Capítulo 2 Un hombre indiferente

"Tengo más de dieciocho años". Aunque la visión de Alice estaba siendo afectada por la tenue luz, podía ver a un hombre de mirada penetrante acercándose a ella, lo que la hizo estremecerse levemente y juntar sus manos con incomodidad.

Se sentía tan débil como un pequeño animal que es perseguido por un depredador, así que solo lo observó horrorizada esperando el golpe final que se avecinaba.

De inmediato, sintió el aura gélida del hombre muy cerca de ella, y una mano fría aferró su delicada barbilla.

Ella gritó de miedo, ansiando resistirse.

Al notar que no llevaba ningún desagradable lápiz labial, la mirada del hombre se suavizó un poco. Además, sus labios se sentían tan bien bajo su tacto.

"Apenas si estás calificada", dijo fríamente, rociando su aliento contra los oídos de Alice. Su profunda y melodiosa voz sonaba elegante, aunque poseía un tono despiadado.

Dado que se rehusaba a ser parte de un matrimonio arreglado, pero quería cumplir el deseo de su madre de tener un nieto, había elegido a una de entre cientos de mujeres vírgenes para que quedara embarazada de su hijo al precio de tres millones de dólares. La mujer que estaba frente a él era la única que apenas se aproximaba a sus casi imposibles estándares.

La piel de sus dedos se sentía áspera y su fuerza despiadada estaba empezando a debilitar a Alice, quien no pudo evitar sentirse humillada al verse a sí misma siendo examinada como si fuera mercancía. Con los ojos muy abiertos, intentó ver su rostro en la oscuridad.

Su mirada se llenó por completo de timidez, nerviosismo, pánico y desasosiego.

Todo el torrente de emociones que sentía era evidente ya que no estaba haciendo nada para ocultarlo. Ella era simplemente una chica inexperimentada, sencilla e inocente; y esto hizo que los ojos del hombre brillaran de satisfacción. Sin embargo, rápidamente volvieron a adquirir su frialdad original. Para él, ella no era más que una herramienta.

Durante los últimos dieciocho años de su vida, Alice jamás había estado tan cerca de un hombre adulto.

"Espera, por favor, no...", suplicó palideciendo pues quería alejarse de él. Sentía tanta vergüenza y pánico en su pecho que se estaba quedando sin aliento.

Por el momento, sus únicas sensaciones eran el miedo y el arrepentimiento. Tenía tantas ganas de escapar. Ni siquiera había tomado la mano de un chico antes, y ahora se estaba enfrentando a un hombre sumamente intimidante. En un abrir y cerrar de ojos, todo el valor que había reunido para llegar hacia ahí se evaporó como el rocío de la mañana bajo el sol.

"¿No? Ya firmaste el contrato y recibiste el dinero. ¿No crees que es demasiado tarde para negarte?", dijo el hombre frunciendo los labios y observándola como si hubiera dicho un chiste. De repente, extendió una mano áspera y alzó su delicada barbilla para que lo mirara. Sus arrogantes ojos eran como estalactitas congeladas que caían sobre ella.

Alice empezó a sentir que le producía lástima y desprecio.

La voz del hombre penetró en sus tímpanos y aquellas crueles palabras llegaron al fondo de su corazón, paralizando su cuerpo como si fuera una roca.

Al parecer, tenía un temperamento terrible ya que, con cada segundo que pasaba, el aura fría que emanaba se intensificaba.

De pronto, sintió un dolor en el hombro y un sonido de tela rasgándose resonó en medio de la silenciosa habitación.

Ella ya no podía soportar tanto arrepentimiento y dolor, por lo que gruesas lágrimas empezaron a deslizarse por las comisuras de sus ojos para luego caer sobre la almohada.

El hombre entrecerró su mirada al sentir un escalofrío en el cuello, y no tardó en darse cuenta de que Alice estaba apoyada contra su hombro con el hermoso rostro empapado en lágrimas.

Al verla, su corazón frío como el hielo experimentó una sensación imperceptible de manera inesperada.

Él había sido indiferente a las mujeres durante toda su vida, pero parecía que ahora su gélido corazón había sido tocado por una emoción desconocida, como una pluma que caía sobre el duro y frío suelo.