Capítulo 8 Cuánto tiempo Evan.

Permaneció callada gran parte del viaje en limusina, solo podía concentrarse en lo rápido que latía su corazón y el de la cercanía y el calor del cuerpo que tenía al lado, completamente pegado al de ella. ¿No se suponía que era tan solo una transacción comercial porque intentaba estar tan cerca, porque intentaba seducirla, porque jugaba así con su cabeza y sus sentimientos?

Pero casi prefirió no haber salido del vehículo cuando empezó a ver los flashes o, más bien, deslumbrarse por ellos.

Protección era lo que menos sentía en ese instante, aun así la mano de Evan tomó la suya y sus dedos se entrelazaron con los de ella tirando hacia el interior del edificio, ya no podía sentir más que esos dedos entrelazados, era como si todo el ruido y luces estuvieran muy lejos.

Les abrieron la puerta y tras entrar Lia no pudo más que soltarse de esa mano que parecía enviar millones de impulsos eléctricos por todo su ser, jamás se había sentido así por un simple agarrón de manos, pero ¿Por qué se extrañaba? El beso que le dio una semana atrás aún la tenía temblando cada vez que lo recordaba.

Lia miro hacia afuera donde había quedado toda aquella gente y suspiro, sin duda no estaba preparada para eso, no quería eso en su vida, y menos si era ficticio.

Él la condujo hasta el interior del salón, donde varios hombres y mujeres parecían conversar y reír, algunos hasta habían empezado a hablar en la parte designada para ello, otros buscaban algo de comida en el buffet a un lado del salón, pero todos es veían alegres y divertidos, todos menos ella que se sentía tremendamente fuera de lugar.

- Evan yo no puedo...

- ¿Una copa de champagne?- los interrumpió un camarero y ella negó, lo que menos necesitaba era que el alcohol nublara su juicio.

- Vaya, vaya, cuánto tiempo Evan- una de las modelos más conocidas de Nueva York, se acercó a él y dejó un suave beso en su mejilla, ignorando completamente la presencia de Lia mientras le quitaba una pelusa imaginaria al traje del hombre.

Evan no necesitaba problemas y menos que le hicieran perder puntos con la mujer que pretendía hacer que aceptará su trato.

-Hola, Jocelyn - le respondió a la modelo sonriéndole de manera amable, aunque ver la forma que despreció a Lía le hizo enfurecer.

La mirada de Evan se oscureció por un momento; sin embargo, la sonrisa permanecía en sus labios.

-Por cierto, no te he presentado a la señorita Lía Taylor. Ella es mi invitada esta noche y le he prometido no quitarle la mirada de encima y hacer de esta fiesta algo agradable. Si nos disculpas.

La modelo no daba crédito a lo que estaba escuchando, pero sobre todo se murió de celos, Evan jamás había sido así con ella, es más, la única vez que el CEO Anderson fue su pareja, terminó siendo relegada a un lado cuando otras mujeres y hombres se acercaron a él.

Pero esa mujer, esa obesa mujer, parecía tenerlo embobado. Algo inaudito e increíble de creer.

-Lamento lo de la entrada, realmente no quisiera que sufrieras ese tipo de acoso. Espero me perdones por no evitar que los paparazzi estuvieran presentes.

Evan se mostraba encantador esa noche, mucho más encantador que otras veces, pero tenía que sacar todo su potencial y serlo para conseguir esa noche que ella aceptara, porque era perfecta para ocupar el lugar de su esposa.

- No importa, supongo que ya estás tan acostumbrado al acoso de los periodistas que ni siquiera lo pensaste.

Aquel hombre había logrado hacerla sentir bien con su comportamiento. La forma en que la otra mujer lo asaltó, ignorando por completo su presencia fue de muy mal gusto, pero su acompañante logró ponerla en su lugar y hacerle sentir que realmente ella era más importante.

-Es algo triste, pero si, ese tipo de acoso es algo a lo que ya me acostumbre.- Evan le respondió con sinceridad - por eso siento mucho si te has visto afectada,

No era que Lia pretendiera ser más importante que nadie, sobre todo para un tipo con el que no tenía ninguna oportunidad, oportunidad real, pero agradeció su gesto tanto que simplemente negó para que no siguiera disculpándose y tomó su mano para guiarlo al centro del salón.

¿Por qué no disfrutar de aquello? ¿Por qué no soñar en ser cenicienta por una noche?

- Supongo que si esperas que acepte ser tu esposa, bailaras conmigo en este tipo de fiestas, ¿Verdad?- sí, Lia Taylor se estaba planteando aceptar su propuesta.

La respuesta de Lia no hizo más que hacer sonreír a Evan y dejar que ella lo llevará hasta la pista de baile.

- Bailaría todos los bailes que mi esposa desee - lo cual lo convertía en un mentiroso a la vista de todas las demás mujeres con las que había estado en el pasado, pero realmente en ese momento. Evan Anderson deseaba bailar con ella.

Lia pensó que tal vez fuera divertido, quizá podía tomarlo como una aventura con fecha de caducidad, además que después de aquello, como él le había dicho, nunca tendría problemas de dinero. ¿Qué eran 3 años de su vida a los 23? Casi nada.

- Quiero saber cómo serán ciertas cosas entre nosotros, nuestra convivencia, nuestra relación ¿Qué esperas de mí?

-Espero que disfrutes, pero sobre todo llevarnos bien no solo de cara al público. No quiero un matrimonio de papel Lia, así que querré que seas una esposa en toda la extensión de la palabra, eso significa que habrá intimidad. - mencionó Evan en su oído mientras bailaban al ritmo suave de la balada que en ese momento amenizaba el baile.

Todo el mundo parecía sorprendido, la mayoría de personas pareció detenerse a su alrededor, dejando de bailar, como si no quisieran perderse detalle de lo que ocurría entre el CEO Anderson y la joven desconocida.

¿Esto es real? ¡No, no puede ser real!

Sobre todo las mujeres no podían entender como alguien que se salía de los estándares y canon de belleza, estaba bailando con uno de los hombres más codiciados del mundo y él mostraba tanta intimidad y cariño por ella.