Capítulo 8 CAPITULO 7

Un nuevo día y un reto mayor al anterior, Tania no sabía exactamente cómo comenzar, las terapias iban poco a poco, pero necesitaba saber cómo iba a funcionar este sí le pedía un esfuerzo mayor.

- Necesito que seas más fuerte, meteré un poco más de presión, quiero que sepas que no lo hago por odiosidad, es necesario - le dijo esta al ver su cara de molestia, no quería sentir dolor, era algo que no le gustaba.

- Esta bien, pero no me gusta el dolor y lo sabes, pensé que esta se recuperará mucho más fácil - le contestó él y ella se molestó.

- ¿Como pretendes mejorar?, tienen un puro contrato a punto de volverse en una demanda, espero que comprendas cómo funciona esto, deja de ser un cobarde y asume que debes esforzarte - le dijo y este se molestó, no le gustaba que algún trabajador le hablara de tal manera.

- ¡Acuérdate que yo soy el que te pagó! - le contestó.

- Me importa muy poco que seas tú, me contrataste para que mejoraras, si vas a dañar esto, acuérdate que deberás pagar una multa bastante grande, sin contar mi año de sueldo, pues ese es el trato - le dijo sin ningún pudor.

Rusoll estaba escuchado aquella conversación, no quería intervenir y sabía que está no se dejaría joder, la manera más inteligente había sido por la vía legal, esta se había cubierto contra sus estupideces.

- Ne importa poco si debo pagar - le dijo este enojándose mucho más.

- Acuérdate que tus finanzas no aguantarían una multa más, la última, cuando chocaste tu famoso Ferrari y te dejó con un hueco bastante inmenso en tu famosa riqueza de la que presume - dijo Rusoll interviniendo en aquella conversación.

Este le había hecho pasar vergüenza ante su empleada y no sabía que más decir.

- Puedes retirarte - le dijo a Tania y está se marchó, le importaba muy poco si este estaba en la quiebra, era culpa de su exagerado estilo de vida.

- ¿Tenías que hablarlo frente a ella? - le preguntó molesto.

- Me importa muy poco si esto te ofende y te hace sentir mal, solo quiero que entiendas que esta vez no soy tan indulgente, quiero que entiendas que aquí no quedas solamente tu sin nada, de ti dependen muchas personas, tu familia es una de esas tantas - le dijo y este se quedó pensando, en eso tenía razón, no podía darse el lujo de esto.

- Esta bien, solo dile que no me toque los huevos - le dijo este queriendo que este le ayudara un poco, llevaban solo dos días y la relación laboral era realmente pésima.

- No lo haré, una mujer como esas es la que necesitas - le dijo entre risas.

- Jamás me gustaría una mujer como ella, tan profesional que no ha podido bajar de peso - le dijo este haciendo que Rusoll negará con la cabeza, a veces veía las cosas de manera tan superficial.

- ¡Tranquilo campeón! Yo no sé qué crees tú que hago yo con mi salud, para tu famosa información, estoy perfectamente, yo quiero que tengas claro que de cuerpos ajenos no se hablan, que por mucho de que me veas así de curvy, de buena, quiero que entiendas que me cuido y si no lo hago, no es algo que deba interesarte y además de eso, no eres mi tipo, no me importa que las mujeres se mueran por ti, no me interesa, no me importa, quedaré con tus modelito de llavero, que eso es lo que necesitas, una muñequita - le dijo esta.

- Yo no he hablado de ti y tú complejo - le dijo este con algo de vergüenza, sabía que había hablado realmente mal.

- Si estabas hablando de mí, pero tranquilo, te lo perdonó, pero lo mala leche jamás se me quitará, así que prepárate para entrenar de verdad - le dijo esta y esta vez sí se marchó.

Rusoll volvía nuevamente a mirar la escena, estaba feliz de haber contratado por fin a alguien que le pusiera fin a su prepotencia y pareciera que Tania era la mujer indicada.

- Me gusta esa chica - le dijo este y se marchó ante la indignación de Hans.

- No creo que duré - le grito mientras veía como se marchaba.

La noche era algo que no le gustaba, más si tenía que compartir su casa con una mujer que no conocía.

- Madre - dijo esta al teléfono, cuando sus padres le llamaron.

- ¿Como estas, hija? - le preguntaron ellos al ver como se había mantenido en un espacio como ese.

- Estoy bien - contestó, esta les conto todo lo que había pasado, así que comenzó a analizar lo que sus padres le decían.

- Es bueno que no te dejes de él, ¿cuándo sean amigos puedes pedirme su autógrafo? - le confesó este y ella sonrió, su padre no tenía remedio, le pediría a Rusoll que este lo firmará, quizás ahí no se negaría.

- Lo intentaré papá - dijo con una sonrisa cariñosa.

- Está bien, por favor, tienes un año y si te dan boletas, también necesito que me ayudes - le dijo este haciendo que riera a carcajadas.

Amaba a sus padres, su hermano le saludo rápidamente, viajaría a Europa, tenía una gira de medios.

- ¡Adiós! - les dijo y se despidió, Hans había visto la manera en que esta se trataba con su familia, era diferente para él, nunca se había sentado a hablar con ellos de esa manera.

- ¿Por qué me espías? - le preguntó al notar si presencia.

- No te estoy espiando, solo te iba a preguntar que comería, solo eso - dijo este totalmente serio.

- No quiero nada, ahora veré que comer con mi culo gigante, no te preocupes, además tienes demasiada comida en el refri, no entiendo como no has podido cocinar algo más - dijo Tania, que ofreciera algo era nuevo, quizás mejoraría la relación entre ellos, era algo necesario para que todo comenzará a fluir.

- No se cocinar - le dijo este y miró con rostro totalmente perdido.

- Definitivamente, hay gente que nace para una sola cosa - contestó haciendo que este frunciera el ceño.

- ¡Ay no, no comiences con tu indignación! Prepararé algo, ahórrate el dinero que por lo que escuché, no es que lo tengas de sobra - añadió y antes de que este le dijera algo, se marchó hacia esta.