Capítulo 4 Rechazo.

Los nervios se apoderaron del pequeño cuerpo de Beryllet. Humbert le dio unas palmadas suaves en la espalda y le susurro.

-Esta es tu oportunidad y recuerda que aunque se comporte de manera indiferente; es buena persona, también ten en cuenta los modales que te he enseñado.

Ella asintió. Respiro con fuerza y se calmo.

Humbert abrió la puerta entrando de forma natural ella lo siguió, mientras caminaba se puso a observar el cuarto de su padre.

No era un cuarto muy llamativo ni pintoresco como lo era el suyo, era simple, espacioso, de tonos oscuros y estaba casi inundaba por documentos.

Dentro solo habían un par de sillas, una cama, un pequeño sofá y su gran escritorio detrás de este estaba su padre, levantó su cabeza un poco para verlo mejor, se encontró con su rostro aterrador sin embargo no puso importancia a su expresión y se dispuso a mirarlo detalladamente.

Su cabello era liso de un color azul oscuro, sus iris parecían de un color gris oscuro o quizás del mismo color de su cabello, su cara era fina y su tez estaba ligeramente bronceado. Si tenía que describir a su padre en una sola oración sin duda alguna diría: 'Mi padre es la persona más atractiva en el mundo'.

Una vez termino de analizarlo se percato de que, lo que le decía el abuelo en varias ocasiones era cierto.

'Eres la viva imagen de tu padre.'

Por ello no pudo evitar sonreír aunque su padre la estuviera mirando de forma aterradora. De la nada sintió un pequeño empujón seguramente esa era la señal de su abuelo para saludar a su padre. Tomo entre sus manos las puntas de su vestido, hizo una reverencia y habló lo más elegante que podía.

-Beryllet Von Haysen lo saluda, su gracia.

El Duque puso una mano en su mentón y movió su cabeza de lado. Al parecer la estaba evaluando después de un tiempo hizo una pequeña mueca con su boca para luego asentir.

-Bien. ¿El regalo?

'¿Eh?'

Beryllet parpadeó varias veces y miro a su abuelo; quien no tenia sus ojos puestos en ella si no que, solo mantenía la frente en alto en dirección a su amo. Frustrada mordió un poco sus labios

¿Eso era todo? ¿De verdad esa sería su única reacción ante tan magnífica actuación? Sin embargo, ya tenia su corazón preparado desde hace mucho, después de todo su padre nunca fue a verla es más nisiquiera quería verla hoy. Seguramente no la quería ni un poco.

-El regalo...

Beryllet titubeo un poco, luego extendió los tulipanes que sostenía en su mano izquierda. Habia recogido flores rojas y azules para su padre; rojas, porque quería demostrar su aprecio por el y azules, por el color de su cabello pensó que este sería un gesto dulce de su parte hacia su padre sin embargo este no parecía ser el caso.

Trago saliva al ver que la expresión de su padre; la cual se había puesto más oscura que antes, no pudo evitar que su mano extendida temblará un poco.

-Las recogí en el invernadero hoy, para ti.

El Duque entre cerró los ojos e hizo un pequeño chasquido de digital con su boca luego dirigió su mirada al mayordomo.

-¿Es una broma? ¿Esto es todo lo que ha aprendido en todos estos años? No es más que una inútil.

Beryllet apretó con mucha fuerza las flores al escuchar sus palabras. Humbert rápidamente habló.

-Mi señor. En todos estos años no ha tenido un tutor calificado. Sin embargo su poder es fuerte pero, no hay manera de que un simple sirviente como yo la eduque de forma apropiada.

-Vaya. ¿Resulta que es culpa mía?

Su voz sarcástica hizo que Beryllet lo mirara con una expresión de disgusto aún así mantuvo su boca cerrada tal y como se lo había pedido su abuelo pero, el Duque se percato de su mirada y la apunto con su pluma.

-Una insolente niña como tú... ¡No hay manera de que seas mi sucesora! Todo lo que tienes en tu cabeza es una ilusión que no se cumplirá. ¿Quieres un padre amoroso? Antes de tener eso seria mejor que te decidieras por morir en silencio encerrada en tu habitación.

Beryllet trago saliva nuevamente. Sintió un gran pesar nisiquiera se atrevía a mirar a su abuelo aun así no bajo su mirada. Apreto sus dientes con fuerza y trato lo mejor que pudo por no decir palabras inapropiadas.

Después de su repentino ataque de ira ninguno de los dos se atrevió a decir ninguna palabra sólo esperaron por varios minutos hasta que el ambiente hostil se calmara. El brazo de Beryllet estaba empezando a sentirse pesado.

'Ya estaba preparada. Entonces ¿porque me duele tanto el rechazo de mi padre?'

El Duque aclaro su garganta, miro a su mayordomo y hablo de forma más calmada.

-Humbert.

-Si mi señor.

-Desde mañana puedes contratar los tutores que necesites.

-Cómo ordene mi señor.

Luego suspiro de forma perezosa y miro a su hija; quien aún tenía su brazo extendido.

-Tu...

Ella se mantuvo en silencio no se atrevía a responder pues no quería empeorar la situación.

-Pon el regalo en la mesa.

Temblorosa puso las flores en su mesa. Tenía ganas de salir corriendo de la habitación sin embargo volvió a su lugar.

-Pueden retirarse.

-Si mi señor.

Rápidamente Humbert agarro su mano y salieron de la habitación. Al salir de la habitación Beryllet sintió como si un gran peso se le hubiera sido quitado encima.

Soltó un suspiro mientras se dirigía en silencio junto con Humbert rumbo a su habitación. En el camino ninguno de los dos hablaron.

            
            

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