A Emeric se le había ocurrido la grandiosa idea de cambiarse de ropa antes de salir en dirección a la casa familiar, había quedado en cenar con su padre y hermano esa noche y le tocaba llevar el postre, pasó rápido a una pastelería para comprar la tarta de cereza que tanto le encantaba a su padre y de paso unos rollos de canela para su hermano menor, estaba tan impaciente con la dependienta que no dejaba de coquetear, ya se estaba tardando bastante en cobrarle la compra, miró su reloj por tercera vez, iba a llegar tarde. Ni siquiera le dio las gracias a la empleada.
Antes de subir a su coche se grabó el nombre de la pastelería para no olvidarlo y volver a comprar por error en ese lugar.
El auto se detuvo en la entrada del edificio, una casa moderna y lujosa, con ventanales de vidrió templado y fachada de ladrillo en la entrada. Amaba esa casa, fue la primera que diseñó y que su padre no tardó en construir. Al entrar por la puerta, pudo sentir el delicioso aroma del pato a la naranja, su platillo favorito.
- Hola - saludó entrando a la cocina y encontrándose con su padre, el hombre de mediana edad, estaba sacando el pato del horno, sus ojos verde claro lo miraron risueño.
- Pensé que te habías arrepentido de venir - dijo mientras se quitaba los guantes y le daba un abrazo a su hijo.
- Pasé al apartamento a cambiarme de ropa y se me hizo un poco tarde, además - levantó el par de cajas que traía en su mano derecha - pasé a comprar el postre.
- Dámelo, lo guardaré en la nevera - El Alfa mayor tomó las cajas y las guardó para más tarde.
- ¿Dónde está...?
- ¡Papá! Compota tiene otro arañazo detrás de la oreja, estoy seguro que fue el gato del vecino, - se quejaba una voz aguda qué él conocía bien - no sé porque siempre se mete a nuestro patio sabiendo que ese no es su territorio.
El chico venia gritando desde lo alto de la escalera, con un hermoso gato persa en brazos.
- Tim, no grites tan fuerte, hasta los vecinos pueden escucharte - lo reprendió su padre.
Cuando el Omega sintió el leve olor a whisky corrió directo a la cocina emocionado.
- Eme - gritó lanzándose a los brazos de su hermano - Te eché de menos.
Emeric envolvió entré sus brazos a su hermano menor, entonces sintió un aroma que lo sacudió por completo, era un aroma dulce, pero no empalagoso, avellana, era el olor dulce de la avellana con un matiz de canela, sin poder resistirse se agachó hasta el cuello de su hermano para olisquear un poco más ese aroma que hacía que su corazón se acelerara como loco.
- Esto no es tuyo - le dijo tomando el gorro de la cabeza su hermano.
- Es de mi amigo - dijo contento - es un Omega muy lindo y con unos ojos particularmente hermosos, su feromona tienen un delicioso aroma a canela - dijo olisqueando la bufanda que aun llevaba puesta.
- A estado hablando de ese Omega desde que llegó a casa - le comentó su padre - ya me estaba preocupando que se convirtiera en Alfa.
Emeric olisqueo de nuevo el gorro ¿entonces de quién es el aroma a avellana? ¿Tal vez de algún hermano o hermana Omega?
- ¿Tiene hermanos? - preguntó sin aguantarse la curiosidad.
- Un hermano y una hermana mayores, le pregunté cuando estábamos almorzando, también vive solo, pero visita muy seguido a su hermano mayor.
- ¿Alguno es Omega? - ¿Sería alguno de ellos el dueño de ese aroma tan seductor?
- Según me dijo su hermana es Alfa y su hermano es Alfa dominante - Si alguno hubiese sido Beta lo habría entendido, pero Ambos Alfas y además vivía solo ¿tal vez tenía pareja? ¿Un beta? Pero si fuera el aroma de un beta no tendría esa clase de reacciones.
- ¿Por qué preguntas hermano? - los ojitos verdes claro de Timothy lo miraban con curiosidad.
- Es qué... - No tenía sentido, tenía que comprobarlo, tal vez solo estaba alucinando - Papá ¿a qué huele? -Su padre tomó el gorro y lo olisqueo, asintiendo positivamente.
- Un agradable aroma a canela y el característico piña colada de Tim.
- ¿Eso es todo? ¿no sientes otro aroma?
