- ¡Adelante!- Dice aquel hombre de ojos azules en un tono de voz que llegue a ser audible para la persona que segundos antes había golpeado tres veces con sus nudillos en la puerta de la oficina.
La puerta es abierta y al lugar ingresa un hombre pelinegro, de ojos color avellana, piel un poco morena y mandíbula delineada por una corta barba negra. Un traje completamente negro cubre su torneado y sutilmente musculoso cuerpo, con la chaqueta sin apuntar dejando ver la camisa blanca con tres botones abiertos que dejaban a la vista los tatuajes de su cuello y pecho. Zaid, su mejor amigo desde la infancia y vicepresidente de la empresa.
- La secretaria no está en su puesto y el teléfono está sonando desde hace media hora, debe ser urgente, Elyan.
- Gracias, Zaid, contestaré en un momento ¿Terminaste de hacer las llamadas del día de hoy?
- Me faltan muy pocas, voy a ello.
- De acuerdo.
El pelinegro sale de la oficina dejándolo solo en aquellas cuatro paredes, acomoda su castaño cabello y coge su teléfono para contestar la llamada que su secretaria no le había pasado a tiempo.
- Buenos días.
- Buenos días ¿Podría comunicarme con el señor Elyan Campbell, por favor?
- Él habla, ¿Con quién hablo yo y en qué podría ayudarle?- Habla en tono amable mientras continúa revisando los documentos que se encontraban sobre su escritorio desde mucho más temprano.
- Señor Campbell, me llamo Adel Taylor, abogado y amigo personal del señor Gastón Campbell, su padre, me gustaría mantener una conversación con usted si es posible.
Un suspiro sale de sus rosados labios mientras deja los documentos a un lado, ¿Otro abogado? Hace apenas dos días había estado reunido con un abogado que trabajaba para su padre.
- ¿Es un asunto muy urgente? ¿Podría ser el día de mañana? Hoy me encuentro realmente ocupado.
- Si es posible me gustaría que fuera hoy mismo, señor Campbell, es un asunto que requiere de su pronta atención.
- De acuerdo, podríamos reunirnos para almorzar ¿Le parece bien?
- Me parece perfecto, envíeme la ubicación y la hora y allí estaré.
- Perfecto, nos vemos.
Deja el teléfono en su lugar y su entrecejo se frunce, ¿Qué asunto podría ser tan urgente?
Está agotado, física, mental y emocionalmente, ni siquiera ha podido vivir el duelo por el reciente fallecimiento de su padre, desde el segundo siguiente de su muerte ha tenido que encargarse de todos los asuntos pendientes, de reuniones, liquidaciones, cerrar contratos, cancelar proyectos, su familia; casi se sentía al borde del colapso. Pero era su deber, al ser hijo único y heredero mayoritario de todos los bienes, dinero y negocios de su padre, ha tenido que tomar decenas de responsabilidades de repente.
Afloja el nudo de su corbata y mueve un poco sus hombros buscando liberar la tensión en ellos, mira la hora en el reloj de su muñeca y se da cuenta de que falta menos de una hora para el mediodía, se pone de pie y camina hacia la puerta para salir de la oficina, el puesto de su secretaria permanece vacío, suspira y frota sus sienes rogando para que un dolor de cabeza no comience justo ahora.
No tiene idea de en dónde puede encontrarse aquella joven, y en ese momento no le importa, será despedida tan pronto la vea, con todos los asuntos que tiene pendientes no puede darse el lujo de tener una secretaria ineficiente.
Mientras tanto se encarga él mismo de enviarle la ubicación del restaurante y la hora del encuentro al abogado de su padre.
- ¿Todo bien, Elyan?
Levanta su vista y apaga la pantalla de su celular para luego guardarlo en su bolsillo, Zaid está allí y tiene un vaso de café caliente en su mano que lleva a su boca para dar leves sorbos.
- Sí, todo bien, debo ir a una reunión justo ahora, y no sé en dónde está mi secretaria.
- La buscaré y le llamaré la atención.
