Mi vecina es una webcam girl
img img Mi vecina es una webcam girl img Capítulo 2 La imaginación vuela
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Capítulo 7 El dulce anonimato img
Capítulo 8 El Yin y el Yan img
Capítulo 9 El vaquero que se quedó sin su rancho img
Capítulo 10 Dos mundos img
Capítulo 11 Un mundo img
Capítulo 12 Panic Show img
Capítulo 13 Tocando las puertas del cielo img
Capítulo 14 No hay mal que por bien no venga img
Capítulo 15 El anillo único img
Capítulo 16 My sweet baby img
Capítulo 17 Murmullos en El Gato Negro img
Capítulo 18 Una reunión de hombres img
Capítulo 19 Una reunión de hombres img
Capítulo 20 Una bruja curvilínea img
Capítulo 21 Soul Eater img
Capítulo 22 En tu boca encomiendo mi pito img
Capítulo 23 En los pliegues de tu ser img
Capítulo 24 El eterno sueño de Salem llega a su fin img
Capítulo 25 Al filo del secreto img
Capítulo 26 Demos gracias img
Capítulo 27 Peregrinos e indios img
Capítulo 28 Pavo relleno img
Capítulo 29 Bewitched img
Capítulo 30 El calendario de adviento img
Capítulo 31 Yggdrasil img
Capítulo 32 La bruja de Yule img
Capítulo 33 La señora Claus img
Capítulo 34 Has sido un niño muy malo img
Capítulo 35 Krampus te comerá img
Capítulo 36 No más secretos img
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Capítulo 2 La imaginación vuela

Luke continuó cortando el césped, pero su mente estaba llena de preguntas. ¿Realmente era posible que la aparentemente respetable señora Prince fuera la misma RedWitch que había conocido en línea la noche anterior? La idea parecía completamente fuera de lugar, pero no podía evitar pensar en ello.

El joven no podía dejar de ver cómo la señora Prince se encargaba de su jardín. Sin duda era el exactamente el mismo tatuaje: una Luna Creciente con flores, y por lo que estaba viendo de la forma de sus curvas, especialmente sus nalgas, todo parecía indicar que sí, RedWitch era la señora Sophie Prince.

Después de terminar de cortar el césped, Luke se dirigió al interior de su casa, donde sus hermanos menores jugaban alegremente en la sala de estar. Debía de empezar a preparar el almuerzo para todos, y cerciorarse de que la cena esté lista antes de irse al trabajo, pero primero tenía algo que revisar. Luke subió a su habitación y encendió su computadora, decidido a investigar más a fondo.

Después de una rápida búsqueda en línea, descubrió que RedWitch era una modelo de cámara web bastante popular en ciertos círculos. Había participado en numerosos shows privados y tenía una gran cantidad de seguidores en sus redes sociales. La mayoría de la información que encontró coincidía con la apariencia física de la señora Prince, a excepción de su cabello pelirrojo. Pero ambas, tanto RedWitch como la señora Prince parecían tener en común la edad: aproximadamente treinta y cinco años.

Luke no podía creer lo que estaba descubriendo. ¿Cómo era posible que la respetable esposa de su vecino llevara una doble vida como modelo de cámara web? ¿Qué secreto ocultaba bajo su apariencia de ama de casa? Sentía una extraña mezcla de asombro, confusión y excitación por haber hecho esa conexión.

-¿Qué secretos guarda, señora Prince? -preguntó Luke en voz alta, mientras cliqueaba en unos de los hipervínculos que lo redireccionaban a su cuenta de venta de contenido. Las fotos que había en ella eran de lo más sugerentes, pero en todas aparecía luciendo la máscara que le cubría la mitad de la cara y el cabello pelirrojo. Si ese cabello era una peluca se notaba que era de primerísima calidad.

La curiosidad de Luke seguía creciendo, y a medida que investigaba más sobre RedWitch, descubría que ella tenía una gran cantidad de seguidores y fanáticos. Algunos de ellos pagaban generosas sumas de dinero por sus shows privados. La doble vida de la señora Prince se volvía cada vez más intrigante, y Luke no podía evitar preguntarse qué la había llevado a embarcarse en esa aventura.

Los comentarios que sus fanáticos y seguidores le dejaban eran de todo tipo, aunque todos tenían algo en común: todos eran muy subidos de todo, y en todos le ofrecían pagarle un extra a cambio de que se quite la máscara.

«Vamos hermosa. Sé que tienes un rostro angelical debajo de esa fea máscara.»

«La máscara arruina el efecto. Te pagaré cien dólares más si te la quitas, que dices?»

«Me pregunto qué hay debajo de esa máscara. Vamos, no seas tímida y muestra tu belleza.»

