Una vez fui la musa del célebre bailaor Javier Reyes. Nuestra vida en Sevilla era el cuento de hadas perfecto, admirado por todos.
Todo se desmoronó: una foto revelaba su abrazo con otra. Mi collar, idéntico al de Sofía Moreno, su bailaora estrella. Una noche, los oí, él susurrando que ella era su "verdadero duende".
Las mentiras y manipulaciones me asfixiaron. Luego, el milagro: estaba embarazada. Pero en un cruel accidente, él la salvó a ella y a su hijo a costa del nuestro. Perdí a mi bebé.