Capítulo 3 III

Alan sabía que era cuestión de tiempo para que más gente llegara a aquel parque sólo para observar sus cuadros, los chismes llegaban a veces seis meses tarde, pero nunca en sus veintitrés años habría imaginado que serían tantas como las que lo esperaban en esos momentos en el lugar.

Había llegado unos minutos más tarde de las diez de la mañana porque se había quedado dormido y además había tenido que comprar su desayuno, porque como en los anteriores días, seguía sin tener luz alguna y aunque se quejara con su casero sabía que el hombre no haría nada, así que para evitar molestarlo y que terminara quitándole el carro de carga, simplemente decidió dejar las cosas como estaban y ocuparse de sus demás prioridades.

Se acomodó en su usual puesto con total incomodidad por todas las miradas que se centraban en él mismo y suspiró en silencio antes de sacar el caballete grande para acomodarlo del lado derecho, tomando los cuadros que ponía siempre en venta para acomodarlos con cuidado y de manera que todos pudieran observarlas, no eran demasiadas puesto que no había estado haciendo muchas por el usual cansancio que se acumulaba en su cuerpo, pero tampoco se preocupaba demasiado puesto que no muchas personas le compraban sus cuadros, así que estaba bien si no se preocupaba por ese detalle por los momentos.

Con otro suspiro que tomó sólo para hacerse la idea de que recibiría solamente malos comentarios, sacó uno a uno de los cuadros de los omegas para acomodarlos en sus propios caballetes en la parte izquierda donde solía acomodarlos para exhibirlos, los acomodó todos en su usual orden y una vez que terminó, sacó el que había terminado en medio de la madrugada; el retrato de Christian, mismo que colocó a un lado de donde se encontraba el retrato que Mary había visto el día anterior y dejó que todos las personas observaran cómo era aquella víctima en vida antes de terminar en las manos de aquel asesino en serie que seguía aún libre.

-Buenos días muchacho -Saludó el anciano que había comprado las tres pinturas de las criaturas mitológicas chinas hacía unos días. -Veo que han llegado hoy muchas más personas.

-Oh, ha vuelto. Buenos días señor -Saludó Alan rápidamente al reconocer al anciano. -¿Y su esposa?

-Tiago Wilder -Dijo el anciano presentándose al ver que el joven pelirrojo no sabía cómo dirigirse a él mismo. -Mi esposa ha de estar observando la pintura que pusiste en el otro lado como los demás. ¿Es el mismo chico, verdad?

-Señor Wilder, un gusto, mi nombre es Alan Matheson -Se presentó de igual manera para el anciano y sonrió levemente antes de asentir a la pregunta. -La hermana mayor vino ayer y me permitió una fotografía para que lo retratara como verdaderamente había sido antes de terminar de aquella horrible manera -Le contó de manera resumida.

-¿Matheson? ¿Cómo la familia Matheson dueña de los viñedos más famosos de la capital? -Cuestionó el anciano con sorpresa y asintió aceptando lo que le contaba, si un familiar había accedido a mostrar cómo verdaderamente había sido el omega, los demás no tenían por qué decir nada en su contra.

Alan sonrió incómodo por la pregunta, sí era parte de esa familia, pero no creía adecuado confirmárselo realmente al anciano después de que él mismo había desertado de su familia luego de revelarse completamente para evitar casarse con un desconocido. Aun así solamente alzó los hombros con incomodidad antes de asentir sin remedio con un suspiro hondo y una mueca en sus labios.

-Se podría decir que sí...

-Oh pequeño, parece que no la has pasado bien confirmándome eso, está bien, si se te es incómodo no tienes que seguir contándome nada -Comentó el anciano con una sonrisa avergonzada antes de ver llegar a su esposa con un cuadro un poco grande en las manos y puede jurar que detrás de él se hallaba ella con una enorme sonrisa. -Al parecer nos llevaremos otro cuadro hoy.

-Gracias -Murmuró Alan con un suspiro tranquilo ante sus palabras y volteó a ver hacia el cuadro que parecería flotar de no ser porque se veía las manos de la esposa del anciano Tiago y rió al reconocerlo. -El Baku, lo terminé justo ayer unas horas antes de irme a casa.