Mientras se acariciaba los labios, observando el perfil de la señora Prince en aquella página de shows por webcam, advirtió que la misma enseñaba los horarios en los que, por lo general, RedWitch estaba en línea: De Lunes a Sábados, desde las nueve de la mañana hasta el mediodía y desde las dos hasta las cinco de la tarde. Qué casualidad... Eran los horarios de trabajo del señor Prince. Esporádicamente se conectaba bien entrada la noche, pero esos eran sus horarios fijos.

Se fijó en la hora. Ya pasaban de las nueve. Se asomó a la ventana y no vio a la señora Prince en el jardín. ¿Acaso ya estaría en la plataforma a punto de dar el show? Se fijó en el perfil de RedWitch y se percató que la misma ya estaba en línea. Ingresó a su sala de chat y allí estaba la enigmática modelo, luciendo la misma máscara que había usado la noche anterior y una bonita blusa rosada que resaltaba aún más la blancura de su piel.

Estaba escuchando música: blues. Luke nuevamente se asomó a la ventana, pero no escuchó ningún ruido que proviniera de su vecina. Si estaba transmitiendo en ese momento, no tenía idea de en qué parte de la casa lo estaba haciendo. Seguramente tenía que ser una donde, en caso de que su marido llegase de improvisto, pudiese ver todo lo que pasara en la calle. Tenía a su alrededor una decoración muy bonita, se notaba que debía ganar bien como modelo porque ese mobiliario lucía caro y moderno, además de la silla que usaba para la computadora, o donde sea que esté transmitiendo.

Quiso escribirle un mensaje, pero la página lo obligaba a crear una cuenta. Resoplando y algo molesto, creo el perfil. El sobrenombre que se eligió salió sin querer: RedHunter. Él era el cazador y ella la bruja a la que estaba cazando.

Cuando ingresó, RedWitch lo saludó con una sonrisa.

-Hola, RedHunter -dijo sonriendo-. Creo que es la primera vez que entras, ¿no es así?

Rápidamente, Luke tecleó una respuesta.

«Sí. Es mi primera vez aquí. Gracias por notarlo.»

La señora Prince sonrió.

-Pues en ese caso tienes un regalo de bienvenida. ¿Qué prefieres? -RedWitch tomó de la mesita que tenía a su lado tres sobres de distintos colores-. ¿Negro, azul o amarillo?

Luke se quedó pensando. Ninguno de esos colores podía indicarle nada de buenas a primeras, así que eligió el color que más usaba.

«Negro. Elijo el sobre negro.»

RedWitch lo abrió y le mostró lo que decía la tarjetita en su interior.

-Te ganaste veinte segundos de caricias al Único. ¡Felicidades! -le dijo mientras se posicionaba de tal manera que todo su trasero quedaba a la vista, pero no se podía ver absolutamente nada, dejando todo a la imaginación. Lubricó su dedo con su propia saliva, y lo metió debajo de la fina tela de la tanga. Era evidente que estaba acariciando una parte que no había sido pensada para ese tipo de atenciones, pero que dejaron a Luke embobado, resoplando, caliente y deseando ver más.

«Me gustaría ver más...» suplicó en el chat. La señora Prince sonrió con seducción.

-Cuando quieras, estoy disponible para un privado -le dijo.

Era evidente que le había dicho «si quieres ver más, vas a tener que pagar», pero lo había dejado claro de una manera muy sutil. Mientras pensaba qué iba a hacer con esa invitación, la pantalla se congeló, avisando que la modelo se encontraba en un show privado. Seguramente alguno de sus muchos seguidores que quería ver más de cerca al Único...

Mientras esperaba a que ella regrese, se puso a pensar que iba a hacer. Deseaba con toda su alma ver más de lo que había visto ayer en casa de Alkali. Realmente había quedado loco, totalmente loco, al ver lo que había visto anoche, más lo que había visto hace unos momentos; pero era muy consciente de que pagar cinco dólares el minuto era una locura. Su familia necesitaba ese dinero. Tenía que ver otras maneras de poder seguir disfrutando de las hermosas vistas de RedWitch sin llevar a su familia a la quiebra.

En tanto pensaba qué hacer, RedWitch volvió de su show privado. A pesar de que tenía una sonrisa en la cara se notaba a la legua que estaba cansada.

Luke golpeó los botones del teclado.

«Ya volviste.»

La señora Prince leyó el mensaje y sonrió.

-Sí, ya estoy acá, cielo. ¿Pensaste mi oferta en un show exclusivo para ti? -le preguntó.

«Me encantaría, pero ando corto de tokens.»

-Deberías recargar apenas puedas. Te aseguro de que no te arrepentirás para nada.

