El efecto de la pantera
img img El efecto de la pantera img Capítulo 5 Cinco
5
Capítulo 6 Seis img
Capítulo 7 Siete img
Capítulo 8 Ocho img
Capítulo 9 Nueve img
Capítulo 10 Diez img
Capítulo 11 Once img
Capítulo 12 Doce img
Capítulo 13 Trece img
Capítulo 14 Catorce img
Capítulo 15 Final img
img
  /  1
img

Capítulo 5 Cinco

Mientras espero en mi habitación a que entre Carter en cualquier momento por la puerta, hecho una fiera repaso en mi mente el tiempo que llevo sin verlo.

Aquella maldita mañana hace cuatro meses, Simón me disparó, mató a mi hija y casi me mata a mí.

La señora que me encontró llamó a una ambulancia y mientras yo estaba desmayada, los paramédicos hicieron todo el trabajo correspondiente.

Me llevaron para el hospital y allí localizaron a Dalila, fue un alivio que ningún otro familiar supiera de mi estado. Dalila llevaba un mes separada de Andrew y al encontrarse lejos de todos, no avisó a nadie de lo que me había sucedido.

Mientras soñaba, que mi bebé se iba, una niña hermosa en mis sueños se despedía de mí. Era mi hija, que me dejaba.

Desperté una semana después, de un coma por estrés postraumático.

Ashton y Muriel, fueron los únicos que supieron de mi estado.

Ashton vino a verme al sitio donde Dalila me escondió, y Muriel, ese, apareció un día por órdenes de Simón. Y le rogué porque no le dijera dónde estaba.

No sé que fué lo que le hizo entenderme, pero me ayudó. El que esté aquí viva y frente a la pantera otra vez, es prueba de ello.

Ashton por su parte me contó el encuentro con Carter. Me dijo lo desesperado que había estado todo este tiempo por encontrarme y prometió no decirle de mi paradero. A fin de cuentas ya nada tenía sentido.

- ¡¡Luz!! - maldición, que punzada mas profunda siento en mi alma. Esa palabra significa tanto para el como para mí. Su expresión me dice que está a nada de perder la cordura. Que se muere por obtener respuestas que no puedo darle. Sabe que mi vientre está vacío. Lo que no imagina es cuánto. Y me mira como si fuera la más grandiosa de las mujeres, como si todo su mundo se resumiera a mí, adivinando en mi vista que es exactamente al revés. Que todo mi mundo, es él.

- Todos hagan calentamiento mientras hablo con las chicas- le dijo al grupo de estudiantes que esperaba por su clase de deporte. Había llegado al internado al que yo había recién ingresado para ayudar a desmantelar el sórdido negocio de Carter, Simón y hasta algun que otro más. Éramos parte de un plan para acabar con la dimensión del sexo. Aquel maldito club clandestino estaba denigrando demasiado nuestras vidas. Así que decidimos entre varios acabarlo. Y Carter solo era, uno de los jefes que necesitábamos tener de nuestro lado para acabar con todo. Pero la única que podía conseguirlo al parecer era yo.

- ¿Cómo has llegado aquí? - me pregunta pasando la lengua por sus labios en una clara señal de deseo. Deseo de muchas cosas. Deseo contenido por demasiando tiempo para los dos.

- Carter por favor, no hagas una escena aquí, ya tenemos suficiente gente que sabe del club, y de nosotros en este sitio, por favor después hablamos - siento como tiembla mi mano en la de mi amiga. Ella está sosteniendo mi cuerpo sin saber, que lo que en realidad es mucho más frágil, es mi cordura.

- ¿Sabes lo que significa estar así de cerca de tí, y no poder tocarte sabiendo cual es nuestra respuesta ?¿Sabiendo lo que somos juntos? . Ahora mismo vuelvo a ver soles en todas las luces que me alumbras, Sila no puedo, no podré estar lejos otra vez, y lo sabes.

Ahora mismo siento que te puedo tener un poco más, por favor no me niegues tu luz, Sila mi luz. Por favor - oírlo hablar así es la prueba definitiva de que yo sin el no soy nada. No hay luz sin sus tinieblas.

- Sabes lo que sigue ahora Carter, no bastan cuarenta y cinco minutos de un turno, necesitamos mucho más, por favor da la maldita clase y nos veremos en la noche en el club - espero que acceda. No podemos permitirnos echar a perder todo lo que hemos planificado, solo porque yo no consiga controlar a Carter.

- ¡¡ No!! - su típica personalidad explosiva salió a flote, se tragó su calma aparente y ganó las miradas de algunos estudiantes.

- Carter , tú y yo sabemos , que aún sin tocarnos , ya estamos de vuelta , así que deja la poesía barata para luego - saca de su bolsillo mi colgante, el que el me regaló y que tuve que dejar allí aquel día. Solo que ahora lleva otra rosa más.

- póntelo , y espero lo que quieras - no podía no ponermelo si con eso lo calmaría. Necesitaba unos minutos para pensar que decirle de todo lo sucedido. No podía contarle ahora lo de Simón, porque se, que lo iría a buscar y pondría su vida en peligro y a la operación entera. Necesitaba esperar el momento adecuado.

- Ya está pantera- le digo colando la prenda por mi cuello por mi cuello y saboreando el tacto entre mis dedos - vuelvo a ser tuya, bueno, volvemos a ser tuyas.

Me refería a mi hija y yo, aunque estaba en mi memoria, yo sentía que era esa otra rosa que ahora llevaba mi cuello. Muriel me había dicho que lo llevó una vez a colocar una segunda rosa para cuando encontrara a su hijo. Se me partía el alma de saber que no había hijo para encontrar. Pero sí una hija para recordar.

