Capítulo 2 Plan B

Riley no tenía ni un ápice de idiota. De hecho, me sorprendía bastante lo perspicaz que era. Había caído en su trampa. Sin embargo, no me explicaba de dónde había sacado las esposas. Era realmente una locura. Supongo que la magia del guión podía hacer de las suyas en este mundo.

Ahora me encontraba caminando como una esclava detrás del castaño. Estaba enfadada. No había logrado escapar. De esta forma no podría ni siquiera escapar de los zombis en lo absoluto.

No, no. No podía pensar así.

-¿Por qué me esposaste?

-De otra forma te habrías escapado.

-¿Por qué no dejaste que me escapara?

-Haces demasiadas preguntas cuando yo debería hacértelas. - Rodé mis ojos en señal de irritación. Literalmente, estaba siendo arrastrada por él.

-Suéltame.

-No. - Seguí insistiendo para que se aburriera de mí. Pero eso no sucedió. Riley me llevó hasta su habitación y ahí se quitó la esposa que rodeaba su muñeca para luego colocarla en una de las barras que tenía la parte inferior de la cama.

-¿En serio me dejarás aquí? - pregunté. El muchacho cerró la puerta de su casa. De pronto pensé en que este tipo era un violador. Sentí miedo. -N-no m-me digas que eres un violador. Voy a gritar muy fuerte si me haces daño. - El chico se agachó hasta llegar a mi altura y me miró con el ceño fruncido.

-Oye tranquila, no voy a hacerte daño. ¿Tengo cara de violador?

-Eres un hombre desconocido. - El castaño asintió dándome la razón, lo cual me sorprendió siendo el un personaje masculino de los noventa.

-Tienes un punto, pero solo no quiero que te escapes.

-¿Qué quieres de mí?

-Siento que me escondes algo.

-No lo hago. Solo vengo del futuro eso es todo.

-En eso es sobre lo que tengo duda. ¿No crees que si apareciste en mi casa será por algo? Tal vez yo debería de ayudarte. - Qué metiche. ¿Era acaso un tipo de actitud que ya definía a los protagonistas de las películas? Suspiré dándome por vencida.

Aunque ahora que lo pensaba, era posible que él debía ayudarme. Sin embargo, tenía que actuar antes de que el día en que la infección llegara

-Oye, una pregunta. ¿Qué fecha es hoy?

-12 de septiembre. - Abrí mis ojos de par en par.

-No puede ser. - Sentí que dejaron caer un cubo de agua fría con hielo sobre mí. No podía creerlo. No faltaba nada para que la invasión zombi comenzara. Eso quería decir que no tenía de otra, debía detenerlo o prepararme para lo peor.

-Debes estar bromeando. - Murmuré mirándolo a los ojos.

-¿Por qué bromearía con eso? - Nada podría detener el apocalipsis ahora. Según lo que sucedía en la película. El primer infectado saldría a las afueras de la ciudad a eso de las siete de la mañana. Eso quería decir que en la planta, debido a que uno de los trabajadores bebería agua residual con algunos desechos químicos por accidente, debido a una broma de sus compañeros de trabajo, que obviamente sale mal, termina transformándose en una de esas horribles cosas, si es que no lo había hecho ya.

-Escucha Riley, sé que puede sonar como la cosa más estúpida.

-Viniendo de ti, ya nada me sorprende. - Entrecerré mis ojos debido a su comentario.

-Como sea, escucha. Debes soltarme y dejarme ir o de lo contrario todos moriremos mañana. - Riley parpadeó un par de veces.

-¿Morir?

-Ahhg. Riley, escucha, lo que quiero decir es que si no me liberas ahora es posible que mañana se desate el apocalipsis zombi.

-Espera. - Tomó asiento a mi lado. -¿Acaso no te drogas?

-Sé que es difícil de creer, pero te he probado que no soy de este tiempo, además ¿cómo conozco tu nombre? Nunca me lo dijiste.- Riley no dijo nada. De esta forma no lograría nada, debía optar por acudir a las mentiras piadosas.

-Bien, acompáñame si quieres. Verás que hablo en serio.

-Eres muy buena diciendo mentiras. - Dios, esto me estaba desesperando en demasía.

El chico procedió a sacar una manta y varias almohadas para dármelas. -Puedes acomodarte en la cama, yo dormiré en el suelo. Mañana te llevaré a la estación de policía.

-Pero debes soltarme.

-No insistas. - Apagó la luz y se dejó caer en el suelo para dormir. Bufé. Esto era una pesadilla.

