Capítulo 9 Primera hija y el matrimonio

Vida y Mario comenzaron su vida en su casita, la cual se parecía a la cabaña de Caperucita roja en el bosque. Pero a ellos no les importaba, era su nidito de amor.

Eli se había quedado a vivir con los abuelos, porque a don Ramon le gustaba, tenerlo cerca por su obediencia y alegría. También era conveniente que la pareja tuviera su privacidad, por estar unidos recientemente.

Los meses pasaron y como era de esperarse, Vida quedo esperando bebé, el vientre comenzó a crecerle, se le notaba muy bien. Por ser flaca parecía una cuerda con nudo. Bueno esto no es una ofensa, eso dice ella.

Los nueve meses pasaron, y llegó el momento de las contracciones anunciando que el nuevo bebé estaba por nacer, Vida fue a casa de su mamá, y le contó acerca de los dolores, doña Lupe le pregunto cada cuanto tenía las contracciones , y le dijo que se fuera a su casa, se recostara un poco en su cama, que iba a preparar algunas cosas para cuando llegara la hora del parto.

Todo transcurrió rápido y más tarde estaba naciendo una linda bebé, Mario esperaba ansioso afuera, y cuando oyó que su hija lloró, entró a la habitación corriendo, el esperaba un barón pero no, era una niña. Igual se puso muy feliz de ser padre por primera vez.

Todo fue felicidad, Mario se encargó de las tareas de la casa, mientras Vida se recuperaba, del trauma del parto. A esto se le llama hacer dieta. Doña Lupe le hacía un caldo de gallina, para alimentarla bien. Había un dicho que cuando la madre tenía un barón decían: se ganó la gallina. Pero en este caso era mujercita y de igual forma le hicieron caldo de gallina.

Antes de un mes, Mario fue al registro civil en la municipalidad, para sentar la partida de nacimiento de su hija. El registrador civil pregunto, cuál es el nombre que le va a poner a la niña?, orgulloso Mario contestó, Lea Salazar Orellana. Al parecer el nombre se lo habían sugerido en la casa de sus suegros, o quizá Vida le había dicho que le pusiera ese nombre. Este nombre es un nombre bíblico y los Orellana eran cristianos.

Pasaron unos meses y don Ramon se enteró que en la pequeña ciudad del municipio, iba a haber una reunión Cristiana, en donde se casarían varias parejas. El pensó que Mario y Vida podrían aprovechar la ocasión para casarse. Don Ramon siempre deseo que la pareja pudiese formalizar su relación con el matrimonio. Por lo tanto procuro lo pudieran hacer. Les regalo algo de dinero para los gastos de ida y comidas, así como para ropa adecuada.

Ya en la reunión de matrimonios múltiples, ellos se sentían felices de poder casarse, acompañados de gente que ni conocían. Llegó el turno de ellos e hicieron sus votos matrimoniales con toda formalidad . Finalmente el ministro religioso les dijo: por la gracia De Dios los declaró marido y mujer, puede besar a la novia. Hubo un aplauso, ellos se besaron. Y la reunión continuó. Había comida y celebración por parte de los organizadores.

La reunión terminó tarde y no había transporte para regresar a su casa en la aldea . Alguien amablemente les ofreció un mesanini, en una casa que estaba disponible y sola, para pasar la noche.

Ese lugar les pareció muy romántico, porque estaba acogedor y a media luz. Allí vivieron la luna de miel que nunca habían tenido. Al otro día despertaron muy temprano, agradecieron al dueño de la casa por la hospitalidad, se despidieron y emprendieron el viaje de regreso a casa.

Lo primero que hicieron al llegar, fue enseñarle a don Ramon el acta de matrimonio, que les habían extendido en la municipalidad. Don Ramón los abrazo y los felicito, muy complacido.