- Dile que está despedida y quiero su carta de renuncia al final del día en mi escritorio.
- De acuerdo, se lo diré.
- Muchas gracias, nos vemos en la tarde.
Regresa a su oficina para coger la chaqueta de su traje, las llaves y sale para dirigirse al ascensor del enorme edificio. Hay pocas personas en este y todos lo saludan con amabilidad, responde los saludos con cordialidad y presiona el botón del estacionamiento, en donde lo espera su Porsche 911 de color gris, sube en el puesto del conductor y llegar al restaurante le toma veinticinco minutos.
Se acerca a una de las mesas vacías y un poco retirada para tener mucho más privacidad en su conversación con el abogado, corre la silla y se sienta en ella para luego pedirle un vaso de whisky con mucho hielo a uno de los meseros mientras espera al abogado. El mencionado llega pocos minutos después, un hombre de alrededor de cuarenta años, con espeso cabello negro con algunas canas, barba y vistiendo un traje de color azul oscuro. Se saludan con un apretón de manos y cada uno pide lo que desea almorzar antes de comenzar a hablar de trabajo.
- Como ya lo sabe su padre era dueño de muchas propiedades, dentro y fuera del país, del cual es usted el heredero.
- Así es.
- Por lo que tengo entendido ya usted fue informado de todas estas propiedades y negocios y está el tanto de su funcionamiento.
- Todavía me encuentro en ello, pero creo que sí, ya los abogados de mi padre me pasaron toda esa información. Bueno, excepto usted, ¿Por qué no se había comunicado antes conmigo?
- Lamento mucho no haberme comunicado antes, me encontraba fuera del país.
- Está bien, continúe, por favor.
- Hay tres propiedades que su padre adquirió y de cuyo proceso legal yo era el encargado.
- ¿Más propiedades?- Pregunta con la confusión reflejada en la expresión de su rostro- ¿En dónde?
- Hay un edificio de tres pisos, un apartamento en cada piso, es completamente nuevo y no está habitado todavía. Lo compró como una ganga. El segundo es un lote baldío, en lo que hablamos sobre él su plan era construir un gimnasio ahí. Y la última es una finca, es esta última la que necesita atención de manera urgente.
- ¿Por qué?
- En el lugar hay trabajadores que no reciben un salario desde el fallecimiento de su padre, por lo que algunos han renunciado, hay animales cuyo alimento se está agotando y que no han recibido atención médica desde hace meses por falta de presupuesto.
- Pero... ¿Una finca?- Pregunta con la confusión siendo notable en su tono- No es del tipo de inversiones que hacía mi padre. No lo entiendo.
- Se la compró a alguien hace poco, y no se lo voy a negar, la compró en muy mal estado, no tenía animales porque hubo una plaga que acabó con todos y la cabaña se estaba, literalmente, cayendo a pedazos.
- ¿Por qué la compró entonces?
- Esa respuesta no la tengo. Pero su padre invirtió millones, restauró la cabaña casi volviéndola a construir, y compró animales que ahora le producen huevos, leche, carne, y pensaba hacer allí un centro de equitación también.
Elyan muerde el interior de su labio mientras continúa confundido, definitivamente ese negocio no cuadraba ni un poco con las inversiones que su padre solía realizar, pero lastimosamente él no está allí para poder preguntarle acerca de ello.
- No sé si yo pueda hacerme cargo de ese lugar, una finca no es algo que yo sepa manejar.
- No es tan complicado, pero tiene dos opciones. La primera es venderla, pero encontrar un buen comprador no sería sencillo, su padre no pagó poco dinero por ella, al contrario, esta finca le costó mucho más que otros edificios y negocios.
- ¿De cuánto dinero estamos hablando específicamente?
Al oír la cifra que sale de la boca del abogado, sus ojos se abren en un gesto sorprendido, la cantidad de dinero que había pagado por una finca casi en ruinas era completamente absurda.
- Pero mi papá estaba loco, ¿Por qué compró esa finca a tan alto precio?