- No - dijo su padre - es lo único que puedo oler - su padre lo miraba preocupado y él también se estaba preocupando, su padre era un Alfa dominante como él, entonces ¿por qué no lo podía sentir? - ¿Qué sucede hijo?
- Yo puedo sentir un tercer aroma, que predomina los otros dos.
- ¿Otro aroma? - dijo Timothy confundido. Tomó el gorro de las manos de su padre, pero él solo podía oler la canela. - no lo siento.
- Creo que iré al médico mañana - decidió, de verdad se estaba volviendo loco, sentir el aroma que nadie más sentía ¿acaso le estaba fallando el olfato? ¿o su cerebro estaba confundido?
Decidieron dejar de lado ese suceso y mejor concentrarse en la comida. La cena transcurrió sin problemas, charlaron de su día, los negocios en la oficina, el primer día de universidad de Tim, pero Emeric no podía olvidarse de ese aroma a avellana, era como si lo estuviera llamando, de camino a casa empezó a sentir que su estado de ánimo decaía, era como si extrañaba algo, pero no sabía qué. Tenía que acudir a primera hora al hospital porque de verdad se estaba volviendo loco.
Ni siquiera pudo dormir esa noche, se revolvía entre las sábanas inquieto, sintiendo de repente un calor sofocante y su corazón palpitando a un ritmo alarmante, no esperó a que amaneciera, a las cuatro de la mañana, tomó una ducha, se vistió y salió rumbo a la sala de emergencias del hospital, tal vez podía tener un paro cardiaco repentinamente, esas palpitaciones no eran normales.
Cuando entró le dijo a la enfermera sus síntomas y lo llevaron directo con el cardiólogo que lo revisó y no encontró ninguna anomalía, estaba bastante sano. Fue al neurólogo y se hizo una tomografía, todo estaba en orden, pasó por el otorrinolaringólogo y no le dio un diagnóstico que pudiera explicar el sentir un aroma que los demás no podían sentir, por lo que terminaron enviándolo a un psicólogo.
- ¿En qué puedo ayudarte? - le preguntó un anciano Omega.
- Ayer por la noche cuando fui a cenar con mi familia, mi hermano llevaba unas prendas de ropa que no eran de él sino de un amigo - el anciano escuchaba atentamente - entonces cuando se me acercó y pude olerlo, sentí un aroma diferente al que los demás podían sentir.
- ¿Un olor diferente? ¿Ellos no podían oler lo mismo que tu sino otro olor?
- No, no - corrigió - ellos podían sentir dos olores, pero yo podía oler un tercero que ellos no podían percibir.
- ¡Ah! - la comprensión llegó a los ojos del Omega, dejó su libreta de notas en la mesa y se acercó a Emeric - cuando estabas en la escuela te dieron clases de educación sexual ¿no es cierto?
- Es correcto - dijo Emeric sin entender que tenía que ver eso con esto.
- Entre esas clases hay también orientación sobre el desarrollo del Alfa y el Omega ¿verdad?
- Si, pero...
- Y también les explican como funcionan las feromonas ¿lo recuerdas?
- Por supuesto - dijo un poco molesto ¿quién demonios no recordaría eso? - El Alfa posee una feromona capaz de atraer al Omega, también es capaz de dominarlo y seducirlo, en un Alfa dominante es capaz de suprimir a otros Alfas, ya que su feromona es más potente. - ¿también quería que explicara los ciclos de ruts y demás?
- ¿Solo te sabes la parte de los Alfas? - preguntó curioso. Bueno... si, él era un alfa, era lógico que solo recordara esa parte. - La feromona de los Omegas tiene casi la misma capacidad, pero es más débil que la del Alfa, ya que, para ellos es más útil reconfortar y calmar, por ser los que conciben bebés, excepto la capacidad de suprimir, un Omega normal no puede suprimir a otro Omega mucho menos a los Alfas; sin embargo, así como hay Alfas Dominantes, también existen Omegas dominantes.
- ¿Omegas dominantes? - estaba aturdido, no recordaba haber escuchado de eso en sus clases en la escuela.
- Son muy raros, casi extintos, es especial encontrarse con uno, ellos tiene la capacidad de suprimir a un alfa y doblegarlos a su modo si se les da la gana, a un alfa común por supuesto. No pueden suprimir a un alfa dominante, pero tampoco él puede provocar adrede el celo del Omega. Pueden seducir, pero no doblegarse y solo se pueden volver sumisos a voluntad. Solo si hay una alta compatibilidad entre el Omega dominante y un Alfa, las feromonas actúan y lo atraen ¿y cómo se da esto? Cuando los involucrados perciben una segunda feromona que es la más atrayente para su pareja 100% compatible.
