Solo tenía tres años y era tan idéntica a su querido tío.
La pequeña quería caminar, así que la coloque en el suelo.
Continúe divagando con ella por la ciudad, no podía ir muy lejos.
El guardaespaldas nos seguía de cerca, en cuestión de minutos la pequeña vio algo interesante.
-Helado -murmuro -quelo.
Señaló con sus pequeñas manitas, la heladería frente a nosotros.
Mi mala suerte no podía ser peor.
-No, no tengo dinero, bebé, vamos a otro lugar, además eso no es bueno para la salud.
Ella se llevó las manitas a sus caderas, señaló nuevamente la heladería, era insistente para su tamaño.
-No podemos ir allí.
Alexandre no me había dejado ni un solo dólar, qué gran cuidador.
La pequeña utilizó su mejor arma, empezó a llorar desconsoladamente mientras señalaba la heladería.
Lily era una niña hermosa, rubia, con los ojitos azules, las personas empezaron a mirarme de mala manera.
-No llores, por favor, cálmate, sí.
Podía notar como sus ojos se volvían rojos, su carita se estaba empezando a hinchar, eso no era bueno.
"Mira qué tacaña -murmuro una mujer -viste de maneta ostentosa y no puede comprarle un helado a su hija, a qué punto hemos llegado"
Esto no podía ser posible, me molesté al escuchar los comentarios de las mujeres a mi alrededor.
Solo tenía 150 dólares, eso no era suficiente, mucho menos en un lugar como este.
No tenía otra opción, debía de comprar lo que esa pequeña deseaba, o estaría muerta.
Me doy por vencida y la llevé al interior del lugar, la pequeña se volvía loca mirando las cajas de helados, señaló uno de chocolate.
El hombre nos atendió gustosamente, me entregó los tres helados qué había pedido la pequeña.
Pague una exageración por cada helado, los ricos definitivamente no tenían límites, me senté con la pequeña.
La veía devorar el helado con mucha emoción.
Me había quedado sin un solo dólar, la pequeña tomo la taza con el helado de chocolate.
Estaba sumida en mis propios pensamientos.
Sentí como algo frío cayó sobre mí, mire mi vestido, la pequeña había derramado todo su helado en mi vestido.
Lo peor del caso, era que estaba derretido, ya que ella había tardado en comerlo.
-¡Oh, no! -Exclamé presa del pánico.
Traté de calmarme, pero todo lo que podía pensar era en que el precioso vestido estaba arruinado.
-No, no, no.
Este vestido valía cinco veces mi salario.
No podía darme el lujo de gastar una cantidad como esa, Catalina estaría en problemas por mi culpa.
La pequeña me miro preocupada, negué con la cabeza, ya estaba hecho.
Todo era culpa de ese imbécil, yo no sabía cuidar niños.
Él debía de pagar por este vestido, a fin de cuentas era su sobrina.
Minutos después mi teléfono empezó a timbrar, tomé a la pequeña y empecé a caminar de regreso.
Lo vi de pie al lado de su lujoso auto, me miro por unos segundos, luego su mirada volvió a la pequeña.
-Le diste helado, ha estado horas de la noche -me reprocho molesto.
-No soy experta en niños, señor, solo le di lo que ella me pidió, además mire mi vestido, está arruinado.
La pequeña subió al auto, sus manitas tenían chocolate todavía.
-¿Está pidiendo una compensación, señorita Smith?
-Sí, ni siquiera lo he terminado de pagar - murmuré con tristeza.
Se veía realmente molesto, baje la cabeza ante su intensa mirada.
No me importaba lo que me pasara, necesitaba un vestido nuevo para evitar que mi amiga fuera despedida.
-Ese es tu problema, nadie se viste tan elegante para cuidar de una niña, no eres tan inteligente como creí.
Sus palabras me molestaron, como podía decirme algo como eso, no era mi culpa.
Había cuidado de una niña por una hora aproximadamente y ni siquiera las gracias me había dado.
-Tienes muy mala suerte, además se nota que es un vestido barato.
Obviamente, él era rico y yo pobre, para mí era demasiado costoso.
Antes de que pudiera reaccionar, ya estaba en su auto, se marchó con total tranquilidad como si no fuera su problema.
Me quedé allí, algo aturdida, que le diría a mi amiga, el vestido era blanco, no había manera de repararlo.