-¿Cuánto cuesta? -Cuestionó el anciano viendo la pintura, era una imagen que desbordaba pasión por el trabajo y una habilidad para expresar de excelente forma los sentimientos de la criatura a través de sus ojos.

-Esa cuesta $470 -Respondió Alan viendo hacia otra persona que le señalaba el cuadro de las cascadas del Niágara con un atardecer con distintos colores que hasta él había quedado encantado por ese cuadro. -Esa está en $230.

-Me la llevo.

Fue la respuesta de las dos personas a las que les dio el precio y Alan sonrió por ello, así que sacó el cartel con los datos de su cuenta para que hicieran la transferencia, al menos uno de ellos ya que el anciano Tiago estaba volviéndole a pagar en efectivo como si nada y agradeció por ello, a veces necesitaba más el efectivo.

-Cariño deja que llame a los guardaespaldas, te vas a caer por no ver dónde caminas -Regañó el anciano con un suspiro al ver lo terca que era su omega y vio hacia el omega más joven. -Suerte con la venta del resto de tus pinturas, joven Matheson. Conozco a tu abuelo por negocios, pero él nunca me dijo que su nieto trabajaba aquí como artista, supongo que por tu casta, pero no le prestes atención a ese viejo apegado a la antigua, eres un joven talentoso y tienes un futuro brillante si sigues haciendo este tipo de cuadros. Nos veremos pronto.

Alan se despidió del anciano sin decir nada de su comentario, estaba halagado e incómodo en partes iguales por qué no creyó que algún socio de su abuelo lo reconocería alguna vez y suspiró esperando no ver al anciano en algún momento allí o no podría ponerse más en aquel lugar del parque. Confirmó la transferencia que la otra persona le había hecho, así que tomó el spray fijador de su mochila junto al papel embalante, dándose cuenta que no le puso fijador al cuadro del anciano Tiago y suspiró por aquel despistado momento, aun así hizo su debido trabajo con el que tenía aún allí antes de entregárselo a su nuevo dueño.

Se despidió para ver que la gente se dispersaba rápidamente de los cuadros de los omegas y en cambio quedaba un hombre rubio, alto, de tez clara y con buen porte; un alfa, sin dudarlo. Éste se hallaba observando cada pintura en completo detalle y frunció el ceño sin saber si lo hacía porque le interesaba o porque buscaba algún detalle fuera de lugar que no cuadrara, pero se detuvo a pensarlo mejor, si fuera eso último sería sospechoso porque podría ser el asesino en serie y no el hombre de lentes de sol que no había ido por los momentos en ese día, algo que agradecía.

Le restó importancia por los momentos y se sentó en su butaca para guardar el dinero en su mochila junto al resto que tenía en efectivo para luego acomodar el caballete y un lienzo mediano de forma vertical, acomodó las pinturas en su paleta de colores y tomó los pinceles junto a una paleta pequeña para esparcir la pintura de mejor manera, sin dilatar más el momento comenzó a pintar un río y en ambos lados de este varios árboles, arbustos e incluso un venado casi escondido entre estos, el cielo sería un manto completamente estrellado y una luna llena reflejándose de manera perfecta en el agua del río. Era una pintura que no le tomaría demasiadas horas, pero tampoco le tomaría poco puesto que tenía que ponerle los detalles necesarios y algunos otros pocos que se le ocurrían mientras iba pintando.

Fuera de la concentración de Alan se hallaba Ian, el jefe de la policía y el encargado principal del caso de los omegas que estaban pintados en aquellos cuadros tal como algunas personas le habían hecho llegar por medio de fotografías a través del correo electrónico que las personas podían utilizar si creían tener alguna pista del asesino; estaba realmente sorprendido de ver con sus propios ojos aquellos cuadros, el nivel de detalles eran completamente exactos como si el artista de estos hubiera sido el asesino mismo, habían incluso detalles que ni siquiera habían permitido que salieran en los periódicos, así que le sorprendía bastante que estuvieran en los cuadros y suspiró con una mueca, no creía que el asesino fuera tan estúpido como para colocar sus crímenes en cuadros de pinturas para exhibirlos a todos ¿O sí? ¿Tan egocéntrico era?

