Capítulo 7 Preparativos para una nueva vida

Pasaron unos meses de la muerte de Plutarco, y Mario dejó que la familia pasara el duelo, y no insistió que Vida saliera con el a conversar o tener un tiempo a solas. Mario había sido de gran apoyo para la familia en este tiempo, había ayudado con el entierro en el cementerio, y había tomado algunas de las tareas que Plutarco hacia.

Don Ramon le tenia mucho aprecio, a Mario era buen muchacho y ayudaba bastante en la casa, y de buena gana le compartían la comida de la casa.

Llegó el tiempo de decirle a la familia que ellos eran novios. Planearon el día para decirles. La tradición era que los padres supieran que los jóvenes querían ser novios, el novio en este caso Mario, debía ir a la casa de la novia y llevar un presente para la familia, esto podría ser una merienda. Podría ser un pastel y bebida para acompañar. El joven debía pedir permiso para ser novio de la joven y hacer formal el noviazgo. Este permiso era para poder verse sin murmuraciones de nadie. Y cuando pasaba un tiempo y decidían casarse ya debían hacerlo más formal, el novio tenía que llevar a sus padres para darle seriedad al asunto. Cuando pedían permiso para ser novios, muchas veces el novio era recibido con insultos y rechazado por los padres de la novia. Si los novios se querían mucho se seguían viendo a escondidas y si era mucho el rechazo de los padres ocurría algo que le decían: robarse a la novia, la novia se escapaba con el novio. Cuando los padres conocían al novio y le tenían apreció, era todo más fácil, daban el permiso con gusto. Comían la merienda y los hermanos disfrutaban este momento. Luego los padres de la novia fijaban condiciones como: el horario para verse, no verse a escondidas y respetar a la novia.

Mario escogió un día domingo para hablar con don Ramon y doña Lupe. Pero el no llevo nada, primero porque estaba sin liquidez, segundo porque ya vivía allí y no tenía que llegar. Los hermanos de Vida no disfrutarían de una merienda, pero si esto haría formal el noviazgo.

Ya reunidos ese domingo, Mario sin más preámbulos, le dijo a don Ramon que el y Vida se querían y que querían pedirles permiso para ser novios. Doña Lupe no dijo nada, el que respondió fue don Ramon. Don Ramon dijo, bueno está bien, ya me sospechaba que esto podía pasar, siempre recuerden que tienen que hacer las cosas bien y por mi les doy mi permiso, luego le dirigió la mirada a doña Lupe y le pregunto que opinaba ella. Doña Lupe calló por un instante y dijo, si tienen el permiso de Ramon yo tampoco me opongo. Todos sonrieron y se volvió un ambienté agradable.

Don Ramon ordenó que agarraran tres gallinas gordas del patio, he hicieran un abundante caldo para el almuerzo. Don Ramon había desarrollado en su corazón un gran aprecio por Mario. Y le parecía buena noticia que Mario pudiera ser novio de Vida, la hija que el quería mucho.

Hablando con mamá Vida ayer , me contó estas cosas con mucha felicidad de lo que paso en aquel día. Me decía mi papá era un hombre muy bueno y quería mucho a Mario y a mi. Es extraño que ahora que han pasado 67 años y que su memoria ya falla, porque se le olvidan nombres y cosas que pasaron hace cinco minutos. Pero cosas de aquellas tiempos ya lejanos los recuerda como si hubieran pasado ayer, si le pregunto algo me lo repite por lo menos cinco veces sin cambiar ni una palabra de lo acontecido. Yo le creo y escribo lo que dice, lo dice con tanta firmeza.

Ya en el almuerzo con todos reunidos se armó una pequeña fiesta , Vida era la primera hija que formalizaba un noviazgo, o por lo menos había pedido permiso para tener novio.

Pasado el almuerzo, don Ramon llamó aparte a Mario y Vida. Les dijo que cuando ya pensaran en hacer verdaderamente formal su relación, les daría una parte del terreno para hacer su cosa allí y pudieran iniciar una vida juntos.

Don Ramon le aconsejó a Mario, que fuera comprando algunas cosas para su casa, que lo poco que fuera ganando por allí, lo invirtiera en algunas herramientas de trabajo, y algunas cosas para que sirvieran en la casa de ellos.

Otra cosa que le dijo es que, comenzará a construir su casa o cabaña, para que se pasara a vivir allí, por el momento sería su casa de soltero y posteriormente ya podría vivir con Vida allí.

Don Ramon le dio todas las facilidades a Mario para iniciar su hogar, aún no contando con dinero para esto. El estaba interesado en que su hija que tanto quería y Mario que se veía un buen muchacho pudrían estar juntos.

Mario comenzó, en sus tiempos libres a conseguir materiales para su casa. Corto madera a orillas del río, para la estructura de la pequeña casa, consiguió palma para poner el techo y otros materiales para las paredes de la casa, estos materiales no eran necesariamente materiales de primera calidad, pero si servirían para construir su propia casa.