- Eso no lo sé. Su segunda opción es hacerse cargo, la verdad es que no tiene que hacer mucho, solo revisar los ingresos y egresos de la finca, para evitar que lo roben. Pero para todo lo demás su padre confiaba mucho en los trabajadores de aquel lugar, quizás demasiado, él ponía el dinero y los trabajadores la ponían a producir.
- Para recuperar dicha inversión tendría que poner a producir esa finca durante veinte años sin detenerse, esto es una locura.
- ¿Qué hará entonces?
- Venderla, no representa grandes ingresos ¿O sí?
- Yo lo reconsideraría, no por los ingresos que eventualmente aumentarán si así lo desea, comprando más animales e invirtiendo en infraestructura como el centro de equitación u otras cosas, sino por lo que significaba para su padre, creo que era algo realmente importante para él.
Venderla o no, de una u otra manera él sentía que esa finca solo le representaría pérdidas. Pero si era importante para su padre no podía desechar ese proyecto sin siquiera estar seguro.
- ¿En dónde está ubicada? Me gustaría ir.
- Le voy a enviar a su correo electrónico toda la información del sitio, ¿Le parece?
- Me parece perfecto, gracias.
Luego de finalizado el almuerzo, Elyan regresa a su empresa, en donde tiene mucho trabajo por hacer. Si va a viajar a aquella misteriosa finca por varios días, necesitaba dejar a alguien a cargo, y la persona mas adecuada es su mejor amigo, que conoce esa empresa casi tan bien como él mismo.
Coge el teléfono y llama a Zaid para que vaya a la oficina para poder hablar con él, el pelinegro llega al lugar cinco minutos después, golpea con sus nudillos en la puerta y Elyan le permite el ingreso con un "Adelante".
- ¿Es algo malo? Yo no hice nada, al menos que yo recuerde.
Elyan ríe por las palabras de su mejor amigo y señala la silla para que él ingrese, lo hace cerrando la puerta detrás de él y se acerca para sentarse en una de las sillas frente al escritorio.
- ¿Pasó algo?
- Sí, pero no es algo malo, no debes preocuparte por eso. Tuve una reunión hace un momento con otro abogado de mi padre.
- ¿No te habías reunido con uno hace apenas dos días?
- Sí, pero al parecer tenía dos abogados trabajando para él. Resulta que el abogado estaba encargado de tres nuevas propiedades que mi padre había adquirido últimamente.
- Vaya, más trabajo, alguien era un poco adicto a ello ¿No?
- Probablemente. Hay un edificio y un lote baldío, la tercera propiedad es una finca.
- Una finca, eso es nuevo.
- Lo es, y al parecer la adquirió en pésimas condiciones y pagó millones por ella, y no me preguntes por qué, no lo sé.
- Y supongo que ahora para ti es un dolor de cabeza.
- No lo sé, si mi padre la compró debió tener una razón para ello. Para saber dicha razón necesito conocer el lugar.
- ¿Vas a ir?
- Sí, viajaré durante algunos días para ponerme al tanto, si es demasiado trabajo y necesito gastar demasiado dinero en ese lugar para que funcione, prefiero vender y quitarme ese peso de encima.
- Pero Elyan, yo amo las fiestas en fincas.
Elyan rueda los ojos con una risa saliendo de sus labios.
- ¿No puedes ser serio por una sola vez?
- No, no puedo, lo siento.
- Voy a viajar y decidiré lo que haré con ese lugar, mientras tanto, claramente necesito que te hagas cargo de la empresa y de algunos negocios.
- Sabes que siempre cuentas conmigo.
- Lo sé.
- ¿Cuándo viajarás?
- Trataré de dejar muchas cosas resueltas en la ciudad, cerrar algunos negocios y contratos que tengo pendientes y luego viajaré, en dos semanas aproximadamente.
- Los hombres de finca son tremendamente calientes, o así los muestran en las series de televisión.
- Ve a trabajar, Zaid Williams.
- Pero-
- Anda.
- Aguafiestas, Campbell.