«De eso estoy seguro... Con sólo mirarte puedo adivinar que serían unos minutos en el cielo mismo.»

RedWitch empezó a reír.

-Qué cosas dices, Hunter. Me haces sonrojar.

La conversación entre Luke (RedHunter) y RedWitch se volvía cada vez más intensa y sugerente. Aunque Luke estaba corto de tokens y no podía permitirse un show privado en ese momento, la modelo seguía coqueteando con él y parecía dispuesta a mantener la conversación interesante y la tensión en el chat era palpable.

Luke, aunque excitado por la situación, sabía que tenía que mantener la cabeza fría y no dejarse llevar por la emoción. Su prioridad era su familia y su situación financiera, por lo que gastar dinero en shows privados no era una opción sensata. Sin embargo, estaba decidido a descubrir más sobre la vida secreta de la señora Prince como RedWitch.

«Hace cuanto que eres modelo?», le preguntó. La señora Prince le sonrió.

-Desde hace algunos años -respondió sonriendo.

«Y lo disfrutas?», quiso saber.

-Por supuesto que sí. Me gusta hacer sentir deseados a los hombres, y que ellos me deseen a mí. -fue su respuesta.

Aunque en su interior, Luke pensaba que, quizás, el verdadero motivo por el cual la señora Prince estaba haciendo ese trabajo era por necesidad. No vivían en la mejor zona, y en teoría el trabajo de su esposo como trabajador de uno de los casinos de Salem tendría que ser suficiente para mantenerlos a ambos, pero al parecer el buen Arthur no estaba dispuesto a compartir las ganancias de su trabajo.

«Pues déjame decirte que eres absolutamente deseable. Me vuelves loco.» confesó Luke, observando y perdiéndose en el sugerente escote de la blusa color rosa chicle que usaba esa mujer en ese momento.

El chat continuaba escalando en tono y sensualidad. A pesar de sus preocupaciones financieras, Luke se sentía cada vez más atraído por la enigmática mujer detrás de la máscara. La señora Prince, o RedWitch, parecía disfrutar de la atención y el coqueteo, lo que aumentaba la tensión en la sala.

La confesión de Luke sobre lo atractiva que encontraba a RedWitch no pasó desapercibida, y la respuesta de la modelo no hizo más que aumentar la tensión en la conversación. Su sugerente vestimenta y la forma en que interactuaba con Luke dejaban claro que estaba dispuesta a seguir jugando con él.

-Eres muy amable, Hunter -respondió RedWitch con una sonrisa coqueta-. Me encanta saber que despierto pasiones. ¿Hay algo en particular que te gustaría ver?

La oferta de RedWitch era tentadora, pero Luke sabía que no podía permitirse gastar dinero en ese momento. Además, su curiosidad sobre la doble vida de la señora Prince como RedWitch seguía siendo su principal motivación.

«Por ahora me contento con tu hermoso tono de voz... Y lo que ese escote le deja a la imaginación», escribió Luke en el chat, mientras en sus pantalones ya asomaba un bulto duro y palpitante.

-¿Luke? -dijo la voz de Tasha en la puerta de su habitación. Más rápido que un bólido, Luke apagó el monitor mientras su hermana menor entraba.

-¿Sí...? -le preguntó rojo de la vergüenza.

No sabía cómo ponerse para tapar lo que era evidente en sus pantalones.

-¿Qué estás haciendo? -quiso saber Tasha.

-Yo, emm... Nada, sólo cosas aburridas. Nada importante -le dijo su hermano mayor-. ¿Necesitabas algo?

-Brandon, Brody y yo tenemos hambre -le dijo Tasha-. Queremos un sándwich.

Luke miró a su hermana pequeña con el ceño fruncido.

-Aún no es hora de almorzar. Si les hago un sándwich luego no van a comer. En el cesto hay frutas -le recordó.

-Pero no quiero fruta. Quiero un sándwich... -replicó su hermana.

Luke se presionó el puente de la nariz.

-Está bien. Les haré medio sándwich a cada uno, pero no más de eso o luego no comerán -advirtió.

Se levantó de su silla y siguió a Tasha hacia la sala de estar, donde sus hermanos lo esperaban para que sus caprichos sean cumplidos.

Mientras caminaba por el pasillo, Luke no pudo evitar preguntarse cómo iba a manejar la curiosidad que tenía sobre la señora Prince y su vida secreta como RedWitch. La tensión sexual y el misterio que rodeaban a la enigmática modelo de cámara web lo habían atrapado por completo, y sabía que tarde o temprano tendría que encontrar una manera de descubrir la verdad sin poner en peligro las finanzas de su familia o su propia privacidad.

            
            

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