- ¿Está diciendo que...?
- Encontraste a tu luna hijo, siéntete afortunado, el lazo que los unirá será más fuerte que ningún otro.
- Ni siquiera se cómo es - comentó ahora con miedo - ¿Y si no me cae bien? ¿Y si su apariencia no es de mi agrado?
- No fuera tu luna, si no estuviera hecho a tu gusto y especialmente para ti, querido. Él nació para encontrarse contigo. No temas, en cuanto lo conozcas todo quedará en segundo plano.
No podía creerlo, ¿su luna? ¿tenía que aparecer ahora? él no quería estar en una relación, no después de lo que había sucedido con Yesica y lo había dejado traumatizado. Era mejor no intentar conocerlo y olvidarse de ese aroma tan seductor y atractivo para él. Con esa resolución continuó con su rutina del día a día.
Tres días, tres días habían transcurrido tras su decisión de no conocer a ese Omega, estaba completamente determinado, entonces... ¿por qué ese bendito elevador estaba repleto con su aroma? Se estaba mareando. llegó al doceavo piso y salió casi corriendo del lugar, su corazón latía con fuerza, no era posible que fuera un nuevo empleado de la empresa ¿verdad?
Intentó buscar una salida para tomar un poco de airé, pero lo único que pudo encontrar fue el área de cafetería que estaba lleno de empleados, tal vez una taza de café no le sentaría mal, mientras hacía fila, notó los murmullos de los empleados a su alrededor, acaso se habían dado cuenta de su presencia, al poner más cuidado se fijo que las miradas y atención se dirigía al fondo de la cafetería en la esquina junto al ventanal, en una mesa de cuatro plazas, se encontraba un chico de cabello color miel adornado por un gorro blanco, un suéter liso del mismo color que dejaba ver sus clavículas de manera sexi. su piel tan blanca que casi se mimetiza con su atuendo, tenía colocada una rodilla en la silla, mientras que con unos binoculares miraba con euforia en dirección al edificio de al lado. Cuando apartó los aparatos para ver su celular que se encontraba en la mesa, su corazón tembló y sintió como una calidez recorría su cuerpo.
Era él, era ese chico, tan hermoso como un hada, tan seductor como una sirena, tan adorable como un lindo gatito, su corazón empezó a latir como loco, su cuerpo quería correr a su encuentro, rodearlo con sus brazos, llenarlo de besos, acariciarlo, tocarlo, él quería todo eso, lo quería a él. Estuvo a punto de dar un paso en su dirección cuando vio a su mejor amigo acercándose al menor, el pequeño Omega le sonrió felizmente y él le dio un beso en la frente con cariño, cruzaron una que otra palabra y luego se dirigió hacía donde él se encontraba, sin entender el ¿por qué? se puso nervioso y quiso huir chocando torpemente con una de sus secretarias.
- ¡Eme! - escuchó a su espalda ¡demonios!
- Lo siento - se disculpó con la chica antes de darse la vuelta - Qué hay Demian ¿terminaste tu trabajo?
- Si, lo adelante para tener tiempo libre - por alguna razón quiso golpear su cara al verlo sonreír tan felizmente.
- ¿Invitaste a alguien?
¿Por qué rayos estaba preguntando eso? ¿por lo que había sentido hace un momento al ver lo cariñoso que era con el Omega? apretó los puños con fuerza. Ridículo, simplemente ridículo, él era completamente ridículo.
- !Oh¡ si, mi hermanito quería conocer la empresa, tenía curiosidad sobre el ambiente laboral o algo así.
Sintió como un peso enorme se le era quitado de encima y esa presión de molestia se desvanecía. ¿Acaso era alivio?
- ¿hermanito? - preguntó atontando.
- Si, te he hablado de él, una vez te enojaste conmigo en el internado porque no te dejaba dormir de lo preocupado que estaba cuando se enfermo.
Si, lo recordaba, ese día se la había pasado chateando y hablando por teléfono con su hermana, no lo había dejado dormir de tanto sollozo.
- Dijiste que era un bebé - le recriminó mientras observaba al jovencito. ¿Ese era el bebé del qué tanto hablaba este tonto?
