Capítulo 2 I

El verano apenas estaba iniciando, así que lo que había empacado en su maleta en su mayoría era ropa para dicha estación del año, todo junto con zapatos a juego, sus cremas, perfumes, el champú y acondicionador de su preferencia y algunos accesorios como relojes y lentes de sol. Siempre solía empacar él mismo sus maletas cada vez que sale de viaje, es lo único que odia que otras personas hagan por él, quiere saber exactamente lo que lleva y que no haya posibilidad de olvidar algo que sea muy importante.

Había estado varios días organizando todo para ese viaje, concretando negocios pendientes y dejando a cargo a personas de su entera confianza en lugares como su empresa, Campbell Corporation, dedicada desde hace más de treinta y cinco años a la compra y venta de bienes raíces.

- No olvides llevar tu medicamento para las alergias, y bloqueador solar.

- No lo olvido, madre.

- ¿Cuánto tiempo estarás fuera de la ciudad?

- Pocos días, lo que tarde en decidir cuál será el destino final de esa famosa y misteriosa finca- Responde mientras trata de recordar si estaba olvidando empacar algo.

- Te llamaré muy seguido.

- Lo sé- Sonríe un poco mientras cierra la maleta sobre la cama- Siempre lo haces.

- Ten cuidado.

- Lo tendré, te amo.

- Te amo, hijo.

La relación con su madre no siempre había sido así de cercana y cariñosa, anteriormente hablaban muy pocas veces y no existían las muestras de afecto, no había alguna razón en especial, simplemente así había sido desde siempre; pero luego del fallecimiento de su padre ambos se habían acercado, fortaleciendo el vinculo que los unía como familia.

Luego de despedirse con un beso en la mejilla, Elyan sale de la lujosa casa en la que ha vivido toda su vida junto a sus padres, y que ahora solo era habitada por su madre, el personal de servicio y él. El conductor del auto sube su maleta a la cajuela y abre la puerta trasera para que él pueda entrar, ya en el auto acomoda sus lentes de sol sobre su cabeza y envía algunos mensajes de texto en el camino hacia el helipuerto.

"No dejes quebrar la empresa en mi ausencia gastando todo el dinero en drogas y motos de lujo", envía el mensaje en el chat de su mejor amigo y recibe la respuesta pocos segundos después. "No lo haré si prometes follar con algún caliente hombre de finca". Rueda los ojos con una sonrisa divertida y responde, "Deja de interesarte en mi vida sexual y ve a trabajar". No tiene tiempo de leer su respuesta cuando el auto se detiene a varios metros del helicóptero que lo llevaría hasta la finca. Baja del auto y su conductor se encarga de llevar su maleta hasta el enorme helicóptero negro marcado por dos C en color dorado, el cual es el logo de su empresa.

El camino dura casi cuarenta minutos, en donde solo se dedica a observar el paisaje a través de las ventanas. Aterriza en un gran espacio verde, en donde lo espera un hombre que lo guiaría en el camino restante hasta la finca.

- Buenos días, señor Campbell, mi nombre es Dareck.

- Buenos días, Dareck, ¿Cómo va tu día?

- Muy bien, ¿Qué tal el suyo?

- Muy bien por el momento, gracias, ¿Realizaremos el trayecto en caballo?- Pregunta al ver a los dos grandes caballos en el inicio del camino.

- ¿Hay algún inconveniente? Podría caminar pero definitivamente tardaría mucho más.

- Caminaré, ¿Podría subir mis maletas al caballo, por favor?

- Por supuesto, pero... ¿Está seguro? El sol está en el punto más alto y el camino es muy largo.

- Me apresuraré.

No tiene buenas experiencias con caballos, les ha tenido miedo desde que era apenas un bebé y en cada oportunidad que ha tenido de ver uno, su miedo lo paraliza y es incapaz de acercarse a menos de cinco metros. Así que mientras Dareck va en la parte de adelante en su caballo, el caballo que sería para él va en la parte de atrás con su maleta sobre él, y él va en la parte final, varios metros lejos del animal de un color completamente negro brillante por el sudor provocado por el calor del ambiente.

A pesar del agotamiento, la sed, el desesperante y fastidioso calor y el dolor de sus pies, prefiere eso a imaginarse trepado sobre uno de aquellos grandes animales.

