HIJOS SECRETOS DE ALFA REY
img img HIJOS SECRETOS DE ALFA REY img Capítulo 5 CAPITULO 5
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Capítulo 9 CAPITULO 9 img
Capítulo 10 CAPITULO 10 img
Capítulo 11 CAPITULO 11 img
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Capítulo 13 CAPITULO 13 img
Capítulo 14 CAPITULO 14 img
Capítulo 15 CAPITULO 15 img
Capítulo 16 CAPITULO 16 img
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Capítulo 19 CAPITULO 19 img
Capítulo 20 CAPITULO 20 img
Capítulo 21 CAPITULO 21 img
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Capítulo 30 CAPITULO 30 img
Capítulo 31 CAPITULO 31 img
Capítulo 32 CAPITULO 32 img
Capítulo 33 CAPITULO 33 img
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Capítulo 36 CAPITULO 36 img
Capítulo 37 CAPITULO 37 img
Capítulo 38 CAPITULO 38 img
Capítulo 39 CAPITULO 39 img
Capítulo 40 CAPITULO 40 img
Capítulo 41 CAPITULO 41 img
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Capítulo 45 CAPITULO 45 img
Capítulo 46 CAPITULO 46 img
Capítulo 47 CAPITULO 47 img
Capítulo 48 CAPITULO 48 img
Capítulo 49 CAPITULO 49 img
Capítulo 50 CAPITULO 50 img
Capítulo 51 CAPITULO 51 img
Capítulo 52 CAPITULO 52 img
Capítulo 53 CAPITULO 53 img
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Capítulo 56 CAPITULO 56 img
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Capítulo 58 CAPITULO 58 img
Capítulo 59 CAPITULO 59 img
Capítulo 60 CAPITULO 60 img
Capítulo 61 CAPITULO 61 img
Capítulo 62 CAPITULO 62 img
Capítulo 63 CAPITULO 63 img
Capítulo 64 CAPITULO 64 img
Capítulo 65 CAPITULO 65 img
Capítulo 66 CAPITULO 66 img
Capítulo 67 CAPITULO 67 img
Capítulo 68 CAPITULO 68 img
Capítulo 69 CAPITULO 69 img
Capítulo 70 CAPITULO 70 img
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Capítulo 72 CAPITULO 72 img
Capítulo 73 CAPITULO 73 img
Capítulo 74 CAPITULO 74 img
Capítulo 75 CAPITULO 75 img
Capítulo 76 CAPITULO 76 img
Capítulo 77 CAPITULO 77 img
Capítulo 78 CAPITULO 78 img
Capítulo 79 CAPITULO 79 img
Capítulo 80 CAPITULO 80 img
Capítulo 81 CAPITULO 81 img
Capítulo 82 CAPITULO 82 img
Capítulo 83 CAPITULO 83 img
Capítulo 84 Caléndula img
Capítulo 85 CAPITULO 85 img
Capítulo 86 CAPITULO 86 img
Capítulo 87 CAPITULO 87 img
Capítulo 88 CAPITULO 88 img
Capítulo 89 CAPITULO 89 img
Capítulo 90 CAPITULO 90 img
Capítulo 91 CAPITULO 91 img
Capítulo 92 CAPITULO 92 img
Capítulo 93 CAPITULO 93 img
Capítulo 94 CAPITULO 94 img
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Capítulo 96 CAPITULO 96 img
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Capítulo 5 CAPITULO 5

Caminé sola por el bosque, mis pies hundiéndose en las hojas secas y la tierra húmeda. Mientras caminaba, mi mente retrocedió seis años, cuando era una joven loba de pelaje negro, ágil y rápida. En ese entonces, recorría ese mismo camino en mi forma lupina, corriendo con velocidad y gracia. A mi lado estaba Hunter, mi hermano adoptivo, mejor amigo de la infancia y dueño de mi corazón, aunque él no lo supiera.