- Eme han pasado tantos años, ya somos viejos, claramente él ya no es un bebé - dijo mirando en la misma dirección - aunque es tan adorable como uno - razonó y Emeric estaba completamente de acuerdo.
- En todo caso ¿qué hace? - preguntó con curiosidad, el chico miraba la hora y observaba por los binoculares.
- No tengo idea - le respondió también curioso - espérame un momento le pediré una bebida y te lo presentaré. - Se dirigió al mostrador para hacer su pedido, luego de unos minutos regresó con una bandeja que contenía un moca, y dos tazas de café - ¡vamos! - animó.
Antes de llegar escucharon una carcajada, no sabía que había visto el Omega, pero se estaba divirtiendo mucho, ¿acaso los vecinos de enfrente eran tan divertidos?
- ¿Qué haces? - preguntó Demian.
- Observando aves - ni siquiera les prestó atención por lo que se sintió un poco decepcionado.
- ¿Desde cuando te gustan las aves? - Se sentaron silenciosamente y Demian repartió las bebidas.
- Simplemente es divertido ver pelear a un cuervo con un halcón - ¿los cuervos y los halcones se pelean? ambos Alfas se quedaron en silencio.
Estando cerca Emeric podía sentir el aroma dulce de la avellana con el toque de canela, no podía quitarle la mirada de encima, se había dado cuenta de lo hermoso que era de lejos, pero de cerca era casi irreal, de pronto el Omega desvió la mirada hasta una de las pantallas de la cafetería y sus ojos brillaron con malicia, la curiosidad lo consumió y decidió mirar hacia la pantalla. Era una noticia de última hora sobre un joven hijo de unos famosos empresarios que había estado envuelto en una serie de violaciones hacia Omegas, había evidencia comprobatoria de dinero y contratos obligatorios para silenciar a las familias.
- ¿Qué demonios? - soltó su amigo de pronto viendo la misma noticia - Devon ¿Qué hiciste? - Demian se había puesto pálido como el papel.
-Justicia - dijo el pequeño alzando sus hombros sin darle importancia - Creo que ahora debe estar deseando haber salido de casa para que Nica le cortara los testículos. - Emeric casi se atragantó con el café.
- testí... ¿qué? - preguntó perplejo.
- Mejor no preguntes.
- Aún no te sorprendas, falta más, ese maldito bastardo tiene mucha basura escondida bajo su cama.
Y era verdad, había evidencia de desfalco, malversación de fondos y estafas, todo un cóctel de delitos.
- ¿Cómo rayos conseguiste esa información? - preguntó Demian aterrado.
- No hice nada ilegal - le aseguró - al menos no algo que dejará huellas y algún rastro sobre mi. Y los testigos solo son tres personas y se donde encontrarlas.
- ¡Oh Dios! creo que voy a desmayarme - se quejó su amigo.
- Tómate mi bebida es alta en azúcar.
- No estoy bromeando Devon.
- Yo tampoco - El Omega se encontraba muy serio observando por sus binoculares.
- ¿Quienes son esas tres personas?
- Tu, Nica y ahora él. - Señaló con la barbilla en dirección a Emeric qué sintió como un centenar de mariposas revoloteaban en su estómago - ¡Oh! Ya es hora - dijo de pronto.
Los otros dos también miraron por los ventanales, tres patrullas se acercaban a toda velocidad por la avenida. Se detuvieron justo frente al edificio y comenzaron a bajar e internarse en el edificio vecino.
- ¿Por qué hay policías en el edificio de la competencia? - Emeric estaba desconcertado. El segundo hijo de la familia Marley había abierto una constructora recientemente, no se llevaban mal, pero tampoco eran amigos.
- Porque el loco bastardo, "el cuervo", vino a estafar a su amigo, "el halcón", para reunir fondos y huir del país, pero el halcón ya había recibido un aviso de parte de un inteligente y astuto colibrí le envío información sobre las intenciones qué tenía al proponerle un negocio tan beneficioso.
- Colibrí astuto ¿sabes lo que te harán si te descubren? - Demian estaba evidentemente preocupado. Devon tomó asiento y le dio un buen trago a su bebida.
- No lo harán.
-Tú no sabes eso.
- Claro que lo sé, cubrí completamente mi rastro, todo se hizo por una cadena de correos encriptados de forma anónima, aun si intentaran rastrear mi dirección IP no podrán, ya que hice rebotar la señal por múltiples servidores alrededor del mundo. No soy un principiante Demian, me he dedicado a esto desde que tengo diez. Por cierto la seguridad web de la corporativa del abuelo es un asco.
