Capítulo 10 Lejos.

Ya no sé a qué kilómetros estoy de casa, solo se que estoy muy lejos, ya pasamos 2 ciudades estoy cansada ya son 8 horas de viaje, llegamos a la tercera ciudad no conocía ese lugar, nos detuvimos ahí para descansar.

Según Ibrahím, faltaba mucho todavía para llegar, ¿A dónde? -No lo sé.

Nos hospedamos en un hotel, era muy mugroso las cucarachas se paseaban por todo lado, cuando me dirigí a la habitación me encontré con dos ratas gigantescas, tuve que ignorar por el momento a los huéspedes peludos, mi cansancio era mayor que mi asco.

Me acosté en una pequeña cama, él colchón era tan fino que sentía mucha incomodidad, hice muchas vueltas antes de dormir.

Yo me quede en la habitación, Ibrahim jamás apareció, siempre fiel a su postura misteriosa.

-¿Dónde será, que se fue ese hombre? No sé, si realmente estoy mejor con él o sola.

Antes de que me quedará en el hotel, solo me encargó no salir, si quería algo tenía que aguantarme.

-Esos fueron sus dulces palabras;- Si tienes hambre, o cualquier urgencia- te la aguantas, y ya

Monstruos sin ninguna consideración, acaso el no sabe que soy una chica frágil.

Después de dormir en un mal estado, por fin al día siguiente, pude conseguir un baño limpio para ducharme.

Algunas veces encontramos personas buenas, como la señora de la limpieza, ella amablemente me preparó un pequeño desayuno, me senté en el bar del hotel era una ciudad muy atípica ya quería salir de ahí lo más pronto posible.

Por coincidencia escuché la conversación de una pareja sentada a mi lado ellos hablaban de un asesinato;

La mujer insistió que era un desconocido, encontrado en un auto, según ella le dispararon en la cabeza.

-Ohm ¡No Ibrahim! Me sentí mal justamente no había sabido nada de él.

-¿Dónde estás? -¿Y ahora, qué hago?.

Ya me sentía desesperada, pensando si era la víctima, no lo había visto desde la noche y ahora ya eran las 9horas de la mañana.

Dé pronto suena mi móvil, me asusté con su tono pero lo busco apresuradamente en mi bolso y lo contesto,

-¡ Hola! Estoy muy nerviosa.

-¡Vamos ya es hora!

Esa voz, nunca pensé que me pondría tan feliz por escucharlo.

-¡Uf...! Era él.

-Nunca pensé que me alegraría tanto al escuchar tu voz, estoy que lloro.

Dije bromeando.

El ignoró mis bromas

- Ok. ¡Ya voy!

Subo rápidamente en la habitación a recoger mi mochila,

-¿Y la cuenta? ¡Oh...! Me digo volteando

- ¿Dios mío, casi me olvidó?

Voy corriendo a la caja.

-Sr. Quería cancelar mi cuenta, habitación 22.

Mirando su cuaderno de registro

-Habitación número 22,

Murmuró un rato. -Ya está pagada Srta.

-¿Serio? ¿ pero quién?

-Si el sr. Que la trajo pago, todo anoche.

Obviamente tenía que ser él.

-Ahhh bueno, -ok... gracias.

Me despido de él.

-¡¡Espera!! Me llamo.

-Si, me detuve algo curiosa.

-¿Srta. Está usted bien?

En su rostro se mostraba una preocupación.

Me asombra su pregunta. -Si, ¿por qué?

-El sr. Que la acompaña, se detuvo en seco.

Ahhh... Ya, era eso sospechaba de Ibrahim.

-Él es mi chofer sr, trabaja con mi familia, vino a recogerme de mi viaje, mi padre es político y siempre tenemos alguien que nos cuida.

Invente una gran mentira.

-¡Entonces, que bien estoy muy aliviado ahora, en saber eso!

Solo le sonrió cortésmente.

Me pasó su tarjeta, si necesito algo para llamarlo, lo acepté amablemente.

Me despido de él, afuera Ibrahim con su cara de póker, sin mencionar sus cicatrices y tatuajes asustaba a todos a su alrededor.

Sale a mi pasó -¿Qué paso? ¿ Por qué tardaste tanto?

-Nada el sr, Se preocupo por mí, me hizo preguntas-¡ De hecho pensó que me tenías, secuestrada!

Miraba rabiosamente hacia el hombre.

-Naha. déjalo invente una historia y creyó.

Él me seguía de cerca.

-¿Si, que tipo de historia?

Volteo hacia atrás, de hecho varias personas nos miraban. -Que eres mi chofer, y estamos yendo a mi casa también soy la hija de un político muy famoso.

Mmm...murmuró -¿Y creyó?

-Pues...¡ eso parece!

-Ok Vamos...ya es tarde, -antes que otro tonto quiera, hacer más preguntas.

-¡ Vale! -Entonces, ¿Soy una buena actriz?

Dije subiéndome al vehículo.

-Si, claro.

Algo en esa persona está cambiando, aún tengo miedo de estar con él, y no sé dónde me está llevando pero, tengo que confiar.