Volvió a observar de regreso los cuadros, deteniéndose en el tercero, más específicamente el segundo cuadro que había con este, era justamente el omega torturado, pero en una situación completamente diferente, había una sonrisa sincera llena de dientes y una mirada feliz y emocionada en aquellos ojos violetas, suponía que era por el cachorro entre sus brazos al cual sostenía con tanto anhelo y sonrió levemente, sintiendo tristeza por cómo habían terminado cada uno de esos omegas.

Suspiró hondo, nada podía hacer más que su trabajo y ese era atrapar al asesino, así que se dio la vuelta para ver el resto de los cuadros, esos eran más normales, al menos a su parecer; eran simples paisajes, animales en su hábitat natural, situaciones con cazadores, flores y demás cosas para nada tétricas como los cuadros a su espalda. Formó una mueca y paseó la mirada por el lugar hasta fijarla en el pelirrojo que se hallaba pintando otro cuadro, estando completamente ajeno a lo que sucedía a su alrededor. Ian podía notar las pequeñas pecas que se notaban en sus mejillas y sobre el puente de su nariz gracias a la poca luz solar que estaba dándole bajo aquel enorme árbol, la tez suavemente morena clara y el color de su cabello que fácilmente podría ser una mezcla entre rojo suave y naranja como una zanahoria, pero sólo cuando el sol estaba sobre el chico.

Podía notar lo delgado del cuerpo ajeno, curvas en los lugares adecuados y una mirada completamente apasionada por su trabajo, además de un parche en su nuca cerca de la glándula de aroma, era un omega claramente e Ian no creía que tuviera la fuerza suficiente para atacar a alguien de su misma casta, al menos no la mayoría de aquellas víctimas, quizá tenía un cómplice, pero no podía sacar conclusiones sin antes interrogarlo; así que recuperando su usual porte de autoridad, comenzó a caminar hacia el dueño de las pinturas, deteniéndose a tan sólo unos pasos detrás de él, sorprendiéndose al notar una corriente cerca de su cuello y un suave aroma a chocolate que no salía con más fuerza por culpa de aquel odioso parche... Su alma gemela, la había encontrado en esas circunstancias y cruzaba los dedos para esperar que no fuera realmente el asesino o no sabría realmente qué hacer porque estaría entre la espada y la pared. Observó la pintura que estaba realizando, lo poco que llevaba era realmente bonito, si se lo preguntaban.

Alan por su parte se sorprendió al sentir el acercamiento de alguien a su espalda, el potente aroma a café junto a aquella corriente en su nuca lo hicieron tensarse levemente, más no hizo ningún movimiento obvio para que el otro no lo viera, simplemente se mantuvo con parte de su atención en su pintura. Al menos hasta que pasaron unos minutos en los que se estaba cansando del silencio entre ambos y la mirada del otro sobre su persona.

-¿Va a comprar algo o sólo se quedará observando? -Cuestionó sin siquiera voltear ya que no quería que le saliera feo el árbol que estaba realizando. -Porque si es lo segundo me gustaría que le bajara a sus feromonas que me está ahogando -Mintió poquito.

-Interesante personalidad -Comentó Ian con una sonrisa formándose en sus labios. -Estoy aquí para hacerte unas cuantas preguntas.

-Las pinturas de los omegas no están a la venta -Comenzó diciendo Alan, volteando a ver al hombre rubio detrás de él mismo luego de dejar sus cosas a un lado y se sorprendió al ver la placa de policía en la zurda del alfa. -Bueno, supongo que se puede hacer una excepción con la policía -Comentó con desánimo antes de formar una mueca, eso era otra cosa que sabía que era cuestión de tiempo para que sucediera, que también llegara algún agente y de hecho se habían tomado mucho su tiempo para llegar. Seis meses, en realidad.

-¿Le venderás las pinturas a la policía? -Cuestionó Ian sorprendido y divertido en partes iguales.

-Uhm depende, son diecinueve pinturas ¿La policía puede pagar $300 por cada una de ellas? -Cuestionó Alan con inocencia y sonrió amplio al ver al agente sacar la cuenta.

-¿¡$5.700 por todas!? ¿¡Me estás jodiendo!? -Cuestionó Ian sin poder creer que costaran tanto, estaba espantado realmente.

