Mi loca perdición
img img Mi loca perdición img Capítulo 3 3. Andrea
3
Capítulo 6 6. Andrea img
Capítulo 7 7. Andrea img
Capítulo 8 8. Andrea img
Capítulo 9 Andrea img
Capítulo 10 Enzo img
Capítulo 11 Enzo img
Capítulo 12 12. Andrea img
Capítulo 13 13. Andrea img
Capítulo 14 14. Andrea img
Capítulo 15 Andrea img
Capítulo 16 Andrea img
Capítulo 17 Andrea img
Capítulo 18 Enzo img
Capítulo 19 Andrea img
Capítulo 20 Andrea img
Capítulo 21 Andrea img
Capítulo 22 Andrea img
Capítulo 23 Andrea img
Capítulo 24 Andrea img
Capítulo 25 Andrea img
Capítulo 26 Andrea img
Capítulo 27 Andrea img
Capítulo 28 Andrea img
Capítulo 29 Enzo img
Capítulo 30 Enzo img
Capítulo 31 Andrea img
Capítulo 32 Enzo img
Capítulo 33 Andrea img
Capítulo 34 Andrea img
Capítulo 35 Andrea img
Capítulo 36 Enzo img
Capítulo 37 Andrea img
Capítulo 38 Epílogo. Andrea img
img
  /  1
img

Capítulo 3 3. Andrea

Termino mi turno en Upcide. El día de hoy acabó conmigo. Si solo hubiese follado, mi día tal vez hubiese mejorado, pero, hoy al parecer no me toca.

-Hola -dice una voz a mi espalda. Es uno de los dos hombres que pidieron hoy en la tarde que los atendiera. Su mirada me decía lo que su boca no.

¿Follo o no follo?

-¿Qué desea? -pregunto. Debo reunirme con Keira, así que más le vale ser rápido.

-¿Aceptarías salir conmigo hoy -pregunta.

Salir...salir. He quedado con Keira, no ha sido un buen día para ella y aunque el mío tampoco, mi deber como mejor amiga es acompañarla. Decirle a Keira de salir, es como mencionarle el infierno. Bastante la convencí la noche anterior.

Sin embargo, el me puede dar otra cosa que quiero.

-Quieres que te hable claramente o te invente una excusa.

-La verdad, siempre -contesta él.

-Hoy no puedo, una amiga me necesita -él asiente-, pero tengo unos minutos para aprovecharlo...sin ropa.

En mi interior me muero de la risa al ver su cara de asombro. Creo que me he pasado de directa.

-¿Eh? -es lo único que expresa.

-Olvídalo -me dispongo a seguir con mi camino, pero, me toma de la muñeca y me empuja hasta él. Su boca se pega a la mía en un beso exquisito. Cuando mi lengua ha invadido varias veces su boca, nos separamos, pero no mucho.

-Vayamos a mi auto -me dice al oído.

No digo nada, solo sigo sus pasos.

-No dispongo de mucho tiempo -le digo cuando va a ocupar el asiento frente al volante-. Siéntate atrás.

Él, sin protestar hace lo que digo. Ocupa el asiento trasero y yo lo sigo cuando entro al auto. Retiro mi braga y se la coloco en el bolsillo de su camisa.

Comenzamos con besos, besos lentos, según el ritmo de él. Rápidamente me aburro y le pongo más intensidad a ese beso. Llevo mi mano hasta su sexo y lo acaricio. Él imita mi acción, lleva la mano hasta mi sexo por debajo del vestido, abro más mis piernas. Llevo mis dos manos hasta su pantalón, desabrocho el cinto y el botón, liberando su erección. Mi mano se mueve sobre su sexo, la de él sobre mi clítoris. Todo se vuelve intenso, caliente, soy lava volcánica.

Busco en mi bolso un preservativo. Lo tengo bien ubicado, así que lo encuentro sin problemas. Rasgo el envoltorio y con agilidad se lo coloco. Me muevo hasta sentarme encima de él, su erección entra en mi rápidamente.

Apoyo mis manos en el asiento delantero y comienzo a dar saltos sobre él.

No es que obligatoriamente tenga que tener sexo todos los días, pero el imbécil de la mañana me dejó caliente.

La mano del hombre se situa sobre mi clítoris y comienza a acariciarlo rápidamente, acompañando mis movimientos.

Nuestros gemidos se mezclan e intensifican dentro del auto. Mi cuerpo me envía las alertas de un próximo orgasmo.

Uno, dos, tres movimientos más y el orgasmo aparece. Al contraer las paredes de mi sexo escucho un gemido de su parte. A pesar de que ya me he corrido mantengo mis movimientos hasta que lo escucho maldecir.

Me bajo de encima de él, busco en mi bolso unas toallitas para limpiarme. Recojo mis bragas...

-Te las dejaría, pero tengo cosas que hacer antes de ir a mi casa- le digo mientras me la pongo.

-No se supone que esa actitud es de un hombre...- expresa. Imagino que por lo de proponer el sexo.