- Mamá perderá la cabeza cuando vea esta noticia.
- No - dijo con inocencia - la perderá cuando sepa que soy el accionista mayoritario de la corporativa Ariza.
- ¿Qué?
- ¿Eh? - la cara de su amigo era todo un poema y la suya debería estar igual.
- ¿Desde cuándo eres el accionista mayoritario de Ariza?
- Amm - miró su teléfono antes de responder - desde hace aproximadamente quince minutos. Ahora déjame disfrutar este momento, es como ver a tu equipo favorito del super Bowl ganar el campeonato y mi equipo está a punto de anotar.
En ese momento el grupo de policías salía con el joven Beckman esposado, el desdichado arrastraba los pies tratando de evitar el avance y se retorcía, mientras gritaba enojado a alguien a sus espaldas. Lo subieron a la patrulla y esta partió retornando a la delegación.
- !Ah! mira, atraparon al cuervo - se burló. Emeric reprimió una carcajada, ese Omega era muy atrevido, lo que le parecía adorable.
- Reconozco que el hijo de los Beckman era un inútil, pero nunca me imaginé que fuera una completa basura. Mis abuelos estarán brincando de emoción, nunca nos hemos llevado bien con los Bekeman, los odian. - comentó Emeric.
- Tu familia y yo tenemos algo en común - le expresó el Omega, sintió un cosquilleo extraño en las encías. mientras el pequeño tomaba asiento en su silla, luego de todo el alboroto y colocaba los binoculares en la mesa- como hubiera deseado estar frente a él para que viera quién es el causante de su caída en desgracia.
- Si hicieras eso... - lo regañaba Demian.
- Si, si, lo sé. Son problemas innecesarios.
Hizo un ademán como quitándole importancia al asunto.
- Ahora dime ¿qué tienes planeado para Ariza? Porque no me creo que hayas comprado acciones solo porque sí.
- Básicamente destituir a padre, cortar cualquier poder qué pueda tener dentro de Ariza y dejar únicamente a Nica en la presidencia cediéndole el completo control de la corporativa.
- Y ¿Cómo lograrías quitarle el poder al Sr. Ariza? - preguntó intrigado Emeric, estaba fascinado con la mente de ese chico - aunque sea destituido aún tendrá cierto poder como accionista.
- No si pierde las acciones cediéndoselas "temporalmente" a su hija, la cual las venderá y cuando la corporativa sea absorbida por la cadena de Hoteles Fargo, perderá cualquier poder o control dentro, por supuesto gracias a que ahora mismo sus acciones han tenido una caída bastante alarmante. Si no quiere quedar en la bancarrota es el único camino qué le queda.
- ¿Por qué Ariza tiene una caída en sus acciones? - Demian estaba evidentemente confundido.
- A mediados del año pasado se celebró un convenio de parte de los Beckman y Ariza. La tan afamada unión que querían lograr por medio del matrimonio. Ahora que los Beckman han caído era obvio que Ariza se vería afectado.
- Tu hermano es muy inteligente Demian - alabó Emeric, evidentemente impresionado.
- Demasiado para mí gusto - Demian se apretaba el tabique de la nariz, lo que lo había visto hacer muchas veces para evitar una jaqueca - ¿desde cuando llevas planeando esto? ¿Y cómo le dirás a Nica qué será la nueva presidente de Ariza? Y sobre todo ¿Cómo es qué harás presidente a Nica si Ariza será absorbida por Fargo?
Demasiadas preguntas a la vez pensó Emeric, también empezaba a tener jaqueca. Pero al chico no pareció molestarle.
- Primero, desde el momento en que deje la familia. Segundo, Nica esta enterada de todo, ha estado chateando conmigo desde la mañana para informarme de todo lo que sucede en Ariza y tercero, yo soy el dueño de la cadena de Hoteles y resort Fargo, por lo que tengo poder y decisión dentro de mis subsidiarias.
- Dios mío, me va dar un infarto - volviéndose más pálido aún de los que ya estaba.
El Omega tomó su bebida inocentemente y metió la pajita entre los labios de su hermano para que este tomará del líquido dulce.
- No seas tan dramático anciano.
- ¿Qué no sea dramático? - Demian apartó la mano de su hermano con delicadeza para poder hablar - me acabo de enterar que mi adorable hermano menor es dueño de la cadena de Hoteles más famosa de todo el país y no solo a nivel nacional, si no también internacional, acaba de mandar a un degenerado a la cárcel y aparte de todo no solo es el mayor accionista del negocio familiar, si no también el próximo dueño.