Éramos inseparables en aquel entonces, y nuestro tiempo juntos estaba lleno de aventuras y juegos. Competíamos en carreras por el bosque, poniendo a prueba nuestros límites y perfeccionando nuestras habilidades de caza. Cazar juntos era un vínculo que compartíamos, una forma de conectarnos con nuestra naturaleza de lobos.

En ese día, encontramos una presa digna de nuestra persecución: un majestuoso alce con imponentes cuernos que se alzaban hacia el cielo. Sus ojos mostraban una mezcla de miedo y valentía mientras observaba cautelosamente nuestros movimientos.

Hunter, con su pelaje gris, me miró desafiante. "¿Crees que podemos, Fierce?" Preguntó, su tono cargado de diversión.

Sonreí, mi lengua de loba enrollándose en un gesto de confianza. "Por supuesto, Hunter. Esto será pan comido."

Partimos en una veloz carrera tras el alce, nuestras patas moviéndose en perfecta armonía, como si fuéramos uno solo. La adrenalina corría fuerte por nuestras venas, y la sensación de libertad era embriagadora. Cazar era más que un instinto para nosotros; era una expresión de nuestra identidad como lobos.

La presa estaba cerca, y podía oler su pelaje. La carrera estaba reñida, pero estábamos a punto de alcanzarlo cuando un sonido gutural y amenazador resonó en el bosque. Un enorme oso pardo, con su pelaje oscuro y poderoso, apareció de la nada, bloqueando nuestro camino.

Nuestros ojos se abrieron sorprendidos y asustados, y disminuimos la velocidad, esquivando rápidamente para evitar una colisión con el inmenso depredador. El oso nos miró con ojos feroces y dientes afilados, su presencia dominando el entorno. Era un recordatorio brutal de que, incluso como lobos, había amenazas en el bosque que no podíamos subestimar.

Hunter y yo retrocedimos, manteniendo una distancia segura del oso. Nuestras orejas estaban alerta, atentas a cada movimiento del depredador. El alce, aprovechando la confusión, desapareció en la maleza, escapando de nuestra caza.

Nuestros instintos de supervivencia entraron en acción, y nos volvimos inmediatamente para huir del oso. Éramos lobos, fuertes y ágiles, pero un oso de ese tamaño era una amenaza formidable. Corrimos con todas nuestras fuerzas, el sonido de los pasos pesados del oso resonando detrás de nosotros.

Hunter estaba a mi izquierda, y podía sentir la presión de sus ojos en mí mientras corríamos. Sabía que estaba dispuesto a luchar y morir por protegerme, y yo haría lo mismo por él. Pero la carrera era nuestra única opción en ese momento.

Mientras nos acercábamos a los árboles, pude sentir el aliento cálido del oso en mi pelaje, sus garras rasguñando mi costado. Un grito de desesperación escapó de mis labios, pero seguí corriendo, decidida a no ser la presa de ese monstruo.

Finalmente, llegamos a los árboles y, con un último esfuerzo, nos lanzamos a través de la densa vegetación, escapando de la vista y el alcance del oso. El rugido furioso del depredador resonó por el bosque, pero ya estábamos demasiado lejos para que nos alcanzara.

Nos dimos cuenta de que el oso no estaba interesado en nosotros; estaba más preocupado por proteger su territorio que por atacarnos. Respiramos aliviados, pero la adrenalina continuaba pulsando en nuestras venas. Hunter y yo nos miramos, con los corazones acelerados y la respiración agitada.

Hunter se acercó a mí, su pelaje rozando el mío. "Fue por poco, Fierce", dijo, su tono de voz cargado de alivio. "Creo que el alce ganó esta ronda."

Me volví hacia él, nuestros ojos encontrándose en una complicidad que trascendía las palabras. "Sabes, Hunter, no le contaré a Alastair que huiste del oso. Es nuestro pequeño secreto."

Hunter me empujó suavemente, una sonrisa jugando en sus labios. "No lo contarás porque sabes que solo hui porque sabía que tú no podrías con eso."