No podía dormir, debía actuar. Esperé algunos minutos y para mi sorpresa escuché a Riley roncar levemente. Miré hacia el buró al lado de la cama intentando buscar algo para poder zafarme de las esposas. Pero no encontré nada. Entonces recordé los ganchos que sostenían algunos mechones de cabello. Saqué uno e intenté hacer lo que hacían en las películas. Sin embargo, me tardé bastante hasta que lo logré y abrí las esposas.

Acaricié mi muñeca sintiéndola adolorida por la presión de esas cosas. Me bajé de la cama con suavidad tratando de no hacer ruido, pero la cama rechinaba levemente. Al estar ya fuera de la cama lo vi ahí y estaba completamente dormido.

Abrí la puerta suavemente y al estar afuera sentí alivio. Bajé rápidamente tratando de ser silenciosa. Busqué algo de dinero en el lugar. Lamentaba mucho robar, pero era de vida o muerte. Al conseguir unos billetes salí hasta la calle, la cual, ahora notaba, no estaba mojada cuando creí que había llovido.

A pesar de eso seguí corriendo para buscar un taxi. No me sorprendí al notar que Riley había despertado y venía detrás de mí. Sin embargo, logré entrar a un taxi antes de que me detuviera.

-Lo siento Riley. - Miré hacía atrás mientras el venía corriendo hacia mi gritando que el taxi se detuviera. Por suerte no sabía mi nombre.

-¿A dónde señorita?

-Al kilómetro 17 de la carretera norte. - El hombre procedió a continuar con el viaje. Era el momento de salvar esta ciudad.

(...)

Al llegar a la carretera, el hombre me miró con extrañeza.

-¿Está segura de quedarse aquí sola señorita? - Miré a mi alrededor. Ahí solo había árboles. Sin embargo, si seguía recto de mi lado izquierdo encontraría la planta.

-Si señor. No se preocupe. ¿Cuándo le debo? - Luego de pagar, bajé del auto y comencé a correr en dirección a la planta. Tropecé con algunas ramas y rocas, pero eso no me detuvo. Divisé la planta debido al humo que salía de ella. Me ubiqué detrás de un árbol notando que había un guardia en la parte de enfrente. Además, la planta estaba rodeada por una reja. No sabía por dónde podía entrar.

-¿Dónde suelen adentrarse los adolescentes en este tipo de películas? - Bajé la colina un poco más para acercarme al lugar y entonces tuve una idea.

-Los ductos de ventilación, puedo entrar por ahí. - Caminé hasta ubicarme cerca de la salida del ducto de ventilación. No era tan amplia, pero seguro podría avanzar por ahí. Estaba a nada de adentrarme cuando Riley apareció tomándome de la mano.

-¿Cómo diablos llegaste aquí? - pregunté realmente sorprendida. Creí que lo había perdido al subirme al taxi.

-Dios, ¿cómo es que eres tan escurridiza? - Me zafé de su agarre lanzando su brazo lejos de mí.

-Dios Riley, dime que nadie te vio.

-¿Por qué?

-Solo contesta.

-No nadie.

-Genial. - Miré hacia el ducto. -Bueno, ya estás aquí así que no hay otra opción. Sígueme.

-¿Qué es lo que harás? - Frunció el entrecejo mientras volvía a sostener mi muñeca. Esto se le estaba haciendo una mala costumbre.

-Detener la infección.

-Otra vez con el apocalipsis zombi. - Rodó los ojos. -¿No crees que has visto muchas películas de terror?

-Sí, sí. Como digas. Vete entonces por donde regresaste. Yo iré. - Le di un ligero empujón y me adentré en el conducto. Pronto sentí que él iba detrás de mí. Sonreí victoriosa.

Pasamos a gachas a tientas. Recordaba que la habitación donde sucedía el accidente era en donde se encuentra el edificio de contención, cerca de dónde estaba la fuente de la planta. Por ende, estaba en el centro. Si mi sentido de dirección no fallaba estaba avanzando por el lugar correcto.

-¿A dónde vamos precisamente? - Escuché la voz del rubio.

-Al edificio de contención.

-Dios, seguramente nos atraparán e iremos presos por esto.

-Espero que no. - Hice una mueca. Cruzamos a la derecha y al llegar a la compuerta de reja noté que abajo estaba una oficina de descanso.

-¿Sabes en qué dirección vamos siquiera? - La verdad es que no.

-Bueno...no. - El chico bufó.