-Supongo que no -Comentó Alan con un suspiro hondo antes de alzar los hombros. -Puede llevárselas sin comprarlas, pero las quiero de vuelta porque de esa manera puedo llegar a las familias de las víctimas y mostrar la otra cara de esa moneda, además de que quizás de esa manera la gente aprenda a valorarnos a nosotros los omegas -Pidió con los hombros alzados

-Ok... Muy bien, primero comencemos con las preguntas antes de decidir llevármelas -Comentó Ian apretándose el puente de la nariz, se sentía bastante robado con aquella cantidad, sinceramente.

Alan se divirtió al ver al rubio perder la calma por la cantidad de dinero para comprar los cuadros de los omegas y asintió levemente, aunque realmente todos deberían ser de $500 y hasta más, todas esas víctimas valían mucho más, no sólo los lienzos y las pinturas que había gastado haciendo los cuadros. Volteó a ver a una señora con uno de sus cuadros pequeños entre sus manos que se había acercado a preguntar el precio y sonrió de manera amable.

-Ese cuesta $160 -Respondió la duda de la mujer y tomó el cuadro al verla buscar su cartera, así que no tardó en ponerle el fijador antes de envolver el cuadro, recibió el dinero en efectivo y entregó el cuadro antes de despedirse de la señora para ver hacia el rubio. -Lo siento, comience con sus preguntas -Pidió mientras tomaba su mochila para guardar el dinero. -Pido disculpas de antemano si hay otra interrupción, es mi trabajo vender mis cuadros.

-Está bien, entiendo que va a haber interrupciones -Respondió Ian con tranquilidad y guardó la placa al recordar sostenerla todavía y paseó la mirada por el lugar de trabajo del chico, viendo el nombre del pelirrojo y lo anotó mentalmente para luego buscarlo. -Debería comenzar por ¿Dónde estabas hace tres días a eso de las cuatro de la tarde?

-¿Hace tres días? -Cuestionó Alan con el ceño fruncido haciendo memoria más que nada por la hora. -Era miércoles... ese día recogí temprano porque iba a llover y no quería que se mojaran mis cuadros, el guardia del parque puede confirmar eso -Comenzó a contar con sinceridad, no tenía nada que esconder realmente porque no había hecho nada malo y pintar los cuadros no lo consideraba algo ilegal o malo porque no tenía nada que ver en ellas, independientemente si era testigo de manera indirecta. -Salí de aquí calle abajo, vivo a una cuadra de aquí, pero en el camino antes de cruzar la calle sentí un dolor de cabeza como si alguien me hubiera golpeado, pero no había nadie cerca que pudiera haberlo hecho, al menos no que yo hubiese visto -Contó recordando poco a poco y sacó su celular para buscar el registro de llamadas, mostrándoselo al policía. -Me detuve a ver por el callejón para ver si el culpable estaba allí y vi a aquel chico -Señaló el último cuadro realizado y formó rápidamente una mueca. -Caí sentado en el suelo con el estómago revuelto por la impresión, llamé a emergencias como pude y le conté lo que encontré, me dijo que ya había mandado a la policía y me preguntó mi casta antes de mandarme a un hospital cercano para que me tranquilizara.

-Claro, el procedimiento normal que se hace en esos casos para con los de su casta -Comentó Ian quien había estado observando las reacciones corporales y faciales del omega, grabando todo lo que le estaba contando, no parecía estarle mintiendo y le estaba contando todo con detalles. -¿Y entonces?

-Colgué la llamada y había decidido quedarme ahí para dar sí o sí mi testimonio a la policía, pero del callejón salió rodando uno de los ojos hasta mis pies y la valentía se me fue por donde mismo llegó, así que simplemente salí corriendo hacia mi casa -Respondió Alan apretando sus manos entre sí mismas y suspiró temblorosamente antes de tomar aire para seguir hablando. -Llegué cerrando puerta y ventanas, me aseguré de que no me haya seguido nadie y luego me senté a pintar el cuadro porque yo sé cómo soy y si no lo hubiera pintado, nada hubiera calmado mis nervios.

-Ah por eso el detalle de los zapatos y un ojo cerca de estos -Comentó Ian viendo hacia el cuadro con el ceño fruncido y observando la pantalla del celular para confirmar la hora de la llamada a emergencias y concordaba con la que estaba registrada, así que ya sabía ahora quién había llamado a emergencias, pero ahora la duda estaba en los demás cuadros. -¿Qué me dices de los demás cuadros? ¿También fuiste testigo?