Río.

-He aprendido a ser como ellos -es lo último que digo antes de marcharme.

***

-¿Qué te parece? -pregunto con una botella de tequila y dos vasos en la mano.

-Genial. Es lo que necesito-comenta Kei mientras nos sentamos en el piso de la pequeña sala de su departamento.

-Ahora sí, cuéntame con detalles que fue lo que pasó hoy -echo el tequila en cada vaso-. Coño, se me olvidó coger la sal y los limones, los dejé en la encimera.

-Yo voy -me dice mientras camina a la cocina-. Acaso tu chico no te lo ha contado ya. Aquí tienes -me extiende la sal y el plato con rodajas de limón.

¿Que chico? Si a eso se le llama "mi chico" ya tuviera un club completo.

-Primeramente no es mi chico, es solo un pasatiempo. Segundo solo me dijo que habías llegado tarde y habías montado un espectáculo en mitad de la recepción.

-Te resumo la historia para que no te canses. Al llegar tarde, la recepcionista no me dejó pasar a la entrevista, hice lo que pude, inventé una mentira a modo de excusa, pero ella pidió que me fuera, que si la puntualidad es un requisito indispensable y un montón de mierda que aprende a decir para ganarse el título de trabajadora del año. Obviamente, le dije todo lo que me vino a la cabeza en ese momento, sino que incluí también al señor Stone y resulta que él estaba atrás de mi escuchando todo

Abro la boca de asombro.

-¿Cómo? -sal, tequila y limón-. Ahora sí perdiste la oportunidad de trabajar ahí.

-Ya la había perdido llegando tarde-hace lo mismo sal, tequila y limón-, y si creíste que te lo había contado todo, aún falta. El grandioso señor Stone es el mismo hombre que me había puesto sumamente nerviosa la noche anterior.

Indudablemente a ella le sucede todo.

-Ahora entiendo. Cualquiera se volvería tímida delante de Aiden Stone.

-¿Cómo lo conoces?. ¿Ya te acostaste con él? -dice.

Tengo una lista extensa, pero no he estado con todos, bueno, no aún...

-No cariño, aunque no sería una oportunidad para desaprovechar. Existen las redes sociales, ¿lo sabías?. Deberías meterte más en el mundo famoso y dejar un poco las películas de miedo.

-Me importa una mierda lo que hagan con su dinero toda esa pila de multimillonarios.

-Tienes razón -ignoro lo que acabó de decir-. El hombre lo tiene todo y un poco más -empleo la misma frase que ella utilizó la primera vez que habló de él.

Sal, tequila, limón. Otro trago. Otro más. Y otro. Ya no estamos tan cuerdas.

Tocan el timbre.

-Ya voy tranquila -me dice mientras camina hacia la puerta.

Sigo bebiendo en los minutos que Keira está afuera.

-¿Quién era? -pregunto, cuando entra nuevamente.

-Nadie. Solo fueron bromas de niños-comenta y se sirve otro trago.

-Ya -estoy demasiado tomada.

-Es hora de dormir-me enseña la botella-. Se acabó el tequila.

-Me voy entonces -digo tratando de levantarme, no lo logro, caigo al suelo.

-Mejor quédate. Duerme en mi cama-dice Kei mientras me ayuda a levantarme.

***

Me despierto con un dolor de cabeza horrible. Ayer bebimos demasiado, pero mi humor mejoró muchísimo.

Tomo las gafas de Keira, mis ojos se ven horribles.

-No me lo puedo creer -escucho que dice en voz alta.

-¿Qué no te crees? -pregunto saliendo de su habitación-. Las tomo prestadas -las señalo, cuando veo que analiza mi cara.

-Ayer vino Aiden Stone a mi puerta a decirme que tenía una entrevista de trabajo hoy a las 2. En su momento pensé que eran alucinaciones producto del tequila pero ahora me acaba de llamar un empleado suyo para recordarme la entrevista -me da una tasa de café, lo que necesito ahora-. Está bien fuerte.

-Aiden Stone, el mismísimo guapo de A.S Enterprises -me tomo el café-. Nena, algo tuviste que haber hecho aquella noche en el club o en la recepción de su oficina para que se tomara esa atribución de venir el personalmente a darte la entrevista de trabajo.

-Nada de eso. Seguro es pura cortesía por lo mal que se portó su recepcionista -le doy un sorbo a su café.

-Nena, no has oído hablar de él. Aiden Stone no es un tipo para nada cortés -comento.

-Bueno, que importa. Tengo una entrevista de trabajo -expresa feliz.

-Me quedaría contigo para celebrarlo, pero necesito recuperarme de esta cruda, mi turno en el Upcide comienza en pocas horas.

-Tranquila, te llamo más tarde.

-¡Ah! Esta vez asegúrate de ser puntual -le digo.

-Intentaré. La puntualidad no es mi mejor aliada.

-Sé que no. Pero todo sea por un trabajo. Ahora sí me marcho -deposito un beso en su mejilla y me voy.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022