Finalmente, y luego de una semana interminable en la playa de Salisbury, Luke regresó a su casa. Alkali lo dejó en la puerta de su hogar, y al llegar, observaron cómo la señora Prince estaba afuera, tratando de arreglar el jardín frontal de su casa.
-¡Hola, Luke! -lo saludó con alegría. Al observar a Alkali, tuvo que parpadear un par de veces para saber que sus ojos no la estaban engañando-. ¿Eres tú, Alkali? ¡Estás enorme!
-¡Gusto en verla, señora P.! -la saludó el moreno, para luego bajar la voz y murmurar-: A mi verga también le da gusto verla. Y no soy el único que está enorme.
-No recuerdo que haya tenido tremendos melones -dijo Todd, observando la curvilínea figura de la mujer.
Luke frunció el ceño y tomó su mochila.
-Gracias por traerme -le dijo mientras tomaba sus cosas.
-¿Vas a venir a la fiesta el próximo viernes? -le preguntó Alkali mientras chocaba el puño con él.
-Siempre y cuando no tenga que trabajar en El Gato Negro, o tenga que cuidar a mis hermanos, podré ir -respondió.
-Siempre puedes dejar a los enanos odiosos con la señora P. -dijo Freddy.
-¡Uff! Yo estaría encantando de que sea mi niñera -gimió Todd observando a la mujer.
-Nos vemos -gruñó Luke. Bajó del vehículo y entró a su casa con su mochila al hombro. Estaba cansado. Le hubiese gustado una buena ducha y luego meterse en la plataforma de transmisión de la señora Simmons, pero era evidente de que no estaba trabajando en ese momento. Ya había cesado su horario laboral. Así que se conformó con una ducha y tratar de relajarse un poco, aprovechando de que sus hermanos estaban en una fiesta de cumpleaños. Salió al porche de su casa para sentarse en las escaleras y tomar un poco el fresco del atardecer.
Observó cómo la señora Prince trataba de sacar una bolsa de basura, pero era demasiado grande para ella. Sin pensarlo dos veces, Luke se puso de pie y se acercó.
-¿La ayudo, señora? -preguntó.
La señora Prince levantó la mirada, sorprendida por la oferta de ayuda. Sus ojos brillaron con agradecimiento.
-¡Ay, Luke! Serie maravilloso. Esta bolsa de basura parece tener vida propia.
Ambos compartieron una risa mientras Luke tomaba la pesada bolsa y la llevaba hacia el contenedor de basura. La conversación fluyó naturalmente entre ellos, como si no hubiera ninguna transmisión de RedWitch ni secretos entrelazados entre sus vidas cotidianas.
- ¿Cómo fue tu viaje? -preguntó la señora Prince mientras se abanicaba el rostro empapado de sudor con una mano.
Luke le contó sobre los días en la playa, sus travesuras con los amigos y la fiesta del próximo viernes. La señora Prince escuchaba con atención, disfrutando de la conversación casual que no tenía las capas de misterio de las transmisiones clandestinas.
El sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo con tonos cálidos y naranjas. La brisa llevaba consigo el aroma salino del océano. Luke notó que, a pesar de las curvas tentadoras y el misterio que rodeaba a la señora Prince, podía encontrar una conexión genuina con ella, lejos de las fantasías digitales.
-Bueno, Luke, creo que tengo suficiente por hoy. Gracias por tu ayuda.
-No hay problema, señora Prince. Estoy aquí cuando necesito ayuda con algo más. -sonrió.
Después de despedirse, Luke entró a su casa, reflexionando sobre la dualidad de su relación con la señora Prince. La realidad y la fantasía parecían coexistir, pero ahora, con los días de playa detrás de él, sintió una nueva apreciación por la mujer detrás de RedWitch. Empezó a darse cuenta de que no sólo la deseaba, sino que también la apreciaba. Deseaba conocer todo de ella, pues se había dado cuenta de que la Sophie Prince y RedWitch eran en realidad una misma persona, solo que el hambre y el deseo sexual insaciable había sido tanto que tuvo que separar a ambas mujeres de su alma.
Aunque la conexión en línea ofrecía una experiencia diferente a las travesuras domésticas de Luke, la realidad y la fantasía se entrelazaban. La pantalla mostraba a RedWitch, pero su mente le grababa las curvas tentadoras de Sophie Prince. La dualidad entre la realidad y la ficción añadía una capa adicional de emoción a la experiencia. Estaba deseando ver a RedWitch actuar frente a la cámara, pues aún tenía los tokens que había adquirido con la tarjeta de Alkali sin gastar y el dilema moral se desvanecía entre las emociones y la adrenalina. La excitación de tener el control, aunque solo fuera en el mundo virtual, lo consumía.
Desde el primer momento en que había descubierto a RedWitch, y cada interacción que tenía con ella, Luke se encontraba más atrapado en sus hechizos. Esa modelo de pelirroja melena era una viuda negra en el centro de su red, una red que tejía con tentaciones, palabras sensuales y un cuerpo espectacular. Mientras la señora Prince continuaba con su vida cotidiana, ajena a que Luke sabía de su doble vida, él se enfrentaba a la pregunta fundamental: ¿Qué estaba dispuesto a sacrificar por la excitación momentánea que le ofrecía RedWitch?
Y es que muy pronto Luke se dio cuenta de que no deseaba a RedWitch, no. La deseaba a ella, a Sophie Prince. Ahora que la había visto bajo una luz nueva, se dio cuenta de lo seductora que era, ya no era su "vecina de al lado", ahora era la mujer que le quitaba el sueño.
Era evidente de que ese día la señora Prince no iba a transmitir. Por lo visto su horario laboral había concluido sólo cinco minutos antes de que él llegara a casa. Empezó a navegar por las páginas y por el resto de los perfiles que tenía a disposición... Cada una de las modelos era más tentadora que la anterior. Había para todos los gustos y preferencias, y pese a que muchas de ellas prácticamente daban su show gratis (seguramente eran novatas y estaban aprendiendo el oficio), prefería guardar sus tokens para RedWitch. Pero, navegando en el perfil de su vecina, descubrió que las transmisiones que hacía no era lo único que vendía: También había fotos y videos a disposición para la venta, y mensualmente ella hacía un sorteo en el que se rifaba un video personalizado con final feliz y te enviaba a tu casa, de regalo, la ropa con la que había aparecido en dicha filmación.
Sin pensarlo dos veces, Luke adquirió tres fotos de RedWitch, las descargó a su teléfono y se bajó los pantalones.