Estaba realmente triste e infeliz, no era justo, porque carajos no me dijo nada, simplemente llevo a la niña.
Él simplemente se estaba aprovechando de mí, y del hecho de que no podía decir nada para defenderme.
Regrese al departamento con el ánimo por los suelos, Caty estaba sentada en el sofá, al verme se llevó las manos al rostro, asustada.
-¿Qué te sucedió? -Pregunto aterrada.
-La bebé derramó su helado sobre mí, estoy tan triste.
Mis ojitos se aguaron en segundos, mi amiga se levantó y se acercó a mí, me dio un fuerte abrazo.
-No te preocupes, no fue tu culpa, fue un accidente de acuerdo.
-Tu jefa estará enojada, vas a perder tu trabajo por mi culpa, trate de pedirle una compensación, pero me ignoro.
-No pasa nada de acuerdo, me inventaré una excusa, lo que sea.
Me desvestí y arrojé el vestido a la canasta de la ropa sucia.
Tenía tantas ganas de llorar, me sentía realmente indignada. Él no se cansaba de humillarme.
🌼🌼🌼🌼🌼🌼
Desperté irritada, Alexandre había cruzado la raya, quería golpearlo, pero eso no sería posible.
Quería sacar la ira en mi interior, ese hombre se había burlado de mí una vez más.
Me senté a la mesa, mi amiga me miró por unos segundos, luego se rio un poco.
-Hubieras visto tu cara ayer, cuando pensaste que irías a cenar con esos hombres adinerados.
-No me causa gracia -respondí molesta.
Ella me miró, luego negó con la cabeza, no parecía preocupada por el vestido.
-Hubiera pagado por verte de niñera, eso debió de ser muy gracioso, solo toma el lado bueno, preciosa.
-Me molesta que no me lo haya dicho con antelación, "mira debes de cuidar a mi sobrina, que tiene un carácter como el mío" quede en ridículo Caty, incluso yo siento pena de mí.
Mi amiga continuó riéndose, al menos ella no estaba tan triste como yo.
-Todo es culpa del señor Grayson, se está aprovechando de mí.
Replique molesta, seguía indignada.
-Realmente lo odio, es un completo imbécil.
Mi amiga me miraba en estado de shock, como si hubiera dicho un insulto de los peores.
-¿Cómo puedes decir algo como eso? Incluso yo tengo celos de ti, puedes estar a centímetros de su cuerpo, ese hombre es tan caliente, incluso yo desearía estar en su cama.
Negué con la cabeza, lo sabía, ella estaba loca por él.
-No es tan sexi como aparenta en las revistas -mentí descaradamente.
-Mentirosa, sé que por dentro, mueres por tocarlo.
-Solo me concentro en mi trabajo, es mi jefe.
-Un maestro del engaño. Eso es lo que eres Natalie.
Se veía escéptica, no creía nada de lo que le decía.
-¿Así que eres inmune a todos sus encantos? ¿No te atrae ni un poquito? ¿No te gustaría un poco de él?
-Siento decepcionarte, cariño, ese hombre no es de mis gustos.
-Eres una mentirosa, Natalie, estoy segura de que no quieres decirme la verdad.
Le mostré una sonrisa divertida, ella me miraba con detenimiento.
-Simplemente, no quieres admitir que te sientes atraída por tu jefe, el guapísimo Alexandre Grayson.
-¡No me atrae mi jefe! -repetí nuevamente -¡Es mi jefe! Lo miro con respeto.
Incluso yo sabía que estaba mintiendo, hasta tenía sueños calientes con ese hombre.
-¿Dónde dice que no puedes mirar a tu jefe con deseo?
Definitivamente, no podía con ella, siempre ganaba las discusiones.
-En el manual que compre después de entrar a trabajar en ese lugar, no quería avergonzarme a mí misma por ser ignorante.
Estaba orgullosa de mí misma, había comprado un libro muy útil.
No lo había leído por completo, pero unas cuantas páginas era un avance.
-Bueno, pero no es un pecado mirar un poco.
-Eres un caso perdido.
Termine mi desayuno y me senté en el sofá, al fin un poco de tranquilidad, estaba lejitos de mi jefe.
Era fin de semana y quería disfrutar de la poca libertad que tenía.