Enamorada de un asesino
img img Enamorada de un asesino img Capítulo 5 V
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Capítulo 5 V

Nuestro tórrido y apasionado romance se hizo, entonces, poesía, una música delirante, una canción apasionada como las que yo entonaba con "Las golondrinas". Deliraba entre sus brazos, él me sometía a su vehemencia y deseos y yo no podía vivir sin él, lo necesitaba demasiado, ansiaba sus caricias, embriagarme con su aliento y contar, siempre, los latidos de su corazón. Me encantaban sus besos y quedaba eclipsada cuando me hacía suya, llevándome a las estrellas.

Suspiraba en mis noches de alcoba, ansiándolo y quería estar tan solo con él, disfrutando las mieles del erotismo en su máxima expresión conquistando todos mis rincones, hasta los parajes más distantes de mi sensualidad.

Fue cuando me llamó Müller. -Los directivos aprobaron tu demo, Pamela, ahora lo que necesito, urgente, es una canción inédita, una salsa audaz, sexy, sensual, diferente, algo que rompa los esquemas, que se salga del cuadro-, me dijo entusiasmado y eufórico.

¡¡¡Rayos!!! No había hecho canciones nuevas desde que rompí con "Las golondrinas" y además descuidé, por completo, la música por mis amoríos con Johnson. Él me sacaba de mis cabales, por supuesto. Tan solo pensaba en sus brazos grandes, sus bíceps, su sonrisa y me encantaba esa sensación de arder en las llamas de mis ansias de que me haga suya. Eso era frecuente todas las noches. Estaba perdidamente enamorada de él t era lo único que me importaba.

Abrí un pentagrama en mi laptop y traté de hacer alguna canción inspirada en Johnson, resumir mis sensaciones de estar con él, confesar mis sentimientos y graficar la emoción que tenía estando entre sus brazos, hundida en su pecho y él conquistando todos mis encantos, incluso las profundidades más extremas de mis entrañas. Le puse de título "Soy tuya" e hice la letra. Luego le inserté la música. Quería un despliegue de piano, timbales, tumbas, congas, trompetas, saxo y trombones, algo muy completo como eran las sensaciones que tenía con ese hombre. La tarareé entusiasmada, chasqueando mis dedos y me gustó. La imprimí de inmediato, me puse un jean, zapatillas, una camiseta verde sin mangas y sin peinarme fui literalmente corriendo a la disquera de Müller.

Fuimos de inmediato al estudio de grabación y me senté frente al órgano eléctrico. En el conservatorio aprendí a tocar las teclas a la perfección, también sabía ejecutar la guitarra, la trompeta y algo de batería. Yo era multifacética en la música. Por eso no me era difícil crear canciones.

-Quiero algo audaz-, me insistió Müller. Él estaba con su secretaria. Ella me seguía mirando con sorna. Yo le caía mal.

-"Te busco en mis sueños/ para seguir viendo tu risa/ porque te deseo/ y no puedo vivir sin tus caricias.

Quiero estar día y noche dormida en tu cuerpo/ acariciarte/ y descubrir uno a uno tus secretos íntimos/ de hombre.

Duermo soñando en ti/ en tus ojos, tu risa, tus brazos, tus manos/ y soy feliz/ siendo tuya y besando tus labios.

Estas siempre metido en mí/ soy tuya/ y día noche te deseo con locura/ llenándome mis vacíos de amor y frenesí"-

Müller ensanchó una larguísima sonrisa. Miró a su secretaria y los dos asintieron satisfechos. -Es exactamente lo que yo quería-, frotó los manos excitado el dueño de la disquera.

-¿Cuándo grabamos la canción?-, me entusiasmé.

-Primero hacemos la música. Tengo una orquesta disponible, luego grabamos esta misma semana tu voz en una pista, hacemos un clip, aquí en el estudio, y finalmente haremos el disco, aunque la idea es colgarla antes en las redes, en los portales-, brincaba él de gusto. Yo lo único que quería es que mi disco tuviera éxito y se hiciera viral.

Firmamos un contrato que me comprometía a hacer el clip y las ganancias, en caso de tener éxito, serían compartidas con la disquera que a su vez, se responsabilizaba a a sufragar los gastos de orquesta, escenario y grabaciones. -Si todo resulta bien, como es lo que espero, firmas un contrato de exclusividad con nosotros, Pamela-, decía Müller revisando el contrato que acababa de rubricar para el disco que había presentado. La disquera igualmente se encargaría de la promoción de la canción y me harían presentar como la nueva diva de la salsa. Me tomarían fotos para la promoción y me harían aparecer como una chica atrevida pero frágil. Eso fue lo que me dijo Müller.

Estaba feliz. Al fin mis sueños se hacían realidad. Haría un disco, el clip lo verían en la televisión y en las webs y se escucharía en portales, los cables, los canales abiertos de la televisión y emisoras. Apenas llegué a casa, llamé entusiasmada a Johnson, incluso le grité en el móvil de que todo había salido de maravillas, sin embargo a él lo escuché en la otra línea demasiado apagado y tétrico, incluso su voz parecía un tosido horripilante, igual a un bufido. En efecto, parecía un ogro delante de su víctima, dispuesto a devorarlo entre sus fauces o retorcerle el cuello con sus manos.

-Es mal momento, Meliha-, fue lo único que me dijo y entonces ¡bum! escuché de repente una explosión en el móvil. Me aterré. -¡¿Mi amor?! ¡¿Mi amor?! ¡¿Mi amor?! ¡¿Mi amor?!-, empecé a repetir asustada, pero luego el celular se apagó y quedó una larga estática perforando mis tímpanos.

Todo el día estuve llamándolo, mandándole mensajes de texto, enviándole emojis y tratando de comunicarme con él, pero jamás me respondió. Empecé a tener un miedo descontrolado e intenso.

Fui de mañanita para el ensayo con la música del clip. -Los arreglos están formidables, me dijo Müller, ¿tú misma haces la música?-

-Estudio en el conservatorio musical-, arrugué coqueta mi naricita.

-Vaya-, se admiró él.

En medio de los ensayos me llamó Johnson. -¡¡Muy bien, preciosa, sabía que ibas a triunfar como cantante!!-, me dijo. Ahora estaba febril y entusiasmado.

-¿Qué pasó ayer?-, estaba yo, sin embargo, preocupada.

-Un trabajito complicado, je je je, un tipo falso, pero eso no importa, je je je, ya está hecho, todo salió bien, ahora lo que debe salir bien es tu canción-, él ahora una fiesta. Supe entonces, en ese instante, que algo no iba bien. ¿Trabajito? ¿tipo falso? ¿ya está hecho? Mi cabeza se llenó de truenos reventando una y otra vez, demoliendo mis sesos.

                         

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