Género Ranking
Instalar APP HOT
img img Romance img CADENAS DE SILENCIO
CADENAS DE SILENCIO

CADENAS DE SILENCIO

img Romance
img 5 Capítulo
img Atena S
5.0
Leer ahora

Acerca de

Sophie, una joven huérfana que soñaba con ser bailarina de ballet, ve su vida destrozada cuando es secuestrada y llevada a un club controlado por el temido Mario. Allí, sufre un calvario de abuso y desesperación, tratando de escapar en múltiples ocasiones junto a Amelia, otra chica capturada tras presenciar el asesinato de su novio. Sin embargo, cada intento de fuga fracasa, dejándolas atrapadas en un mundo de oscuridad. Roger, el dueño del club donde se encuentra Sophie, la compra y la convierte en suya. Sophie, en un acto de supervivencia, se entrega a él, usándolo como una forma de evitar un destino aún peor. Pero cuando Alex, el hermano de Roger, entra en escena, las cosas cambian. Alex no tiene relación con los clubes; es un hombre con negocios legales, un abogado con un fuerte sentido de justicia, aunque con conexiones en la mafia que su propio hermano desconoce. Al conocer a Sophie y Amelia, Alex decide sacarlas de ese mundo. Roger, sintiéndose traicionado, se enfrenta a su hermano, pero Alex deja claro que su corazón ha elegido a Sophie. A medida que pasan los meses, Sophie y Alex se acercan más, descubriendo un amor real y sincero. Sin embargo, el pasado de Sophie la persigue, y los fantasmas de su vida en el club la llenan de dudas sobre si merece ser feliz. Con el tiempo, Sophie enfrenta sus miedos y se entrega completamente a Alex. Sin embargo, el conflicto con Roger sigue latente, y Sophie decide enfrentarlo para cerrar esa etapa de su vida. Con el apoyo de Alex, finalmente se despide de su pasado y se abre completamente a su nueva vida, en la que ya no necesita sobrevivir, sino que por fin puede empezar a vivir. La historia combina pasión, dolor, traición y redención, mostrando la transformación de Sophie de una víctima a una mujer fuerte que lucha por su propia felicidad.

Capítulo 1 La Llegada al Club

Capítulo 1: La Llegada al Club

Sophie siempre soñó con el ballet. Cada día, tras las clases en su modesto barrio, se sumergía en un mundo lleno de elegancia, en el que su cuerpo podía volar, podía ser libre, podía escapar de todo lo que la rodeaba. A los 18 años, ya era una joven hermosa, una diosa, como le decían sus amigas. Sus cabellos rojos, intensos como el fuego, caían en ondas sobre sus hombros, y sus ojos verdes brillaban con una intensidad que la hacía única, deslumbrante.

Pero esos sueños, esas esperanzas, se desmoronaron en un instante.

Una tarde, mientras caminaba hacia su clase de ballet, fue seguida por unos hombres. No los reconoció, pero no pudo evitar sentir la mirada penetrante que le dirigían. El miedo se apoderó de ella, pero no supo qué hacer. Lo que parecía ser una simple coincidencia se tornó en una pesadilla cuando uno de ellos, un hombre de rostro severo y ojos fríos, la atrapó en un callejón sin salida. En un abrir y cerrar de ojos, la vida de Sophie cambió para siempre.

La arrastraron al interior de una camioneta, cubriéndole los ojos con un pañuelo. El pánico recorrió su cuerpo, y a pesar de sus intentos de resistirse, no pudo hacer nada. El ruido de la carretera y las voces de los hombres le daban vueltas en la cabeza, y el miedo la consumía. La llevaron a un lugar desconocido, un club privado que se encontraba en las sombras de la ciudad, donde el tiempo parecía detenerse y donde ella sería solo una pieza más en el juego del caos que dominaba ese mundo.

El primer día fue el más duro. Sophie, aterrada y confundida, fue arrojada en una pequeña habitación. No entendía lo que sucedía ni por qué estaba allí. Sus lágrimas no cesaban. Pero no había respuestas, solo la presencia de los hombres que la vigilaban, observándola en silencio. El aire estaba cargado de una opresiva sensación de desesperanza.

Pasaron los días y las semanas, y Sophie comenzó a darse cuenta de lo que sucedía en ese lugar. El club no era un lugar de diversión o entretenimiento como ella había imaginado, sino un comercio de cuerpos y almas rotas. Cada rincón del edificio tenía una atmósfera fría, sucia, como si la corrupción se hubiera apoderado de él desde su fundación. Sophie se convirtió en una de esas almas rotas, arrastrada a un destino del que no podía escapar.

La mayoría de las chicas que trabajaban allí no le hablaban. Algunas lloraban a solas en sus habitaciones, otras simplemente se mantenían en silencio, resignadas a su destino. Sophie no podía entender cómo había llegado a este punto. ¿Qué había hecho para merecer esto?

A los pocos días de su llegada, se enteró de que sería presentada al hombre que gobernaba el lugar: Mario. Nadie se atrevió a hablar de él abiertamente, pero las miradas que intercambiaban las chicas cuando su nombre salía a la luz lo decían todo. Mario no era un hombre cualquiera. Era el dueño del club, el patrón que todo lo controlaba. Su sola mención era suficiente para que todas se sumieran en un silencio inquietante.

Una tarde, Sophie fue llamada a su oficina. El pánico se apoderó de ella, pues sabía que ese era el momento en que sus ojos se encontrarían con el hombre que definía su destino. Temblaba mientras caminaba hacia la oficina de Mario, sin saber qué esperar. Cuando entró, la atmósfera dentro de la habitación la envolvió de inmediato. El aire estaba cargado de una tensión palpable. La luz tenue y la decoración lujosa contrastaban con la oscuridad que emanaba la figura que se encontraba tras el escritorio.

Mario no era como los demás. Su presencia era dominante, casi sobrehumana. De alguna manera, sus ojos oscuros parecían devorar cada rincón del alma de Sophie, y en ese mismo instante, ella supo que había algo mucho más siniestro detrás de su mirada.

-Así que eres la nueva -dijo Mario con una voz profunda que resonó en los rincones de la sala. Sophie se quedó en silencio, incapaz de pronunciar una palabra. Él la observó detenidamente, casi con diversión.

-¿Cómo te llamas? -preguntó él, con una calma inquietante.

-Sophie -respondió, con la voz temblorosa.

Mario se recostó en su silla, observándola como si estuviera evaluando algo más que su aspecto físico. Su mirada se desvió hacia sus labios, hacia sus ojos, y luego volvió a su rostro, penetrando en ella de una manera que la hacía sentirse desnuda, vulnerable.

-Eres bonita -comentó en tono indiferente. Sophie no sabía si eso era un cumplido o una amenaza velada. No podía leerlo, pero algo en su interior le decía que debía tener cuidado.

-¿Por qué estás aquí, Sophie? -preguntó Mario, pero la pregunta no era como las demás. Era un desafío, un recordatorio de que no estaba allí por voluntad propia, sino porque él la había traído.

Sophie no pudo evitar pensar que su vida, tal como la conocía, ya había terminado. Estaba atrapada, y él lo sabía. Mario la observó un momento más, y Sophie, temblando, comprendió que en ese instante su destino estaba sellado. No sabía lo que le esperaba, pero algo en el aire le decía que lo peor estaba por venir.

---

Seguir leyendo

COPYRIGHT(©) 2022