Camina aproximadamente media hora antes de notar una gran reja de color negro que marcaba el comienzo de un camino de piedra. Sobre la reja el apellido Campbell se alza imponente en letras doradas y negras.

- Al fin.

El camino finaliza con la entrada a la cabaña que se alza frente a él, rústica, grande y claramente recién remodelada.

- Wow- Es todo lo que abandona su boca al observar el lugar, el espacio verde que se extiende hasta terminar en las montañas a lo lejos, hay dos perros que corren jugando entre ellos de un lado a otro y puede escuchar el sonido del viento, agua corriendo y algunos animales como vacas y ovejas.

- Bienvenido, señor Campbell.

Elyan dirige su vista hacia la persona que le hablaba, y casi se sintió como uno de los protagonistas de esas series cliché de Netflix que ve en las noches, o de esos libros juveniles que leía en su adolescencia. Incluso su imaginativa mente puede vislumbrar los corazones brotar de él mientras que un sonido infantil y caricaturesco complementa la escena.

Por suerte nunca ha tenido problemas con su sexualidad, es más, ni siquiera pasó por el incómodo y atemorizante momento de contarle a sus padres acerca de su bisexualidad. Simplemente su madre lo vio despidiéndose con un beso en los labios de un joven rubio y de ojos azules afuera de su colegio cuando iba en penúltimo año, y todo lo que le dijo fue que debería invitarlo a almorzar algún día, sin ambiente tenso, sin miradas de decepción, sin reproches o insultos. Su padre estrechó la mano del joven, quien era su novio en ese momento, y su madre le dio un beso en la mejilla cuando este fue invitado a almorzar un día de octubre.

El hombre frente a él era definitivamente el tipo de "hombre de finca" que Zaid había descrito cuando le mencionó su viaje a aquella finca propiedad de su padre, y que ahora era suya. Medía casi veinte centímetros más que él, su cabello castaño y ondulado caía hasta el inicio de sus hombros de manera perfecta, un sombrero de color beige sobre el mismo evitando que la luz del sol diera en aquel bello y masculino rostro, sus ojos verdes lo observaban con respeto y amabilidad, su nariz perfilada y sus labios rosados y húmedos.

Ese hombre era una escultura bien hecha.

Su torso musculoso, bronceado, tatuado y sudoroso estaba completamente expuesto, un pantalón corto de material suave se abrazaba a sus fuertes muslos, unas zapatillas desgastadas y unos guantes sin dedos era lo que complementaba su look.

Se sintió diminuto a su lado, pero no perdió su postura erguida. Se obligó a abandonar aquel trance dedicado a observar a aquel ser tan pecaminosamente ardiente.

- Muchas gracias, usted debe ser el encargado de este lugar.

- Así es, Lucian Smith, un gusto, señor Campbell.

Lucian extiende su mano hacia él y sin dudarlo acerca la suya para estrecharla con amabilidad.

- El gusto es mío, señor Smith.

- Lamento mucho el fallecimiento de su padre, él era un ser excepcional.

- Se lo agradezco.

- Le mostraré su habitación, es la misma que su padre ocupaba cuando venía ocasionalmente.

- De acuerdo, muchas gracias.

Acostumbrado a lo poco que tenía que hacer en su vida diaria cuando de cargar cosas de un lugar a otro, limpiar, organizar o acomodar se trataba, simplemente entró a la cabaña olvidando sus maletas, por lo cual Lucian cogió el equipaje y caminó detrás de él, guiándolo con su voz hasta la habitación principal.

- Espero pueda sentirse cómodo aquí, si necesita algo puede pedírselo a cualquiera de los trabajadores, todos estaremos pendientes.

- Está bien, me daré un baño e iré a conocer un poco el lugar.

- Estaré al pendiente para poder mostrarle toda la finca.

- Perfecto, gracias.

- Con permiso.

Lucian sale de la habitación dejándolo a solas en aquel espacioso lugar, una cama doble con sábanas blancas, dos mesas de noche, un tocador con cajones, un espejo de cuerpo completo y un armario era todo lo que podía verse en aquella habitación, sumándole la ventana con una increíble vista y la puerta del baño. Toda la decoración en madera, con toques dorados y estampados elegantes. Abre una de las maletas sobre la cama y saca lo que necesita para su baño, junto a la ropa que se pondría después, optando por un short de color blanco, una camiseta polo de color azul y unas zapatillas azules.