Alan terminó desviando la mirada luego de escuchar las preguntas que le hacía, apretó los labios con nervios ya que no sabía cómo lo tomaría el policía cuando le contara la verdad y es que él mismo estaba consciente que la verdad en voz alta lo haría parecer más sospechoso o un loco y quiso hacer berrinche por eso.

-¿Y bien? -Insistió Ian con una ceja alzada, curioso por la reacción que había tenido de repente.

-No sabría decirle, ciertamente -Comentó Alan bajando la mirada hacia el césped natural del parque. -La verdad es mejor presenciarla que decirlo en voz alta...

-Estás siendo bastante más sospechoso en estos momentos, así que intenta convencerme -Pidió Ian revisando el celular ajeno ahora que lo tenía, no necesitaba ninguna orden ya que era un interrogatorio.

-Demonios... Si no queda de otra -Murmuró Alan con un gruñido bajo antes apretar los labios nuevamente, remojándose estos con un poco de saliva y asintió levemente antes de comenzar a hablar. -Desde el comienzo he sido testigo, pero no de forma voluntaria ni directa -Empezó a contar antes de alzar la mirada hacia el agente de la policía y continuó con sinceridad. -Sucede cada dos o tres noches cuando estoy durmiendo, llegan los sueños en forma de pesadillas y presencio lo que ese hombre hace con los omegas luego de que los ha atrapado, nunca he visto cómo los atrapa ni cómo los lleva a esos lugares y tampoco he podido escuchar lo que habla con ellos mientras los tortura y menos escucho los quejidos que dan los omegas, algo que agradezco, al menos la mayoría de las veces -Confesó con sinceridad. -Despierto es en el momento en el que parece estar a punto de ser descubierto por alguien más, salgo primero hacia el baño a vomitar lo que tenga en el estómago antes de sentarme a pintar, porque el sueño no me regresa hasta que no he terminado de retratar dicha escena, por alguna extraña razón.

Y definitivamente Ian no le creyó, no de forma inmediata, por lo menos. Le entregó el celular a su dueño y volvió a ver hacia los cuadros con total seriedad antes de ver de regreso hacia el chico frente a él antes de cruzarse de brazos.

-¿Tienes forma de confirmar eso que me dices? -Cuestionó con curiosidad, estaba seguro que no, pero nada perdía con preguntar.

-No, vivo solo y nunca se me ha ocurrido grabarme de noche ni poner a alguien a vigilarme para que sea mi testigo -Respondió Alan con sinceridad y formó una mueca. -Está bien si no me cree, una cosa es escucharlo en voz alta y otra diferente es que me crea alguien, ni siquiera yo mismo podría creerme -Confesó con sinceridad antes de ver a la lejanía al hombre de lentes y resopló rodando los ojos. -No puede ser, otra vez no.

Ian asintió levemente a sus palabras, comprendiendo que el chico no era apegado a nadie y no creía que fuera algo bueno en caso de no ser el asesino al que buscaban, abrió la boca dispuesto a cuestionar algo más, pero se detuvo completamente al escuchar su queja y volteó a ver qué era lo que el otro observaba, en poco tiempo llegó un hombre vestido de negro con lentes de sol y completamente serio.

-Buenas tardes -Saludó el hombre con un asentamiento hacia el policía vestido de civil.

-Siguen sin estar en venta, ya deje de venir, por amor a lo más bonito que tiene el cielo -Comentó rápidamente Alan en una queja hacia el hombre.

-Entonces seguiré insistiendo con otros cuadros -Comentó el hombre y vio hacia las dos mujeres que lo acompañaban, en poco tiempo éstas llegaron con dos cuadros de diferentes tamaños.

Alan vio con seriedad a una de las mujeres al reconocerla y apretó las manos en puños, levantándose para tomar el fijador en spray y los papeles envoltorios para acercarse a ellos, pero se detuvo frente al hombre primero.

-Dile al anciano de mi parte que mandando a comprar mis cuadros no va a lograr hacer que regrese a la familia y si lo que quiere son esas pinturas para tratar de protegerme, que se vaya al diablo, no lo necesito; sólo mantengo el apellido familiar porque perteneció a mi padre y a mi madre, no por nada más -Sentenció antes de acomodar los dos cuadros y ver molesto a la mujer. -No te prestes para esto Wendy, no vale la pena y lo sabes -Aconsejó antes de ver al hombre. -Son $670 por los dos.