Revoleé los ojos en broma y empujé a Hunter de vuelta con mi hocico. "Habría manejado fácilmente al oso. Subestimas mi fuerza."

Nuestras bromas pronto se transformaron en una lucha amistosa, con dientes y garras inofensivos, pero nuestra determinación y espíritu competitivo eran intensos. Rodamos por el suelo cubierto de hojas, cada uno intentando derribar al otro.

Al final, Hunter usó su fuerza superior para arrojarme al suelo, hojas dispersándose a nuestro alrededor. Se acostó sobre mí, nuestros rostros a centímetros de distancia. Nuestros ojos se encontraron, y el calor del momento era palpable.

Miré profundamente a los ojos de Hunter, esperando un toque que podría cambiarlo todo. Pero antes de que nuestros hocicos pudieran tocarse, un grito a lo lejos rompió el hechizo.

Un grupo de lobos, liderado por Caleb, el mejor amigo de Hunter, apareció. Caleb era un lobo de pelaje marrón y uno de los más cercanos a Hunter. Nos llamó, riendo y bromeando con Hunter.

"Deja a tu hermanita jugando y ven con nosotros, Hunter. ¡Es hora de que te conviertas en un hombre!" Gritó Caleb con una sonrisa traviesa en el rostro.

Permanecí en el suelo, observando la escena con curiosidad mientras Hunter se alejaba ligeramente de mí, sus ojos encontrándose con los de Caleb. Lo que Caleb quería decir con "convertirse en un hombre" me dejó intrigada, y una punzada de celos se mezcló con mis emociones.

"¿Qué quiso decir Caleb con 'convertirse en un hombre'?" Pregunté a Hunter, con una expresión seria.

"Necesito irme con ellos, Fierce. Se están dirigiendo a Denver, la ciudad cercana al bosque."

La noticia me tomó por sorpresa. "Pero, ¿cómo llegarás hasta allá?"

Me lanzó una mirada significativa, y supe exactamente de qué estaba hablando. "Sabes cómo, Fierce."

Mi irritación aumentó. Alastair, el alfa de la manada y figura paterna para ambos, había prohibido que los lobos fueran a la ciudad como humanos sin su autorización. Era una regla que yo tomaba en serio, pero Hunter parecía no compartir la misma preocupación.

Lo miré fijamente, mi voz cargada de decepción. "Alastair lo prohibió, y tú lo sabes, Hunter. No quiere que salgamos del bosque como humanos sin permiso."

Hunter encogió los hombros, como si el peligro de desafiar esa regla fuera algo que simplemente podía ignorar. "Mi padre nunca se enterará, a menos que tú lo digas."

Lo miré, perpleja. Mi lealtad hacia Alastair era inquebrantable, y no quería romper las reglas de la manada. Pero Hunter y sus amigos estaban decididos a desafiar las convenciones, y me encontré en una posición difícil.

"Esto no está bien, Hunter," dije, mi voz baja. "Deberíamos respetar las reglas de la manada."

Me miró por un momento, sus ojos oscuros transmitiendo un conflicto interno. "¿Te quedarás de brazos cruzados, Fierce? Sabes que esta es una oportunidad única. Además, no haremos nada peligroso, solo nos divertiremos un poco en la ciudad."

Me irrité por la audacia de Hunter. Estaba proponiendo que fuera cómplice de la desobediencia a las reglas de la manada. Miré a Caleb, que esperaba la respuesta de Hunter. Luego, volví a mirar a Hunter y dije: "No le contaré a Alastair, siempre y cuando me lleven con ustedes."

Caleb preguntó impacientemente si Hunter iría o no, y Hunter me miró. "Puedes ir, Fierce."

Mi corazón saltó de alegría. Era la primera vez que tendría la oportunidad de visitar el mundo humano, algo que había anhelado durante mucho tiempo. Lo desconocido del mundo humano se extendía ante mí, y estaba lista para explorarlo, junto a Hunter.

            
            

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