Capítulo 5 A su antojo

"Uno, dos...".

A pesar de la amenaza de Harvey, Nolan mantuvo la calma y sostuvo a Naomi más cerca, con la mirada llena de desprecio al ver al otro.

Lo que más enfurecía a Harvey no era la provocación de Nolan, sino la falta de resistencia de la chica. ¡Ella permitía que Nolan la sostuviera por la cintura!

Harvey resopló y dejó de contar, porque se le ocurrió una gran idea.

"Naomi, oí decir a mi hermana que el Grupo Honory ha invertido hace poco cientos de millones de dólares en un proyecto cinematográfico. Mientras estés dispuesta a comer conmigo, le pediré a mi hermana que te encuentre una estrella en el elenco para que promocione tu marca de cosméticos. ¿Qué te parece?".

Harvey hablaba en serio. Sabía lo que era más importante para Naomi: su carrera. De ahí que decidiera cambiar de estrategia en lugar de seguir discutiendo con Nolan.

Harvey quería que Naomi supiera que él podía darle todo lo que ese maldito no podía.

Como era de esperar, los ojos de la chica se iluminaron al oír lo que decía. Las palabras de Harvey le tocaron una fibra sensible porque, más que la lucha financiera, a su empresa le faltaba un portavoz.

"Lo siento, Nolan...", dijo mientras se soltaba de su abrazo y caminaba hacia Harvey.

"¡Naomi, no te vayas!".

Nolan trató de agarrarla de la muñeca, pero Harvey se adelantó y le apartó la mano de un manotazo.

"Nolan, mírate en el espejo. Solo eres un hombre inútil. No te mereces a Naomi en absoluto, ¡y no estás en posición de interferir en su decisión!", dijo el otro con arrogancia.

Luego se giró e invitó a Naomi a subir al automóvil.

"Después de almorzar con Naomi, haré un pedido de rosas y podrás entregárselas. No te preocupes, ¡la propina será más grande que la de ayer!". Harvey le lanzó una sonrisa de suficiencia.

"¿Por fin confiesas que ayer encargaste el pastel a propósito para avergonzarme delante de los Watkins?". Nolan entrecerró los ojos con furia.

"Sí, fui yo. ¿Y qué puedes hacer tú al respecto?". Harvey enarcó las cejas.

"Naomi, ¿escuchaste eso? Es un tipo despreciable. ¿De verdad crees que mantendrá su promesa después de un simple almuerzo contigo?", preguntó Nolan a su esposa.

Ella dudó un momento antes de caminar hacia el Mercedes-Benz de Harvey.

No es que confiara en ese hombre, pero no le quedaba otra opción por el bien de la empresa.

Nolan abrió la boca y sintió el impulso de revelarle su identidad; sin embargo, al final solo apretó los puños y guardó silencio. ¿Merecía la pena ser tan insistente con una mujer que estaba dispuesta a venderse por dinero?

No conseguía entenderlo.

Harvey se sentó en el asiento del conductor y detuvo a propósito el auto a su lado. "¿Sabes siquiera qué clase de auto es este?", se burló. "¡Es un Mercedes S que vale ciento cincuenta mil dólares! ¡Ni aunque trabajaras toda tu vida podrás permitírtelo! ¡Nolan, solo monta tu scooter y deja a la familia Watkins!".

Mirando a Harvey con desdén, el joven le preguntó con frialdad: "¿Crees que el dinero lo es todo?".

"¡Así es! ¡El dinero lo es todo! ¡Dinero es lo que usé para que tu mujer vaya a almorzar conmigo! Y también será la herramienta para que se divorcie de ti".

Proclamó con arrogancia: "¡Mi hermana es la directora del departamento de inversiones del Grupo Honory! Con ella trabajando allí, puedo hacer lo que me plazca".

Entonces se marchó con Naomi y derribó a propósito la moto de Nolan.

Sin decir nada, el muchacho se acercó y recogió su scooter. Con el rostro sombrío, condujo de vuelta al Grupo Honory y tomó el ascensor VIP hasta el despacho del CEO, en la última planta.

Tras recibir la orden, Shelly se apresuró a entrar.

Mirando a Nolan de pie frente al ventanal, preguntó con respeto: "Señor Valdez, ¿hay algo más?".

Nolan se dio la vuelta y la miró. "Quiero que adquieras ahora mismo todos los negocios de Cordia en Florisa. Después, investiga a Eva Bates y comprueba si ha estado malversando los fondos de la empresa para su hermano".