar, la forma en que susurraba en su oído y dejaba constancia de que quería tener una relación con ella más allá del negocio que significaba la hizo estremecer.

- No estaré obligada a ello, solo si realmente las cosas van bien entre nosotros - aclaró ella levantando la mirada para toparse con aquellos impresionantes ojos azules, arrepintiéndose de ello poco después ¿Obligarla? Le daban ganas de burlarse de sí misma porque su deseo por él incrementaba a cada segundo que pasaba en sus brazos.

-Solo haremos lo que tú desees y cuando lo desees- respondió Evan. Aferrándose más a ella, jamás una mujer había embonado en sus brazos tanto como ella. Bueno, sí hubo una vez hace mucho tiempo atrás, pero después de esa otra mujer, ninguna otra hasta ahora.

Desvió nuevamente la vista para intentar protegerse de él, pero aun así, reposó el rostro levemente sobre su hombro, otro error, el aroma de su acompañante invadió sus fosas nasales tentándola a más, haciendo que ella deseara olerlo y acariciara el cuello del CEO con la nariz y lo calentara con su aliento, en un intento por impregnarse más con su olor.

La gente que los observaba seguía cada vez más sorprendida, aquel hombre era conocido por sus incontables aventuras, aun así y, a pesar de que llegar a ese tipo de reuniones con distintas acompañantes cada vez, jamás se mostraba cariñoso en público, pero lo que todos veían desde fuera, era una química innegable y contenida entre él y la misteriosa mujer.

Podría seguir bailando con ella toda la noche, no importaba, se sentía tan a gusto tan en calma, Evan no sabía como explicar lo que le pasaba con esa mujer, era algo nuevo.

Evan bajo su rostro para observarla, justo en el momento que ella alzaba su mirada.

Jamás había sentido la necesidad de besar a ninguna mujer como la tenía en ese momento con Lía, ni su cuerpo había despertado tanto como en ese momento que se sentía como un adolescente a punto de quedar en ridículo por no poder controlar una erección.

La única manera de evitarlo, era apagar el fuego que, cada vez más, sentía crecer en su interior.

Besarla.

Si necesitaba hacerlo, necesitaba desahogar un poco sus deseos probando sus labios, llevó la mano derecha hasta el mentón de la joven programadora, sujetándolo con delicadeza mientras sus cuerpos se deslizaban de forma suave por la pista.

-Eres hermosa...- susurró dejando que su dedo pulgar acariciara el labio inferior de la joven, buscando entreabrilo, acercando su rostro cada vez más al de ella.

Perdiéndose en el olor de su aliento, en la calidez de este, mezclándose con el suyo.

"Solo lo hago para hacerla aceptar mi trato"

Se dijo Evan, aunque solo era una mentira que se decía al ser incapaz de reconocer lo que realmente lo había llevado a elegir precisamente a esa mujer como su futura esposa.

Sus alientos mezclados, hasta el punto de ya no poder resistir el impulso de reclamar los labios de Lia a quien beso ahí en medio de todos sin pensar en nada que no fuera saborear su boca.

Aquel cálido dedo sobre sus labios hizo que Lia no pudiera más que desear besarlo, como por inercia se alzó levemente de puntillas y sintió sus labios siendo invadidos por los de él y esta vez, a diferencia de la semana pasada, tomó parte activa en el beso, disfrutándolo, dejándose llevar por todo lo que sentía, aceptando la lengua de él que se coló en su boca haciendo que sus lenguas danzaran tal y como lo hacían sus cuerpos, se rozaran, se mezclaran en suaves caricias llenas de anhelo.

- Evan - murmuró su nombre con los ojos todavía cerrados cuando la música cambió de repente, dejando de ser una balada para convertirse en algo mucho más rítmico y en ese momento, para ella, resultaba incluso estridente.

-Lia...- no dudo en responder, casi soltando un gruñido ante la interrupción de lo que estaba ocurriendo entre ellos. Era un simple beso, pero también era algo más, algo que a él le resultaba difícil no querer descubrir.

"¿Qué tenía Lia Taylor que lo hacía comportarse así, como un adolescente?"

- Eres un tramposo - protestó al darse cuenta de que no podría negarse, de querer no ser ella, sería otra, y odiaba la idea de que esos brazos, esos labios, ese cuerpo tratara así a otra mujer - No puedes besarme así, haces que no sea capaz de negarme a tu propuesta.

-No puedo no jugar sucio, cuando me encuentro ante una adversaria dura de vencer- susurro a su oído, pegado más a ella a causa del ruido de la música.

-Aunque me gustaría seguir bailando contigo toda la noche, no soporto este tipo de música. Nos vamos a un lugar más tranquilo, y así seguimos bailando tú y yo.

Volvió a ofrecerle su brazo para caminar fuera de la pista, aunque antes de llevarla a otro sitio más tranquilo irían a beber un poco, o mejor dicho conseguir un par de copas y una buena botella, para seguir su charla.

- Creo que eres más conquistador de lo que se dice en las revistas, la mitad de la sala me mira como si pudiera hacerme entrar en combustión espontánea- tomó su brazo para caminar con él - y no solo las mujeres.