-Joven amo-

-¡No! ¡No te atrevas a llamarme así, Wendy! ¡No más! -Exclamó Alan molesto y tomó el dinero, contándolo para devolver el extra que parecían querer entregarle. -Suficiente con lo poco que me pasan de mesada de mi herencia, no necesito nada más de ustedes, gracias. Buen día a todos.

-El jefe sabe que no va a ser fácil que regrese, aun así quiere velar por usted joven amo Alan, así que no siga con esta guerra en contra de su propia familia porque la va a necesitar cuando las verdades salgan a la luz -Comentó el hombre con seriedad antes de suspirar y asintió hacia el rubio primero y luego hacia el pelirrojo. -Tengan buen día, recuerde que seguiré viniendo, al menos para asegurarme que está bien.

-No lo necesito -Respondió Alan entre dientes y gruñó molesto al verlos irse, no tardó en volver a sentarse para taparse el rostro por la frustración, debió prever que eso pasaría y ahora el hombre quedaba descartado como el asesino. -Maldita sea... ¿Quién puede ser entonces? -Cuestionó en un murmullo que Ian escuchó perfectamente.

-¿Quién puede ser qué cosa? -Cuestionó Ian con curiosidad, mandando a su gente a averiguar sobre Alan Matheson, necesitaban toda la información necesaria.

-El asesino -Respondió Alan con un suspiro hondo, alzando la cabeza y apoyando el mentón sobre sus propias manos antes de contarle otro detalle de lo que suponía que pasaba. -Él ve los cuadros que hago de los omegas, pienso que puede venir cada tanto y por eso es que dura unos días sin matar a nadie más, en esos pocos días puedo descansar sin malos sueños de por medio, así que me confirma que los ve y si yo no hago un cuadro nuevo con su nueva víctima, a la noche siguiente se deshace de otro omega -Contó de manera seria y por lo bajo para que nadie más escuchara.

Ian se sorprendió al escuchar aquello y vio alrededor de donde se encontraban, había mucha gente en el parque y no sólo los que se detenían a ver las pinturas, eran alrededor de unas trescientas personas de todas las castas que pasaban de un lado al otro con y sin niños, así que sería imposible saber realmente quién pudiera ser porque no creía que el asesino fuera a ir a un parque pareciendo sospechoso y ahora más que nunca debía poner vigilancia sobre el omega, tanto para confirmar que no es el asesino como para protegerlo en caso de que estuviera en peligro y en la mira de aquel asesino.

-¿Te molesta cooperar un poco más con la policía? -Cuestionó curioso.

-No me molesta cooperar, aunque sí me molesta que tape el término "aceptar ser vigilado" con eso de "cooperar con la policía" -Respondió Alan haciendo comillas con una sonrisa vacía sobre sus labios. -Está bien, yo no quiero que me tomen de culpable, siendo que estoy luchando por una causa que también me incumbe por ser de la misma casta que todos ellos.

-Aceptar ser vigilado y también protegido, porque si realmente no eres el asesino como dices, necesitarás protección y el que cooperes con nosotros hará más rápido todo -Comentó Ian con total calma y seriedad. -Debo pedirte que me acompañes a la estación para confirmar algunas cosas sobre ti y para decirte lo que haremos a continuación, debemos confirmar si lo de los sueños es real.

Alan lo miró seria y fijamente hacia los ojos, era claro que sería vigilado por sospechoso, eso ya lo sabía y estaba consciente de ello, pero le intrigaba saber qué haría la policía para confirmar lo de sus sueños, sólo se le ocurría una manera y no creía que con el problema en su casa con la electricidad, las cámaras pudieran grabar realmente algo o siquiera encendieran, tendría que hablar de ello con el agente frente a él, pero por mientras vería cómo resultaría aquella cooperación con la policía y esperaba obtener buenos resultados y no más sueños/pesadillas.

Ambos se pusieron de acuerdo que a las tres saldrían del parque para ir hacia la estación, Alan se negaba a irse en esos momentos porque ya había hecho planes para esperar a la hermana de Christian, Mary, que le había dicho el día anterior que estaría allí y no la iba a defraudar sólo porque aquel policía había decidido llegar justo ese día.

            
            

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