- Aitana, apréndete, que hay libertades que también condenan, así como condenas que te vuelven libre - mi amiga era muy inocente para el mundo turbio y oscuro al que se había visto sumergida, solo por ser la novia de uno de ellos. Alomejor el mejor de todos pero a fin de cuentas, uno más en todo esto. Y así me sentía, pagando el precio de la libertad entre las garras de la pantera.

Seguimos con la clase y justo cuando sonó el timbre, me fuí corriendo a mi habitación. Sabía que Carter no esperaría a la noche. Lo conocía demasiado bien para ignorar el hecho de su deseo por mí.

- ¡Abre Sila!, Vamos luz, abreme por favor.- daba suaves golpes a la puerta mi habitación.

Abrí, dando paso al huracán que era aquel hombre.

- Hola Samuel, aquí estoy... Pantera.

Me abrazó y me levantó en el aire con la fuerza que lo caracterizaba. Mis piernas colgaban, pues no quería rodear sus caderas con ellas o estaría perdida en su cuerpo de nuevo.

Su brazo atrapó mi cintura dentro de un fuerte agarre. Su nariz aspiraba el aroma de mi pelo, de mi cuello y se detuvo en mi boca. Sus ojos unidos a los míos.

Me decía que me amaba, que me extrañaba, que me sufría y que me perdonaba todo. Su mirada tan azúl me gritaba lo mucho que me necesitaba.

Finalmente lo abracé con mis piernas y aquel contacto me hizo gemir. Y a él gruñir.

Nos sentó sobre mi cama, y apartando el pelo de mi rostro besó casi con miedo mis labios.

- ¿Que te paso mi Sila? ¿Dónde está nuestro hijo?¿ Por qué me dejaste?¿No me has extrañado?

He muerto a diario sin tí.

- ¿Nuestro hijo? - pregunté asombrada de ese plural.

- Hermosa, todo lo tuyo es mío, y muy tarde me convencí de que algo te había pasado, para que me dejaras así. No te creo que fuiste de otro. Ya no te creo. No me cuentes eso.

- ¿ Cuánto me amas Samuel?

Era ahora o nunca, era arriesgarlo todo o nada con el. Pero aún no podía saber lo que su hermano me había hecho.

- ¿ Cuánto? Ah lucesita, no sabría cuánto. Se cómo, se que te amo con todo lo que tengo. Con todo lo que no tengo cuando no estás y con todo lo que seré en esta vida y en las otras. Nadie podría medir cuánto te amo. Porque no hay medidas amor, no hay medidas.

- Hay dos cosas Samuel que nos pueden unir y esas mismas dos nos pueden separar...

- No hay nada que nos pueda separar Sila, y multiplicaré todas las que nos pueden unir hermosa, no tengas miedo.

Sus manos recorrían mi cuerpo, saboreaba el tacto de mi piel con ellas y con sus labios. Mientras hablábamos sentados uno encima del otro, no dejaba de mimar mi cuerpo con el suyo.

- No puedo contarte aún, todo lo que quieres saber, ni quiero que tu hermano sepa que estamos juntos de nuevo. Todo lo que te pido es un poco de tiempo. Deja que acabe todo y yo te contaré.

- Luz, mi hermano no es el enemigo, estuvo muy preocupado por ti y por mí, y saber lo que pasó es vital para mí. Pero haré lo que sea por estar contigo. Ya he probado lo que es estar sin tí y no me supo bien. No puedo arriesgarme a perderte. Haré lo que sea.

Que miserable era Simón, hacerle creer que apoyaba nuestro amor, cuando el mató a mi hija. Pero un día, me sentiría vengada. Solo con verlo en un prisión eterna, me sentiría bien y le podría contar a Carter todo.

Pero si lo hacía ahora, explotaría y no de la manera correcta. No hacía el sitio correcto. Y Simón me volvería a encontrar y está vez me mataría. Muriel prometió que Simón no sabía de mi presencia aquí, y quería confiar en qué Andrew no le contaría, sobre todo ahora que se negaba a darle la medicina a Allan. Era lo único bueno que había en mi vida. Mi sobrino.

- Me dispararon Samuel, y mataron a nuestra hija. Estuve una semana en coma y después me escondió Dalila, para que me sanara. Ni siquiera Andrew sabía dónde estaba. Es todo lo que puedo decirte. Hay mucho las por contar y prometo que lo haré, pero primero necesito que me ayudes, a destruir la dimensión del sexo.

Me lanzó a la cama y levantando mi camisa descubrió mi cicatriz, sus lágrimas mojaron mi piel y mis dedos se enterraron en su pelo. Tiré de el hacia mí para que me besara.

Y así cayé su tristeza. Unimos nuestros cuerpos en uno. Mezclamos los dolores, las frustraciones. La ira y el rencor.

Pero también volvimos a ser nosotros. Sus manos reconocían mi cuerpo de memoria. Su boca era una caricia a mis temblores.

Cada tramo de piel se erizaba con su contacto. Todas las veces que embestía dentro de mí, me hacía ir al cielo y volver.

Nos amoldabamos en una misma carne. Éramos lo que solo nosotros podíamos ser. Eso que nadie entendía, que pocos aprobaban pero que para nosotros era nuestra vida.

Yo era la suya y el era la mía.

Aún así, escondidos del mundo, Carter y yo volveríamos a ser uno.

Prometió colaborar hasta las últimas consecuencias para salir de este mundo y nos confesamos todo lo que podíamos y nunca habíamos hecho.

Los días que vinieron fueron únicos. Porque éramos como novios que nadie podía saber que se querían. Éramos una pareja renaciendo del dolor.

Éramos Sila y Carter ...

                         

COPYRIGHT(©) 2022