- Tienes razón - dijo introduciendo la pajita entre sus labios de nuevo - tienes derecho a ser dramático. En mi defensa no quería involucrarte y Nica se involucró sola, mi plan era hacer todo en solitario para que no salieran perjudicados.
- ¿Cuantos años tienes? - Emeric estaba anonadado, ni siquiera a él se le hubiera ocurrido tan inmenso plan y ejecutarlo a la perfección en tan solo cuatro años.
- Cumpliré 20 este año.
- Joven e inteligente - dijo asintiendo, a su familia les encantará.
- Te olvidas de multimillonario, encantador y exitoso - le recriminó divertido.
Emeric rio con gusto, el jovencito era una joya brillante ¿Cómo era posible que existiera alguien como él? era completamente irreal, su corazón que estaba completamente vació hace unas horas, ahora se encontraba lleno, el olor dulce a la avellana con canela inundaban sus pulmones, acariciando su nariz cariñosamente.
- Mi error - se disculpó - perdón por la presentación tardía Soy...
- Emeric Ryan Dehua, hijo mayor de Ryan y Víctor Dehua y heredero de la compañía constructora a gran escala Belco, joven emprendedor, veintiocho años, soltero desde hace cinco y con un hermano menor Omega.
- ¿Me investigaste? - Estaba sorprendido.
- Quería asegurarme que el socio de mi hermano fuera buena persona y no un estafador.
- ¿Y?
- No encontré nada sucio, si es lo qué estas preguntando. Así que puedes estar tranquilo, Además solo revisé tus antecedentes no el de tu familia.
- Eso me deja más tranquilo - Ironizó. El Omega solo rio.
- ¿Ya te sientes mejor? - preguntó a su hermano que en un ataque de ansiedad se había terminado completamente el moca de su hermanito.
- Si, al menos siento que no voy a morir, pero no me des más sustos como este porque la próxima vez no lo soportaré.
- Lo prometo - aseguró y su mirada dudó por un momento antes de hablar - Entonces... ¿lo hice bien? ¿no vas a elogiarme? elógiame - pidió casi con súplica.
Emeric sintió el impulso de acariciarle la cabeza, decirle todas las palabras que se le ocurrían para elogiarlo y alabarlo, casi podía ver como movía su colita emocionada, como los cachorros a la espera de caricias. Demian suspiró derrotado levantó la mano para acariciar la cabeza de su hermano y esté sonrió satisfecho. Su corazón dio un vuelco al ver como le formaban dos hoyuelos uno en cada mejilla.
- Lo hiciste perfecto - le comunicó, pero Emeric notó que había un poco de tristeza y preocupación en sus ojos - Devon ¿estas bien? - su amigo estaba serio y miraba al Omega a los ojos.
- Si - contestó este emocionado.
- ¿De verdad estas bien?
Emerec no entendía el motivo de preguntar tanto, pero tal vez su amigo era consciente de algo que él desconocía; por lo que, guardo silencio. El pequeño Devon tomó su mano y la colocó en su regordeta mejilla sin dejar de sonreír.
- Hermano, estoy bien ahora. No tienes de qué preocuparte.
Demian asintió resignado.
- ¿Tienes hambre?
- Si.
- ¿Qué se te antoja?
- ¿Sushi?
- Bien, pero no tomaras sake.
- ¿Por qué? ya tengo diecinueve - se quejó, por un momento su corazón se hundió al pensar en despedirse del Omega, hasta que el joven se detuvo antes de levantarse de la silla y los hermosos Iris dorados se posaron en él, haciendo que su corazón retumbara como loco - Jefe ¿le gusta el sushi?
- No me desagrada - mintió. Él odiaba el sushi, pero deseaba pasar más tiempo con el joven Omega, si tenía que tragarse una tonelada de pescado crudo lo haría sin pensarlo dos veces.
- ¿Le gustaría acompañarnos? celebraremos la caída del idiota y de todas formas usted ya es cómplice. - Emeric sonrió, no tenía nada que objetar al respecto.
- Me encantaría.
Claro que lo hacía, guardaría todos los secretos de sus fechorías si se lo pidiera, Si lo miraba con esos ojos brillantes y esa sonrisa encantadora que eran completamente irresistibles.