TENTACIÓN PELIGROSA: UN CONTRATO CON EL CEO
img img TENTACIÓN PELIGROSA: UN CONTRATO CON EL CEO img Capítulo 7 REUNIÓN
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Capítulo 10 COMPENSACIÓN img
Capítulo 11 HOSPITAL img
Capítulo 12 MALAS NOTICIAS img
Capítulo 13 TRATO img
Capítulo 14 NERVIOSA img
Capítulo 15 CELOS img
Capítulo 16 EXNOVIA img
Capítulo 17 SERPIENTE VENENOSA img
Capítulo 18 SORPRESA DESAGRADABLE img
Capítulo 19 TRISTE img
Capítulo 20 KARMA img
Capítulo 21 ENEMIGA img
Capítulo 22 ¿QUIÉN ERES img
Capítulo 23 DISCUSIÓN img
Capítulo 24 CONTRATO img
Capítulo 25 OBSESIÓN img
Capítulo 26 DEPARTAMENTO img
Capítulo 27 BUENA ACCIÓN img
Capítulo 28 VACACIONES img
Capítulo 29 ENVIDIA img
Capítulo 30 CONFESIÓN img
Capítulo 31 NO ES TAN SECRETO img
Capítulo 32 PEQUEÑO INCIDENTE img
Capítulo 33 BUSCANDO AL CULPABLE img
Capítulo 34 BROMA img
Capítulo 35 ADVERTENCIA img
Capítulo 36 HUMILLACIÓN img
Capítulo 37 CONFUNDIDO img
Capítulo 38 DESPERTO img
Capítulo 39 AMENAZA img
Capítulo 40 PROBLEMAS img
Capítulo 41 CITA img
Capítulo 42 SORPRESA img
Capítulo 43 ERES IMPORTANTE PARA ÉL img
Capítulo 44 PLAN img
Capítulo 45 PERIODISTAS img
Capítulo 46 ENEMIGO EN LA OSCURIDAD img
Capítulo 47 OVEJA NEGRA img
Capítulo 48 BUENA ACCIÓN img
Capítulo 49 ENAMORADA img
Capítulo 50 DISCUSIÓN img
Capítulo 51 FIESTA DE COMPROMISO img
Capítulo 52 UN ERROR img
Capítulo 53 DISCULPAS img
Capítulo 54 PRETENDÍAS ESCAPAR img
Capítulo 55 ¡HERMANO GEMELO! img
Capítulo 56 BUENA ACTRIZ img
Capítulo 57 REUNIÓN img
Capítulo 58 PREOCUPADA img
Capítulo 59 INFIDELIDAD img
Capítulo 60 PROBLEMAS img
Capítulo 61 BÚSQUEDA img
Capítulo 62 MAÑANA OSCURA img
Capítulo 63 MAÑANA OSCURA PARTE II img
Capítulo 64 UN FAVOR img
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Capítulo 7 REUNIÓN

-¡Qué pena! Eres su tío -me llevé las manos al rostro -espero no hayas escuchado nada.

Se rio divertido, y negó con la cabeza.

-No te preocupes, sé que mi sobrino es un poquito odioso, pero es una buena persona.

Él lo decía porque era su tío, pero yo era prácticamente su víctima.

-Tú lo conoces mejor que nosotros.

De seguro era la única persona que estaba a salvo de los regaños y el mal carácter de Alexandre.

-Exacto, además creo que eres la indicada para el puesto, si no has salido corriendo significa que eres la persona correcta.

-Para ti es fácil -se quejó la castaña -tú eres la única persona que respeta, así que no sabes el horror que viven los demás.

Joseph le dio unas palmaditas en la espalda a la joven, parecía estar consolándola.

No podía imaginar al señor Grayson respetando a nadie. Su ego era tan grande como el planeta. Era extraño pensar que un hombre que exigía respeto de todos podía realmente respetar a alguien más.

-Vamos -dijo Elsa -se supone que debo asegurarme de que llegues a tiempo a la reunión -señaló a Joseph -me enviaron a recordarte que también debes ir -esta vez me señaló a mí -eres su asistente.

Mire el reloj, todavía estábamos a tiempo, acaso pensaba que había olvidado mi responsabilidad, eso jamás.

-¿De verdad? ¿Así que piensa que no puedo llegar a tiempo?

-Ya cumplí con mi trabajo, preciosa.

Me levanto rápidamente de mi asiento, tome un bolígrafo y unos documentos, estaba preparada.

-Gracias, no quiero terminar sin trabajo.

-He oído rumores de que tendrías suerte, si vuelves a trabajar después de ser despedido por el amo del mundo.

Mis ojos se abrieron como dos platos soperos, eso no era bueno.

-No subestimen el poder de Alexandre Grayson, es momento de irnos chicas.

Caminé con Elsa y Joseph hasta la sala de conferencias, para mi sorpresa, alguien se me había adelantado.

¡Laura!

Estaba sentada en la silla más cercana al asiento del jefe, de seguro quería impresionarlo con su belleza.

