Capítulo 6 CAPITULO 6

A medida que la noche caía sobre nosotros, nuestra carrera hacia Denver continuaba. Yo, Hunter, Caleb y los otros cuatro hombres lobo nos movíamos con velocidad y agilidad, nuestras patas golpeando el suelo como un ritmo de guerra. El viento helado nos envolvía.

Mientras corría en mi forma lupina, sentía la libertad de la velocidad y la naturaleza salvaje. Los árboles, los arroyos y la brisa fresca del bosque eran mi compañía constante, y la sensación del suelo bajo mis patas era reconfortante.

Finalmente, llegamos a una cabaña un poco apartada de la ciudad, que sería nuestro punto de parada antes de ingresar a Denver. Caleb se transformó en humano en la puerta y la abrió con una sonrisa conspiradora. "La ropa está en su lugar de siempre, chicos".

Hunter y los demás se dirigieron rápidamente hacia el interior de la cabaña, subiendo las escaleras para encontrar sus ropas. Yo, por otro lado, me quedé fuera de la cabaña, observando con curiosidad el nuevo entorno.

La cabaña era bastante diferente a lo que estaba acostumbrada. Era acogedora y bien decorada, con muebles de madera oscura y cortinas que se mecían suavemente al viento. Mientras miraba a mi alrededor, mis sentidos se llenaban con los aromas de los humanos que habían estado allí. Era extraño, pero también fascinante. Era tan diferente de la forma en que vivíamos yo y la manada.

Caleb chasqueó los dedos en mi dirección, llamando mi atención. Sonrió y dijo: "Hay una habitación al final del pasillo. Con suerte, encontrarás ropa femenina allí".

Lo miré con curiosidad. "¿Hay diferencias en la vestimenta de los humanos?"

Caleb rio y se acercó, poniendo una mano en mi hombro. "Los humanos tienen muchas diferencias entre ellos, y lo verás con tus propios ojos".

Asentí y seguí a Caleb hasta el pasillo, donde señaló la puerta del cuarto. Entré, encontrando un espacio acogedor en tonos beige y blanco. Había una foto de una joven mujer de cabello rubio en una de las paredes. Me detuve por un momento, mirando el retrato, imaginando quién era y cuál había sido su vida.

Sabía que el próximo paso era transformarme en humana. Ya había presenciado a otros lobos realizando esa transformación con facilidad, pero para mí, era la primera vez. Todos decían que la primera transformación siempre es un poco más dolorosa, ya que el cuerpo no está acostumbrado a la transición.

Respiré hondo y me concentré, recordando todas las enseñanzas que Alastair me había proporcionado. Siempre había enfatizado la importancia de controlar mis emociones y mantener mi mente serena durante la transformación. Pero, en esta primera vez, la inexperiencia era un obstáculo que tendría que superar.

Con un suspiro profundo, comencé la transformación. La sensación inicial fue de hormigueo bajo mi piel, que rápidamente se intensificó en un dolor punzante.

Apriete los dientes mientras el dolor comenzaba a intensificarse, como agujas afiladas perforando mi piel. Mi cuerpo se retorcía, y luché por mantener el control.

Ahora, el dolor venía como una ola, comenzando por mis huesos y extendiéndose por todo mi cuerpo. Era un dolor diferente a cualquier cosa que hubiera experimentado como loba, una sensación que parecía rasgar mi piel y músculos.

El dolor recorrió mi cuerpo mientras mis huesos y músculos se reorganizaban. La sensación de carne y piel reemplazando mi pelaje era extraña e incómoda. Una sensación de presión intensa que parecía aplastarme. Mis patas delanteras y traseras se alargaron, mis huesos moviéndose y adaptándose a mi nueva forma.

Mis manos se retorcían, mis huesos se estiraban y encogían, y mi piel se transformaba en algo que no reconocía. Era como si mi propio cuerpo estuviera rebelándose contra el cambio.

Intenté aferrarme a los muebles de la habitación para no caer. Mis uñas se clavaron en la madera de la cómoda, y sentí la sangre correr por mis dedos, pero me obligué a seguir. No podía detenerme ahora, no podía retroceder.

Mi piel parecía arder, y la sensación de estar siendo rasgada por la mitad era insoportable, pero luché por mantener el control.

Finalmente, el dolor alcanzó su punto máximo y luego comenzó a disminuir. Jadeante y temblorosa, me vi por primera vez en forma humana. Mi cabello negro caía sobre mis hombros, mi piel era pálida y mi vista estaba un poco borrosa. Sin embargo, finalmente estaba en mi forma humana, y eso era una victoria.

Lentamente, me levanté de los muebles, aun sintiéndome débil y mareada. Mis piernas vacilaron, pero logré equilibrarme. Miré alrededor de la habitación, tratando de acostumbrarme a la visión de ese mundo desconocido. La foto de la joven mujer rubia en la cómoda parecía sonreírme, como dándome la bienvenida a esta nueva jornada.

Tiemblan do, di algunos pasos inciertos, probando la sensación de caminar como un humano. Era extraño y torpe, pero estaba decidida a aprender. Con cada paso, me sentía más segura, más capaz.

Lentamente, me acerqué al espejo que colgaba en la pared. Mi cuerpo estaba desnudo, y temblaba, sudando por el esfuerzo. Mi pelaje se replegó y desapareció, revelando una piel suave y morena. Mi pelaje de loba dio paso a cabellos negros y largos. Mis ojos amarillos se volvieron castaños, y mis patas se transformaron en manos y pies.

Mis manos temblaron cuando alcancé mi rostro, tocando mi nariz humana y mis cabellos largos y sedosos. Lo había logrado. Me había transformado en humana. La alegría inundó mi corazón, superando el dolor que acababa de soportar.

Ahora era una mujer, una loba en forma humana. Miré al espejo en la pared y me vi a mí misma, una imagen que nunca pensé que vería. Era hermosa, de una manera completamente diferente a como me veía como loba. La sensación de ser humana era extraña y nueva, pero también emocionante. Miré mis manos y mi cuerpo, sintiendo el toque suave de la piel humana.

Decidí explorar la habitación en busca de ropa femenina y encontré un armario con una variedad de prendas. Con la ayuda de la foto de la mujer rubia, elegí ropa que parecía apropiada.

Opté por un conjunto sencillo, compuesto por unos vaqueros y una blusa azul. Vestir las ropas humanas fue un desafío, ya que nunca lo había hecho antes. Tuve que acostumbrarme a la sensación de la tela contra la piel, los zapatos apretados y la sensación de estar completamente cubierta.

Una vez terminada, miré el espejo una vez más. Era una mujer, y mi forma humana me permitiría pasar desapercibida en el mundo de los humanos. Estaba lista para enfrentar el mundo humano junto a Hunter y los demás.