Capítulo 4 Diez mil millones

Al pensar en el problema de Naomi, Nolan dijo: "Por cierto, Shelly, hay una cosa más. Necesito que encuentres a una celebridad para que promocione productos cosméticos. Necesito una estrella de fama mundial".

Sin preguntar nada al respecto, Shelly asintió y tomó nota.

"Muy bien, ya está. Ya me voy. Sigue con tu trabajo".

Con eso, Nolan se fue.

Tras salir del Grupo Honory, montó en su scooter y se dirigió a la empresa de Naomi. Al llegar, se dio cuenta de que Harvey estaba en la entrada con un ramo de rosas en la mano, y no pudo evitar fruncir el ceño.

"Naomi, son para ti", le dijo Harvey con una sonrisa, entregándole las rosas.

Vestía un traje blanco. Con su figura alta y su rostro atractivo, encarnaba sin esfuerzo la imagen de un verdadero caballero. Parecía el príncipe azul de los cuentos de hadas y atraía la atención de muchas mujeres.

Cuando Naomi vio las rosas, su mirada se tiñó de desagrado.

Ya le repugnaba la proposición pública de Harvey, y desde luego no esperaba que él volviera a acercarse a ella hoy.

Era horario de trabajo y él estaba en la entrada de la empresa... Lo que hiciera sin duda alimentaría los cotilleos entre los empleados.

"Naomi, a mis ojos, eres la mujer más bella del mundo. Ningún ramo de rosas puede rivalizar con tu belleza, por muy vibrantes que sean".

El hombre la miró con afecto, y ella aceptó las flores, no porque se sintiera conmovida por sus palabras, sino por el hecho de que se encontraba preocupada por la escasez de inversiones y seleccionar a un portavoz, se le pasó por la cabeza que tal vez, Harvey podría ayudarla.

"Naomi, voy a ser franco contigo. El Grupo Honory tiene un nuevo CEO, y lo primero que piensa hacer es invertir diez mil millones de dólares en empresas prometedoras".

Levantando las cejas, continuó con orgullo: "Mi hermana gestiona sus inversiones. Si aceptas divorciarte de Nolan, puedo convencerla para que invierta en tu empresa".

Naomi se sintió ligeramente tentada. Sabía que Harvey podía ayudarla, pero divorciarse de Nolan...

"He estado inundada de trabajo últimamente. Me temo que no tendré tiempo para los trámites del divorcio", dijo, utilizando una excusa al azar.

Al notar el interés de Naomi por su propuesta, Harvey estaba a punto de seguir persuadiéndola cuando notó a Nolan de pie cerca, mirándolo con frialdad.

Con una mueca de desprecio, Harvey alzó la voz de forma intencionada: "Eres muy guapa, Naomi. Te mereces un diamante a la altura de tu belleza. ¿Quieres un anillo de Cordia?".

Naomi estaba perdida en sus pensamientos relacionados con el trabajo. Así que no lo oyó con claridad, y su rostro se iluminó al mirar a Harvey. "¿Cómo sabes que he estado deseando colaborar con el Grupo Cordia? ¿Lo dices en serio? ¿Puedes ayudarme a conseguir la oportunidad de cooperar con ellos?".

Harvey se quedó sin palabras. Era obvio que no era capaz de lograrlo; sin embargo, ¡no podía decirle que lo había escuchado mal!

Mientras no sabía qué responder, Nolan se acercó, agarró las rosas y se las tiró a la cara.

"¿Cordia? Puedo conseguir fácilmente que Naomi coopere con ellos. Harvey, ¿tú puedes hacerlo?".

Nolan rodeó la cintura de su esposa con el brazo y miró al otro con desdén.

"¿Qué? ¡¿Estás loco?! ¿Quién te crees que eres para decidir algo tan importante?". Harvey se quitó los pétalos de la cara, y su risa se tiñó de ira mientras miraba con frialdad a Nolan.

"Contaré hasta tres. Vete o llamaré a los guardias de seguridad para que te den una lección".