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- Buenas tardes, señor Campbell.

- Buenas tardes ¿Cómo está?- Saluda con amabilidad a la señora que caminaba hacia él con una canasta con ropa claramente sucia en sus manos.

- Muy bien, gracias. Me llamo Julia, soy cocinera y me encargo un poco de cosas como el lavado de los uniformes de los trabajadores.

- Es un gusto conocerla- Dice con una sonrisa amable.

-El almuerzo está listo por si tiene hambre, los trabajadores ya están reunidos en el comedor principal. Puede sentarse con ellos, o si gusta puedo preparar una mesa aparte para usted.

- Me sentaré con ellos, no se preocupe, ¿En dónde queda el comedor?

- De acuerdo, siga por este pasillo y al final encontrará el comedor, será fácil encontrarlo debido al alboroto que arman los muchachos cuando se reúnen.

- Muchas gracias.

Una última sonrisa amable y camina por el pasillo indicado, y efectivamente antes de llegar al comedor puede escuchar risas, palabrotas, golpes y sonidos ininteligibles.

Al ingresar al lugar cualquier tipo de sonido se detiene de golpe y no puede evitar sentirse incómodo. Hay seis personas allí, tres a cada lado de la mesa de madera.

Todos lucen su cómoda y ligera ropa de trabajo, los sombreros y guantes están a un lado de la habitación, sobre una mesa dispuesta para ello.

- Buenas tardes.

Todos responden al saludo mientras él camina hacia una de las dos sillas vacías del comedor, se sienta y observa a quienes están allí sentados a su alrededor.

A su lado izquierdo hay tres hombres, uno de ellos luce bastante mayor que los demás, otro de ellos fue quien lo guió hasta la cabaña, y a su otro lado hay dos hombres, uno de ellos es Lucian, y una joven de cabello rubio y mejillas coloradas.

- Me llamo Elyan Campbell, hijo de Gastón Campbell, quien como ya sabrán falleció hace algunas semanas. No tenía idea de la existencia de este lugar hasta hace apenas unos días, y por lo que sé esta finca apenas se está recuperando de una grave crisis. Por eso estoy aquí, quiero que entre ustedes y yo podamos decidir cuál será el destino de este bonito lugar.

- ¿La va a vender?- Pregunta con voz suave uno de los hombres jóvenes.

- No quiero apresurarme a tomar una decisión, porque no conozco el sitio, y sobre todo, no sé por qué era tan importante para mi padre. Primero quiero conocer el lugar, conocer a las personas que aquí trabajan, entender su funcionamiento y con ello decidir lo que haré eventualmente.

- El señor era un hombre maravilloso- Dice la joven rubia- Compró la finca a pesar de que prácticamente estaba destruida, y por eso todos tenemos trabajo y estamos dando lo mejor de nosotros para mantener todo funcionando.

- Gracias por tus palabras. ¿Qué les parece si me cuentan un poco acerca de ustedes? Sus nombres, hace cuánto trabajan acá, cuál es su labor.

Sin explicación coherente alguna, su mirada evita a toda costa cruzarse con el hombre "escultura bien hecha" que se encuentra a su lado derecho en medio de la joven y otro muchacho de cabello castaño y pecas en todo su rostro.

- Mi nombre es Dareck- Habla el primer joven que se encuentra justo a su lado izquierdo, fue quien lo acompaño hacia la cabaña junto a los dos caballos. Su cabello negro cae tapando su frente y un poco sus ojos pero no parece incomodarle, sus ojos son negros igualmente y un lunar en forma de luna adorna su mejilla derecha- Tengo veintidós años y he trabajado aquí desde niño, aunque anteriormente lo hacía solo en mis tiempos libres porque tenía que estudiar. Yo me encargo del mantenimiento del lago y del cuidado de los peces que tenemos ahí.

- ¿Hace cuánto terminaste de estudiar?

- Hace tres años.

- ¿Y solo pensaste en seguir trabajando aquí? ¿No quieres ir a la universidad?

- El presupuesto no me alcanza para algo así, señor Campbell, además soy feliz aquí, me gusta mi trabajo y me siento cómodo con mis amigos y mi familia.

- De acuerdo, te entiendo.

            
            

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