Capítulo 9 CAPITULO 8

La comida parecía estar bastante buena, no sabía exactamente cómo iba a ser todo entre ellos, pero ojalá que, aunque sea una comida fuese algo que pudiesen disfrutar en tranquilidad.

- ¿Eres la niña de papá? Por lo visto parece que sí, no quería escuchar la conversación entre ustedes, pero desafortunadamente lo hice - le dijo este con una mirada de burla.

- No sé si lo sea, pero hemos tenido una relación cercana desde siempre, no sé si tú eres así con los tuyos, pero yo con los míos sí - le dijo, aquella pregunta era algo que siempre le hacían, sabía que la relación con ellos era demasiado cercana, pero los amaba y no esperaba cambiarla, los amaba y sabía que siempre estarían para ella.

- No creo que sea necesario estar con los padres por mucho tiempo, ellos tienes su vida y yo la mía, ya está - dijo con un poco de seriedad, no le gustaba hablar de ellos, pero sabía que él había sido el que había direccional aquella conversación hasta ese punto, así que no tenía mucho que reprochar.

- A veces es bueno sentirlos cerca - le dijo, no quería tocar aquellos terrenos peligrosos, sabía que era algo de lo que no podía hacer juicio, a pesar de tener una buena relación con los de ella, sabía que necesitaba independencia, una que no era capaz de exigir, haciendo que estos manejarán aspectos de su vida que realmente no deberían hacer.

- ¿Que tal la comida? - le preguntó ella cambiando aquella conversación, no quería enfrascarse en un tema tan complejo como aquel, así que solamente hablaría de cosas que no tuviesen tanta trascendencia.

- Esta buena, aunque un buen pedazo de pizza no caería nada mal - dijo este, le había servido algo de ensalada, proteína animal y algo de fruta.

Necesitaba que este comenzará hasta aquello comer sano era algo necesario.

- No sé si es necesario que te guste, lo único que necesito es que te alimentes de manera correcta, esto ayudará a tu recuperación, he visto que ha aumentado un poco ante cómo eras, necesito que vuelvas a tu peso anterior - le dijo esta y él se quedó serio.

- El que predica, aplica - le dijo y antes de que esta dijera algo, se marchó, odiaba eso, sabía que tendría una que otra discusión con él, era bastante molesto con el tema.

Se quedó ahí, pensado en lo que haría con aquel paciente, esperaba que la paciencia no le jugará una mala pasada, este parecía querer hacer que ella explotara, no dejaría que lo logrará.

Esta recogió todo, miro que él no había llevado no los que había ensuciado, era otro tema que hablarían después, por ahora sólo quería dormir.

Tomó una ducha y se acostó, después de dos horas de leer un poco, el sueño la venció.

Hans por su parte tenía planes completamente diferentes a los de esta, parecía ser que brinna estaba en la ciudad y había decidió ir a visitarle por unos días, llegaría en pocas horas, así que se preparó y comenzó a arreglarse un poco, no se acordaba de la presencia de Tania solo de que su modelito brasileña se sintiera bien, quería descargar su estrés y esta era buena en ello.

- Cariño - dijo mientras le abría la puerta y le daba un beso, uno bastante apasionado, la joven parecía encantada y pasó con toda la familiaridad del mundo, conocía aquella casa y estaba acostumbrada a llegar directamente allá en cada viaje.

- ¿Te extrañaba? - le dijo mientras le daba besos pequeños y la mirada sexy le daba a entender que quería exactamente, no estaba para perder el tiempo, así que lo beso nuevamente, mientras buscaban cualquier habitación para desahogarse un poco.

No terminaron de llegar, cuando este la empujó un poco hacia una puerta, para la tristeza de la tranquilidad de Tania, era precisamente la suya.

Esta escucho el estruendo y se asustó un poco, pero al escuchar los gemidos de una mujer, decidió salir, ahí la vio caer, justo en su puerta, su vestido estaba arriba y un Hans bastante divertido, se reía arrodillado, intentó ayudarla a que esta se levantará, no pidieron ni siquiera una excusa y se marcharon a la habitación, la que estaba a su lado.

No había dormido mucho, no quería ni siquiera verlo, aquella joven parecía haber entonado todos los ritmos posibles.

- Bueno días - dijo este con una sonrisa molesta.

Tania no tenía nada de ganas de contestar, así que terminando de comer se marchó, sin siquiera decirle algo, lo esperaría en el gimnasio, era lo único que le importaba terminar rápidamente.

- ¿Molesta? - preguntó este sabiendo que volaba de la ira.

- Solo un poco cansada, ayer no pude dormir - le dijo mientras lo miraba directamente a los ojos.

- Hubieses disfrutado escuchando, es algo que creo que tu no haces a menudo, quizás esto te recordaría lo que te hiciese sentir que alguien te toque alguna vez - le dijo, le molestaba aquellas aseveraciones.

- Mi vida sexual no es de tu incumbencia, el sexo para mi es algo que se disfruta, no que se exhiba para hacerle creer a otros que lo disfrutan - aquello sí que le había caído bastante mal, estaba pasando un momento malo, al ver que verdadera mente no la había pasado muy bien.

- No se dé qué hablas - le dijo y está sonrió, sin querer se había dado cuenta de mucho.

- Yo jamás jugaría la vida sexual de otros, así que la mía no la toques, espero que tengas claro eso, así que puedes disfrutar de la tuya y a mi déjame en paz, estoy aquí por una sola cosa y espero que lo entiendas - le dijo de forma seria, era algo real, no quería tener nada más que ver con él, de lo profesional, no esperaba nada más.

Aquella clase había sido aún más incomoda, parecía ser que las palabras de esta no habían calado muy bien en el ego de Hans, era la primera vez que se molestaba una mujer con él, está parecía fastidiarle todo y a él dejaba de gustarle aquello.

Así terminaron y se quedaron cada uno en lo suyo, Tania se despidió, mientras que él no fue capaz ni de responder, estaría todo el día con su amiga en la piscina hasta que el ogro volviera a llamarle.