"No, no, no ya va. Vamos a ver si vale la pena aceptar de nuevo", Judy quiere ver si Harold se merece otra oportunidad para salir con su mamá.
Miran nuevamente la foto.
"Es simpático", dice Jannet.
Judy entra de nuevo en el perfil de Harold y lee todos sus datos.
"Bueno es un hombre viudo que vivió mucho tiempo con su esposa hasta que esta murió... Bueno parece confiable. No creo que un hombre así esté mintiendo. Tú qué opinas madre?".
"Bueno hijas, yo le voy a dar una segunda oportunidad y vamos a ver qué pasa. De todas maneras si me está mintiendo lo sabré".
"Deberíamos irnos contigo para verlo de lejos", esa es la idea de Judy.
"Cierto, deberíamos seguirte", dice Jannet.
"Cómo se les ocurre, ni que yo fuera una adolescente".
Y este es el tema de conversación durante toda la semana por el cual se regirán las tres.
Irma acepta y en la computadora llega un nuevo mensaje donde se informa a Harold que Irma aceptó.
"Ya aceptó la señora tío. Tienes una nueva cita. Espero no vayas a equivocarte otra vez", dice David.
"Mejor déjame ver la foto esta vez", sugiere Harold.
"Sí tío y mírala bien".
"Vamos a tener que acompañarte y vigilar que te encuentres con la indicada", dice Alexander.
"No, ni se les ocurra", les dice Harold.
Alexander le dice a Harold:
"Tío Irma va a ir vestida con vestido azul turquesa y sandalias rosadas. ¿Me estás escuchando bien?".
"Sí, sí. Les aseguro que esta vez no me voy a equivocar. Aunque de verdad me gustaría salir mejor con Hilda, ella sí que me enamoró", dice Harold suspirando.
Roberto, que ha llegado para saber cómo sigue la cosa con la cita, saluda y mira la foto de Irma.
"Oh que hermosa. ¿Ella es tu cita? Si necesitas ayuda aquí estoy yo.
"Oye Roberto deberíamos inscribirte a ti también", le dice David.
"Si voy a salir con ella está bien".
"No, ella es la cita de mi tío", le dice Alex.
"Pero ellos te consiguen otra", le dice David.
"Pero me gusta esa".
"Bueno si quieres la conquisto para ti. Como a mí me gusta Hilda", se le ocurre a Harold.
"No tío, que nos perdemos los reales", interrumpe David.
"De repente te la presentamos más adelante, pero cuando ganemos el premio", le asegura Alex.
"Cómo vas a ir vestido tío", pregunta David.
"Como ella va de azul deberías tú ir igual", sugiere Alex.
"Es verdad", acepta Harold.
Así que comienza la búsqueda del traje perfecto. Por fin consiguen la ropa y la corbata correcta. La corbata será azul turquesa como el vestido de Irma.
La cita es para el sábado así que todo tiene que estar listo para ese día. Pero mientras llega ese día, Roberto, Luis y Henry se encargan de entrenar a Harold para que lo haga mejor esta vez.
"Tienes que llegar aunque sea con un ramo de flores para que te perdone la equivocación anterior", le sugiere Luis.
"Pero que no sean rojas porque eso significa pasión y tampoco te tienes que mostrar tan desesperado", agrega Roberto y todos se ríen.
"Parece que a todos les divierte este asunto de la cita menos a mí. Estos muchachos de hoy día. Les aseguro que David y Alexander me las van a pagar".
"Pero cuéntanos cómo es Hilda", pregunta Henry con un poco de curiosidad.
"Es linda. Tiene unos ojos brillantes y una personalidad tranquila. Me recuerda mucho a mi querida Ana", dice Harold mientras mira a la lejanía.
"Y crees que la puedes llegar a querer tanto como a Ana?", le pregunta Henry quién está casado y no sabe qué haría sin su esposa Helen.
"Yo creo que nunca se llega a amar igual pero si se puede amar de nuevo", menciona Harold.
"Vaya se te pusieron los ojos grandotes cuando hablaste de Hilda. Como que sí te gusta la mujer", dice Luis.
"Ahora yo quiero saber cómo vas a hacer para salir con las dos. Esto será toda una película", menciona Henry riéndose de la cosa.
"Bueno, ustedes me van a tener que ayudar", les dice Harold.
"Te dije que yo te voy a ayudar pero con Irma", le recuerda Roberto.
"Yo te ayudaría pero Helen me mata", menciona Henry.
Irma está más tranquila, ella no está tan preocupada por la cita. Hace algún tiempo tenía un novio pero terminó con él porque no era un hombre desenvuelto e independiente.
Esperemos que le guste nuestro Harold porque sino nos perdemos los mil pesos y esos pesos nunca están de más.
Jannet y Judy le proponen a su mamá llevarla en el carro y dejarla en el centro comercial para que no tenga problemas con el tránsito pero la verdadera razón por la que la quieren llevar es para conocer a Harold y ver que todo salga bien.
"No hijas, yo puedo llegar sola", les dice Irma.
"Pero mamá y si después te agarra el tráfico y llegas tarde", dice Jannet.
"Ustedes lo que quieren es ver cómo sale la cita pero van a tener que esperar a que yo llegue para que les cuente. Yo sé manejar así que iré por mi cuenta".
"Pero mamá, y si después no te gusta y te quieres venir quién te va a consolar por el camino? Mejor te llevamos", le dice Judy.
Irma las mira y ellas contienen la risa. Pero Irma no se puede resistir a las caras de sus hijas y solo les sonríe.
En casa de Sara ella le cuenta a su esposo que quiere que él lleve a su tío hasta el centro comercial.
"En serio solo quieres que lo lleve?", pregunta Carlos.
"Claro mi amor, lo llevas y lo dejas allá".
Pero Carlos sabe que Sara quiere algo más por eso la mira mientras se lleva la cucharilla a la boca.
Mientras Sara solo sonríe, pero no puede disimular lo que quiere.
"Bueno, está bien, quiero que lo lleves pero me gustaría ir contigo".
"Ah, ya decía yo que algo te traías entre manos. Y vas a ir tú y quién más?".
"Pues... de seguro también irá David y tal vez Alexander. Pero es solo para saber que todo va bien".
"Ustedes van a volver loco a ese viejo. Está bien. Y Harold está de acuerdo?".
"No sé, no se lo hemos dicho".
"Esto va a ser terrible", dice Carlos para finalizar.
La semana pasa sin problemas. Harold e Irma piensan en su cita y el resto en cómo van a presenciar todo sin que Harold e Irma se den cuenta.
El viernes en la noche Harold está solo en casa y se mira en el espejo para saber si están blancos y limpios sus dientes. De reojo mira la foto de Ana.
"Mí querida Ana, si tan solo pudiera hablar contigo como lo hacíamos todas las noches.
Sé que ahorita estarías feliz de verme comenzar de nuevo. Tú no me querías ver triste nunca".
Y es que Ana antes de morir, le había dicho a Harold que no estuviera triste, que ella lo quería ver sonreír siempre.
Así se acuesta Harold pensando en Ana y en Hilda que es la mujer que ahora quiere ocupar su corazón.