-Supongamos que alguien está más ansioso que tú por complacer al jefe -comentó Elsa.

Le mostré una sonrisa a mi enemiga, debía de ser hipócrita como ella.

No dije nada, encontré un asiento al final de la mesa y me escapé, lejos de esa víbora.

Elsa se sentó a mi lado, se veía muy relajada.

Obviamente, Joseph era demasiado dulce al lado de su sobrino.

Exactamente, a las diez, la gente comenzó a entrar y a llenar todas las sillas vacías hasta que quedó solamente una.

A las diez y cinco minutos exactamente, el señor Grayson ingresó a la habitación, congelando todo a su alrededor.

Todos nos levantamos de nuestros asientos y cuando se sentó, seguimos su ejemplo.

Me esforcé mucho por mantenerme fuera de su vista. Pero no lo suficiente, ya que todavía podía ver su rostro con claridad.

No estaba sonriendo y tampoco frunció el ceño. Parecía serio y concentrado.

Todos los demás le dieron sus comentarios y opiniones. El poder, el liderazgo y la autoridad eran suyos completamente.

Evite mirarlo, decidí centrarme en la vista del exterior, estaba nevando.

-Señorita Smith

Era como los comienzos en las novelas qué tentó leí: "La nieve comenzaba a caer, susurrando secretos..."

-Señorita Smith.

-Natalie -siseó Elsa, dándome en codazo en las costillas.

-Ouch, ¿qué?

Levante la mirada y Grayson tenía sus ojos clavados en mí, ese golpe me había dolido, solo esperaba que no me dejara ningún moretón.

Justo en ese momento me di cuenta de que todos me miraban con curiosidad.

Quería que la tierra me tragara en ese momento y me escupiera lejos de allí.

-No prestar atención durante su primera reunión, puede costarle su trabajo, señorita Smith, ¿lo sabía? -Hablo en tono burlón.

Sus ojos no se apartaron de mí ni un segundo.

Su traje negro de Dior, lo hizo ver más imponente y guapo de lo normal.

El mismo aire parecía tararear y chisporrotear con el poder de su presencia.

Mi pulso se disparó, yo estaba al borde de un paro cardíaco.

Estaba segura de que él no era consciente del efecto que causaba en mi persona.

-Lo siento señor. No volverá a suceder.

Me alegro de que mi tono de voz saliera calmado, al menos no tartamudee.

Todo quedo en completo silencio nuevamente.

-Señorita Ramírez.

Laura no dudó en responder.

-¿Sí, señor?

Su tono era dulce, incluso podía darle diabetes al jefe. Parecía un perrito faldero, meneando la cola al recibir atención.

Pobre tonta, no podía disimular esa sonrisa estúpida en su rostro.

-Cambie de asientos con la señorita Smith.

Laura, parpadeo, incrédula, no podía ocultar su decepción.

Laura se deslizó de su silla, Elsa me hizo señas para que me moviera, ya que yo estaba como pegada al asiento.

Me moví lentamente, como tratando de alargar el tiempo, no quería estar cerca de mi jefe.

Hubiera preferido quedarme donde estaba.

El hecho de que todos los ojos estuvieran puestos en mí, especialmente el del señor Grayson, me incomodo.

Tomé la silla de Laura.

De seguro, cuando terminara la reunión sería la comidilla del lugar.

Joseph se veía algo sorprendido, me mostró una sonrisa, luego me guiño un ojo.

A pesar del aire acondicionado, yo estaba muriendo de calor.

Sabía que todos en la sala estaban sorprendidos por la decisión del señor Grayson, aunque no lo dijeran en voz alta.

Laura me dedico una mirada asesina, como si quisiera matarme en ese instante.

Mi mirada volvió a Alexandre, quien seguía con la vista clavada en mi persona.

Su mirada me hacía sentir totalmente insignificante, pero también como la única persona en toda esta la habitación.

Cuando terminó la reunión, Alexandre Grayson se quedó sentado mientras todos los demás salían de la habitación uno por uno.

Quería escapar, me levante rápidamente de mi asiento y me acerque a Joseph, mi salvación.

-Señorita Smith, ¿a dónde va con tanta prisa?

Me giré bruscamente, tratando de evitar que mis manos temblara, lo tenía a unos metros de mí, levante la vista y nuestras miradas se encontraron.

-No prestar atención cuando hablo es una falta grave, para la próxima no lo dejaré pasar, espero le haya quedo claro.

Una sonrisa cruzó sus labios mientras se acercaba, cerrando la brecha entre nosotros.

-Es su trabajo permanecer a mi lado durante todas las reuniones de negocios y más allá, si es necesario, eres toda mía. De aquí en adelante, soy tu dueño, espero le quede claro.

Traté de no dejar que sus palabras llegaran a mí, pero esos penetrantes ojos verdes y el profundo estruendo de su voz me debilitaron las rodillas.

Estaba en muchos más problemas de lo que esperaba.

Mi cuerpo me estaba traicionando, incluso podía caer de rodillas a sus pies en cualquier momento.

            
            

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