-Yo vine aquí una vez por parte de la secundaria, no entramos claro a dónde esta el área de trabajo. Pero sé por dónde podemos ir.

-Genial. ¿Por qué no lo dijiste antes? Muévete.

Minutos más tarde, nos encontrábamos bajando por el área del laboratorio. Para mi sorpresa era un lugar lúgubre. La habitación estaba iluminada solamente con una especie de luz azul. Ambos bajamos brincando a una de las mesas y luego al suelo. Había varios frascos con algunos líquidos de colores y texturas dudosas.

-¿Qué es eso? - Miré a Riley y luego hacia donde su mirada se dirigía. En la esquina, había una especie de carpa iluminada. Fruncí el entrecejo un poco confundida. Se escuchaba el pitido de un electrocardiograma.

-¿Escuchas eso? - pregunté.

-Sí, parece un electrocardiograma. - Lo sabía.

Comenzamos a caminar hacia esa carpa y con cuidado, abrí la cortina de esta para observar que había adentro. Me horroricé al ver un cuerpo putrefacto recostado en la camilla. Y no cualquier cuerpo, era el paciente que comenzaba la infección. ¿Pero cómo era esto posible?

-¿Qué diablos es eso? - Preguntó Rainer adentrándose a la carpa. Yo lo detuve tomando su muñeca. Él me miró y yo negué lentamente. Eso no pintaba para nada bien.

En la película se veía que él tomaba esa agua con químicos, sin embargo, nunca aparecía una escena de este hombre estando conectado a todas estas máquinas aun cuando ya estaba infectado.

-Pareciera que se está pudriendo. - Y así era, el olor era terrible, incluso me daban ganas de vomitar.

-No deberías acercarte mucho. -Aconsejé mientras mantenía una mueca en mi rostro. Era sorprendente cómo el chico no sentía el olor. -¿No te da náusea?

-No. - Respondió con simpleza mientras acercaba su rostro al cuerpo. Era terrible. Se veían las venas saltadas y moradas. Además, su labio parecía estar super reseco y en el pecho tenía dos agujeros, parecían heridas de bala. Tragué duro debido a los nervios.

-Así que esto es un no muerto. - Me miró y yo asentí en respuesta. -Pero se ve tranquilo.

-Lo sé, esto es raro. - Rasqué mi nuca. -Sin embargo, deberíamos deshacernos de él.

-¿Cómo?

-Es un peligro inminente que esté ahí. Imaginate que se desconecta, la infección correría.

-Supongo que tienes razón. Pero... ¿tienes el valor de hacerlo?

-¿Tú? - Era evidente que hacer algo como eso no era para nada sencillo. Riley suspiró y se acercó a mí.

-Lo haré.

-¿En serio?

-Sí, lo haré.

-Genial, te esperaré afuera. - Solté saliendo de la carpa. -Avísame cuando lo hagas.

-Creí que la valiente del futuro eres tú. - Me reí por lo bajo. Podría hacerlo, pero no quería vivir con algo como eso por el resto de mi vida. En cambio, Riley, lo olvidará, al ser el personaje de una película.

Antes de poder decir algo más, me di cuenta de que se escuchaban voces afuera.

-Riley, debemos irnos a la de ya. - Abrí la carpa encontrando al chico con una navaja en sus manos. En verdad iba a hacerlo.

-¿Qué sucede?

-Hay gente afuera, pero...- La puerta estaba haciendo abierta, no había tiempo. Tomé la muñeca del chico y corrí para que nos escondiéramos detrás de una de las mesas. Pronto dos hombres entraron a la habitación. Ambos vestían una bata de laboratorio y parecían estar discutiendo.

-No puede tenerlo ahí. Tiene que deshacerse de él.

-¿De qué hablas Harry? ¿Qué no ves que esto es un avance científico?

-¿El qué? ¿Qué los químicos lo volvieran una especie de hombre antibalas? Se volvió loco y casi atacó a dos de nuestros empleados.

-Podemos controlarlo. ¿No sabes lo que serviría como arma para la guerra? - Decía el hombre mayor. No podía verle bien la cara pero su cabello parecía tener canas y el timbre de su voz se escuchaba mucho más maduro que el del otro hombre.

-No. Esto es una abominación. Intentas jugar a ser Dios. Voy a deshacerme de él. - Comenzó a caminar hacia la carpa, pero entonces el sonido de un arma al que le quitan su seguro se hizo presente. Riley y yo vimos desde nuestra posición que el hombre mayor apuntaba al muchacho con un arma.

Esto no podía estar pasando, iba a matarlo.

            
            

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